Este es mi primer intento de escribir un fanfic. Por favor, no sean muy duros J

Como siempre, Xena y todos sus personajes pertencen a Reinascensses Pictures y esta historia no pretende infringir ningún derecho de autor.

Dedicado a todos los Sudakis, gracias panitas por su amistad!!!

Si tienes algún comentario, escribeme a [email protected]

 

Amistad

 

Era una batalla más. Xena y Gabrielle, luchando codo con codo para proteger a los habitantes de una pequeña villa. Algunos bandidos pasaban por esa zona y decidieron que debían abastecerse de provisiones, de la manera ruda. Por suerte, nuestras heroínas estaban cerca de esa villa, una escala en su largo viaje.

A pesar de superarlas en número, Xena tenía muy bien controlada la situación, y Gabrielle no se quedaba atrás. Pero de repente, Gabrielle tropezó y cayó. Estaba a punto de ser atravesada por una espada, cuando una figura familiar apareció justo entre ella y su atacante. El hombre sólo pudo ver el puño llegar.

Xena estaba a punto de ayudar a su compañera, cuando esta de repente levanto el báculo, como si fuera a golpearla, pero en cuestión de segundos Xena se da cuenta que Gabrielle atrapó una flecha dirigida a ella.

- Estas mejorando - dijo Xena.

- He estado practicando - dijo Gabrielle con una de sus enormes sonrisas.

La batalla llegaba a su fin. Por supuesto, la Princesa Guerrera derrotó a los chicos malos y la villa quedaba a salvo. Sólo alguien no parecía muy contento con lo que acababa de presenciar. En una colina cercana, un muy molesto Ares observaba la situación.

- Debe haber alguna forma… - decía para sí

Entonces, observó a Gabrielle. Era obvio que gran parte de su problema era esa rubia irritante. ¿Cómo sacarla del camino? Si no fuera por ella, ya Xena hubiera vuelto a su lado. Ella era la que mantenía a la oscura guerrera bajo control. Y lo peor es que Xena era capaz de dar su vida por esa niña. Esa amistad que tienen es la que echa todo a perder.

- Amistad… si hubiera alguna manera…

De repente, una luz se hizo en los ojos de Ares. Esto, por supuesto, no presagiaba nada bueno. Sus labios mostraron una maléfica sonrisa, y luego desapareció.

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- Es una suerte que el posadero nos permitiera quedarnos sin pagar nada - decía Gabrielle mientras se recostaba en la cama cerca de la ventana.

- Dijo que era lo mínimo que podía hacer por nosotras, además no teníamos más dinero - dijo Xena mientras dejaba sus armas a un lado de su cama.

- Cierto, además, no me sienta nada mal dormir en una suave cama.

- No es que tú tengas muchos problemas para dormir - dijo Xena burlona.

- Muy gracioso, guerrera.

- Ya vamos a dormir - dijo Xena ya acostada en su cama

- De acuerdo, buenas noches, Xena

- Buenas noches, Gabrielle

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Dicen que los sueños son una forma que los Dioses usan para comunicarse con nosotros, y esta vez no fue la excepción…

"¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? ¿Estoy soñando? Sí, es un sueño… pero estoy consciente de que es un sueño ¿cómo puede ser? Un momento… yo conozco este lugar… es la villa que acabamos de ayudar… es la batalla… ahí estoy yo… y allá esta Xena… Ya recuerdo, este fue el momento cuando caí y ese soldado casi me atraviesa con su espada… Ahí llega Xena, siempre a tiempo… ¡¡¡XENA!!!!! ¡¡¡Por los Dioses, una flecha!!! ¡¡¡No, eso no sucedió así!!!! ¡¡¡Yo detuve esa flecha!!! ¿Qué significa todo esto? ¿Es esto lo que hubiera sucedido si no la detengo? Esto no hubiera sucedido en un principio si no me hubiera tropezado. Eso es. Esto es lo que puede pasar… por mi culpa."

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- Gabrielle ¿qué te sucede? Vamos, despierta

- ¡Xena! ¿Qué sucede?

- Estabas teniendo una pesadilla - la voz de Xena sonaba preocupada

- ¡Ah! No te preocupes, estoy bien. No me sucede nada - mintió la Bardo - Gracias por despertarme

- ¿Estas segura que estas bien?

- Sí Xena. Estoy bien, no te preocupes por mí (ya te preocupas demasiado)

- Bien. Vuelve a dormir. Nos iremos temprano en la mañana.

- Sí. De acuerdo.

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"¿Será acaso que los Dioses me muestran una señal del futuro? ¿La muerte de Xena por mi culpa? No, no puedo permitir eso. No puedo."

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De vuelta en el camino…

- Gabrielle, caminas muy lento ¿qué te sucede?

- Nada Xena, sólo pensaba un poco… sobre un próximo pergamino, sí, un pergamino

- Ya veo

Xena sabía que algo malo sucedía. No era normal que Gabrielle estuviera tan callada. "Bueno, seguramente en algún momento me lo dirá… un momento… algo extraño pasa aquí… siento que mi piel se eriza"

De repente, un grupo de hombres sale de las sombras del bosque.

- ¡Gabrielle, cuidado!

- ¿Xena?

Xena atacó a los tres primeros, pero los otros dos fueron directamente hacia Gabrielle. Ella estaba totalmente descuidada y rápidamente los hombres la desarmaron. Estuvieron a punto de atravesarle con sus espadas, cuando Xena de un salto la liberó de esos rufianes.

- ¡Gabrielle, levántate!

Aun los otros tres estaban de pie. Xena pudo controlarlos, pero Gabrielle estaba inmóvil. Xena logró poner a todos fuera de combate, y en ese momento se dirigió a Gabrielle.

- ¡Gabrielle! ¿En qué rayos estabas pensando?

- Lo siento Xena. No sé que me sucedió.

- ¡Pues trata de que no vuelva a suceder!

- No te preocupes - unos ojos verdes muy afligidos - no volverá a suceder.

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Esa mañana Xena se levantó temprano, como siempre. Pero algo no estaba bien… Gabrielle no estaba allí. Sólo una nota.

"Xena, para cuando leas esto, ya estaré lejos de aquí. Me he dado cuenta de que soy un peligro para ti. No deseo que por mi culpa algo malo te pueda suceder. Eres lo más importante para mí. Prefiero que sigas sola. Y por favor, no vayas a buscarme. Gabrielle"

El azul de los ojos de Xena de repente palideció. "Esto no puede ser verdad" De repente, esa extraña sensación…

- Vaya, vaya. Así que por fin tu pequeña amiga te abandonó.

- Ares, no es el momento ni el lugar.

- No sé porque te molestas. Es obvio que ella no desea continuar contigo. Se ha dado cuenta del estorbo que era.

- ¡Gabrielle no es ningún estorbo! - Xena miraba con furia a Ares, el azul más oscuro que de costumbre.

- Bien, si eso es lo que piensas ¿por qué no vas y se lo preguntas?

Ares desapareció en una nube de luz.

- Eso es precisamente lo que voy a hacer.

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Xena cabalgó con rapidez. Sabía que Gabrielle le había sacado mucha ventaja. Se enteró por el grupo de hombres que encontró más atrás, que Gabrielle había conseguido tomar una barca que iba río arriba. Regresaba a casa.

Argo corría como el viento, era necesario llegar hasta ella. Tenía que decirle que no se fuera, que la necesitaba a su lado, que necesitaba a su amiga, su mejor amiga. Cabalgó un gran trecho, y de repente, ahí la vio, unos metros más adelante.

- ¡Gabrielle! ¡Por favor espera!

- ¡Xena! ¿Qué haces aquí?

- No creerás que iba a dejarte huir tan fácil - dijo Xena con una pequeña sonrisa en sus labios, tratando de suavizar el momento.

- Lo siento Xena. No pienso regresar, por favor déjame - la Bardo hacía un gran esfuerzo por ocultar sus lagrimas.

- Pero Gabrielle, no entiendo. ¿Por qué?

- Porque mientras más lejos este de ti, más segura estarás. ¿Qué acaso no lo ves? Para lo único que sirvo es para ponerte en peligro.

- Pero Gabrielle, ya hemos pasado por mucho juntas, sabes que no eres una carga para mí. Eres mi amiga y…

- Exactamente. Por eso es que me voy. Como amigas que somos, entenderás que lo que menos deseo es que algo te pase por mi culpa. Así que no digas más.

- Pero… - ahora era Xena la que trataba de no llorar.

- Sin peros Xena. Déjame ir. Será mejor para las dos.

Xena simplemente se quedó allí, sin poder decir nada más. La mujer que caminaba adelante, su amiga, la abandonaba… y no entendía, no quería entender. De repente, dio la vuelta. "Bien, sí eso es lo que quiere. No voy a obligarla. Ella ya es toda una mujer y puede tomar sus propias decisiones" Xena sabía que era así, pero cómo deseaba que fuese mentira.

Mientras tanto, Gabrielle se alejaba. Lo había hecho. Había abandonado a su mejor amiga. Pero era lo mejor. Al menos eso quería creer. Ahora ambas estarían bien. Ella volvería a su hogar y Xena continuaría con su viaje en busca de la redención. "Todo estará bien ¿verdad?" La Bardo entonces empezó a llorar.

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"Bien, la primera parte del plan ha funcionado. No me imaginé que esa rubia fuera tan tonta como para creer en ese sueño 'provocado' jajaja. Ahora que tengo el camino libre, ya nada impedirá que Xena vuelva a mí. Nada"

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La Guerrera cabalgaba solitaria. Su mirada azul perdida en algún punto del camino. Se había acostumbrado tanto a su presencia. Aun continuaba en su camino, ayudando a las personas que encontraba, pero una sombra estaba siempre pendiente de ella. Ares no había dejado de molestarla ni un solo día. Le recordaba a cada momento que su destino no era este de ayudar a los pobres campesinos, era mucho más. Poder absoluto. Conquistas. La Destructora de Naciones. Ahora Gabrielle no estaba para recordarle su verdadero camino. El Dios de la Guerra lo sabía, y lo usaba a su favor. La Guerrera ahora se encontraba muy confundida.

"No puedo darme el lujo de caer ante Ares. Ya yo no soy la que antes fui. Aquel monstruo ya no existe. Gabrielle me mostró el camino… Gabrielle…"

"No te dejes engañar Xena. Tu 'amiga' te abandonó. Ella no es tu camino. Yo soy tu camino"

"No es cierto. Tú no eres mi camino. Ya yo no soy la Destructora de Naciones. Esa Xena murió hace mucho tiempo"

"No Xena. No está muerta. Sólo está dormida esperando resurgir para tener el mundo a sus pies"

"El mundo… a sus pies…"

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Gabrielle ahora estaba con su familia. Sus padres no pudieron ocultar su alegría de verla… sin Xena. Hacía mucho tiempo que su hija se había ido tras esa mujer. Su padre nunca le perdonó eso a la guerrera. Pero eso ahora no importaba, Gabrielle había vuelto… ¿para quedarse?

- Sí padre, vine para quedarme.

- Me alegra mucho escuchar eso Gabrielle - dijo su padre, sin ocultar su felicidad - ahora esta toda la familia reunida y volveremos a ser felices. Una verdadera familia.

- Sí… una familia…

- ¿Qué pasó con Xena, hija? - se atrevió a preguntar su madre

- ¡Ella no importa! - contestó su padre - lo que importa es que nuestra hija ha vuelto.

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Había pasado poco menos de un invierno desde que Gabrielle se separó de Xena. No había vuelto a escuchar nada de su amiga. Ni siquiera sobre sus actos heroicos, nada. Es como si Xena simplemente hubiera desaparecido. ¿Qué había pasado con ella? Se preocupó. Sintió dentro de ella que algo no estaba bien. Pero ¿qué podía hacer? Xena podía estar en cualquier parte en este momento. ¿Habría hecho bien al dejarla? Casi no había podido dormir, no dejaba de pensar en ella. ¿Y si le pasaba algo? No. Xena sabe defenderse muy bien sola. Posiblemente a estas alturas ya habrá encontrado a otro compañero de viaje. Ese último pensamiento no le gustó. "Ella" era la compañera de viajes de Xena, no cualquier otra persona. Pero ya era muy tarde para lamentarse.

Tan concentrada estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta del alboroto que había en las afueras de su casa. De repente escucho una voz conocida fuera de su cuarto… ¿Joxer?

- Gabrielle, ven. Un amigo te busca - gritó su hermana.

- ¿Sí? ¿Joxer? ¿Qué haces aquí?

- Gabrielle - Joxer estaba muy preocupado - tenemos un grave problema

- ¿Qué sucede? ¿Le pasó algo a Xena?

- Sí, definitivamente le paso algo

- ¡Habla de una vez! - la voz de Gabrielle se quebró al escuchar eso.

- Xena… - Joxer no sabía por donde empezar - ella ha atacado varias villas a tres días de aquí.

- ¿Qué? ¡Eso no puede ser! ¡Xena no hace eso!

- Pues es la verdad Gabrielle, desde hace un tiempo para acá estuvo reorganizando un pequeño ejercito. Luego me enteré que tu ya no viajabas con ella y pensé en venir a buscarte. Creo que eres la única que puede detenerla.

- ¡Por los Dioses! Esto no puede ser - dijo Gabrielle, desconcertada - "Será posible que al alejarme de ella, haya vuelto a surgir su pasado. No, no puede ser"

- Gabrielle ¿qué piensas? ¡Vamos!.

- Sí. Vamos

- ¡Nadie sale de esta casa!

- ¡Padre! - gritó Gabrielle

- ¡No vas a volver con esa mujer Gabrielle!

- Lo siento, padre, ella me necesita. Es mi amiga y no puedo dejarla sola.

- Pero Gabrielle, no entiendes que debes estar al lado de tu familia.

- Tú mejor que nadie sabes que yo los quiero con todo mi corazón. Pero ahora, Xena me necesita y no voy a abandonarla.

- ¡Si sales por esa puerta es mejor que no pienses en regresar! - el padre de Gabrielle estaba lleno de ira.

- Entonces lo siento, padre. Me voy ahora mismo, vamos Joxer.

- ¡Gabrielle! - gritó su padre una última vez

Pero Gabrielle no se detuvo. Ahora su amiga había retomado su camino oscuro. No podía permitir eso, tenía que ayudarla. No podía dejar que todos estos años que pasó con ella, se perdieran así como si nada. Ella ya no era un monstruo. Tenía que detenerla.

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Ya llevaban más de dos días de camino. Gabrielle casi no había dicho palabra y Joxer no sabía que hacer para animarla un poco. Gabrielle tenía el rostro ensombrecido. No podía creer lo que estaba sucediendo.

- Gabrielle ¿puedo hacerte una pregunta?

- ¿Qué quieres, Joxer? - Gabrielle no estaba de humor para hablar

- ¿Por qué te separaste de Xena?

- Es una larga historia

- ¿Sabes? - dijo Joxer - No sé que pudo haber pasado entre ustedes para que se separaran, pero yo las he visto, ustedes son muy unidas. Estoy seguro que podrán arreglar cualquier problema que hayan tenido.

- No es un problema, Joxer. Me separé de ella… porque tenía miedo de que por mi culpa pudiera pasarle algo. Ella siempre está pendiente de mí, se arriesga por mí, soy un blanco perfecto para sus enemigos. Era mejor que me fuera, para evitarle tantos inconvenientes. - Gabrielle no podía ocultar su pesar.

- ¿No te has puesto a pensar en por qué hacia todo eso? Digo, protegerte y arriesgarse por ti. No sé, pero creo que para Xena, tu amistad representa mucho. Conociendo a Xena como la conozco, claro, tantas batallas juntos, me doy cuenta de que si no te hubiera querido con ella simplemente te hubiera mandado a casa hace mucho tiempo.

Gabrielle no hablaba. Joxer no lo sabía, pero había dicho algo que le llegó.

"En toda relación de amigos, siempre habrá problemas. Siempre habrá que hacer algún sacrificio, pero a la larga, estos problemas y estos sacrificios dan fuerza a la relación. Demuestran que a pesar de todos los contratiempos, aquellas personas destinadas a estar juntas, siempre lo estarán. No importan las distancias, no importan las diferencias, el poder de la amistad fuerte, un lazo tan puro, que en verdad debe considerarse un regalo de los dioses"

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Se escuchaban los ruidos de la batalla. A lo lejos, ojos azules observan, devorándolo todo. Una sombra un poco más atrás

- Lo ves Xena. Este es tu destino.

- Sí, Ares. Ahora lo veo todo más claro. Este es mi destino.

A unos metros del campo de batalla.

- ¡Vamos Joxer! Tenemos que ayudar a esta gente

- Gabrielle, espérame

En la colina.

- ¿Qué rayos es eso? ¡NO! ¿Ella otra vez?

- ¿Gabrielle? ¡GABRIELLE!

- ¡XENA! Regresa aquí.

En ese momento la guerrera comenzó su carrera hasta el pie de la colina. Iba directo al campo de batalla. No podía creer lo que había visto. Era ella, era Gabrielle, era su amiga. Xena corrió velozmente hasta llegar a sólo unos metros de la Bardo.

- ¿Gabrielle?

- ¿Xena?

- Ven conmigo, hay que salir de esta zona.

- Pero Xena…

- Ven conmigo.

- Xena ¿qué te ha sucedido? ¿Por qué haces esto?

- Gabrielle, estaba tan confundida, después de que te fuiste. No estaba segura de que hacer, entonces apareció Ares…

- ¿Ares? ¿Te dejaste convencer por él? Xena no puedo creerlo.

- Gabrielle, yo… yo no sé que decir…

- Xena, escúchame. Siento que en parte también fue mi culpa por haberte dejado así. Es que estaba tan asustada. No quería que te pasara nada por protegerme. Yo… - las lágrimas de la Bardo empezaba a salir.

- No te preocupes Gabrielle. También fue mi error dejarme llevar por Ares de esta manera. Pero estas de vuelta ¿Has venido a quedarte? - Preocupación en el rostro de la guerrera.

- Sí, Xena. He venido a quedarme

- ¡NO! - Se escuchó justos a sus espaldas

- ¿Ares? - gritó Xena

- No sabes lo que me costó lograr que Xena volviera a mi lado. Mi plan de alejarte era perfecto. No vas arruinarlo ahora.

- ¿Alejarme? - se preguntó Gabrielle - Eso es. Ahora recuerdo, aquel sueño. ¿Tú lo hiciste?

- Sí, y no vas a echarlo todo a perder.

- Eso es lo que tu crees, bastardo

- ¿Xena?

Xena estaba furiosa. Le dio un golpe a Ares que salió volando por los aires. Ahora, debían detener a su ejercito antes de que causara más daño. Xena y Gabrielle entraron en batalla, a ayudar a Joxer que ya había caído unas cuatro o cinco veces. Por suerte, Xena no había reunido a un ejercito tan grande y fue fácil de detener. A pesar de todo, no se había convertido en un monstruo. En unos momentos, la lucha había terminado.

- Esto no se quedará así Xena - decía un maltrecho Dios de la guerra - Yo volveré

- Chicas ¿están bien?

- Si Joxer - respondió Gabrielle

- Xena, me alegra de que seas tu de nuevo. La sola idea de enfrentarte ya me daba escalofríos.

- No lo dudo Joxer… eeeh Joxer… Gracias por buscarla.

- Ah no fue nada. Joxer el Poderoso está aquí para ayudarlas. Ahora voy a dar una vuelta por los alrededores para asegurarme que esta todo bien.

- Bien Joxer.

- Xena… yo…

- No Gabrielle. No digas nada. Lo único que se puede decir es gracias. Gracias por haber regresado y enseñarme de nuevo mi camino.

- Xena, te prometo que nunca más volveré a alejarme así, sin antes hablar contigo de nuestros problemas.

- Me parece muy bien. Y yo me asegurare que así sea - una gran sonrisa en los labios de Xena.

- ¿Por qué no lo dudo?

Y las dos amigas se alejaron de ahí. Felices de haberse reencontrado. Sabían que habían dado un paso más en su relación y que se habían hecho más fuertes. De nuevo, la amistad y el amor de dos personas, se abre pasó en la oscuridad para dejar salir toda la luz dentro de ellas.

FIN

 

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