Los personajes de
Xena,Gabrielle,Ares,Salmoneus,Hecuba,Herodoto,Lyla,Pérdicas y Argo pertenecen a
Renaissance Pictures/MCA
Universal y han sido utilizados sin ánimo de lucro.El resto de los personajes son míos.
Nota:Los párrafos señalados con doble asterisco,(**) al principio de cada capítulo son
fragmentos de canciones,(Bunbury).Los no
señalados son de mi invención.
Quiero dedicar esta historia a Fran,quien siempre me muestra su apoyo en cada cosa que
hago por pequeña que sea y porque es el
protagonista de casi todas las cosas buenas que me pasan,y a mi madre que cree seriamente
que estoy loca, pero le encanta.
e-mail: [email protected]
Infinito Por :R. Pfeiffer.
"Mi amor por ti es infinito,como lo es el viento,como lo es el tiempo".
I Sombras.
"Cuando quieras encontrarme de nuevo estaré entre las sombras,sólo con oír
tu voz me tendrás a tu lado.Pero creo que no volverás a repetir mi nombre y
yo maldigo tu boca y te maldigo a ti,a tu sangre y hasta el aire que respiras sin
querer compartirlo conmigo.Maldigo tus sueños si no estoy en ellos."
Una ligera brisa apareció de repente,moviendo despreocupadamente los morenos cabellos de
la
guerrera.Estaba rodeada de muerte y se sentía extraña.Su corazón latiendo pausado,como
si hubiera dejado de sentir cualquier
cosa.Se sintió a sí misma pestañear con cierto abandono,sin prisa,había algo que no la
dejaba respirar,dio la vuelta sobre sí
misma mirando lo que la rodeaba pero sin verlo realmente.Se preguntó que era el
destino,si existía y si ella algún día podría
controlarlo...Se preguntó por qué este día era tan malditamente extraño...
Ella estaba absorta,mirando a su alrededor,con el corazón abatido,con las palabras
muertas incluso antes de llegar a su
garganta.Cerró los ojos un instante,sólo un brevísimo instante,no quería perder de
vista a Gabrielle.Apretó las mandíbulas para
reprimir el intenso ansia de llorar que le sobrevino,hacia tanto tiempo,ni siquiera lo
recordaba,que sus ojos habían llorado...Se
juró a sí misma que no vería de nuevo la luz del Sol si era capaz de derrumbarse,nunca
rendirse,nunca.Se mordió el labio con
tanta fuerza que se hizo la sangre,la tragó y le supo tremendamente amarga.
El humo aún rondaba sus cabezas,y las cenizas,en brazos de la brisa,tomaban su propio
rumbo.Pensó en decirle algo a
Gabrielle,pero seguramente,y sólo en el caso de que se reencontrara con su voz, sus
palabras serían torpes,como siempre lo
habían sido.En el transcurso de unos minutos Xena había notado el cambio gradual en el
rostro de su amiga,a cada momento
endureciéndose como el acero,perdiendo todo vestigio de luz en los ojos,a cada momento
había notado su propio impulso de
acercarse.Pero Gabrielle ya no la necesitaba,no necesitaba nada que ella pudiese
ofrecerle,ni tan siquiera compasión.Ni una
sola vez Gabrielle había levantado la vista hacia ella,no parecía importarle lo más
mínimo que Xena estuviera allí,erguida en
frente suyo,con el alma partida en dos como la tenía ella.
A Xena le pareció que no podría jamás deshacerse de aquel nauseabundo olor a piel
chamuscada y a muerte.Aunque lo
intentó,no pudo evitar reconocer todas las remembranzas que aquello le traía,el fuego,la
destrucción,la superioridad.Le era tan
familiar que se sintió culpable.Se pasó una mano por la cara,se frotó la frente con
desesperación.Miró a Gabrielle,aún de
rodillas,con la cabeza de su padre sobre los muslos,afanada en la inservible tarea de
limpiarle la sangre que se empeñaba en
salírsele de la boca.Todos estaban muertos."Todos los que una vez amé",como
había dicho Gabb.
Por una maldita casualidad habían llegado a la aldea a tiempo para ver la
masacre,Gabrielle se había empeñado como si
realmente temiera que algo espeluznante estuviera a punto de pasar.Demasiado tarde.
Xena supo que ése era su sino.
De repente,Gabrielle se levantó y echó a correr en dirección a su antigua morada,de la
que ya no quedaba apenas nada en
pie.Xena la oyó gritar el nombre de su hermana antes de echar a correr a su vez hasta
alcanzarla e impedirle que entrara en el
ruinoso habitáculo.Xena la agarró de un brazo y tiró de él hacia atrás.Gabrielle se
revolvió,pero la guerrera la sujetó firmemente
hasta crear un cerco con sus brazos y su peto.La bardo dejó de forcejear y sobrevino un
profundo silencio que sólo Gabb se
atrevió a romper.
-¿Qué se siente,Xena?.
Xena se sorprendió.No supo bien si fue por la inesperada pregunta o por el tono sombrío
con que Gabb la formuló.
-Dime qué placer se siente haciendo tanto daño-prosiguió la bardo-Eres la única
persona que puede hacérmelo entender.
Xena cedió en su abrazo,incapaz de contestar,incapaz de hacer cualquier cosa.Gabrielle se
dio la vuelta para mirarla
directamente a los ojos.
-Sí,ya sé...,-dijo Gabb con increíble ligereza-tú ya no eres así...
Gabrielle levantó una mano cuando Xena intentó abordarla una vez más.
-Nada de lo que digas o hagas servirá de nada,ahora soy yo en vez de tú quien lleva todo
el dolor del mundo
dentro,creo...-sonrió dolorosamente-empiezo a creer que es cierto...
-Daría mi vida porque esto no hubiera sucedido nunca-contestó la guerrera.
-Lo sé,pero no es suficiente.
-Dame una esperanza-pidió Xena.
-A ti te lo he dado todo y más,te he dado incluso lo que no poseía.
-Voy a llevarte lejos de aquí...
-¿Para qué?,tú no has podido olvidar,cuanto más te apartabas más cerca estabas de
caer.
-...quieras o no quieras-replicó la guerrera firmemente ignorando la respuesta de Gabb.
Gabrielle la observó,entrecerró los ojos como si hubiese descubierto algo de repente.Se
acercó a Xena y le tocó el labio
inferior.
-Tiembla-anunció con sorpresa-Estás temblando.
Xena le apartó la mano,pero la mantuvo asida a la suya.
-Es por mí,¿verdad?.¿Qué has visto en mí,Xena?,¿tu propio reflejo,quizás?...
Xena se dedicó el resto de la tarde a la ardua tarea de enterrar los cuerpos que habían
quedado lo
suficientemente enteros para ello.Gabrielle se había quedado al margen y durante todo
aquel tiempo había permanecido de
rodillas,alzando plegarias,hablando para sí.Xena se había dado tanta prisa que había
terminado realmente agotada,con el
cuerpo empapado de sudor y los músculos doloridos de tanto cavar.
Después del corto funeral,Xena trajo a Argo y se llevó a Gabrielle del lugar de su
tormento.La bardo no había puesto ninguna
objeción a nada de lo que Xena había hecho tras su corta conversación.Montó detrás y
abrazó a la morena por la
cintura,como siempre había hecho.
Cuando llegó la noche,ambas mujeres habían acampado y hecho una fogata.Todo en completa
circunspección y en un
ambiente en el cual hasta respirar se había convertido en una difícil empresa.Xena se
acercó a Gabrielle y la tomó de la
mano,sentía ganas de abrazarla.Incluso mientras cavaba las fosas no había pasado un solo
instante sin que pensara en como
ayudar a Gabrielle,en cómo darle la vida de nuevo.
Gabrielle dio un paso atrás,dejó que su mano resbalara de la palma de la mano de Xena
suavemente.Tragó saliva,Xena
presumió entonces que Gabb se preparaba para decir algo importante.La bardo torció la
cabeza a un lado y habló sin mirar a
su amiga.
-Todos estos años,en esas ocasiones en que no marchaba todo tan bien como cabía
esperar,encontré consuelo entre tus
brazos,en tus palabras que,sin llegar a ser proféticas,tenían el don de suavizar mi
alma.A decir verdad,en ti encontré todo lo
que busqué con ahínco,incluso...-carraspeó-incluso el amor.
Xena abrió los ojos tanto como sus párpados se lo permitieron,implícitamente notó como
se entreabrían lentamente sus
labios,otra consecuencia más de su asombro.Gabrielle se volvió para contemplarla.
-¿Sorprendida?-continuó la rubia,que no parecía estar afectada lo más mínimo ante la
cruda revelación de sus
sentimientos,todo lo contrario que Xena,que no lograba recobrar su famosa compostura-.Y
estoy segura que toda la culpa la
tienen tus ojos-sonrió levemente,pero aún así se pudo comprobar la profunda tristeza en
su gesto-.Siempre me he preguntado
dónde demonios habías aprendido a hechizar de esa forma con tan sólo una mirada.Una
sola bastó conmigo y me lancé a
conquistar el mundo que había detrás de esos ojos,sin saber que me quedaba demasiado
grande...
Xena intentó hablar,pero nuevamente Gabrielle se lo impidió levantando la palma de la
mano hacia ella.
-Déjame terminar,por favor,o no podré hacerlo nunca...¡Oh,dioses!,no te atrevas a
decirme que ni tan siquiera lo
sospechabas,todos,Lyla,incluso mi padre sabía que eras lo primero para mí.Imposible de
ocultar-por primera vez aquel
día,Gabrielle permitió que una sola lágrima rodara por su mejilla-No me preguntes por
qué,ni tan siquiera desde cuándo,sólo sé
que desde que te ví y por primera vez en mi vida sentí la necesidad de poseer algo por
completo...,dime...,-soltó un ligero
suspiro antes de continuar-...dime si he logrado tener algo de ti...
-Has logrado mucho más que eso.
Gabb la miró y sonrió con desdicha.
-Eso es un consuelo,puesto que a cambio te he entregado mi vida por completo.Eso es más
de lo que merecías,en
realidad.¿Por qué nunca hemos hablado de nuestros sentimientos?,¿por qué ahora,cuando
ya no hay esperanza?...
Ambas se miraron,en silencio.
-No son tus palabras,ni tu confesión lo que me hace sentir miedo,sino el porqué-dijo
Xena y suspiró antes de formular la
siguiente pregunta-Estás pensando en alejarte de mí,¿no es cierto?.
-Sí.
-Ya lo has decidido.
Gabrielle asintió y Xena palideció.
-No quiero que te alejes de mí-confesó Xena en voz baja.
-No se trata de ti,Xena,sino de mí,sólo siento ganas de abandonar...
-Eso es exactamente lo que hubiera hecho yo en tu lugar-soltó la guerrera-No te
conviertas en lo que un día fui.
-Si algo estaba claro desde el principio era que acabaría amoldándome a ti,aunque te
esforzabas, era algo que escapaba a tu
control.Tú eres la del carácter fuerte y yo la débil.No era difícil suponer quien
ganaría esta batalla.
-Nunca has sido débil.
-Quizás no del todo,pero lo suficiente para asimilarte...
-Tú me salvaste.
-No es cierto,¡maldita sea!.Te recuerdo que fue Hércules quien te indicó el camino,ni
siquiera esa parte me corresponde a
mí.No necesitabas una compañera,tú no has necesitado a nadie en tu vida.
A pesar de la negrura,Gabrielle tuvo la certeza de que el azul de los ojos de Xena se
había congelado.
-Eso no es justo-dijo la morena entre dientes.
-Tal vez,pero injusto en todo caso para mí-contrarrestó Gabb con firmeza.
Xena se revolvió en su propio círculo,intentaba mantener la calma,pero los broncos
movimientos de sus manos evidenciaban
que no lo lograría.
-No importa lo que tenga que hacer,te ataré a un árbol durante días,semanas
incluso,hasta lograr que olvides esa aberrante
idea y te aseguro que no tendré compasión de ti.
-No puedes hacer eso.
-Espera y verás-Xena la miró con total desafío en los ojos.
-Ni por un momento dudes que lucharé con todas mis fuerzas.
-No esperaba menos-contestó la guerrera sin perder un ápice de fuerza en su voz.
Gabrielle se dio la vuelta con un bufido.
-¿Crees que no sé lo que intentas?-siguió Xena-La sed de venganza puede más incluso
que todo el amor que puedas sentir por
mí,más que tus propias convicciones...
-La venganza,Xena,-intervino Gabrielle cortando en seco a su amiga-es lo único que puede
darme algo de aliento para
seguir,tú sabes bien cómo funciona,sabes que viviré para ello,como viviste tú y como
vivió Callisto.Nunca lo entendí,pensaba
que tenía el poder de perdonar,pero qué equivocada estaba,sin embargo...,cuánta razón
tenías tú,y no sabes como odio
reconocerlo.
-Irás directa hacia una muerte segura.
-No-respondió Gabrielle a media sonrisa mientras negaba con la cabeza-no,no moriré,he
aprendido de la mejor.Soy capaz de
fingir lo que no soy...
-Como ahora,por ejemplo-interrumpió la morena.
Gabrielle sonrió.Xena trataba por todos los medios desalentarla,pero ella ya se había
dado cuenta hacía rato.
-¿Quieres venganza?-prosiguió la guerrera-.Yo te daré venganza,acabaré con
ellos,pondré sus cabezas a tus pies,derramaré
toda esa sangre que deseas ver correr...,si con eso consigo enmendar tu dolor...
Xena desenfundó su espada y la lanzó hacia Gabrielle que la recogió por la empuñadura
al vuelo.Sobre sus cabezas el ruido
estremecedor de un trueno anunció una inminente tormenta.
-¿Qué estás haciendo?-dijo relegando la espada a un lado mientras seguía con la mirada
a Xena,que ahora,de un talonazo
recogía una rama gruesa del suelo.
-Vamos a ver cuánto has aprendido de "la mejor"-Xena utilizó las propias
palabras de la bermeja para ponerla en evidencia.
-No quiero hacer esto.
Xena desestimó la petición de su amiga y se acercó a ella a grandes zancadas.
-¡Vamos!-la instó con furia-.Sé que lo deseas,igual que cuando murió Pérdicas...No
sabes qué hacer con esos sentimientos
que se agolpan dentro de tí y qué no sabes cómo espantar...
-¿Has oído lo que te he dicho?,¿me escuchas alguna vez?-gritó Gabrielle.
Xena le dio un golpe con la rama en el hombro,lo que hizo que Gabb
retrocediera.Seguramente el tiento le había dolido,pero la
bardo no hizo ningún gesto de lástima.Levantó la espada y la blandió por debajo de la
nariz de Xena.
-¿Te ha dolido,eh?-dijo ésta divertida,lo cual exacerbó más a Gabrielle.
Acto seguido,la guerrera golpeó con el pilote la espada consiguiendo casi que Gabrielle
la soltara.
-Tienes que aferrarla más fuerte-la instruyó Xena-.No es tu maldito cayado lo que estás
sujetando.
-Basta-anunció la bardo,cansada de aquel juego.
Xena se agachó y atizó los tobillos de Gabrielle,haciéndola caer hacia atrás.Oyó que
la rubia soltaba una indecente maldición y
sonrió al tiempo que la observaba incorporarse con celeridad.
Gabrielle levantó la espada y asestó una rápida embestida que fue anulada sin
dificultad por parte de la morena.Hizo otra
tentativa desde el ángulo opuesto,pero nuevamente la guerrera esquivó el empuje
fácilmente.Más intentos,más bloqueos.
-¡Vamos!-animaba Xena.
Gabrielle se estiró y echó los hombros atrás.Esta vez embistió con toda el brío de su
cuerpo,Xena puso el palitroque frente a
su cara y atajó el golpe,aunque tuvo que dar varios pasos atrás para seguir manteniendo
el equilibrio.Gabb sonrió ufana y se
dirigió nuevamente hacia la morena con nuevos ánimos.Xena dejó que se acercara un poco
para luego dar una voltereta y
aterrizar detrás de Gabb,que intentó darse la vuelta aunque una patada en su trasero
tuvo el efecto inverso,haciéndola caer de
bruces.La bardo se irguió tan pronto como pudo y fue en busca de la cimitarra que había
rodado algunos centímetros más allá.
-¿No sonríes ahora?-se oyó decir a Xena muy irónica.
Gabrielle le dedicó su mirada más austera.Las nalgas aún le escocían,pero estaba
decidida a no amedrentarse,así que
nuevamente dio varios pasitos hacia la morena,que la esperaba con su pertinaz media
sonrisa.Se paró justo en frente y le hizo
una señal a Xena con la cabeza para que atacase primero.La guerrera no la hizo esperar y
lanzó un inesperado ataque por el
flanco izquierdo que Gabb desvió con destreza,levantando la pierna y asestando un
talonazo alto al estómago de Xena.
-Vaya...-dijo ésta después de un ahogado ¡uff!.
-Ya basta-señaló Gabrielle.
-¿Por qué?,¿no te diviertes?.
-No.
-Pero aún estás furiosa.
-No lo estoy contigo-señaló la bardo.
-No es cierto,sientes cólera hacia todo el mundo,en realidad quieres hacerme daño,eso te
reconforta...
-De acuerdo-terció Gabb colérica-¿quieres que te haga daño?...
Nuevas acometidas volvieron a romper el silencio de la noche.Xena tiraba una y otra vez a
Gabrielle al suelo,pero ésta se
enderezaba deprisa.La espada pesaba demasiado y pronto Gabrielle tuvo los músculos de los
brazos amargamente
doloridos.Su furia seguía cegándola,pero desgraciadamente ésta no se traslucía en sus
cada vez más débiles acometidas.Xena
aprovechó un segundo en que Gabrielle bajó la guardia para golpearla una vez más,ésta
vez en un costado,lo que hizo que la
rubia se doblara de dolor.Xena se dio cuenta de que quizás la había golpeado demasiado
fuerte y se recriminó por ello.Dio dosDio dos
pasos adelante para acercarse a Gabrielle,que aún agachada,se dolía del mazazo.Gabb
observó que Xena se acercaba y casi
sin pensarlo levantó la espada sin moverse y la giró.
Supo que había cortado algo más que el aire,pues notó una suave resistencia.Se
incorporó de nuevo,a toda prisa y miró a
Xena,allí clavada en su sitio mirándola a su vez,con una expresión en la cara
indescriptible.Gabrielle sintió cómo se deslizaba la
empuñadura de la espada,la dejó caer y ésta rebotó un par de veces antes de posarse
definitivamente en el suelo.La guerrera
se llevó una mano lentamente al vientre.Gabrielle siguió el recorrido de su mano con la
vista y contempló a la tenue luz de la
hoguera como bajaban por el cuero sendos hilillos opacos.La mano allí puesta se
convirtió en una cascada por la cual rodaban
gruesas líneas de sangre.Gabrielle había abierto el cuero y atravesado la carne de
Xena.Las dos se miraron fijamente.La bardo
se sentía clavada al suelo.
Había deseado hacerle daño a su amiga,ni siquiera sabía lo que sentía en esos
instantes,viendo cómo su sangre se derramaba
resbalando por su cintura,hasta sus piernas.Xena parecía ignorar su precaria situación y
sólo miraba a Gabrielle como
queriendo grabar su rostro en algún lugar de su memoria donde aún no estuviera.Un ligero
contoneo adelante y atrás indicaron
que estaba a punto de desplomarse.Cayó primeramente de rodillas.La brusquedad del golpe
hizo que salpicara de sangre las
botas de Gabrielle,que se las miró un instante antes de devolver la última mirada a
Xena,que cayó sobre el terreno con el rostro
de lado.Gabrielle la vio pestañear una vez más antes de que cerrara los ojos
definitivamente.
Tras unos breves instantes,Gabrielle obligó a sus piernas a moverse.Llegó hasta Xena y
se arrodilló.El ligerísimo latido de una
de las venas del cuello de ésta le advirtió que aún seguía viva.Gabrielle empujó el
casi inerte cuerpo hasta ponerlo boca
arriba.Llamó a Argo.No tenía tiempo de hacer una camilla,así que con un tremendo
esfuerzo acarreó a Xena hasta la yegua.La
puso en pie pasando sus brazos bajo sus axilas e izándola.La colocó de bruces sobre la
grupa del animal,con medio cuerpo a
cada lado.Montó ella misma,cogió las riendas de Argo con una mano en tanto que con la
otra sujetaba a Xena firmemente por
la cintura para que no se escurriera.Arreó a la yegua e inició el galope en busca de
ayuda.
II Magia.
"Puedo otros mundos imaginar con los ojos cerrados y puedo en cambio al
despertar no ver nada"**
La lluvia hizo su aparición momentos después de que Gabrielle se pusiera en marcha.Lo
que en un
principio parecía una tenue llovizna se había convertido en una tormenta.Gabb se
dirigía ahora hacia un chamizo solitario en lo
alto de una cima.No lo habría visto de no ser por la intermitente luz de una vela a
través de una ventana.Gabrielle obligó a Argo
hasta casi extenuarla a subir por aquel pedregoso camino.La yegua se quejaba,pero
Gabrielle seguía espoleándola sin ninguna
compasión.La rubia se apeó del animal en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de la
cabaña.
Tocó en la puerta.No obtuvo ninguna respuesta.Volvió a aporrear la cancela con el mismo
resultado,un silencio absoluto.
-¿Hay alguien ahí dentro?-gritó-¡NECESITO AYUDA!.
-¿Quién es?-se oyó al fin,y a juzgar por la voz,pensó Gabrielle,parecía ser un
anciano.
-¡NECESITO AYUDA!-volvió a repetir,esperanzada.
-¡VÁYASE!-fue la fría respuesta.
Gabrielle se enfureció.
-¡ABRA LA MALDITA PUERTA O LA ECHARÉ ABAJO!.
Gabb percibió un extraño rumor desde el interior de la casa.La lluvia no la dejaba oír
con claridad,pero le pareció que el viejo
intentaba poner una traba a la puerta ante la amenaza de ella de echarla abajo . Gabrielle
dio unos pasos atrás y con la pierna
derecha y el hombro golpeó con furia la puerta tantas veces como fue necesario hasta que
la rancia madera cedió ante sus
ataques.Lo primero que vio la bardo fue al viejo dueño de la casa apartándose de ella
como de la peste.
-¿¡Por qué ha hecho eso!?-chilló el viejo.
-¡¡¡Cállese de una vez y ayúdeme!!!.
El anciano pareció dimitir de sus esfuerzos en contra de aquel vendaval de mujer,pequeña
a simple vista,pero más poderosa
que aquella tormenta que entraba ahora en su casa por el hueco de la ya inexistente puerta
en forma de agua.
Llegaron hasta la yegua y el viejo la ayudó a descargar el cuerpo de Xena.Entre ambos la
metieron en el interior hasta echarla
sobre el pobre camastro.El viejo se inclinó en seguida hacia la guerrera y observó la
lesión de su vientre introduciendo varios
dedos en ella.
-¿Puede hacer algo?-preguntó diligente Gabrielle.
-No lo sé-dijo fríamente el anciano.
Inmediatamente después,comenzó a desvestirla.Gabrielle tuvo que ayudarlo con las
hebillas,pues no sabía la forma de soltarlas.
"Está muy mal",lo oyó decir.Gabrielle estaba de espaldas.Era incapaz de ver la
herida de Xena.
-Ella sobrevivirá,siempre lo hace-soltó escuetamente.
El hombre la miró,ella aún estaba de espaldas,con lo cual no pudo ver la expresión de
compasión de él.Se incorporó y pasó
delante de la bardo.
-¿Adónde va?-dijo ésta.
-Prepararé un ugüento para desinfectar la herida,luego habrá que coserla.
Gabb observó el encorvado pero ágil cuerpo del hombre moviéndose por toda la
estancia.Supo,cuando lo vio sacar todas
aquellas hojas y especias,que el extraño olor de aromas mezclados que inundaban la casa
provenían de aquellas plantas que
tan bien parecía conocer.Aquel vetusto hombre debía de tener,a su juicio,más de ochenta
años,que se notaban sobre todo en
su cargada espalda y en los profundos pliegues de su cara.El pelo,completamente blanco,lo
había dejado crecer
descuidadamente y ahora tapaba la totalidad de sus hombros.El hombre levantó la vista y
la sorprendió espiándole.Gabb
apartó la vista prestamente.
-Dígame que podrá salvarla-su voz se tornó en súplica sin ella pretenderlo.
-¿Crees que puedo hacer magia?.Haré todo lo que esté en mis manos y luego sólo
quedará esperar.Parece una mujer
fuerte,quizás lo logre.
-No me das muchas esperanzas.
-Yo nunca miento,y te mentiría al darte esperanzas.He visto muchas heridas,y he curado
algunas,tantas como las que mis
hierbas han sido capaces de sanar.
Gabrielle lo miró nuevamente con interés renovado.
-¿Eres médico?.
-No.Simplemente ayudo a los que tienen la desgracia de caer heridos y que llegan a duras
penas hasta aquí.
-Sin embargo,a mí no quisiste ayudarme.
-No parecías estar herida-terminó de machacar aquel conjunto de hojas y se acercó
nuevamente a Xena para
aplicárselo-¿Querrías ayudarme?.
-No-contestó Gabb.El añoso hombre no insistió una segunda vez.
-Que grandes pueden ser los sentimientos de culpa,¿verdad?...-dijo en cambio.
Gabrielle lo miró y decidió ignorar sus palabras.
-Sé que harás todo cuanto esté en tus manos para salvarla,aún así,afuera está su
yegua-dijo Gabrielle-Es un animal
excepcional.Si ella muere...-por un momento se le atragantaron las palabras de sólo
pensar en esa posibilidad-... podrás
quedártela.Eso será suficiente para pagar tus servicios.
-¿Piensas irte ahora?-preguntó el viejo estupefacto.
-Ya nada me retiene aquí-fue la escueta respuesta que dio ella.
Dio unos pasos hacia delante antes de volver a pararse en seco.
-Siento mucho lo de tu puerta-confesó,y desapareció tras la cortina de agua y la negrura
de la noche.
Se alejó lentamente de la choza,luchando contra la mitad de su ser que le pedía a gritos
regresar.Comenzó a correr,cada vez
más rápido,"corre,Gabrielle,corre".Las gotas de lluvia le azotaban el
rostro,se mezclaban con sus propias
lágrimas."Xena...,Xena...,Xena...".Parecía que el pecho se le iba a partir en
dos,tanta desazón la estaba extenuando.Exhausta
se detuvo de repente,miró alrededor,giró sobre sus talones.No había nada.Levantó los
brazos hacia el cielo.El agua azotándole
el rostro.
Gritó con todas las fuerzas que fue capaz el nombre.El de ella.El de Xena,y su plañido
se pudo escuchar incluso más allá de
aquel yermo valle.
Y así fue como logró sacarla de su corazón.
III Abismo.
"Mataré si debo,te ayudaré si puedo.Sólo dime qué he de hacer y si
recuerdas tu sueño...,dime,¿estoy en él?".**
Después de aquella noche,Gabrielle había seguido su travesía hacia ningún sitio apenas
parando para
beber agua de un riachuelo o recoger alguna fruta silvestre con la que alimentarse.Ahora
mismo se había permitido descansar
unos instantes a la orilla de un pequeño estanque para limpiar los numerosos rasguños
que adornaban su cuerpo,algunos de los
cuales aún sangraban.Se quitó las botas para refrescar los hinchados pies y se fijó en
que en el derecho se había creado una
llaga sangrante.Habían pasado tres días y en esos tres días no le había dado un
respiro a su cuerpo.Se había castigado como
jamás sospechó que pudiera hacerlo.
Observó cómo el agua,hasta entonces serena,comenzaba a ondularse levemente en múltiples
circulitos.Levantó la vista hacia el
cielo y vio que las nubes habían convergido entre sí para regalarle nuevamente una buena
descarga de agua.Apenas había
dejado de llover desde que inició su viaje y ni siquiera sus ropajes se habían secado
del todo desde la última vez.
Con resignación decidió buscar un refugio más adecuado,hacer fuego y devolverle el
calor a sus entumecidos músculos.Se
levantó,dispuesta a seguir su camino cuando un ruido,como de cascos de caballos la hizo
voltear.En dos trancadas se abrió
paso colina arriba y se agazapó en lo alto para otear desde allí el camino lodoso y
lleno de rocas desprendidas.Por él,y aún lo
bastante lejos como para apreciar de cuántos se trataba,se acercaba un grupo a
caballo,con paso lento,lo cierto era que el
estado del camino no permitía que fuera de otra manera.
Lo que más le llamó la atención fue aquel enorme artilugio de madera a modo de
jaula,con ruedas como las de una carreta y
enganchada a dos caballos como tal.Sólo cuando pasaron por debajo de sus ojos,pudo
comprobar que la jaula llevaba en su
interior numerosos cuerpos semidesnudos y arracimados entre sí,como tratando de darse
calor los unos a los otros.Aquellos
hombres a caballo eran esclavistas.Esclavistas y asesinos.El dibujo de sus petos,azul,con
un águila púrpura al centro era
idéntico a aquel estandarte que pendía tan ajeno y victorioso,justo en medio de
Potedaia.Aquel descubrimiento logró que su
corazón se detuviera.
Cuando se hubieron alejado,Gabrielle se deslizó colina abajo sobre sus nalgas dispuesta a
seguirlos .Le pareció que si
pretendía seguirles el rastro,lo mejor sería esconderse a una distancia prudencial,así
que en cuanto atisbó el inicio de una fronda
no lo dudó un instante y se adentró en ella.Al principio temió que el crujir de sus
pisadas en el suelo cubierto de hojas secas
pudiera alertar a los hombres,pero se dijo que el rechinamiento de las ruedas de la jaula
junto con el sonido de los cada vez
más frecuentes truenos eran suficientes para disfrazar los suyos.
Instantes después,un enorme estruendo la hizo parar en seco.A continuación bramidos y
voces a pares,y de entre toda aquella
multitud una más alta que dijo:"¡POR ALLÍ,RÁPIDO!".
Antes de que ella pudiera descubrir lo que estaba ocurriendo,se oyeron nuevas pisadas,y
esta vez parecían estar demasiado
cerca.Uno o más hombres se habían adentrado en la arboleda.¿La habían
descubierto?.Gabrielle inició a su vez la carrera para
alejarse del lugar.Nuevos gritos llegaron a sus oídos.Unos metros más
adelante,agradeció el hallazgo de la cuenca de un árbol
lo bastante ancha y profunda como para albergar la totalidad de su cuerpo y darle así el
escondite perfecto.
Esperó mientras contenía la respiración,demasiado revolucionada aún.Se atrevió a
levantar la cabeza.Tan desmesurada era su
curiosidad que no lo pudo evitar,y vio a un individuo,a uno de aquellos que antes iba en
la jaula.Corría a duras penas,lo que las
cadenas alrededor de sus tobillos le permitían,aunque más bien parecía ser aquel
tobillo dislocado e hinchado hasta tal punto
que parecía que reventaría en cualquier momento lo que languidecía su maltrecha
carrera.Apenas tuvo tiempo para fijarse más
en él,pero el agitamiento en su respiración le indicó que estaba al borde de sus
fuerzas.Sin pensar lo que hacía,se abalanzó
hacia él cuando pasó lo suficientemente cerca y lo atrajo hacia su propia guarida.No le
fue difícil hacerlo,y aunque el individuo
se resistió,no pudo menos que sucumbir a la fuerza de ella y a la presión que ejercía
con su propio cuerpo puesto encima de
él.Gabrielle le tapó la boca y se acercó a su oído.
-¡Schhh!,¿quieres que nos descubran?.
El hombre pareció convencerse de las buenas intenciones de la mujer,más porque no le
quedaba otro remedio que por otra
cosa.Tras unos breves instantes,pasaron por encima de sus cabezas dos seres armados con
sus respectivas espadas.Gabb
sintió que el hombre se estremecía debajo de ella,luego,desaparecieron por entre la
espesura de los árboles varios metros más
allá.Sólo para entonces,Gabrielle se permitió apartar la mano de la boca del hombre y
se incorporó lo suficiente como para
apoyarse sobre sus rodillas.Él seguía tumbado,casi inerte.Ella supuso que estaba a la
espera del próximo movimiento por su
parte.Le dio tiempo a columbrarlo.Tenía la espalda y los hombros anchos,por lo que
imaginó que su porte era altivo,"como el
de Xena",se dijo.La largura de su cuerpo,sin embargo,hacía evidente aún más su
extrema escualidez.
Aunque no podía verla,él sintio los ojos de ella escrudiñándole,de no haber sido
porque la muchacha le había susurrado
aquellas palabras instándole a guardar silencio,nunca hubiera imaginado que se trataba de
una mujer a juzgar por la destreza de
la que había hecho gala al reducirlo como si de un muñeco de trapo se tratase.No
resistió más la tentación y giró el cuello hasta
lograr encuadrarla por el rabillo del ojo.Sus miradas se encontraron y Gabrielle ensanchó
las cuencas de los suyos,lo había
reconocido.
-¿Darius?-preguntó sin creerlo aún.
El hombre dio un respingo al escuchar su nombre y a Gabrielle no le quedó duda
alguna,aquel era Darius,su antiguo
compañero de juegos infantiles.Se levantó y lo ayudó a ponerse en pie.
-Gabrielle...-dijo él muy quedamente,como si aún estuviera presa del pánico.
-¿Qué ha pasado?.
-Nuestra jaula...,la jaula volcó,el camino estaba muy mal y...
Se dio cuenta de que no había tiempo para explicaciones.No ahora.
-Debemos marcharnos de aquí o terminarán por cazarte como a un perro-decidió ella
interrumpiéndolo.
Darius la tomó de un hombro y la instó a mirarlo.
-¿Sabes lo de Potedaia?.
-Sí-y una vez más tiró del brazo de él para intentar sacarlo de allí.
-No es a ti a quien buscan,deberías dejarme aquí...
-¿Crees que tienes alguna posibilidad con ese tobillo?-se lo señaló-y eso sin nombrar
las cadenas.
El mutismo de Darius fue suficiente respuesta.
-Entonces no pierdas más tiempo en discutir algo que con total seguridad tienes
perdido.-sentenció la rubia.
Una voz los alertó de repente.
-¡Ahí está!.
Gabb se dio la vuelta y vio que dos de los perseguidores los habían encontrado.Intentó
apurar el paso y tiró de la mano de
Darius que aún sostenía entre la suya,casi lo llevaba en volandas.Aún así supo que no
había escapatoria y un violento tirón
hacia atrás terminó por confirmar sus recelos.Cayó al suelo después de que lo hiciera
Darius,a quien habían alcanzado y
agarrado por los tobillos.Darius le soltó la mano y ahora estaba siendo arrastrado hacia
abajo.Gabrielle se revolvió justo a
tiempo para darse cuenta de que uno de los hombres venía hacia ella.
-Vaya,vaya...-lo oyó decir.
Gabrielle se arrastraba hacia atrás,con ayuda de manos y pies,intentando poner cierta
distancia entre ella y el filo de la
espada.En su retroceso,encontró un pedrusco entre las hojas secas.Sin pensarlo,lo agarró
con extremada fuerza y lo lanzó con
más exasperación aún.El proyectil dio de lleno en la cara de su atacante,que
inmediatamente se ocupó de su propio dolor en un
acto reflejo que fue aprovechado por Gabrielle que,de un puntapié,lo hizo caer al
suelo.Le sustrajo la espada y lo amenazó con
ella,aunque insegura,intentando alejarse de él,pero el matón no tenía nada más lejos
de su intención,así que se movió en
círculos intentando buscar un hueco por donde atacarla.
El soldado sacó un cuchillo corvo de su cinturón y lo blandió delante de su
cara,entonces,creyendo que la cogería
desprevenida,se abalanzó con la hoja afilada por delante.Gabrielle se apartó y cerró
los ojos antes de que su espada se le
clavara en el pecho.El fortachón aulló y se encogió.Con la boca abierta,cogiendo
aire,intentó abrazarse un poco más a esta
vida.Con ambas manos tocó el filo de la hoja que le salía de dentro para después y tras
una convulsión,abandonarse al sueño
eterno.
Gabrielle se giró violentamente hacia el otro perseguidor,que tenía a Darius acorralado
contra el tronco de un árbol,con los
ojos cerrados,esperando que el frío metal se mezclara con su sangre.
Gabb se abalanzó sobre el hombre cargándose sobre su espalda.
-¡Maldita sea!-gritó él mientras daba vueltas sobre sí mismo para sacársela de
encima.
Corrió hacia atrás y descargó con fuerza un golpe contra un tronco.Esto tuvo el efecto
esperado,y Gabrielle,sin remedio soltó
el cuello del hombre resbalando muda la espalda por la madera.No contento con esto,volvió
a cogerla y con una inmensa
crueldad,la estrelló de nuevo contra el mismo tronco,que se había convertido en aliado
fortuito de su torturador.Gabrielle
pensó que ni uno sólo de sus dientes debía de quedar sano.La boca se le inundó de
sangre en cuestión de segundos.
No se había dado cuenta de la más que estimable envergadura del individuo hasta que con
ambas manos alrededor de su
cuello la levantó como a una pluma.La presión era demasiado fuerte y Gabb sintió los
primeros síntomas de asfixia.Pataleó sin
nada bajo sus pies excepto el aire,incluso intentó quitarle las manos con las suyas,pero
debido a su desesperación,sólo
conseguía que resbalaran en cuanto conseguía ponerlas encima de las del otro.Se sentía
más débil a cada instante,y casi pudo
jurar que sus ojos se le daban la vuelta sin su permiso.
-¡Maldita zorra,acabaré contigo!-chilló el individuo indignado.
Darius,apenas conseguida la posición vertical,intentó ayudar a Gabrielle,pero el hombre
adivinó sus movimientos por el rabillo
del ojo y con una soberbia patada hacia atrás en el estómago lo devolvió a su antigua
posición,que no era otra que estirado
grotescamente en el suelo.
"Gabrielle...",pudo oír.Intentó abrir los ojos,o quizás ya los tenía
abiertos.La cara enrojecida del hombre y sus ojos
inyectados en sangre parecían volverse borrosos,incluso parecía que los sonidos que la
rodeaban se apagaban para que ella
pudiera oír con claridad su interior."¿Gabrielle?...",se repitió una vez
más.
-¿Gabrielle?.
-Estoy despierta, Xena-dijo Gabb y se movió hasta quedar tendida de costado frente a la
guerrera. Probablemente
Xena había vuelto a tener otra de sus habituales pesadillas y la había despertado en
plena noche en busca de
consuelo.Siempre lo hacía,y siempre lo encontraba.
Gabb alargó una mano y le apartó un mechón de pelo de la frente.Luego,con el dorso de
la misma trazó una leve
caricia a través de la mejilla.
-Recuerdo que al principio retrocedías cada vez que intentaba acariciarte-soltó la bardo
a media sonrisa-Ogro...
-Nadie me había acariciado nunca de ese modo,no así.
-¿Cómo así?.
-Sin esperar nada a cambio-sentenció la morena.
Los ojos de Gabrielle se anegaron de lágrimas,intentó mantenerlas ahí,esperando que
pasaran desapercibidas
incluso a la tenue luz de la ya agonizante hoguera,pero al recordar la clase de gente con
la que su amiga había
tratado durante todo ese tiempo,lo difícil que le había resultado conseguir que su
sensibilidad se abriera paso entre
su coraje y su rudeza,le fue imposible lograrlo.
-¿Por qué lloras?-preguntó Xena al observar cómo dos lágrimas escapaban furtivamente
de los ojos de su
compañera.
-Porque me alegro muchísimo de tenerte a mi lado y porque...
-¿Por qué?-inquirió nuevamente la guerrera ávida de conocer la respuesta.
-Porque te quiero más que a nada en este mundo.
Xena se quedó sin habla unos segundos mientras miraba fijamente a Gabrielle.
-Vaya-soltó la guerrera gratamente sorprendida y la empujó hasta sí para
abrazarla."
Gabb volvió a la realidad y a la precaria situación en la que se encontraba.Con las
pocas fuerzas que le quedaban puso sus
manos sobre las de él,le enlazó ambos dedos meñiques e hizo presión hacia fuera.Poco a
poco separó las manos de su
atacante de su cuello,que,sorprendido ante la inesperada fuerza de ella,optó por echar
todo su peso hacia delante para
aprisionarla aún más contra el tronco.Gabrielle le asestó un golpe en la ingle con un
pie.Lo hizo encoger de dolor y la soltó.La
rubia cayó al suelo de rodillas y comenzó a tragar largas y ruidosas bocanadas de aire
con la esperanza de que asistieran
rápidamente a sus pulmones.
-¡TE MATARÉ!-gritó el hombre al tiempo que volvía abalanzarse sobre ella.
Gabrielle reaccionó al ataque tirándose en busca de una de las tizonas que habían
quedado olvidadas en el suelo.Estiró todo lo
que pudo el brazo y la rozó con las yemas de los dedos.Se arrastró un poco más y la
asió por la empuñadura.Se dio la vuelta
justo cuando el hombre se tiraba a por ella.Sólo tuvo que colocarla verticalmente sobre
su estómago.El cuerpo de su captor
cayó desplomado sobre ella,atravesado de lado a lado.Gabrielle sintió la sangre tibia
empapar sus manos.
Miró al cielo.Había dejado de llover.
Se lo quitó de encima como pudo y se irguió,frotándose el cuello suavemente en un
intento por aliviar el intenso dolor que allí
se había cimentado de repente.Darius la aguardaba aún tumbado en el suelo,doliéndose de
sus propias heridas.Lo ayudó a
levantar.
-Deprisa-indicó ella-Es probable que hayan oído los gritos.Si es así ,es cuestión de
segundos que los tengamos encima.
-¡Sálvate tú!,yo no podría aunque quisiera.
-¿Qué...?-intentó decir Gabrielle,pero entonces se fijó en su tobillo,ya no estaba
dislocado,sino roto.La carrera había sido
demasiado esfuerzo para él-Es igual,no puedo abandonarte aquí...
-¡Tienes que hacerlo!.
-¡NO!.
Multitud de pisadas los alertaron,ya se acercaban y apenas quedaba tiempo.
-¡Vete Gabrielle!,¡TE LO SUPLICO!.Quizás aún estés a tiempo de salvar a tu
hermana...,-vio la súplica en los ojos de la
bermeja-.Me pareció ver cómo se la llevaban,junto con las otras...
Gabb lo miró a los ojos y se apartó de él.Se dio la vuelta e inició la carrera,pero
fue demasiado tarde pues oyó claramente
como alguien delataba su posición. Giró una sola vez la cabeza hacia atrás y comprobó
que el grupo se dividía para
seguirla.Una lanza silbó cerca de su oído al pasar.Una visión de sí misma atravesada
por varias alabardas la hizo correr más
aprisa,alejando los entimientos de impotencia que la frenaban,tenía que conservar la
favorecedora distancia que los separaba
de ellos,pero estaba cansada y demasiado magullada.No había ni un solo músculo de su
cuerpo que no se quejara en esos
momentos.
El agudo dolor,como puñaladas que sentía en el vientre hacía que cada zancada fuese no
menos que un sacrificio.Apretó las
mandíbulas en un intento por hacerse olvidar sus sufrimientos.Sintió las mejillas arder
por el esfuerzo y la boca seca,incapaz de
segregar saliva.Otra tentativa lanza le pasó rozando.Una extraña sensación de miedo y
de vacío la invadió.No le quedó más
remedio que respirar a través de la boca,puesto que le escocían las aletas de la
nariz.Su desgastada esperanza se hundió aún
más al darse cuenta de que había tomado por azar una dirección que la llevaba
directamente hacia una loma y que era
demasiado tarde para rectificar.En su estado sería como una montaña.
Decidió asaltarla con fuerza,así que trató de ganar terreno con un salto,pero,como con
todo lo que había emprendido ese
día,también resultó en vano.Sólo logró caer de rodillas.Se irguió lo más rápido
que pudo.
Ascendió de puntillas,puesto que la inclinación no le dejaba alternativa.Oyó el
inconfundible sonido de una nueva pica y se
arrojó al suelo,consciente de que ésta sí daría en el blanco.Miró hacia arriba y
comprobó que con un poco de esfuerzo
alcanzaría la cumbre.Arremetió con fuerza los últimos metros ayudándose de todo lo que
tenía a su disposición,que no era otra
cosa que sus manos,codos,rodillas y pies.Una espesa niebla hizo acto de presencia en el
escenario y Gabrielle dio gracias a los
dioses por aquella oportuna aparición.
-¿Dónde demonios se ha metido?-se oyó decir.
-¡Maldita niebla,no me deja ver apenas nada!.
-¡Tened cuidado de donde pisaís,esto está lleno de despeñaderos!-comentó una tercera.
Mientras,Gabrielle había encontrado refugio detrás de unos matorrales.Intentaba pensar
cuál sería el siguiente movimiento
mientras tomaba pequeñas y sordas bocanadas de aire.Ya los tenía casi encima,rezó para
que no la descubrieran.
-Debe de estar escondida,no ha podido ir lejos...
-¿Qué es eso?-alguien se acercó.
No cabía duda de que se acercaba hasta su escondrijo.La habían descubierto.El individuo
se agachó hacia delante para
observar desde un punto más cercano.Sus respectivos ojos se encontraron,pero antes de que
pudiera dar la voz de
alarma,Gabrielle le tiraba ya de la solapa hasta hacerlo tambalear y echaba a correr.
-¡POR AQUÍ!.
Todos parecieron acudir a la llamada.Dedujo que ya los tenía encima y era cierto,podía
sentir sus alientos en la nuca.En un
impulso miró hacia atrás.Al volver la cabeza,una rama esquivada tardíamente hizo que
cayera de lado rodando varios
metros.Intentó erguirse,pero rápidamente se dio cuenta de que le iba a ser imposible.Su
cuerpo descendía
vertiginosamente.Maldita su suerte.Había caído por uno de aquellos despeñaderos.
Intentó asirse a cualquier cosa,buscó a tientas,pero lo único que conseguía era
arrastrar consigo tierra y pequeños arbustos que
cedían al instante ante el grave tirón de su cuerpo.Mientras,a su lado pasaban cuerpos
aullantes que habían tenido la
desgracia,debido a la obcecación de la persecución,de caer con ella.
Por fin logró agarrarse a una zarza lo suficientemente fuerte como para detener su
empuje.Alguien pasó tan cerca que logró
atrapar una de sus piernas.Gabb sintió la desmedida presión que ejercía el peso del
hombre,excesivo para ella y aún más para
el arbusto,que cedió un poco.Se revolvió para tratar de quitárselo de encima.Esto hizo
que su oponente se enfureciera aún
más.
-¡Estáte quieta,maldita sea,o caeremos los dos!.
Ella hizo caso omiso de sus palabras y siguió empeñada en su arrebato.El hombre comenzó
a trepar por su pierna.Gabb
pataleó y trató de darse la vuelta,pero el individuo era muy fuerte y con una mano en la
cintura la mantuvo sujeta.
-Creo que aquí no hay sitio para los dos...-indicó el fulano mientras le tiraba del
pelo.
La bardo gritó cuando sintió su cuello doblarse hacia atrás.Se aventuró a soltarse de
una mano y le propinó un codazo con la
mano libre.El hombre cayó de lado,pero se olvidó de soltarla y se la llevó consigo.Una
vez más,Gabb intentó frenar la caída
hundiendo los dedos con desesperación en la tierra húmeda.El hombre la había soltado y
ahora luchaba también por su
supervivencia.Antes de caer al vacío y cuando la mitad de su cuerpo colgaba,logró asirse
a una hiedra.
Quedó con el cuerpo balanceante,con sus propios brazos sosteniendo todo el peso.Sólo
cuando su cuerpo dejó de moverse y
se pegó a la pared se atrevió a mirar hacia abajo.Una gran masa de agua,alimentada por
una enorme cascada la esperaba en
caso de caer.Pensó en saltar,pero la distancia podría ser insalvable.Hincó la planta de
los pies en la pared,buscando bajo la
densa hiedra huecos donde incrustar la punta de sus botas.Encontró uno para el pie
derecho.Alivió con ello la carga de sus
maltrechos brazos.Movió el pie libre unos centímetros más arriba hasta encontrar un
vano donde apoyarlo.Enredó los brazos
en el bejuco y se impulsó hasta lograr agarrar la tierra de encima de su cabeza.Pensó
que lo había logrado hasta que sintió un
tirón en el pie.
Su antes atacante también había logrado burlar su destino gracias a la hiedra y ahora
intentaba alcanzar tierra firme a costa de
su cuerpo.Gabrielle decidió que esta vez no se lo permitiría,así que movió
furiosamente los pies,dando patadas al aire.El
hombre no pareció amedrentarse,más bien consiguió que se aferrara aún más a uno de
sus muslos.Lo oyó respirar con
dificultad,estaba tan o más fatigado que ella.Supo que no aguantaría por más tiempo
ambos pesos justo cuando sus manos
comenzaron a resbalar.Sin remedio se soltó y cayó con el hombre aferrado a su pierna.
"Ya está",pensó,"pronto acabará todo".Luego, la extraña sensación
de estar flotando,sólo que no flotaba,sino que su cuerpo
caía líbremente.Cerró los ojos y se abandonó,deseando tener una muerte rápida e
indolora.
Sintió el agua incluso antes de tomar contacto directo con ella,puesto que el hombre se
hundió primero y la salpicó.Segundos
más tarde comprobó,muy a su pesar,que su cuerpo era capaz de hundirse tan rápido como
una piedra.
Algo blando,sin duda otro cuerpo,el cuerpo de quien la había agarrado,amortiguó la
caída y la expulsó nuevamente a la
superficie.No se dio cuenta de la suerte que había tenido hasta que abrió los ojos de
nuevo y se notó de una pieza,viva y
rodeada de cuerpos inertes,flotantes y con el cuello roto.
Gabrielle dejó que su cuerpo fuera arrastrado por la corriente adoptando la postura de la
cruz.Poco después alguien la sacaría
zafiamente del agua.A ella ya no le importó que,después de todo lo que había luchado,le
dieran caza por fin.No sabía cuál iba
a ser su destino a partir de ese momento,tal vez la muerte.Lo único que sí sabía era
que ya no dependía de ella.
IV Contracorriente.
"Pero sé que si me das un poco de tu cariño,lo demás no va
a importar".**
Xena despertó por primera vez tres días más tarde.Durante todo ese tiempo había estado
sumida en un
estado de completa divagación,repitiendo una y otra vez el nombre de Gabrielle,exaltada
en sus propios sueños.El viejo había
estado durante todo ese tiempo cuidándola,rebajándole la fiebre y cambiándole
constantemente los vendajes para que no se
infectara la herida,que parecía remitir e incluso comenzaba a cicatrizar.
La primera tentativa de abrir los ojos pereció tan pronto como hubo comenzado,pero poco a
poco sus ojos se fueron
adaptando a la luz del día que inundaba la estancia.No reconoció el lugar y trató de
incorporarse con los codos,pero su
precario estado no se lo permitió.Sintió en cambio una intensa punzada en el vientre y
se conformó con echarse de nuevo.
-¿Gabrielle?-llamó quedamente con la esperanza de que pronto la bardo le regalaría su
compañía.
-Veo que ya te has despertado.
Xena giró la cabeza en dirección a la voz.Vio al viejo en una esquina,sentado a la
pequeña mesa.
-Dime,¿te sientes mejor?.
Xena tragó saliva,tenía la garganta reseca y sentía mucha sed.
-Quizás con un poco de agua-dijo con voz ronca.
-Desde luego.
El anciano se apresuró en acercarle un cuenco con agua fresca.La guerrera bebió a
pequeños sorbos mientras lo observaba
por encima del cuenco sin perder detalle.
-Me llamo Xena-dijo cuando terminó de beber.
-Lo sé.
-Eso nos ahorra entonces las consabidas presentaciones-señaló la morena al tiempo que se
acomodaba nuevamente al amparo
del colchón.
Recorrió con la mirada el resto de la pobre casa.Apenas una mesa y dos butacas componían
el mobiliario que completaba el
camastro donde ahora descansaba ella además de una pequeña chimenea,muchas grietas y una
puerta que ya no lo era.Siguió
indagando con ojos ávidos,buscando algo.
-Se ha ido-anunció el viejo-Se fue la misma noche que te trajo.
Xena lo miró.
-Hacia dónde-no pudo evitar el tono ávido al formular la pregunta.
-No lo sé.
-¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?-preguntó ella.
-Tres días.
-Necesito levantarme de aquí...
-Me temo que eso sería una locura,la herida comienza a cicatrizar y podría abrirse de
nuevo.
Xena resopló.Tenía que darle la razón al viejo,empeorar su estado no la ayudaría en
absoluto.Se llevó una mano al vientre y
tocó el emplasto con el que estaba cubierta la herida.
-Me temo-siguió el anciano-que la cicatriz se quedará ahí para siempre.
Xena arqueó una ceja y sonrió,pero evitó decirle al provecto hombre lo poco que le
importaba que quedara una nueva
señal,por muy grande que ésta fuera,en su cuerpo.
-En un primer momento temí que el corte te hubiera rebanado las tripas-prosiguió él y
la guerrera comenzó a preguntarse si
alguna vez se callaba-A primera vista parecía profunda,gracias a los dioses fue
superficial aunque mortal.Si Gabrielle no te
hubiera traído habrías muerto desangrada.
-¿Te dijo su nombre?.
-No.
Xena frunció el ceño,odiaba los acertijos.El viejo notó su impaciencia y decidió
entrar en la única conversación que parecía
tener importancia para la mujer.
-La fiebre te provocaba delirios y no dejaste de mencionar ese nombre.Vaya-dijo
refiriéndose al vendaje-Está empapado,será
mejor que lo cambie...
-Aún no sé el tuyo.
-Es Nylos,pero se me conoce como el Brujo.
-¿Brujo?,-hizo una mueca que denotaba incredulidad-.¿Lo eres?.
-No,pero eso me evita visitas desagradables...
Hizo sonreír a Xena.
El anciano se levantó y recogió un nuevo apósito de la mesa antes de regresar a la
cama.Le retiró la manta con la que estaba
cubierta y expuso su desnudez.Xena sintió que se le erizaba la piel al contacto con el
aire.
-Sólo será un momento-dijo él observando la incomodidad de ella.
Xena se relajó.Cerró los ojos.Su mente se ocupó de recordarle momentos amargos.Giró
con violencia la cabeza y abrió los
ojos nuevamente.
-No sólo deliraste,sino que parecías tener contínuas pesadillas-repuso el viejo como si
supiera de sus tormentos.
La miró y en ese instante supo que él había podido escuchar sus pensamientos.Tal
vez,después de todo,realmente era un brujo
capaz de hacer magia.
********************************
Gabrielle se frotó los tobillos.Los grilletes le hacían daño y allí donde estaban
podía sentir la carne
viva.Había sido un largo viaje,afinada en aquella jaula junto con cinco prisioneros más
entre los que se incluía Darius.Uno de
los rehenes había muerto bastante camino atrás y los guardias lo habían abandonado a la
orilla del paso.El camino estaba en
tan mal estado que la carreta no había dejado de dar tumbos ni un momento.A ella le
parecía que debía tener todos los huesos
desencajados.
No tenía la menor idea de lo que le esperaba,pero con toda probabilidad sería vendida
como esclava.Miró a Darius,que la
observaba también.No habían cruzado ni una sola palabra.Gabrielle pensó que sería lo
mejor.A pesar de todo,tenía que
estrangularse las palabras para no preguntarle por Lyla,él le había dado una
esperanza,tal vez ella aún seguía viva.Darius le
indicó con la mirada que mirara detrás suyo.Ella se volvió.
Parecía que ya habían llegado a su destino.Más de un centenar de carpas se erguían en
medio de una llanura.Sin duda aquel
debía de ser el campamento.Algunos de los hombres esperaban ya impacientes la llegada del
nuevo cargamento.Cuando
llegaron los oyó saludarse.
Alguien abrió la machacada portezuela de la jaula y la sacaron a trompicones.Aterrizó
ridículamente en el suelo,aunque se
irguió tan pronto como le fue posible.Tanto tiempo agazapada en aquel habítaculo,sin
apenas moverse le había entumecido los
músculos.
-Habéis tardado demasiado.Hace dos días que os esperábamos-una voz profunda sonó desde
detrás de la carreta.Gabrielle
alzó la vista para averiguar de donde provenía,pero estaban tapados por la carreta y los
caballos-Las demás mercancías
llegaron mucho antes que vosotros.
-Tuvimos problemas,Axis,volcamos en un punto del camino,la lluvia nos hizo desplomarnos y
tardamos algo en ponernos en
marcha.
"¿Axis?",pensó Gabrielle.Así se llamaba.
-Espero que haya merecido la pena-una breve pausa-¿Dónde está Xerón?.
Otra breve pausa antes de que el otro respondiera.
-Muerto-dijo al fin-A decir verdad,hemos perdido a varios de los nuestros.
-¿Cuántos exactamente?.
-Siete.
-¿Siete?,¿cómo?-la voz se volvió insolente.
-Una mujer...
Le debió indicar algo,puesto que el hombre de la voz profunda apareció de
repente.Gabrielle no le retiró la mirada cuando él la
miró.Era alto,quizás sobrepasaba los dos metros.El cabello,color castaño y largo hasta
la mitad del cuello,lo llevaba
ligeramente desmañado.Vestía de cuero negro como la noche.Los brazos desnudos dejaban
entrever los poderosos músculos
de los que era poseedor.
No cabía duda de que era el líder,Gabrielle había visto muchos y sabía que todos
tenían en común el porte envanecido y
orgulloso,incluso Xena lo conservaba aún después de tantos años.Era un hombre
llamativo,pero lo que más atrajo a Gabrielle
fueron sus ojos azules,tan azules como los de Xena,aunque más apagados.
-¿Es ésta?-dijo con incredulidad en la voz.
Le parecía inédito que una mujer tan pequeña como aquella hubiera sido capaz de acabar
con la vida de siete de sus
hombres,todos ellos entrenados para matar.Aquella mujer parecía incapaz de hacerle daño
a una mosca.Se acercó a ella.Lo
estaba mirando con descaro,como haciéndole ver que no le temía.Levantó una mano y tocó
el cabello corto y rubio de Gabby.
-Tal vez nos den algo por ella.
-Eso mismo pensé yo-dijo el que parecía ser su lugarteniente-No es gran cosa,pero es
salvaje como una pantera.Sé de
muchos a los que les gustaría domarla.
El hombre pareció sonreírle y le mostró a Gabrielle su perfecta dentadura.
-Me has hecho perder a alguno de mis mejores hombres,ya veremos la manera de que me
compenses...-dijo y se apartó para
registrar el resto del cargamento.
Recorrió lentamente la improvisada hilada,admirando a todos y cada uno de sus
miembros.Se fijó en Darius y se
lamentó.Aquel muchacho hubiera podido ser una buena inversión.
-Pasado mañana tendremos la visita de los mercaderes,enciérralos a todos menos a
éste-señaló a Darius y añadió
fríamente-Deshazte de él,no se puede hacer nada,de todas formas quedará cojo.
Gabb volvió la cabeza inmediatamente hacia Darius y lo vio temblar mientras se acercaban
hacia él varios hombres a cumplir
con el cometido.
-¡No,por favor!-dijo el muchacho en súplica-¿qué vais a hacer?
Se lo llevaron a rastras a pesar de la débil resistencia que opuso él.Gabrielle cerró
los ojos y deseó poder cerrar también los
oídos para no escuchar los gritos de su amigo,a quien, sin duda alguna,había visto por
última vez.No podía hacer nada por
salvarlo y eso la hundió aún más en su propia miseria.
Sintió que la empujaban desde la espalda.Ya la llevaban a su nuevo encierro.
Los afinaron en un compartimento ancho y largo hecho de madera por cuyas rendijas pasaba
la tenue luz que iluminaba
ligeramente la estancia.Como recuerdo de otros inquilinos,había un intenso olor a
excrementos y humedad.Gabrielle sintió
náuseas nada más entrar.Y siguió teniéndolas mucho más tarde,cuando les trajeron algo
de pan y de agua y no hizo ningún
esfuerzo por reclamar su parte.No recuperaría el apetito hasta que su estómago se
hubiese asentado y le parecía que eso no
iba a ocurrir hasta que saliera de allí.
Encontró por casualidad una rendija bastante amplia.Miró a través de ella y lo vio,alto
y hermoso,dando órdenes a uno de sus
hombres.El odio que sentía hacia aquel hombre le revolvió sus ya inestables entrañas y
no pudo evitar vomitar sobre el sucio
suelo.En ese instante,cuando peor se sentía,alguien abrió la portezuela.Intentó
recomponerse,pero el otro fue más rápido y la
sacó fuera de un tirón.Casi la llevó en volandas hasta la que parecía ser la tienda
más grande de todas.Gabrielle no tuvo duda
de a quien pertenecía.Su "devoto acompañante"entró con ella y le soltó el
brazo.
-Aquí está-dijo sin darse cuenta de que la rubia se deslizaba torpemente hasta llegar al
suelo.Axis se acercó.
-Tiene un aspecto horrible...-opinó al tiempo que observaba el color amarillento de la
tez de Gabb,que estaba a punto de
soltar más de su bilis.
Así lo hizo,y un segundo después vomitaba sobre las brillantes y pulidas botas de
guerrero de Axis.Podía haberse girado,pero
tenía tan cerca aquella pequeña venganza que no quiso desaprovecharla sea cual fuera el
castigo por ello.
-Trae agua caliente para la tina y algo decente para comer-fue la única respuesta que
hubo a cambio.
-Sí señor-contestó el otro reprimiendo una sonrisa y salió.
Gabb levantó la cabeza lo suficiente como para mirarlo a la cara.Se limpió las comisuras
de los labios con el dorso de la mano.
-Lo siento-dijo,pero aquello no sonó ni por un momento a disculpa.
-No lo sientas tanto-indicó él-Cuando te recuperes,y yo me ocuparé de ello
personalmente,tendrás que limpiarlas tú misma.
Se apartó de ella y se sentó en sus silla para sacarse las botas intentando no tocar el
líquido viscoso que las cubría.Gabb por su
parte,trataba de incorporarse y recuperar,si eso era posible,algo de decencia.
Axis la miró.Estaba totalmente exhausta.Apenas podía ponerse en pie,pero aún así
seguía intentándolo.Parecía,a juzgar por su
crudo aspecto,estar más cerca del hades que del mundo de los vivos.Había algo en ella
que lo tentaba.
Casius entró nuevamente con dos cubos de agua a cada mano.Los vertió en la tina y se
volvió a a marchar a por más.Axis se
levantó,descalzo,y se aproximó hasta Gabrielle.Con poco esfuerzo la recogió del suelo y
la echó sobre la cama para
desvestirla.
No opuso ninguna resistencia y él agradeció que estuviera tan cansada,pues estaba seguro
que de lo contrario le habría sacado
los ojos al menor intento de acercamiento no permitido por parte de él.La levantó de
nuevo,ya desnuda,y la introdujo en el
barreño de agua caliente.
Se quejó un poco al notar que el agua le quemaba la piel,pero pronto sintió que se le
relajaban los músculos ante ese mismo
contacto.Apoyó la cabeza en la pared de la tina y suspiró de placer.Axis llevó una mano
hasta su cara y se la restregó para
quitarle la mugre que allí se había instalado.Gabrielle no dejó de mirarlo un segundo
mientras él se empleó arduamente a la
tarea de frotarle todo el cuerpo.
Axis no dejó de pensar por un momento que aquella mujer era poseedora de un cuerpo
bellísimo,con cada una de sus líneas
perfectamente delineadas.Disfrutó inmensamente aseándola,tanto que tuvo que parar en un
momento dado puesto que su
cuerpo comenzaba a reaccionar de manera autónoma.
Desde el primer momento en que puso los ojos sobre ella la había deseado.Aquello le
había pasado en un par de ocasiones y
siempre había tenido el placer de conquistarlas,de hacer que lo deseasen tanto como él a
ellas.Y es que para él,el juego de la
seducción era más importante que el acto en sí.Casius entró en ese instante y Axis le
hizo un gesto con la mano para que se
retirase.No iba a necesitar más agua.
Volvió a mirarla.Sus preciosos ojos verdes se habían cerrado y su respiración se había
hecho pausada y profunda.Dormía.
La sacó del agua y la recostó en su cama.No pudo evitar sonreír ante la sensación de
sentir el peligro que rezumaba aquella
mujer.
*******************************
Dos días después de que recuperara la consciencia, Xena se levantaba decidida de la
cama.Aunque la herida comenzaba a cerrar,aún sentía agudos pinchazos que amenazaban con
empeorar su estado.Se alegró a
sobremanera cuando se enteró por boca del viejo que Gabrielle le había dejado a su
yegua.Le pidió al añoso aguja e hilo para
coser el cuero abierto de su vestido y se entregó a este quehacer.
-¿Cuándo piensas partir?-preguntó el Brujo mientras removía el oloroso guiso que
estaba cocinando.
-Mañana,en cuanto amanezca.
El Brujo cabeceó negativamente.
-Sigo diciendo que es una locura-dijo.
-Quedarme más tiempo sería peligroso incluso para ti si alguien llegara a descubrirlo...
-Esa herida necesita más tiempo.
-Justo lo que yo no tengo-repuso Xena con algo de sorna en la voz.
El viejo la miró con cara de disgusto y pensó que era imposible negarle algo a aquella
mujer,tan voluntariosa y firme en sus
decisiones.
-¿Has visto alguna vez un estandarte azul con un águila púrpura al centro?-inquirió
Xena de súbito.
El Brujo la miró y no le hizo falta hacer memoria para contestar.
-Los Salvajes,¿no es así como los llama la gente?-hizo una mueca mostrando
desagrado-Esclavistas...Últimamente parecen
surgir de todas partes.Esto se está convirtiendo en un gran negocio.
La morena recordó que había oído hablar levemente de ellos alguna vez.Tenían un
ejército poderoso y absolutamente
eficaz.Bueno,eso ya lo habían demostrado.
-Al parecer-continuó el viejo-se han convertido en un ejército temible.Arrasan con todo
a su paso.
Xena seguía inmersa en sus pensamientos,sabía que probablemente debía ir hacia el
sur,allí era el centro neurálgico de las
transacciones de esclavos.Golpeó el cuero con furia.No dejaba de pensar en Gabrielle un
solo instante y comenzaba a odiarse
por ello.
No tenía ni mucho menos la cabeza despejada como solía ser,sino más bien parecía que
su cerebro se negaba a
elucubrar,asemejándose a una madeja,sin orden ni concierto.El viejo calló un momento
para fijarse en el gesto confundido de
ella.
-La impaciencia es el peor enemigo del hombre-dijo con conocimiento en la voz.
Sus palabras arrancaron un largo suspiro de parte de la guerrera.
-Empiezo a creer que mi habitual compostura y mi mente fría me han abandonado para
siempre-repuso Xena.
-¿Qué es lo que hace que no puedas pensar con claridad?.
-Aún no lo sé,y créeme,desearía poder averiguarlo-terminó de coser y cortó el hilo
con los dientes.
-¿Siempre es así?.
-¿El qué?-inquirió ella con curiosidad.
-¿Siempre eres tú la que lleva todo el peso de la situación?.
Xena lo miró.Ella no recordaba haberle contado nada a aquel anciano que no fueran cosas
banales sobre sí misma,pero él
parecía conocer toda su historia.Incluso parecía dispuesto a encontrar y hurgar en sus
heridas.
-Debe de ser mi carácter-dijo restándole hierro al asunto.
No se fijó demasiado,pero le pareció que el encorvado hombre sonreía levemente.
-Yo creo que las personas que aman demasiado raramente son felices...-soltó el viejo.
A Xena se le escapó un "¿Qué?"de la boca casi sin querer decirlo,casi como
por arte de magia.
El Brujo la miró incrédulo de que hubiera reaccionado de aquella manera.Por un momento
se había olvidado de que aquella no
era una mujer cualquiera,ella escondía sus sentimientos de tal manera que a veces
parecía que carecía de ellos y hablarle de los
mismos podría tener consecuencias inesperadas,como aquel extraño mutismo y aquellos
párpados entrecerrados por entre los
cuales le observaba ahora.
-Tenemos la maravillosa tendencia a darlo todo cuando conocemos a la persona
adecuada.Porque, créeme,sólo hay una que
sea capaz de hacernos temblar con un solo gesto-continuó el anciano-A veces,lo único que
nos mantiene vivos es una única
razón,una sola.Y,casi siempre,ésta tiene que ver con los sentidos.
No era,pensó Xena,revelador lo que el viejo le decía.Ella sabía muy bien de sus
sentimientos y de lo que sentía por
Gabrielle,algo tan profundo y entregado que no tenía otra palabra con qué describirlo
que no fuera amor.Su alerta por las
palabras de él se debía a que parecía conocer sus secretos más íntimos y que con una
sola mirada era capaz de averiguar
cualquiera que fuera su pensamiento en ese instante.
-Pareces saber mucho de esto-indicó Xena.
-Yo también consagré mi vida a alguien,y llevo sobreviviendo día a día desde
entonces.Llevo conmigo los recuerdos,todos y
cada uno y es extraño,muchas cosas he dejado olvidadas en el camino,algunas,
incluso,intencionadamente,pero ni un solo
momento de los que pasé a su lado se ha podido borrar de aquí-se tocó la frente.Tenía
la mirada perdida,como si de repente
le asaltaran de nuevo aquellos recuerdos de los que hablaba.
-¿Hubieras muerto por ella?-preguntó Xena.
-Sin dudarlo-contestó él.
-Entonces entenderás por qué es vital que reinicie mi camino.
El viejo cabeceó con una mal disimulada sonrisa,ella había puesto sus propias palabras
en su contra.Definitivamente aquélla no
era una mujer cualquiera.Deseó en ese instante tener un par de décadas menos.
-Supongo que no puedo rebatir eso.
Xena partió,como había predicho,al amanecer.El Brujo le había puesto un emplasto atado
fuertemente a la cintura para sujetar
en algo la herida.Le entregó un zurrón con comida suficiente para al menos tres días y
le recomendó que no cabalgase muy
seguido.Ella asintió una sola vez y él vio en sus ojos la gratitud que la morena le
profesaba.No hubo palabras de despedida.El
anciano esperó en el quicio de la puerta a que ella desapareciera colina abajo.
Antes de montar a Argo,se volvió hacia él y pronunció las únicas palabras que
saldrían de su boca ese día:"Te llevo en el
pensamiento",le dijo y fue como una promesa.
No miró ni una sola vez atrás,tal como lo hiciera aquella aciaga noche la rubia.Estaba
seguro de que aunque el pasado las
persiguiera a ambas toda la vida,ninguna miraría atrás.
Ya lo habían demostrado.
*****************************************
-Trae más paños húmedos,le ha subido la fiebre,¡MUÉVETE!.
Casius salió de la tienda como alma que lleva el diablo.Axis estaba arrodillado al pie de
su cama.Intentaba rebajarle la fiebre a
Gabrielle,que ya incluso deliraba.Seguramente la continúa exposición a la humedad y el
cansancio había provocado que cayese
enferma.Tosía sin parar y no dejaba de moverse.
-Vamos pequeña,cálmate-dijo Axis con voz suave intentando paliar las convulsiones de la
mujer.Le hubiera rezado a
Asclepio,pero hacía tiempo que había roto toda conexión con los dioses,cosa que había
pagado muy cara.
Muy pronto regresó Casius con varios paños empapados de agua fría.Seguramente la
impaciencia en la voz de su líder le había
hecho darse prisa.
-Tendrás que ir al pueblo más cercano y traer al curandero,su estado empeora y ya no sé
qué hacer...
-Sí,señor-dijo Casius manteniéndose de pie,justo detrás de Axis.
-Ahora-dijo éste último con voz grave.
Casius salió nuevamente maldiciéndose por lo bajo.Aunque,después de pensarlo un
instante,viajar hasta el pueblo le daría la
oportunidad de pasar por el burdel y descargar así la tensión que se le había acumulado
tras la llegada de la mujer pequeña.Se
frotó las manos satisfecho y se fue a preparar el periplo.
Axis le aplicó un nuevo paño en la frente.Ella buscaba fervientemente con las manos algo
con lo que abrigarse.Axis se sentó al
borde del colchón y le agarró las manos esperando que se calmara.Se fijó en que movía
los labios sin parar.Acercó el oído
para escucharla mejor,pero ella parecía hablar en algún dialecto extraño para él,lo
cierto es que no alcanzaba a entender
aquellos vocablos.Se preguntó dónde habría aprendido a hablar así y eso sumó aún
más curiosidad por ella.
"Aquella era una noche maravillosa.El cielo parecía haber quedado en el olvido tras
la densa capa de estrellas que
lo poblaban.Las dos yacían tumbadas sobre un improvisado lecho en el suelo,a punto de
dormirse.
-Xena...-susurró Gabb.
-¿Qué?.
-¿Eres feliz?.
Xena la miró extrañada.Supo al hacerlo, que una profunda conversación estaba a punto de
iniciarse.
-Supongo que sí.
-¿Supones?.
-Bueno-replicó la guerrera-no es que me queje...
-¿No echas de menos tener a alguien...-dudó-a alguien especial?.
Gabrielle no dejó que la guerrera contestara,sino que prosiguió con su inédito
monólogo.
-Aunque si tenemos en cuenta tu carácter...Vamos,que si no fueras tan salvaje tendrías a
un ejército de hombres
detrás de ti esperando eternamente.
Xena frunció el ceño con disgusto.
-¿Salvaje?-repitió incrédula-¿Crees que soy salvaje?.
-No es cuestión de si lo creo o no,simplemente lo eres.
La guerrera abrió la boca para protestar,pero calló nuevamente ante la interrupción de
su amiga.
-¿Sabes lo que es una mantis religiosa?.Es un insecto cuya hembra devora al macho
mientras copulan,creo que en
cierta manera los hombres te ven como una mantis...
-No hablarás en serio...-terció Xena cada vez más ceñuda.
-Es una absoluta contradicción,yo creo que el macho sabe que va a ser devorado,pero aún
así,se arriesga a unirse a
la hembra y...
-Gabrielle-cortó Xena-me importa una mier...-se frenó a tiempo-...me importa poco lo que
pasa con las mantis
religiosas,a decir verdad,no me importa en absoluto,yo me refería a que si es cierto
esa...,esa comparación,si crees
de verdad que los demás,o sea...,-resopló-...si los hombres me ven así.
-Sí-fue la escueta y precisa respuesta de Gabb.
Xena apretó los labios.Esperaba que la respuesta de su amiga hubiese sido más
generosa,¡qué diablos!,esperaba
que Gabrielle hubiese dicho:¡oh,no,Xena,simplemente exageraba!.Pero la bardo parecía
estar completamente
convencida en sus afirmaciones.
-Gracias por tu sinceridad-dijo una Xena molesta y le dio la espalda a Gabrielle dando por
terminada la
conversación.
-Te has disgustado,sabía que no lo encajarías bien,siempre lo haces cuando se trata de
críticas.
Xena resopló y volvió a tenderse boca arriba.
-De acuerdo-dijo-Ya que esta es la hora de la sinceridad y tú pareces más que dispuesta
a participar,¿qué me dices
de ti?,porque,lamento tener que recordártelo Gabrielle,pero tu experiencia con los
hombres es más bien limitada y
hay que hacer mucha memoria para recordar...,para recordarlo-puntualizó.
Gabrielle se mostró decidida a ignorar los comentarios insidiosos de Xena.Sabía que
ésta intentaba devolverle la
moneda.
-A decir verdad nunca me has hablado de ello.
-¿Y por qué tendría que hacerlo?-inquirió Gabby un tanto exasperada.
-Porque somos amigas y se supone que no hay secretos entre nosotras...,¿o sí?.
Xena la desafiaba,Gabb lo sabía,pero aún así no pudo evitar entrar en el juego.Emitió
un suspirito y contestó
intentando parecer segura en sí misma.
-Fue maravilloso...
Xena soltó un bufido a modo de risa irónica.
-¿Comparado con qué?-dijo la guerrera.
Gabb la miró con los ojos entrecerrados esperando que su mirada fuera capaz de trasmitir
todo el malestar que su
amiga le había causado.Como siempre,supuso que ni por asomo lo había conseguido,y la
risa de medio lado de
Xena lo confirmó.
-¿Insinúas que no lo fue?.
-No.
-Pero no estabas allí,no puedes saberlo.
-¡Por los dioses,Gabrielle!-sacudió la cabeza-Lo único que digo es que la primera vez
nunca es satisfactorio.
-Nunca es una de esas palabras que no debieran de utilizarse bajo ningún concepto.
Xena volvió a recostarse,vencida.Después de tanto tiempo debía saber que era imposible
discutir con
Gabrielle,llevarle la contraria podría originar un agudo dolor de cabeza a quien se
atreviera a intentarlo y ella ya
empezaba a sentir los primeros síntomas.
Notó que Gabrielle se movía hasta quedar cerca de ella y que le pasaba un brazo por la
cintura al tiempo que
apoyaba su cabeza en el hombro.
-Mantis...-la oyó murmurar Xena antes de que se quedara dormida."
-¡Mira Axis!,¿está sonriendo?.
-Eso parece-dijo Axis observando el rostro pálido y sonriente de una inconsciente
Gabrielle.
V Derivas.
"Te he pedido demasiada atención y tienes cosas en que pensar,sólo te
quería recordar que sin ti yo no soy nadie"**
Después de un día entero de viaje,de cabalgar sin apenas descanso,Xena decidió parar
para tomar algo
caliente y reposar.Tanto ella como Argo estaban extenuadas.
Dejó a la yegua atada y entró en la taberna del pequeño pueblo.Al instante,distintas
cabezas se volvieron para investigar al
recién llegado.
Ella siguió andando,despacio,sin mirar a nadie en concreto y se sentó en una butaca
frente a la barra.Pidió vino en cuanto el
tabernero se acercó y éste,sin mediar palabra,le colocó inmediatamente una copa con lo
que había pedido.Le dio un trago
largo y sintió bajar el alcohol por su garganta casi quemándola.
Pronto la audiencia,que hasta entonces le había dedicado su atención,volvió a sus
respectivas tareas,cualesquiera que éstas
fueran.Xena ya se había acostumbrado a despertar aquel interés,sobre todo porque muchos
de ellos la reconocían y recelaban
de sus intenciones.Pronto volvieron a sus respectivos asuntos fueran cuales fueran
estos,aunque siempre con un ojo dirigido a
ella.
-Hola...-una vocecilla sonó desde el otro extremo de la barra.
La guerrera lo miró.Era un hombre alto aunque delgado en extremo y de barbilla tan
afilada como un cuchillo.No era a simple
vista llamativo,ni tan siquiera atractivo,aunque había algo en él que lo hacía
agradable.Pronto Xena descubrió que era su
sonrisa.Él la miraba con evidente fascinación y pareció que la indiferencia que Xena
mostró hacia su persona lo alentó y dio
unos pasos tentativos para acercarse a ella.
Por una vez,la morena dejó que uno de aquellos tipejos de taberna se le acercaran,no se
sentía con ánimos de iniciar una pelea
que se podría complicar mucho y pensándolo bien,incluso aquel hombre podría darle
alguna que otra información..
-No eres de por aquí,¿verdad?-volvió a preguntar el individuo.
-No.
-¿Estás de paso?.
-Sí.
-Y supongo que viajas sola.
-Supones bien-fue la escueta respuesta de ella.
-Y supongo que no necesitas compañía.
Lo miró.
-Otra vez has acertado.
El hombre rió por lo bajo.Le encantaban las conquistas difíciles y aquella mujer
parecía ser muy dura.
-Me llamo Celsus.
-Xena-dijo ella y mentalmente se hizo una nota con lo siguiente que preguntaría
él:"¿la Princesa Guerrera?".
No se hizo esperar demasiado.
-¿La Princesa Guerrera?.
-¿Acaso hay otra?-fue la insidiosa réplica de la guerrera.
Otra risita por parte de él y una vez más volvió a mostrar sus bien alineados dientes.
-Las guerrera más famosa de la historia,una auténtica diosa...-la escudriñó de arriba
abajo-Y ya veo que no mentían...Debí
haberlo imaginado,no conozco a ninguna mujer que vista así ni que se mueva con la
agilidad de un gato.
-Tampoco yo-dijo seria y tomó el último sorbo de su bebida.
Celsus le hizo una seña al tabernero quien inmediatamente volvió a llenar ambas copas de
vino.Xena se dejó invitar sin mediar
palabra.
-¿Qué buscas por aquí?.-preguntó y en su voz se pudo notar un claro tono de interés.
-¿Has oído hablar de Los Salvajes?.
Xena observó por el rabillo del ojo como él abría los ojos de par en par.
-He oído de lo que son capaces y me parece suficiente como para evitar incluso hablar de
ello.
-¿Tan temibles te parecen?.
-No,simplemente habla mi sentido común.
Xena levantó la copa y tomó un largo trago.
-¿Por qué los buscas?.
-¿Yo he dicho eso?-preguntó ella.
-No creo que estés interesada en comprar o vender esclavos...,¿me equivoco?-no obtuvo
ninguna respuesta por parte de
Xena,aún así siguió hablando-.Quizás lo hubiera creído antes,pero no ahora,sé que ya
no te dedicas a eso.Lo sabe todo el
mundo.
-Tienen algo que me pertenece y pienso recuperarlo-zanjó ella la cuestión.
-Si es cierto que lo tienen entonces ya no es tuyo.
Por primera vez,Xena lo miró con intención de verlo.Él le devolvió la mirada con igual
frialdad.
-Al menos tendrás un plan-prosiguió Celsus.
-Pareces realmente interesado...
-Soy un mercenario y me ofrezco al mejor postor,siempre que la recompensa valga la pena.Yo
podría ayudarte...,si tú
quisieras...
-Dudo mucho que me seas de gran ayuda-soltó ella echándole un vistazo de arriba abajo y
menospreciándolo con la mirada.
-Sé dónde tienen su campamento...
-Eso es algo fácil de averiguar,un ejército de doscientos hombres es difícil de
ocultar,¿no crees?.
-Cierto,lo que me lleva a una segunda cuestión...,¿piensas enfrentarte a un ejército
así?.
-No.
-Por lo que supongo que tendrás un plan,y ese plan tratará ni más ni menos que en
infiltrarte entre ellos sin levantar ningún tipo
de sospecha-tomó un nuevo sorbo de vino.
-En realidad aún no tengo ningún plan...-rebatió Xena.
-No es cierto.
Ella lo miró con una sonrisa de medio lado.En ese mismo instante alguien gritó desde
atrás.
-¡CELSUS!.
Xena se giró al mismo tiempo que su compañero de tertulia.Cinco hombres habían hecho su
aparición en la taberna armados
con sus respectivas espadas y más que dispuestos a usarlas.La gente comenzó a
arremolinarse en una esquina de la sala para
evitar entrar en la incipiente riña.
-Creo que preguntan por ti-dijo Xena burlonamente y regresó su atención a la bebida.
Celsus le dedicó una mueca de disgusto y se deslizó del taburete.
-¡Melas!-dijo con falsedad en la voz-¡Qué sorpresa!.
El aludido rechinó tanto los dientes que se pudo oír el sonido en toda la taberna,que se
había quedado muda de repente.
-¡Voy a matarte!-lo amenazó el hombre aún desde la entrada.
Xena giró la cabeza hacia Celsus y la movió negativamente.
-Creo que va en serio-ironizó ella sobre lo evidente.
-Y parece enfadado-indicó Celsus.
En ese instante,Melas arremetió contra Celsus,que desenvainó la espada rápidamente y
apartó la hoja afilada de la tizona del
otro de su cuerpo.Los cuatro restantes hicieron lo propio y atacaron desde diferentes
flancos.
Celsus repartía sablazos,puñetazos y patadas por doquier,pero una y otra vez los volvía
a tener encima.Xena miraba divertida
la escena.Un sonoro puñetazo hizo que Celsus cayera sobre la barra.
-¿No vas a ayudarme?.
-No.
-Estupendo...-alcanzó a decir antes de que alguien lo cogiera por detrás y le diera la
vuelta.
-¡SUJETADLO!-gritó Melas limpiándose la sangre de la boca con una de sus desgastadas
mangas.
Celsus se desquitó de dos hombres que intentaban sujetarlo por los brazos dando una
voltereta hacia atrás y corrió a buscar su
espada que había caído algo lejos desde donde estaba.
-¡Venid a por mí!-urgió y su espada se clavó en el pecho del primero de los cinco que
respondió a su llamada.
-¡CIEN PIEZAS DE ORO PARA EL QUE LO MATE!-vociferó Melas.
La recompensa prometida tuvo su efecto y rápidamente algunos hombres que se habían
mantenido al margen desenvainaron.
Celsus miró a Xena suplicante,sabía que de allí era la única que se mostraría
dispuesta a auxiliarlo.
-¿Hoy por ti y mañana por mí?.
-¿Cien piezas de oro?.Interesante...-fue la respuesta de Xena,e incluso hizo gesto de
pensar en ello seriamente.
-No lo dirás en serio...
Xena sonrió y saltó de su asiento,sabía que era hora de intervenir.Comenzó una ardua
lucha,Xena junto a Celsus despachó a
varios hombres intentando que su espada no se convirtiera en el final de ninguno de ellos.
Un hombre alto y fornido decidió enfrentarse a ella.Xena esquivó con destreza todas y
cada una de sus tentativas,pero él era
muy persistente y sobre todo ágil,tanto que incluso consiguió asestarle un golpe con el
pie en el vientre.
La morena se dolió de su herida y cayó al suelo.La espada rodó lejos de su alcance,pero
a cambio consiguió una botella medio
llena.La recogió del suelo y poniéndose en pie de un salto la estrelló contra su
cabeza.El hombre pareció marearse por el
golpe,pero seguía en pie,así que ella no tuvo más remedio que regalarle un puñetazo en
la cara que lo dejó inconsciente y yerto
en el suelo.
De un salto llegó hasta Melas que parecía esperar a que alguien acabara el trabajo por
él y le puso un cuchillo en el cuello.
-¡BASTA!-gritó,y de inmediato la audiencia se concentró en ella-Si lo mato ya no habrá
recompensa,¿queréis morir por
nada?.
Todos parecieron captar el mensaje y tras observar los cuerpos inertes de los que yacían
en el suelo decidieron que era mejor
acabar aquello.
Xena retiró el cuchillo del cuello de Melas y lo guardó.Necesitaba salir de allí,el
dolor que la herida le estaba proporcionando
casi no la dejaba respirar.
Se dio la vuelta dispuesta a irse cuando oyó el silbido de un cuchillo atravesar la
estancia,se volvió con rapidez justo para ver
como Melas caía muerto a sus pies con una daga incrustada en su espalda.Al llegar al
suelo,un puñal se escapó de su
mano.Había tratado de matarla por la espalda.Miró a Celsus que se acercaba para recoger
su daga.
-Creo que ha llegado tu mañana-dijo el guerrero en tono jocoso.
Xena salió de la taberna e inmediatamente sintió el frío aire dándole en la
cara.Llegó hasta Argo
y se apoyó en ella."¡Maldita sea!",se dijo al tiempo que llevaba una mano a su
vientre.Volvía a sangrar,estaba segura.El
esfuerzo de la pelea y el golpe recibido habían sido demasiado para su frágil estado.
Descansó la cabeza en la grupa del animal y su mirada se fijó en el morral de
Gabrielle.Ni siquiera se había llevado su
inseparable bolsa,ni sus escritos.Estiró un brazo y alcanzó a rozar las cintas del
morral con la punta de los dedos.
-¿Un gracias será suficiente?.
No hizo falta que se diera la vuelta para saber que Celsus estaba detrás de ella.
-Supongo que sí.
Oyó los pasos de él acercándose.
-Gracias.
Xena asintió.
-No tienes buen aspecto.
-Tú tampoco-dijo la guerrera y él supo que se refería a sus múltiples moratones en la
cara.
-Definitivamente no tienes buen aspecto-resumió nuevamente Celsus y con un movimiento de
cabeza le indicó a Xena que
mirara hacia abajo.Ella obedeció y agachó la cabeza lo suficiente para observar las
líneas de sangre que corrían por sus
piernas.
-Será mejor que te lleve a un sitio seguro para que puedas echarle un vistazo a eso-fue
la sentencia del hombre.
Celsus llevó a Xena hasta un establo y la obligó a echarse sobre una de las balas de
heno.Soltó los enganches de su vestido
con destreza.
-Debo avisarte de que esto no se me da demasiado bien...-anunció el guerrero.
-Por ahora no puedo quejarme.
Descartó la armadura a un lado y la obligó a elevar la espalda a fin de quitarle el
traje de cuero.Seguidamente le subió el fino
taje de lino hasta justo debajo de los pechos y descubrió el emplasto,totalmente
empadado.Celsus arrugó la nariz al ver la fea
cara de la herida.
-¿Se han saltado los puntos?-preguntó Xena.
-No todos.
-Bien,habrá que volver a coserlos.
-No entiendo como sigues viva-dijo él a media sonrisa.
-Créeme,yo tampoco.
Lo hizo reír.Xena apoyó la cabeza sobre el heno y dejó que él le retirara el resto del
emplasto.
-¿Un paño limpio y algo de aguardiente será suficiente para desinfectarla?.
-Supongo que sí.
Él se levantó y fue hacia su caballo.Sacó un botellín transparente de una de las
alforjas y volvió junto a Xena.Rasgó una de las
mangas de su camisa.
-Me debes una buena camisa-la miró al tiempo que empapaba el trozo de tela con el fuerte
licor.
Xena se retorció cuando sintió el agudo escozor.
-¿Por qué me ayudaste antes en la taberna?.
-Veinte contra uno me parecía una auténtica canallada...-contestó Xena haciendo una
mueca de dolor con la boca.
-Sí,también he oído que ahora luchas por la justicia...,aunque sigues siendo igual de
temible.
-¿Por qué te buscaba ese hombre?.
Celsus la miró con su habitual sonrisa.
-Un asunto familiar,algo muy sórdido,no querrás saber los detalles...-alegó él.
-¡Oh,sí,ya lo creo!.
-Cree que seduje a su mujer...
-Bueno,ahora puedes hacerlo,la has dejado viuda.
-Lo cierto es que tendría que haber dejado esta aldea atrás,en vez de eso,entré en esa
taberna,¿crees en las casualidades?.
-A decir verdad no.
Xena le arrebató la botella y dio un largo trago,el dolor la estaba matando.
-¿Quieres que llame a alguien para que te cosa la herida?.
-No será necesario,lo haré yo misma.No sería la primera vez.
Él admiró la herida que circundaba su estómago.
-Quedará cicatriz...
-¿En serio?-se burló ella.
Parecía que a los demás les afectaba el hecho de que su estómago quedara marcado.
-¿Siempre eres así?-inquirió Celsus.
-¿Así cómo?.
"Como una mantis...".
-Tan esquiva,parece no importarte nada.
-¿Y si así fuera?.
-No lo creo-dijo él a media sonrisa-A todos nos importa algo,aunque sea lo más banal del
mundo.
-Tarde o temprano se acaba perdiendo todo lo que se ama-zanjó Xena fríamente aunque no
supo por qué su respuesta había
sido tan apocalíptica.
-Sé que no eres tan pesimista,así que no te esfuerces...
Xena lo miró por última vez antes de echarse de nuevo sobre el heno y relajar el
cuerpo.Sonreía para sí,aunque evitó que él lo
notara.Él siguió curando la herida con sumo cuidado y Xena pensó que tenía un toque
especial.
******************************
-Puede que simplemente se trate de unas fiebres pasajeras producidas por la humedad y la
hambruna-el curandero terminó de revisar a Gabrielle y la tapó nuevamente con la manta.
Axis se encontraba detrás de él,observando cada movimiento.
-¿Sólo eso?-preguntó.
-Sí-respondió el sanador-Es una muchacha aparentemente sana,lo que me lleva a pensar que
su enfermedad debe de ser
pasajera.Este brebaje será suficiente para combatir la fiebre-le extendió el oscuro
botellín de cristal.A cambio,Axis le entregó
unas cuantas monedas que el viejo guardó con avidez en su roído bolsillo-Si le vuelve a
subir la calentura excesivamente sería
conveniente que le aplicaras friegas de alcohol.
-Lo recordaré.Gracias viejo,siempre me sirves bien-le palmeó un hombro.
El anciano salió de la tienda y Axis volvió a quedarse solo con la mujer.Se acercó
hasta su cama y se sentó a un lado.Ella
parecía haber mejorado e incluso parecía que los delirios la habían abandonado.
Hasta esa misma noche anterior lo había despertado con sus contínuos rumores
inconscientes.Le apartó un rebelde mechón de
la frente.Ella pareció notar el leve contacto y ladeó la cabeza incómoda.
-Pronto estarás bien-dijo en un susurro.Destapó el frasco e inmediatamente se escapó de
él un agrio olor que le hizo arrugar la
nariz-Aunque antes deberás pasar por esto-resumió al tiempo que le entreabría los
labios para dejar escurrir dentro de la boca
de ella un poco del espeso contenido.
Gabrielle respondió tensando el cuerpo a modo de desagrado,pero pronto volvió a caer
rendida.
-Eso es,te estás portando muy bien...
En ese instante entró Casius.
-Axis...
-¿Qué ocurre?.
-Los mercaderes...,ya han llegado.
-Muy bien,diles que estaré con ellos en un instante.Y ordena a alguien que prepare la
mercancía.
Casius desapareció tras la cortina tan rápido como había aparecido.Axis se levantó de
la cama,no sin antes asegurarse de que
la enferma estaba bien arropada,y compuso y alisó su camisa antes de salir a recibir a
los nuevos invitados.
Gabrielle abrió un ojo levemente y miró entre sus pestañas para asegurarse de que
estaba sola.Así era.
Se levantó con ayuda de los codos y escupió a un lado de la cama el líquido amargo que
había mantenido en su boca largo
rato.La alfombra pareció absorberlo del todo.
-Será una suerte si muero-dijo en voz baja-Jamás dejaría que me salvaras.
Apartó las mantas que la cubrían y se deslizó por el lateral de la cama hasta que las
plantas de sus pies tocaron el frío suelo.Se
levantó y por un momento pareció que sus rodillas serían incapaces de
sostenerla.Inmediatamente su vejiga le avisó con un
intenso pinchazo.Buscó con la mirada el bacín,pero no halló rastro de él."Tal vez
debajo de la cama",pensó y se arrodilló con
urgencia.Allí estaba.Alargó el brazo y lo atrajo hasta ella.
Era un enorme y plateado bacín.Se subió la camisola y se sentó sobre él.Suspiró de
alivio cuando comenzó a sentir que la
presión en su vientre desaparecía."¡Maldita sea!",se dijo al notar que la
cabeza seguía dándole vueltas y la necesitaba
despejada para poder escapar de allí.
Estaba segura de que aunque le permitieran estar a solas en la tienda,habría
alguien,quizás dos personas, vigilando la
entrada.Pensó en lo que haría Xena en su lugar.Miró al techo de la tienda y se dijo que
quizás ella ya hubiera hecho un agujero
y de un salto escapado por allí.Gabrielle reconoció con pesar que sus saltos apenas le
permitían despegar dos palmos del
suelo.
Terminó de realizar su tarea de evacuación y se irguió.Recogió el bacín y con cuidado
lo llevó hasta la tina.Vació el contenido
allí,que se mezcló con la poco agua que quedaba al fondo.
-Para tu baño-dijo con rabia.
Volvió a meter el recipiente en su sitio debajo de la cama.
Su mente le sugerió que tal vez fuera conveniente revisar la estancia,seguramente
encontraría algo de utilidad.Lo primero que
encontró fueron sus ropas pulcramente dobladas descansando sobre una de las sillas,debajo
de la cual se escondían sus
botas.Gabrielle pensó en la posibilidad de vestirse,pero se dijo con ironía que era más
que probable que no saldría a ningún
sitio esa tarde.
La tienda de Axis era digna de su cargo.No se podía decir que vivía rodeado de lujo,pero
sí con cierta ostentosidad.Los
candelabros que sostenían las distintas velas que iluminaban la estancia eran de metal
noble.El suelo estaba cubierto casi en su
totalidad por alfombras de piel de inmejorable calidad.Numerosos objetos de oro macizo
adornaban la superficie de la gran
mesa,(seguro que en aquella misma mesa era donde se fraguaban todos sus planes de ataque).
Se acercó hasta uno de los estandartes que se posaba hermoso en una de las esquinas.Lo
palpó con la mano,delineó con los
dedos el trazo del águila.
Oyó voces que provenían del exterior y se acercó hacia una de las paredes de lona.Un
pequeño orificio le permitió observar
cómo sacaban a la gente de aquella enorme jaula y cómo les ponían las cadenas en los
pies.Aquella seguramente era la
mercancía a la que antes se había referido Axis.Seguramente tendría contactos con
mercaderes de todas partes del mundo,así
que pensó que su hermana podría estar en cualquier lugar,lejano o no,pero igualmente
desconocido.
Reparó en una lanza tallada que pendía de la pared."Esto puede servir",pensó
y trajo una banqueta para alcanzar a
descolgarla.Con ayuda de una de las ligas de sus botas ató el pequeño espejo de mano que
había visto sobre la mesa al
extremo romo de la lanza.
Se acercó a la entrada.Echó el cuerpo boca abajo y deslizó el espejo ligeramente por
debajo de la cortina levantándola lo
suficiente para poder ver por el espejo.
Como esperaba,dos hombres vigilaban la tienda y de paso a ella El campamento era inmenso y
se perdía más allá de lo que
alcanzaba a observar a través del cristal.No había la más mínima posibilidad de que
pudiera escapar de allí,al menos no con
vida.A decir verdad,tampoco es que le preocupara mucho.Tenía otras muchas cosas en las
que pensar,como por ejemplo en
Lyla.
Metió de nuevo su improvisado invento y volvió a colocar cada cosa en su sitio.Se sentó
sobre la cama.No había nada que
pudiera hacer.Se dejó caer de espaldas sobre el colchón.Cerró los ojos intentando
concentrarse,intentando mantener la cabeza
despejada para pensar,pero como siempre,sólo una cosa se atrevía a asomarse por sus
desordenados pensamientos.Sus labios
se unieron para formar la primera de las letras de su nombre,pero evitó pronunciarlo,en
vez de eso,un intenso ataque de tos la
hizo girar de costado.No se sentía nada bien e incluso a veces le costaba respirar.
" -Estupendo...-Gabrielle dejó escapar un ligero ronroneo de complacencia-¡más
fuerte Xena!-instó.
Xena le frotaba la espalda mientras tomaban un baño en un lago.
-¿Está bien así o Su Majestad lo prefiere de otra forma?-dijo Xena con gran carga
sarcástica.
-Mmm....-contestó Gabrielle ignorándola por completo-.Está pero que muy bien...
-De acuerdo-decidió la guerrera-mi turno...
-¿Tu turno?-protestó Gabb-¡Pero si apenas llevas cinco minutos!.
Xena le dio la espalda y relajó los hombros mientras esperaba las manos de Gabrielle,que
se acercó murmurando
maldiciones por lo bajo.
-Empieza por los hombros,hace tiempo que los noto tensos...-dijo Xena apartando el pelo
húmedo de su espalda.
Gabrielle obedeció sin rechistar esta vez y comenzó a masajear los doloridos hombros de
su amiga.Xena echó la
cabeza hacia atrás.
-Debo admitir que tienes manos mágicas...-murmuró extasiada.-¡Ahí,justo ahí...!
-Tienes un buen nudo-anunció Gabrielle y suspiró en respuesta a sus pensamientos.-En
ocasiones echo de menos
una buena cama mullida y una almohada blanda y esponjosa,¿tú no?.
-Intento no pensar en ello...
Gabrielle continuó con el masaje y bajó unos centímetros las yemas de su dedos,justo
debajo de los omóplatos.
-Supongo que eso sería lo mejor,pero a veces no puedo evitar sentir añoranza de mi
antigua cama,y,¿sabes algo?..
-¿Mmmm?...
-Lo que más añoro es ese olor a lavanda de las sábanas recién puestas.
-¿Tanto te disgusta dormir en el suelo?.
-Sabes que no se trata de eso,simplemente creo que deberíamos darle un respiro a nuestras
respectivas espaldas y
permitir que descansaran de vez en cuando en una buena cama.
-Ya lo hacemos...
-No te estarás refiriendo a esas posadas de mala muerte a las que me obligas
ir,¿verdad?-cortó Gabby-En esas
ocasiones te aseguro que echo de menos el suelo.
Xena suspiró.
-Míralo por el lado bueno-dijo-.Si tuvieras un buen sitio para dormir sería mucho más
difícil,aunque de por sí ya lo
es,lograr que te despertaras temprano.
Gabrielle sonrió.Xena tenía razón.Tenía que admitir que era una dormilona sin remedio.
Sus dedos habían recorrido casi la totalidad de la espalda de Xena,y ahora los mantenía
a la altura de la
cintura.Gabrielle no supo si fue intencionado o no,lo cierto es que atrapó un poco de
carne en la palma de su
mano de uno de los costados de la guerrera.Ciertamente aquello no parecía ser un método
nuevo para masajes,sino
más bien una caricia.Y Gabrielle lo supo en el mismo instante en que sintió que el
cuerpo de Xena se estremecía y
cómo se erizaba toda su piel.Xena se apartó algo avergonzada.
-Voy a salir del agua,empiezo a tener frío-anunció súbitamente.
Gabrielle la observó mientras paseaba su desnudez hasta llegar a la orilla.
-Xena...-la llamó quedamente.
-¿Qué?.
-¿Te has excitado?-preguntó Gabrielle divertida.
-¿Qué?.
-Te has excitado-repitió Gabrielle,aunque esta vez ya no formulaba una pregunta,sino que
más bien la afirmaba.
Xena la miró con el ceño fruncido y los labios en una mueca.
-Tú estás chiflada...
-Dí lo que quieras,pero lo he notado.
-¿Qué has notado?.
-Cuando te toqué-Gabrielle carraspeó.
Xena negó con la cabeza incrédula.Salió del agua moviendo las manos exasperada.La rubia
la siguió.
-¿Eres incapaz de admitir que alguien como yo te excite?.
Xena no contestó.
-Quizás he encontrado sin querer el único punto débil de tu cuerpo...
Xena la aniquiló con la mirada.
-Te aseguro-dijo con aparente tranquilidad en la voz-que nada de eso ha sucedido.
-Te hubiese creído de no ser por el inesperado sonrojo de tus mejillas...
-Yo no me sonrojo.
-Ya lo creo que sí-sentenció Gabrielle.
Xena bufó y Gabrielle soltó una carcajada.
-¡Oh,dioses!-dijo la rubia entre risas.
Salieron del agua.Xena se tumbó sobre la hierba,boca abajo,para secar el exceso de
agua.Gabrielle hizo lo mismo y
se tumbó a su lado.
Miró a la guerrera con total impunidad puesto que ésta tenía la cara vuelta hacia el
otro lado.Se fijó en los fuertes
brazos flexionados,en la espalda ancha y en la perfecta curva de su trasero.Entonces Xena
hizo algo
inesperado,sacó una de sus manos de debajo de la cabeza y la bajó hasta encontrar la de
Gabrielle enlazando los
dedos.
Nunca volvieron a hablar de aquello."
-Me alegra ver que ya te has levantado de la cama...Ese jarabe realmente hace milagros.
Gabrielle se puso en pie de un salto,la voz de Axis la había asustado.Tan brusco había
sido su movimiento que uno de sus
pechos escapó por el hueco que habían dejado los botones abiertos del camisón.No se dio
cuenta de esto hasta que se fijó en
que Axis no parecía poder apartar la mirada de un punto perdido de su torso.Bajó la
vista e inmediatamente devolvió al furtivo
pecho a su lugar.
Axis se movió por la habitación diestramente y fue hacia la mesa para servirse una copa
con compungida expresión.Gabrielle
se fijó en que ya había anochecido,por tanto hacía varias horas que se había perdido
en sus propios pensamientos.Dio dos
pasos atrás y se notó excitada,otro regalo más de sus recuerdos.Maldijo por lo bajo.
-Sé que debes de sentirte muy incómoda y que quizás sientas miedo...
"¿De ti?"...,pensó Gabrielle irónicamente y curvó los labios en una sonrisa
que reflejó sus pensamientos.
-...pero has de saber que no es mi intención el hacerte daño-la miró-.Desde el primer
momento en que te ví quise saber más de
ti,y aún quiero hacerlo,no eres una chica de pueblo,de eso estoy seguro,tus ropas,tus
modales,incluso tu pelo te delatan,quien
eres en realidad...eso es lo que más me intriga.
-Supongo que ahora puedo decir que soy una esclava.Tu esclava-matizó.
-Te equivocas,no voy a obligarte a hacer nada que no desees...
-Me dejarás marchar,pues.
Axis se terminó de un trago lo que fuera que estaba bebiendo y abandonó la copa sobre la
mesa.Dos frases por parte de ella
habían confirmado su aguda inteligencia.
-No-contestó con aparente tranquilidad.
-¿Qué quieres de mí?.
-¿Qué me ofreces?-contestó él con mal disimulada diversión.
-¿Qué tal mi desprecio?.
Axis despegó los labios en una leve sonrisa.
-No está mal para empezar...,aunque deberías de mostrar algo más de gratitud.
-Estoy segura de que te cobrarás lo que sea que creas que has hecho por mí.
El hombre se llevó una mano a la barbilla e hizo gesto de pensar.
-De acuerdo-se sentó en su butacón y se reclinó en él como un rey en su trono-Ya que
no aspiras a más será suficiente con
que seas mi sirvienta personal.Por ahora-le hizo un gesto con la cabeza hacia abajo-Las
botas...
Gabrielle abrió la boca para protestar,pero Axis se lo impidió.
-Haz lo que te digo-dijo,y en su voz no había un ápice de broma.
La rubia se acercó y se colocó de rodillas.A tirones logró sacarle las botas aunque no
fue en nada delicada.
-Hoy ha sido un día muy largo-soltó Axis como hablando para sí-Realmente estoy
agotado...
-¿Qué tal un baño caliente?-indicó ella mostrándose tan indiferente como fue capaz.
-Buena sugerencia...
-Me gustaría saber tu nombre...-anunció Axis y colocó los brazos a ambos lados de la
tina
humeante-¿dejarás alguna vez de sobresaltarte al oír mi voz?-dijo al notar la
incomodidad de ella.
-Es imposible saber cuándo será la próxima vez que inicies una conversación.
-Sin embargo siempre pareces estar perdida dentro de ti misma.Dime,¿en qué piensas?.
"Xena..."
-En cómo escapar de aquí-soltó indiferente.
Axis rió de buen gusto echando la cabeza hacia atrás.
-Olvídalo,no lo conseguirás jamás-dijo y volvió a reír.
Ella se mantuvo seria todo el rato en el que él parecía divertirse.De repente,Gabrielle
se acercó a él cautelosamente y se
arrodilló.Levantó la vista para mirarlo a los ojos con intensidad.
-A decir verdad,cada vez me resulta más dulce la idea de quedarme...¿crees en el
destino?-Axis no contestó,no parecía estar
seguro de si debiera hacerlo-.Yo sí-continuó Gabb con un extraño encantamiento en la
voz-.Me dirigía en tu busca cuando tus
hombres me capturaron...-rozó con un dedo el pecho de él y lo bajó hasta que su mano se
introdujo de lleno en el agua.
-¿Por...qué...?-Axis se maldijo en voz baja por ser incapaz de reencontrarse con su
voz,Gabrielle terminó la frase por él.
-¿Por qué te buscaba?...,¿quieres saberlo?.
Axis se estremeció y cerró los ojos en éxtasis.
-Para matarte.
El hombre abrió los ojos y la miró y en ese instante supo que ella no bromeaba.Agarró
su mano y la sacó fuera del agua.Todo
vestigio de placer se había esfumado para él.
-Cuidado...-la amenazó.
-Te equivocas...-contestó Gabb igualando su tono amenazador-eres tú quien debe cuidarse
de mí porque sí me das una
oportunidad,si me das la espalda una sola vez acabaré contigo.
Axis le retorció la muñeca que aún mantenía dentro de mano cerrada a modo de
protesta,ella no se quejó ni una sola vez a
pesar de que el dolor debía de ser insufrible.Se mantuvo firme y él supo que cuanto
había dicho esa noche era cierto.
-Layla...-soltó inesperadamente Gabb con voz estrangulada.
-¿Qué?-preguntó extrañado y aflojó la presión.
-Ése es mi nombre.
*************************************
Xena apenas durmió durante esa noche.El dolor de la herida y la preocupación no se lo
permitieron.En cuanto el primer rayo de luz se coló por la ventana del establo decidió
recoger las cosas y ponerse en marcha
nuevamente.Ataba ya la silla de montar en Argo cuando fue abordada por Celsus.
-¿Cómo te encuentras esta mañana?.
Lo miró de soslayo.
-Mejor.
-¿Vas a partir ahora mismo?-inquirió él.
-Sí.
-Creo que voy en la misma dirección que tú...
Xena se volvió hacia el hombre.
-No vas a venir conmigo.
-Bueno,sólo pretendía acompañarte hasta la próxima aldea,no me gusta viajar solo...
-Ése es tu problema-zanjó Xena dando los últimos estirones al cinturón de la silla.
-¿Estás segura de que no quieres que te acompañe?.
-¿Cuál es la parte que no has entendido?,¿voy a tener que escribírtelo?.
Celsus dio media vuelta para recoger sus cosas.En su cara se dibujaba la frustración del
momento.
Xena se dio cuenta de que quizás lo estaba tratando con innecesaria dureza y que
descargaba toda la tensión acumulada con
él.Pensó en disculparse,pero eso sólo fue por un breve momento.Sacó la yegua del
establo y se alejó.
Xena cabalgaba despacio a lomos de Argo.Hacía rato que sentía la presencia de alguien
extraño
que la seguía.Esperaba pacientemente que decidiera aparecer.Sabía que aquellos caminos
por los que ahora pasaba estaban
llenos de bandidos que saqueaban a los viajeros indefensos así como sabía que viajar
sola era una clara invitación a que la
atracaran.A pesar de su fiero aspecto,a los saqueadores siempre les animaba la
superioridad numérica.Incluso Argo parecía
estar intranquila.
De repente se encontró con un grupo de hombres armados con palos y mazas que le salían
al paso.Xena mandó a parar a
Argo.La yegua comenzaba a ponerse más nerviosa y la guerrera la tranquilizó
acariciándole el cuello.
-¿Qué llevas en esas alforjas?-dijo el que parecía estar al mando,aunque estaba tan
harapiento y mugriento como el que más.
-Nada que pueda interesarte-lo desafió ella.
-No te haremos daño si nos das lo que te pedimos.
-Pues me parece que no estoy dispuesta a daros nada...
El jefe dio dos pasos adelante y los demás le siguieron.Xena los contó.Siete.No sería
difícil deshacerse de ellos.A menudo sólo
eran campesinos sin idea de cómo usar las armas.Se apeó del caballo y sacó la espada.
-Por última vez,quitaros de mi camino...
-¡A por ella!.
En un breve instante los tuvo arremolinados alrededor suyo.Los golpeaba con la hoja de la
espada para no herirlos de muerte
o simplemente los noqueaba a puñetazos.Intentaba no moverse demasiado,puesto que la
herida no toleraría ningún movimiento
brusco.
Sintió que desde detrás de unos arbustos aparecía alguien y cuando giró la cabeza para
ver de quien se trataba sonrió con
alivio.Celsus venía decidido a apoyarla.Celsus no tardó en deshacerse de ellos e incluso
hizo que dos de los individuos huyeran
despavoridos.
-Sabía que en cuanto me diera la espalda te meterías en problemas...
-¿Qué haces aquí,Celsus?-preguntó ella enfundando la espada en su sitio.
-De momento ayudarte...
-Me refiero a por qué has estado siguiéndome.
-No te he seguido.
-Hace varias horas que noté que me seguías,así que no trates de encubrirte.
-Está bien-cedió él-.Pero no te estaba siguiendo,te dije esta mañana que iba a tomar
tu mismo camino.
-Lo recuerdo.
Xena lo miró con cara de sospecha y él se encogió de hombros.
-Trae tu caballo,no quiero parar más que lo necesario...-dijo ella y fue suficiente para
darle permiso a Celsus para
acompañarla.Él fue a recoger a su caballo con una amplia sonrisa-Pero sólo hasta la
próxima aldea-agregó Xena.
-Lo sé-respondió agitando las manos al aire.
Celsus pasó al lado del jefe de la banda y le dio un puñetazo que lo dejó nuevamente
inconsciente cuando éste intentó decirle
algo.Lo había conseguido,aunque seguramente evitaría decirle a Xena que él había
contratado a aquellos hombres para que la
asaltaran.
Habían cabalgado sin descanso hasta bien entrada la noche.Con malhumorada
disposición,Xena había hecho una parada a un extremo del camino para descansar hasta la
mañana siguiente.
En ese instante dedicaba toda su atención a afilar su espada,tarea que siempre le
permitía tener cierto descanso para sus
ideas.Celsus la miraba desde su sitio al tiempo que calentaba las palmas de las manos al
calor de la hoguera.
-No eres muy parlanchina que digamos-soltó él de súbito.
-Está en mi naturaleza.
-Lo sé,pero puede llegar a ser insoportable a veces...
Lo miró de reojo,pero no contestó.
-A este ritmo es probable que mañana lleguemos a la próxima aldea,así te desharás de
mí.
-A decir verdad-dijo Xena posando la espada a su lado-Creo que puedes servirme de ayuda.
-¿Ah,sí?.
-Eso suponiendo que estés dispuesto a colaborar-lo miró esperando que él le diese una
respuesta afirmativa.
-Te escucho.
-Tengo un plan y realmente creo que puede funcionar,un plan que puede hacerte inmensamente
rico...,tanto como jamás
hubieses imaginado.
-¿Es arriesgado?.
-Sí,y mucho.
Celsus se puso en pie y comenzó a caminar circularmente mientras se acariciaba lentamente
la barbilla pensativo.Comenzó a
poner nerviosa a Xena entre tantas vueltas,pero ésta evitó interrumpir sus
elucubraciones.
-Supongo que es demasiado tentador como para negarse,aunque se trate de los
Salvajes,¿verdad?.
-¿Estás seguro?.
-¿Qué podría pasar?,¿qué nos descubriesen?-calló un instante-Supongo que en ese caso
nos torturarían y nos arrancarían la
piel a trozos,¿no?.
Observó la reacción de Xena y vio que ésta había curvado los labios en un gesto que
denotaba su desagrado.
-Era una broma-dijo divertido-Nada va a salir mal,eres Xena-levantó los brazos hacia
ella-Contigo estoy a salvo.
Xena cruzó los brazos y decidió no pensar que quizás su nuevo compañero de aventuras
era un idiota redomado.Celsus volvió
a sentarse satisfecho.
-Mañana tomaremos un desvío hacia la aldea de Grosnias,debo recoger algo que escondí
allí hace tiempo.
-¿El qué?-preguntó intrigado Celsus.
-Nuestra llave,la que nos permitirá infiltrarnos entre ellos.
La respuesta que Xena le había dado lo dejó igualmente insatisfecho.
-Ahora que somos socios puedes contármelo todo,¿no?.
-Te contaré lo que a tu parte te concierne,que sepas más sería peligroso en caso de que
algo saliese mal,no olvidemos con
quien vamos a tratar,Axis es listo y estoy segura de puede oler la mentira a distancia...
-Por lo menos dime qué es lo que estamos buscando-resumió Celsus en tono de súplica.
Xena sonrió y fue a echarse sobre su manta.
-Buenas noches,Celsus.
-¡Oh,vamos,Xena!.
-Será mejor que descanses,puede que sea la última vez que lo hagas...
Celsus soltó un sonoro bufido como protesta antes de ir a dormir.
-¡Eh!-Xena le dio un puntapié a Celsus que dormía aún plácidamente bajo su manta.La
luz del Sol
apenas despuntaba ya.
-¿Qué...?,¿qué pasa?-dijo él restregándose los ojos a la vez que erguía la mitad de
su cuerpo.
-Recuérdame que no cuente contigo cuando se trate de vigilancia nocturna-ironizó Xena.
-¿Tus despertares son siempre así de quisquillosos?.
-Siempre que no pego ojo...,me extraña que hayamos tenido una noche tranquila.Juraría
que tus ronquidos se pudieron
escuchar hasta en Atenas.
Celsus apartó bruscamente el cuero y comenzó a ponerse las botas ignorándola por
completo.
-¿Llegaremos hoy a esa aldea?.
-Ésa es la intención.
Celsus terminó de colocarse las botas y se tomó su tiempo para pensar mientras se
rascaba la nariz.
-Supongo que podré tomar algo para desayunar,tengo el estómago vacío y me es imposible
pensar en ayunas...
-¿En serio?-argumentó Xena con su habitual tono burlón.
Celsus dejó caer ambos brazos derrotado.
-¿Hay alguna academia donde enseñan sarcasmo o también es parte de tu encanto?.
La guerrera dejó por un momento la tarea de ajustar las alforjas sobre su yegua y lo
miró.
-Créeme,si hubieras experimentado sólo la décima parte de lo que yo he vivido te
darías cuenta de que la ironía es un buen
recurso para toda ocasión.
-Pues me alegro,entre otras cosas porque sería probable que estuviera muerto-respondió
Celsus poniéndose en pie-¿Qué hay
para desayunar?.
Xena resopló con disgusto y le tiró una pequeña bolsa que él recogió al vuelo.
-Tendrás que comer sobre la marcha,no podemos perder tiempo con eso.
-¿Eso de ahí es Grosnias?-Celsus señaló un conjunto de pequeñas chozas que ya se
avistaban desde su posición.
-Así es.
-Supongo que recogeremos eso tan importante y seguiremos el camino.
-Sí.
-No sé tú,pero mi trasero me pide a gritos un descanso.Y no es que me queje,simplemente
necesito bajar de este caballo o se
me olvidará hasta caminar.
-Puedes ir a la taberna y tomarte un respiro.Yo me encargaré del resto y luego pasaré a
recogerte-recomendó Xena.
-Eso es todo un detalle por tu parte.
-Por cierto,cuida de no meterte en algún lío o lo echarás todo a perder.Muerto no me
sirves para nada.
-Sería un bonito gesto para nuestra naciente amistad que te permitieras depositar en mí
algo de confianza...-rebatió Celsus
-¿Quién está siendo ahora sarcástico?,¿eh?.
La puerta se abrió tras unos instantes de esperar.Detrás de ella apareció Salmoneus que
pestañeó con sorpresa.
-¡Xena!-exclamó con sincera alegría y se acercó para abrazarla.
-Hola Salmoneus-consiguió decir ella a través del poderoso abrazo.
Xena sintió una punzada de reconfortante cercanía hacia su viejo amigo.Hacía tiempo que
Salmoneus se había instalado en
aquella aldea,la misma donde había conocido a su esposa.Sólo una vez lo había visitado
desde entonces.Con Gabrielle.
-¡Dioses!,¡ha pasado mucho desde la última vez!-dijo a la vez que tiraba de ella hacia
el interior.
Xena se adentró en la confortable cabaña casi a trompicones.Observó que su amigo sacaba
la cabeza hacia fuera.
-¿Dónde está Gabrielle?-la miró y en cuanto pusos sus ojos sobre los de ella
comprendió que algo no iba bien-¿Qué ha
pasado?.
-No traigo muy buenas noticias que digamos,a decir verdad,estoy a un paso de
derrumbarme...-aquel inesperado ataque de
sinceridad los dejó a ambos contrariados.
Salmoneus la tomó del brazo cariñosamente,su tono,antes jovial,se ensombreció por
completo.
-Pareces cansada,le diré a Deliah que te preparé algo de comer.
Xena agradeció por lo bajo.
-¡Deliah!-llamó a su esposa-¡ha venido Xena a vernos!.
Inmediatamente apareció su joven esposa con una amplia sonrisa.
-¿Crees que ella estará allí?-preguntó Salmoneus después de escuchar atentamente
relatar la historia a
Xena.
-No está con las amazonas,sólo hay un lugar donde puede haber ido.
-Te lleva mucha ventaja...
-Sí-admitió Xena en derrota-Sé lo que estás pensando,sé que quizás ya no esté,que
la hayan capturado y vendido como
esclava o que...,-tragó saliva-que esté muerta.Pero lo averiguaré de todas formas.
-Ya tienes tu plan,¿no?.
-Sí,y es aquí donde entras tú-lo miró y vio que Salmoneus esperaba a oir lo que tenía
que decirle dispuesto,como siempre,a
ayudarla-¿Aún tienes aquella espada que te dí a guardar?.
-Por supuesto,¿creías que la había vendido o algo así?.
Xena bajó la mirada para evitar tener que recordarle su predisposición a vender todo lo
que cayera en sus manos.
-Bien-prosiguió ella ahogando una risilla-porque ha llegado el momento de usarla.
-¿No necesitas nada más de mí?-preguntó el mercader.Parecía incluso desilusionado
porque su participación acabara con
aquello tan simple.
-En realidad sí,necesito ropa nueva,ya sabes,túnicas y quizás un turbante.Es preciso
que parezcamos que no somos de por
aquí...
-¿Parezcamos?.
Xena cayó en la cuenta de que no le había contado todo a su amigo.
-Tengo a alguien que me está ayudando...
-¿Quién?.
-Un tipo al que conocí en una taberna.
Salmoneus arrugó la nariz con disgusto.Sabía que Xena no depositaba su confianza en
cualquiera y menos si era alguien que
frecuentaba tabernas.
-¿Es de fiar?.
-Supongo que sí.
-Suena como si no tuvieses más alternativa...
-¿Acaso la hay?-respondió rápidamente ella-Es bastante diestro con la espada,aunque por
otra parte su lengua también lo
es...,pensaba que después de Joxer sería imposible conocer a alguien que lo igualara
como rey de los bocazas.
Salmoneus rió con gusto.
-Eso tiene mérito-dijo él aún entre risas.
-Le he prometido mucho dinero y suficiente como para tenerlo ocupando pensando en
eso.Aunque tal vez acabe degollándolo
después de todo.
-En realidad te gusta,¿verdad?.
-Supongo que sí.
En ese instante apareció Deliah con una enorme fuente de oloroso guiso.
Cuando llegó la hora de despedirse,Xena sintió una extraña tristeza.Le prometió a
Salmoneus que traería de vuelta a Gabrielle
y él le había contestado con un sincero "lo sé".Por si no era suficiente que
ella lo creyera,supo que Salmoneus lo creía y eso le
dio ánimos.
Cargó a Argo con los nuevos paquetes y se dirigió a la taberna en busca de Celsus.
Estaba sentado en una de las roídas mesas con la mirada puesta en la puerta esperando
verla llegar.Nada más entrar Xena a la
taberna,le hizo un gesto y ella se acercó.
-Pareces aburrido-le dijo al llegar hasta él.
-Lo estoy.¿Has conseguido lo que querías?-le preguntó y la mujer asintió con la cabeza
casi inmediatamente-Hora de irnos
entonces...
Celsus se levantó dispuesto a irse y Xena dejó que él pasara primero.
-Realmente me sorprende que no te hayas metido en ningún lío.
-Te dí mi palabra,¿no?.
-Lo sé.
Xena desenvolvió el paquete que contenía la espada con excesivo cuidado.Justo antes de
caer la noche habían acampado cerca del camino,entre una pequeña arboleda.El frío acero
pareció cobrar vida a la luz de la
hoguera y brilló como cien estrellas.Celsus abrió la boca y la volvió a cerrar.Era un
arma perfecta,de inmejorable talla.Xena la
empuñó y la levantó hasta colocarla en posición vertical.
-¿Qué te parece?-preguntó.
-Es increíble,casi parece de otro mundo...
-Y lo es...
Celsus frunció el ceño intrigado.
-Está hecha con el metal de Hefesto,por tanto es indestructible a la par que infalible-la
movió entre su mano y ambos pudieron
oír el ligero sonido de la hoja cortando el aire.
-Pero...,¿cómo...?.
Xena le contó la historia de Agathon y de cómo se había hecho con el metal de Hefesto
por medio de Ares.Narró sin
demasiado énfasis su intervención y su victoria.
-Pero no lo destruíste todo evidentemente...-alegó Celsus al final de la historia.
-Supuse que algún día podría ser de gran ayuda...
-¿Cómo una espada va a resolver nuestros dilemas?:
Xena sonrió.
-La espada y un poquito de imaginación,amigo mío...
VI Palabras.
"Tengo un plan que no me puede fallar y no hay tiempo
que perder para poner de nuevo en pie los escombros que nos
restan"**
Después de aquel incidente con Axis,él había salido nuevamente de la tienda para
atender a ciertos
invitados,como le había indicado.Aquella escena de la bañera había tenido como objetivo
el amedrentarle,pero sólo pareció
añadir más diversión,al menos por parte de él.El hecho de que ella se decidiera a
decir su nombre sin necesidad de coacción
tuvo su efecto y él parecía estar disfrutando de cada momento de confrontación que
compartían.
Desde el exterior le llegaban voces y sonidos del pequeño agasajo que tenía lugar.Supuso
que no regresaría,no aquella noche y
eso la alivió,aunque sabía que no siempre podría evitar su presencia,de modo que tenía
que pensar en algo y rápido.
Para empezar,debía ganar un poco de su confianza si quería,al menos,poner los pies en
otro lugar que no fuera aquella
tienda.Necesitaba estudiar la zona y decidir cuáles eran sus posibilidades,aunque
imaginó que éstan serían bien escasas.
Se recostó en la cama y se cubrió con las mantas hasta la barbilla.Sólo tenía que
cerrar los ojos y un millón de imágenes
aparecían como por arte de magia.Y casi siempre tenían que ver con Xena.Era casi como si
antes y después de ella no hubiera
nada.Y se preguntó si lo había.No sabía que su necesidad de sentirla cerca era tan
descarnada como la necesidad de respirar.
Se preguntó si realmente su destino en aquella vida era perderlo todo.Primero fue
Pérdicas,al que había amado sinceramente,si
amar era la palabra correcta a utilizar.No,se dijo,amarlo a él quizás no hubiese sido
una empresa tan difícil de conquistar en
otras circunstancias,pero su amor se encontraba por aquel entonces en otro lugar,tan
inesperado,tan súbito...Y había estado
dispuesta a sacrificarlo por él,aún sin saber el porqué.
Luego su familia.Y tras ella Xena.
Sabía que estaba viva,y es que no podría ser de otra forma.
Acabaría lo que la había traído hasta aquí como otro capricho de su enrevesado destino
e iría en su busca.
Cerró los ojos y se dispuso a dormir,aunque la visión de su hermana dentro de su cabeza
era un claro síntoma de otra noche a
medias.
"Aquel era un día especial,puesto que esa misma noche se celebraba la cena del
solsticio de invierno.Durante el
pasado día no había parado de diluviar,e incluso aquella mañana el cielo encapotado
amenazaba con repetir la
tormenta.
Gabrielle y Lyla se habían levantado muy temprano esa mañana,debían ayudar a su madre
en la preparación de la
comida.Luego de eso,su madre las había vestido de punta en blanco con unos sencillos pero
elegantes trajes de lino
con lazos rosas a la cintura que le había llevado seis meses en confeccionar.
-Muy bien mamá-dijo Gabb-Vamos a la tienda a comprar algunos caramelos.
-De acuerdo,pero no os quedéis mucho tiempo en la calle,volverá a llover.
-Sííí...-respondió Lyla complaciente.
-Y sobre todo cuidad de mancharos.
Las niñas salieron al exterior.Gabrielle se aseguró de que su madre ya no las estuviera
observando para tomar el
camino contrario a la tienda.Por supuesto Lyla protestó.
-Pero,¡Gabrielle!,¿qué estás haciendo?,es por aquí.
-¡Schhhhhh!,¿quieres bajar la voz?.Ve tú a la tienda,yo tengo algo que hacer.
-¿Puedo ir contigo?-preguntó la menor inocentemente.
Gabrielle suspiró.Sabía que debía dejarla ir,porque de lo contrario acabaría por
descubrirla.
-De acuerdo-cedió y su hermana llegó hasta ella dando pequeños saltitos.
-¿A la arboleda?-gritó Lyla.
-Lyla,cállate de una vez.
-¿Qué piensas hacer allí?-preguntó de nuevo,esta vez más bajito.
-¿Recuerdas el nido de mirlos que descubrimos antes de ayer?.-Lyla afirmó con la
cabeza-Debo asegurarme de que
están bien,la lluvia ha podido dañar el nido.
Llegaron hasta el árbol más grande y antiguo de los que allí se encontraban.Gabrielle
sintió desde siempre
auténtica pasión por él y eran varias las veces que había escalado hasta las ramas
más altas en busca de nidos.
-Anoche apenas pude dormir pensando en los polluelos.
-Seguro que estarán bien-la animó Lyla.
-Tengo que asegurarme-respondió Gabrielle al tiempo que avanzaba con cuidado poniendo los
pies en las piedras
que sobresalían del barro.
-¡No voy a subirme ahí,Gabrielle!.
-Me parece bien-dijo Gabb ya desde la distancia.
-¡Tengo siete años,soy demasiado joven para morir!.
-Lyla-se volvió hacia su hermana-Cálmate,¿quieres?,no voy a obligarte a subir.
Gabrielle se arremangó el bajo del vestido y escaló la primera rama.
-¡Gabrielle,espera!-su hermana avanzaba ya hasta donde estaba ella.
-¡Te dije que te quedaras ahí!-masculló la rubia aún a sabiendas de que no
conseguiría apartar a su hermana de
aquel árbol.
Lyla escaló las primeras ramas maldiciéndose por lo bajo a ella misma y a su poca
capacidad de decisión.siempre
siguiendo a donde Gabby fuera,siempre metiéndose en los mismos líos.Gabrielle la ayudó
a encararmarse hasta
algunas ramas más arriba.
-Creo que te esperaré aquí-dijo Lyla al observar lo lejos que quedaba ya la tierra
firme.
-Bien,y esta vez quédate aquí.
Gabrielle siguió más aprisa su propia ascensión hasta las ramas más altas donde se
suponía que estaba el
nido.Asomó la nariz en el lugar,pero allí ya no había nada.Con gran desilusión miró a
Lyla bajo sus pies.
-Está vacío-anunció.
-¿Quééé?.
-¡Está vacío!,¡los polluelos no están!.
-Su madre los habrá puesto a salvo de la tormenta-resumió Lyla.
-Eso ha debido de ser...
-¡Baja de una vez!.
Gabrielle descendió despacio,rezando para sus adentros y deseando que los polluelos
estuvieran bien.Oyó que su
hermana gritaba.
-¿Qué pasa?.
-¡La rama!-chilló Lyla al borde de la histeria-¡se está rompiendo!.
Gabrielle observó que la rama donde se había quedado su hermana era demasiado fina para
ser fiable y que
probablemente no sería capaz de aguantar su peso.
-¡Ya voy!-gritó Gabb para tranquilizarla.
-¡Date prisa!.
Gabrielle le tendió una mano desde una rama próxima.
-¡Dáme la mano y salta hacia aquí!
Lyla miró abajo y se sintió mareada.
-¡No mires abajo y salta!.
-¡No puedo!.
-¡Sí puedes!.
Gabrielle sopesó la posibilidad de saltar al suelo,no era demasiada distancia,pero
quizás un mal aterrizaje podría
ocasionar en la rotura de una pierna o un brazo.Lyla se decidió por fin a saltar hasta la
otra rama y asió la mano
de Gabb,que le sonrió dándole ánimos.Lyla se impulsó y esto resultó ser demasiado
esfuerzo para la maltrecha
ramita.Gabrielle intentó sostener a su hermana en el aire,pero no tenía fuerza para
ello.
Las dos hermanas gritaron antes de tocar suelo.La primera en llegar fue Lyla,que se
incrustó en el lodo boca
arriba y hasta las orejas,segundos más tarde le tocó el turno a Gabby,que tuvo menos
suerte y cayó boca abajo.Ella
fue la primera en levantar la cabeza para sacarse el barro de la boca y de los ojos.Le
costó despegar los codos de la
profundidad del lodazal.Miró a Lyla,que sin haber movido un ápice su cuerpo miraba el
cielo pensativa
-¿Crees que madre se dará cuenta de que hemos manchado el vestido?-dijo con pesar.
Las risas que provocó en su hermana mayor se pudieron oír más allá del valle."
************************************
-Sinceramente creo que es un buen plan,casi me atrevería a decir que perfecto-dijo Celsus
engullendo
una gran porción de queso.
Sentados aún a la luz de la hoguera la guerrera ultimaba con él los últimos detalles de
su conjura mientras acababan la cena.
-Me alegra oír que te agrada.
-Tienes una mente brillante.
Xena levantó una ceja especulativa hacia él.¿La estaba halagando?.
-Eso crees,¿eh?.
Celsus se dio cuenta del tono cuestionador y cambió de tema.
-Deberíamos tener un plan "B"por si falla algo.
-Si falla algo no necesitaremos ningún plan "B"-recalcó la letra-puesto que
estaremos muertos antes de que podamos incluso
darnos cuenta.
-Por favor,vuelve a repetirme eso de que seré inmensamente rico...
Hizo reír a Xena.
-No pareces tan implacable cuando sonríes-se atrevió a añadir el hombre.
-Veo que sigues con la misma intención de aquella vez en la taberna,intentando ligarme y
me veo en la obligación de recordarte
que tu bragueta ya te ha metido en demasiados líos como para meterte en otro del que
quizás no vivas para contar...
-Uhhh-movió los hombros como haciendo ver que temblaba-Ese tono da miedo Xenita...
"¿Xenita?".Torció la boca en desagradable muestra.Le dieron ganas de sacarle
la lengua y cortársela de un tajo,pero se
tranquilizó con el pensamiento de que había superado su época de mala.
-¿No soy tu tipo?-comentó alzando las cejas y poniendo cara de interesante.
Lo miró.Su cara realmente era cómica.
-¿A qué te dedicabas antes de ser guerrero?,¿eras comediante?.
-Me temo que eso es un no-se respondió a sí mismo,aunque estaba claro que la
conversación le divertía y que no estaba
dispuesto a abandonarla-Eres alta,tienes unas piernas de impresión,la piel bronceada,el
pelo negro,unos ojos increíbles y por si
esto fuera poco...te enfundas en cuero,¿cómo pretendes que no me enamore de ti?.¡Por
los Dioses!,sería más fácil encontrar
Ambrosía en el desierto...
"Está bien,está bien",se dijo Xena,"puede que cortarle la lengua sea
excesivo,tal vez con pinzarle el cuello un
ratito..."Se frotó la cara con una mano.
Celsus soltó una risotada.
-No me digas lo que estás pensando,por favor-añadió entre risas-Me he dado cuenta de
que odias que una conversación gire
en torno a ti.
-Nunca he aprendido a recibir bien los halagos...
-Falsa modestia entonces.
-¿Eso crees?-preguntó Xena intrigada.
-Deberías estar acostumbrada a los comentarios que tu físico inspira,en vez de eso
parece como si te molestara el hecho de ser
como eres...
Xena hizo un breve repaso a sus recuerdos y se sorprendió en reconocer en las palabras de
él ciertas similitudes con las de
Gabrielle,quien siempre cuestionaba su indiferencia a su propio aspecto.
-Supongo que sí-claudicó.
-¿Hay alguien...,quiero decir...?-parecía que la pregunta le avergonzaba,aún así la
hizo.
-Sé lo que quieres decir-contestó secamente ella al observar la indecisión de Celsus.
Un pequeño silencio.La guerrera pensó que tal vez él se había olvidado de la pregunta.
Error.
-¿Y bien?.
-¡Demonios!,¿la Luna llena te pone romántico o algo así?.
-Lo siento.
Una vez más había sido demasiado brusca.Pero la verdad es que hablar entre confesiones y
más si eran las suyas la
incomodaba.Y no eran sólo las confesiones,tuvo que admitir,era todo lo que concernía a
lo personal.De todas formas,era
demasiado temprano para ir a dormir y él estaba siendo amable.Era capaz de relajarse y
mantener una conversación amena y
no parecer una mantis todo el tiempo.
-Sí,hay alguien-admitió sin ningún efecto superficial en la voz.
Celsus la miró sorprendido de tal cambio radical.Ella lo miró a su vez y se encogió de
hombros.
-¿Qué?,¿no era lo que querías saber?.
-Es que me sorprende que tú...,ya sabes,pareces tan fría todo el tiempo.Pensaba que
estabas a la vuelta de todo eso.
-¿Acasos esperabas que me rindiera a tus encantos?.
-¿Hay alguna posibilidad?-bromeó él,aunque había expectación en sus ojos.
-Ummm-hizo amago de pensar y levantó las cejas-NO.
-¿Tan difícil es conquistarte?.
-Creo que para ti... digamos que está fuera de toda discusión...
-¡Me rompes el corazón!-se burló él,luego hizo una pantomima como de clavarse una daga
en el pecho y se dejó caer hacia
atrás quedando completamente despatarrado.
Xena dejó que la risa afluyese como un torrente,ni siquiera intentó reprimirla,era
realmente cómico verlo hacer todas aquellas
estupideces y sospechó que intentaba acercarse a ella y ser un amigo aparte de su
socio.De repente todo vestigio de diversión
se disipó.
Xena se incorporó de inmediato.Celsus levantó la cabeza.
-¿Qué ocurre?.
-No es nada-lo tranquilizó ella-Quédate aquí,debo ir a comprobar una cosa...
Celsus la vió alejarse y pegó con el puño en la arena.Justamente cuando las cosas
comenzaban a ir bien por allí,ocurre algo
repentino.Su maldita suerte.Cerró los ojos y repitió para sí el sonido de aquella
risa.Pensó que ni siquiera la lira de Orfeo
podría sonar de tal forma.
-Está bien-dijo la guerrera a la oscuridad-Aquí me tienes.
Un destello de luz y la presencia de Ares se volvió empírica.
-Siento haberte sacado de tan animada charla...
-Te agradezco el interés,pero no tengo ganas de sarcasmos.¿A qué has venido?.
-Me sorprende verte tan calmada,Xena,pensé que después de haber perdido a Gabrielle
andarías por ahí totalmente
desorientada y gimiendo como un cachorrillo herido.No sería la primera vez...
Xena seguía ignorando sus comentarios,simplemente lo miraba esperando que tratara el
asunto que seguramente se traía entre
manos.
-Está bien,veo que no has dejado nada de tu buen humor para mi-se acarició el final de
la barbilla-.¿Crees que tu nuevo amigo
será suficiente para llevar a cabo tus planes?.
Así que sabía lo que se proponía.
-¿Sabes dónde está ella?.
-Por supuesto,y estás en lo cierto,Los Salvajes la tienen...
Un cierto alivio se apoderó de ella,aunque las noticias no eran,lo que se podía
decir,agradables.
-Aunque no es por lo que crees-continuó Ares-.La capturaron por mera coincidencia,estaba
en el lugar equivocado en el
momento equivocado...-sonrió un poco y añadió-Como siempre.
-¿Y...?.
-Te ofrezco mi ayuda,sólo tienes que decirme que sí y en un momento tendrás a tus pies
un ejército dispuesto a acabar con
ellos, podrás rescatar a tu adorada al tiempo que vengar la muerte de su familia.
Xena lo miró,en sus ojos fuego.
-No sé por qué tengo la extraña sensación de que tuviste algo que ver con que
arrasaran Potedaia-se acercó dos pasos a
él-.¿Sabes?,ya lo había pensado antes...
-Te equivocas de lleno,puedo demostrarte que no es cierto...
-¿Por qué habría de creerte?.
-Simplemente porque Axis no tiene ningún respeto hacia mí ni a ningún otro
dios-admitió sinceramente.
Xena lo pensó un instante.Eso tendría oportunidad de averiguarlo.Volvió rápidamente al
presente y a su incómoda
conversación.
-Lo siento-dijo simplemente-.No me interesa tu oferta.
-Si te importara realmente ella no lo dudarías...-el dios jugó intencionadamente con sus
sentimientos.
-Gabrielle nunca me perdonaría que aceptara tu ayuda,ni siquiera si es para salvarla a
ella-contestó con furia-Y yo no estoy
dispuesta a pagar el precio que me impongas por ello.Sigue intentándolo de mil
maneras,Ares,eso es lo único que puedes
hacer.
-¿Es tu última palabra?.
-¿No lo ha sido siempre?.
No estaba furioso.No era eso,más bien se sentía defraudado.Pensó que su gran
oportunidad había llegado como un regalo del
Olimpo,pero aún en esta situación,Xena nunca traicionaría su palabra.
-Acabarás pidiéndome ayuda,te lo aseguro...
-Sólo espero que no te interpongas,sólo empeorarías las cosas-soltó la guerrera
desafiante.
-Descuida,únicamente tengo que esperar el momento en que fracases,porque lo
harás,créeme,ni siquiera ese paleto te será de
gran ayuda,no te enfrentas a un estúpido guerrero que lidera un ejército por
casualidad,es un hombre taimado y más
desconfiado aún que tú...
-Ya contaba con eso,pero gracias por la advertencia.
-No seas tan obstinada,¡maldita sea!,-movió los brazos algo desesperado-.Acepta lo que
te ofrezco,es la única oportunidad
que tienes de lograr ver a Gabrielle de nuevo con vida-calló un momento-.Las cosas no
están yendo demasiado bien para ella.
Fue la única vez,pensó Ares,en que ella había mostrado algo de interés por la
conversación.Había agotado el último argumento
que tenía para convencerla.Ahora esperaba ansioso su respuesta.
-La sacaré de allí,eso puedes jurarlo-fue la contestación,dura y directa.Y un paso más
hacia su negativa.
-¿Sabes?-comenzó Ares-,nunca he conocido a nadie tan valiente como tú,tienes todo lo
que los demás desearían tener,pero
también lo que nadie quiere: fragilidad.
-¿A qué te refieres?-inquirió Xena con una ceja alzada.
-¿Acaso no está claro?.Admítelo,amiga mía,ya no hay vuelta atrás,necesitas a
Gabrielle tanto como respirar y eso es lo que te
hace frágil,frágil y vulnerable.
Xena siguió mirándolo,pero no dijo absolutamente nada.
-Buena suerte Xena.Ya sabes donde encontrarme.
Y desapareció.Lo dejó ir,a pesar de que tenía tantas cosas que preguntarle.No importaba
nada más,Ares le había confirmado
que seguía viva y para ella había sido suficiente,como si en realidad necesitara ese
pequeño aliento para seguir adelante.
-¿Todo bien?-la voz de Celsus le llegó nada más reaparecer por el campamento.
-Eso parece.
Xena estiró metódicamente la manta en el suelo y se recostó en ella.No pudo ver la
expresión de desconsuelo que apareció en
la cara de su compañero,que esperaba impaciente que la distendida conversación
continuara tras su vuelta.
-Quizás deberías descansar un poco-continuó la guerrera al notar que él no se movía
de su sitio-Me temo que mañana
viajaremos sin descanso.
-Tienes razón-admitió.
Celsus se tumbó sobre su cobija aunque sabía que tardaría en conciliar el sueño.
Aquella noche había descubierto lo mucho que le agradaba la visión de ella,su risa,sus
gestos.A decir verdad lo había
descubierto en aquella ocasión en que haía decidido,inesperadamente,seguirla y
convertirse en parte de su plan.
No le importaba lo arriesgado que éste fuera,ni tan siquiera podía sentir con claridad
el peligro que le esperaba.Y era
insólito,viniendo de él,acostumbrado a evitar los problemas máxime si estos tenían que
ver con poderosos ejércitos.Ella era
toda la razón,incluso de su insomnio.No sabía que esperar,pero seguiría adelante porque
le había dado su palabra y porque no
imaginaba otro lugar que no fuese a su lado.
Se sintió malditamente extraño.Y se odió por no poder frenar estos sentimientos.
Había amanecido cuando Celsus despertó.Le costó acostumbrar sus ojos a la clara
luz,pero una
vez lo hubo hecho,enfocó a Xena enfrente suyo.La manta aún estirada indicaba que ella
también acababa de despertar.Estaba
absorta en sus pensamientos,con aquella daga girando entre sus dedos.
-Buenos días-dijo Celsus para asegurarse de que lo viera.
Xena lo miró.
-He estado pensando...,en nuestra conversación de anoche...
-¿Por qué?.
-Las túnicas no serán suficientes para que pueda pasar desapercibida,eso sólo se
podría conseguir de una forma...-estiró la
daga hacia él y lo señaló-Necesito tu ayuda.
-¿Para qué?-preguntó él extrañado,era demasiado temprano para que su cerebro
trabajara de forma normal.
Xena se recogió el pelo por detrás de la nuca con la mano.
-Tendrás que cortar.
Celsus se puso en pie y se acercó hasta ella.Tomó el cuchillo que le ofrecía.
-No veo por qué tienes que hacerlo.
-No quiero que se fije en mí,eso es todo...,tal vez como hombre no tenga que preocuparme
de eso.
Aunque le costó reconocerlo,supo que ella tenía razón.A no ser que fuera ciego,no
había manera de que no la notara y eso
podría ser peligroso si se daba el caso de querer incluírla en el lote.Puso la daga bajo
el cabello y cortó justo donde empezaba
la nuca.
-De todas formas volverá a crecer,¿verdad?-la animó.
-Y si no fuera así,tampoco es que me preocupara-soltó Xena.
Él se puso enfrente para verla mejor.La observó desde varios ángulos.
-¿Y bien?.
"Sigues siendo tú...".
-No está mal...
-Bueno,aún falta el turbante-comentó después de ver la indecisión de Celsus.
-Y quizás un parche en un ojo...
-No voy a ponerme un parche en un ojo...-dijo Xena entre dientes.
-¿Ah,no?,¿y qué vas a hacer con esas pestañas?.
-¿Crees que se van a fijar en mis pestañas?.-Era ridículo,pensó ella.
-Tú misma-fue la respuesta de él y se dio la vuelta.
VII Deseo.
"La muerte será un adorno que pondré
al regalo de mi vida".**
-Aseguras que no soy tu esclava,sin embargo me mantienes aquí encerrada-rió
irónicamente y
añadió-Como si pudiera escaparme...
-Me sorprende que quieras hacer algo más aparte de sacarme de quicio,algo que parece
hayas aprendido demasiado bien...
Gabrielle lo miró.
-Te equivocas,yo sólo trato de defenderme de tus ataques,yo no soy tu puta ni lo seré
nunca...
Él simplemente rió.
-No tienes muy claro el hecho de que me pertenezcas,¿verdad?.Si hasta ahora he sido
comedido contigo se debe más que a
nada a que intento tener paciencia,más paciencia de la que he tenido jamás con
nadie.Recuerda eso.
-¿Intentas que muestre agradecimiento por ello?.
-Intento que te des cuenta que te ofrezco un trato privilegiado...-calló un momento antes
de añadir lo siguiente-porque te
quiero para mí,tan simple...
Gabrielle dudó un momento.
-De acuerdo,toma lo que quieras,no voy a impedírtelo...,quizás así acabe todo esto.
Axis puso cara de sorprendido.
-Quizás en cualquier otro momento te recuerde esas palabras,no lo dudes,pero antes debes
saber una cosa de mí-sus ojos
azules se clavaron en ella-,y es que no tolero que creas que puedes jugar conmigo.
Gabrielle bufó y soltó media sonrisa.A él pareció divertirle este hecho y arqueó una
ceja.
-Está bien-cedió él-¿quieres salir?,adelante,ve a dónde quieras.
Gabrielle se cruzó de brazos.
-Pero supongo que siempre tendré a alguno de tus hombres vigilándome...
-Mi querida Layla,¿acaso me quejo yo de tu falta de confianza hacia mí?.
Como había prometido,esa tarde fue la primera en que Gabrielle pudo salir de a
tienda.Deambuló
por el inmenso campamento con ansias de investigar cada detalle.Recorrió todos sus
rincones,observó a los soldados que
practicaban sus artes de lucha,admiró la belleza de los caballos que pastaban en
artificial libertad por las inmediaciones del
campamento,pero por más que buscó,no encontró forma alguna de huir de allí.
Durante el tiempo que duró su recorrido se sintió vigilada a cada paso,pero se permitió
pensar que quizás empezaban a mirarla
como uno más entre ellos.Sabía que muchos de los soldados de Axis tenían concubinas,las
mujeres eran algo de lo que no se
privaban en ninguno de los fieros ejércitos a los que ella había tenido la desagradable
oportunidad de conocer.
Sabía que la miraban,pero era aquella mirada de "cuidado,cualquiera menos
ella".Eso le daba cierta tranquilidad,aunque no
podía dejar de pensar el motivo por el cual la respetaban tanto.No le gustaba pensar en
la idea de que ella misma acabaría
convirtiéndose en concubina.La sola idea de tener a Axis montándola como si fuera un
caballo le revolvía sus de por sí
inestables entrañas.Lo mataría.Pensó en eso y se descubrió capaz de hacerlo,¿acaso lo
dudaba?.
-¿Te diviertes?-la voz de Axis la sacó de sus meditaciones,aunque esta vez no la
sobresaltó,lo había sentido mucho
antes,cuando se acercaba sigilosamente por la espalda.
-¿Qué te hace pensar que lo hago?.
-No lo pienso,por eso te lo pregunto.
-Te muestras más sonriente de lo habitual,¿crees que por dejarme vagabundear por tu
siniestro dominio hará que obtengas una
recompensa por mi parte?,¿crees que esta noche será diferente de las demás?.
Axis rió con gusto y Gabrielle se preguntó qué había dicho que pareciera tan gracioso.
-Si hubiese tenido alguna esperanza tú te has encargado de hacerme ver lo equivocado que
estaba.
Gabrielle le dedicó una desagradable mueca.
-Consideras que debo pedirte permiso para tomarte y en eso cometes otro error,me
perteneces y puedo hacerlo cuando me
plazca,recuérdalo.
-Eso sería demasiado fácil para ti,¿no?-respondió Gabrielle con igual desafío.
Axis se acercó hasta ella con sólo dos pasos.
-En realidad me está pareciendo a cada momento una buena idea si así logro que cierres
tu maldita bocaza-estaba enfadado y
no se había molestado en ocultarlo.
-Tomas todo lo que quieres por la fuerza,arrasas con todo a tu paso,me sorprende que a mí
me dispenses este trato
privilegiado.
Axis rechinó tanto los dientes que incluso Gabrielle pudo oir el sonido perfectamente.Sin
apenas darse cuenta de que él se
movía,se encontró con la cara masculina pegada a la suya,y segundos después con sus
labios sobre los suyos.
Aunque lo intentó,la poderosa mano de él detrás de su nuca la mantuvo en el sitio y
quiso gritar cuando sintió que Axis le
mordía uno de los labios que tan hábilmente había atrapado con sus dientes.La apartó
de un empujón.
-Sigue con tu pequeña excursión-le dijo enfadado y se marchó.
Gabrielle se pasó el dorso de la mano por sus labios y observó el pequeño rastro de
sangre sobre ella.
Gabrielle esperó sentada al borde de la cama vestida únicamente con la casta camisola
blanca.Hacía rato que había oscurecido y sabía que Axis no tardaría en llegar.Tenía
un plan.Se había cepillado y arreglado el
pelo e incluso se había pellizcado las mejillas para dar algo de color a aquella palidez
que parecía permanente en su antiguo
bronceado rostro.
Aquella misma tarde en que él le había permitido salir,había logrado sisar de la gran
mesa de festejos un cuchillo
corvo,seguramente un cuchillo para la carne.Lo había escondido bajo su falda y por
enésima vez se aseguraba que estuviera
bien resguardado bajo la almohada.
Sabía que sólo tendría una oportunidad y que si fallaba lo pagaría con su vida.No
importaba lo que pasara después.Estaba
decidida a hacerlo.Oyó unos pasos que se acercaban y se le aceleró el ritmo de sus
latidos.¡Maldita sea!,se dijo,necesitaba
estar en calma,pero su cuerpo parecía negarle ese capricho.
Como suponía,Axis apareció tras la cortina con paso decidido.Por supuesto,lo primero que
hizo fue buscarla a lo largo de la
habitación hasta encontrarla.La miró y le dio la sensación de que ella lo estaba
esperando.Frunció el ceño ante este
pensamiento.
-¿Aún despierta?.
-Así es.
Como era costumbre en él se sirvió una copa de vino y se recostó en su
sillón.Gabrielle se apeó del borde de la cama y fue
hasta él para quitarle las botas.
-¿Qué haces?-preguntó realmente extrañado.
-Te sirvo,¿no era lo que querías?.
-Pensaba que no estabas de acuerdo en eso.
-Me preguntaba qué nuevos privilegios obtendría de ti si sólo fuese un poco
más...sumisa.
Axis rió con gusto y echó la cabeza hacia atrás.
-¿Estás tratando de volverme loco?.
-No,mi señor.
-¿Mi señor?,eso es nuevo...,¿ya no quieres matarme?.
Gabrielle lo miró de soslayo y torció los labios en una mueca de perversión.
-Quizás cuando cierres los ojos...
-No lo haré mientras mantengas los tuyos abiertos-concluyó él y le regaló otra
sonrisa.
La rubia mujer sonrió asímismo,pero no para devolverle a él la suya,sino por propio
placer,ya que Axis cada vez se mostraba
más relajado y ella podía sentir el final cerca.Terminó de sacarle el calzado y
comenzó a masajearle los pies.
-¿Qué quieres por eso?-dijo con alguna nota de placer en la voz.
-Quizás poder llegar hasta ese lago cercano y darme un baño,podrías hacerme acompañar
por una de esas mujeres que
divierten a tus hombres...
-Me parece justo.
-¿Eres tan flexible con todos esos mercaderes con los que tratas?.
Una nueva sonrisa por parte de él.
-No soy flexible con absolutamente nada,pero sé cuando tengo un buen trato delante de mis
ojos...,¿no quieres nada más?.
-¿Y tú?-lo desafió ella.
Axis la tomó de la muñeca y la alzó hasta sentarla sobre sus rodillas.Gabrielle se
dejó hacer como si fuese una mansa
corderita.Pudo sentir la excitación de él bajo sus muslos.La besó y esta vez ella no
apartó la cara y abrió la boca en su
lugar.Notó que intentaba sacarle la camisola por la cabeza y levantó un poco las nalgas
para que él la desenredara de allí.
La piel se le erizó al contacto con el frío aire.Se levantó llevándola en volandas
hasta la cama y la tiró sobre el mullido
colchón.Gabrielle no apartó la mirada mientras él se desvestía con prisa mal
disimulada,casi arrancando los botones de la
casaca.Axis se unió a ella en la superficie de la cama,la tibeza de la piel de él
cubriendo el frío en la de ella.Gabb pensó en el
contraste de él, completamente excitado y en el de ella,totalmente indiferente.Le rodeó
la espalda con los brazos y cerró los
ojos,consciente de que si no lograba excitarse todo saldría mal.
Sabía lo que tenía que hacer.Las yemas de sus dedos recorrieron la ya húmeda superficie
de la espalda mientras dejó que su mente vagara hasta que,el consuelo de pensar que quien
estaba sobre ella no era Axis sino Xena,logró engañar a su razón.
Un agudo pinchazo en la zona cercana a la ingle le informó de su nuevo estado,pero estaba
demasiado perdida en sus ilusiones
como para hacerle caso,en vez de eso enredó las piernas sobre la cintura de Axis y en un
ligero descuido casi hace que sus
labios formasen el nombre de ella en sus labios.
Axis,que había estado muy entretenido poniendo a buen uso su boca,se retiró un poco
hacia atrás y esto fue suficiente para
que Gabrielle supiera lo que venía a continuación.Él entró en ella a la vez que
Gabrielle extendía el brazo hacia la almohada.
Un error de cálculo.
Apenas la rozaba con la yema de los dedos.Empezó a luchar contra el empuje de él para
así moverse un poco más arriba.Él
pensó que quería jugar.
-¡Ah,no!,¿crees que vas a escapar ahora?-dijo entre risas mientras mordía los labios de
Gabrielle.
Un pequeño descuido quizás o la insistente perseverancia de ella,lo cierto es que logró
moverse unas cuantas pulgadas más
arriba.Ya no había casi tiempo,podía notar que él estaba a punto de estallar.
Agarró el cuchillo por el mango con fuerza aún bajo la almohada.Tenía la respiración
agitada,como si ella también estuviese
esperando con ansia un inminente orgasmo.
Sacó el cuchillo y lo alzó al aire,un segundo más y todo se acabaría,el cuchillo
enterrado en su nuca,la sangre resbalando por su
espina dorsal...pero dudó, y lo siguiente que sintió fue una mano que agarraba su
muñeca y el sueño de venganza se esfumó
como la excitación de él.
La miró indrédulo y salió de su cuerpo con brusquedad.Gabrielle pudo observar en su
cara el paso gradual del placer a la
desilusión,y de ésta a la ira.
La sacó a empujones,furioso.Apenas se había parado para subirse los
calzones.Afuera,debido a lo entrada que estaba la
noche,apenas había nadie,únicamente los vigías en sus atalayas.
-¡CASIUS!-gritó Axis como si la vida se le fuera en ello.
El aludido salió de su tienda a la vez que se subía los pantalones torpemente.Le
siguieron varios hombres y algunas de las
furcias que los acompañaban.
-¿Qué pasa?-preguntó Casius acercándose.
Gabrielle se retorcía intentando zafarse de la mano de Axis que aprisionaba su muñeca.
-¡Estáte quieta,maldita sea!-vociferó y la lanzó con violencia al suelo.
Gabb cayó aparatosamente de rodillas sobre la tierra.Levantó la cara para mirarlo.
-¡Esta zorra ha intentado matarme!...
-Ya te lo advertí,no hay quien pueda domarla-respondió Casius.
-Átala al madero...,recibirá lo que merece.
Casius la recogió del suelo.La llevó hasta el madero de castigo y le ató las muñecas
en lo alto tan fuerte que casi les dio de sí.
-Con diez será suficiente-fue la respuesta de Axis.
Gabb observó con pesadumbre que Casius tomaba el látigo y cerró los ojos con fuerza
evitando así las ganas de llorar.Cuando
los abrió de nuevo tenía en frente a Axis,cerca de su cara.
-Todo lo que te pase a partir de ahora será porque así lo has querido...
-Hazlo tú-lo desafió ella-Prefiero que lo hagas tú,ya nada podría hacer que te odiara
más.
-Ya veremos si no puedes cuando acabe.
Axis levantó la mano y la volvió a bajar como indicació a su hombre de confianza que
podía empezar.El breve instante que
precedió antes de que el cuero tocara y rasgara su piel por vez primera fue el peor,la
espera,la primera sensación,el dolor,tan
intenso como el fuego.
Antes de desmayarse pudo observar las caras compungidas de su improvisada audiencia,cómo
algunos volvían la cara para no
ver el desagradable espectáculo de su piel y su sangre salpicando la arena del suelo.
El quemor de los primeros rayos de Sol sobre las heridas abiertas consiguió
despertarla.Seguía atada al madero,pensó que sus muñecas estaban a punto de
partirse.Los pies hacía tiempo que habían
dejado de soportar su peso y descansaban ambos sobre los tobillos,con las piernas
prácticamente en pleno abandono.
De repente se le ocurrió un pensamiento gracioso,como si el hecho de estar en tan penosa
situación la divirtiera,pensó en que si
Xena estuviera allí en aquel momento le diría algo como:"¿Todo bien por
aquí?",con su personal voz sarcástica y con aquella
sonrisa de medio lado que tanto la trastornaba.Rió,y lo hizo en voz alta,sacándose por
momentos de su estado de
autocompasión.Había renegado de Xena culpándola porque la amaba más que a su propia
familia y lo cierto era que sus
recuerdos eran lo único que la mantenían cuerda.
-Está como una condenada cabra-dijo Casius.
-Bájala de ahí y manda a alguien para que le curen las heridas.
-No lo entiendo,deberías dejarla morir ahí...es lo que hubieras hecho con cualquier otra
persona que hubiese intentado acabar
contigo.
Axis lo miró fijamente como queriéndoselo tragar de un bocado.
-¿Te he pedido tu opinión?-contestó entre dientes caminando hacia el otro extremo,lejos
de Gabrielle.
Aún así,Casius se aventuró a seguir hablando.
-Todos dicen que es una bruja y que te ha hechizado,si sigues así perderán toda su
confianza en ti,lo sabes y no haces nada
por evitarlo.
Axis se paró de golpe y se volvió hacia su subordinado.
-Lo que más se desea con ansia es lo que no se puede tener-se giró con los brazos
abiertos como mostrando la inmensidad de
sus dominios-Tenemos todo lo que un día pudimos desear y más,respeto,dinero,prestigio y
aún así seguimos aquí,luchando sin
saber por qué,sin saber qué es lo siguiente...,nos hace sentir vivos...y ella me hace
sentir vivo a mí,me hace desearla con tantas
ansias que cada vez que mis ojos la abarcan no puedo pensar con claridad...
-¡Sólo es una mujer,por el amor de Zeus!.
-Supongo que sí,supongo que simplemente es eso,pero hasta que no logre sacarla de donde
se me ha metido no
pararé-sentenció Axis y se alejó.
Casius repartió órdenes a dos de sus hombres para que desataran a Gabrielle y luego
dispuso a una mujer para que le curara
las heridas.La depositaron sobre la enorme cama,boca abajo.Gabrielle intentaba por todos
los medios no moverse
demasiado,puesto que al hacerlo la piel se estiraba y la sangre seca parecía despegarse
de su piel.
Momentos más tarde sintió cómo alguien le colocaba compresas frías sobre las
heridas.Abrió los ojos y pensó que
seguramente encontraría a Axis,pero a quien vio en cambio fue a una mujer de cabellos
pelirrojos y de aspecto de
tabernera.Era lógico si lo pensaba,Axis no iba a dejar que ninguno de sus hombres la
tocara.Se fijó en el escote de la mujer y
pensó que cualquiera podría perderse en él y no ser encontrado jamás.Gabrielle
suspiró de alivio.
-Obstinada...-oyó murmurar a la pelirroja.
-¿Qué?.
-¿Por qué te empeñas en no dar lo que te piden?.Te hubieras ahorrado tanto dolor.
Gabb pensó en contestar,pero después de un segundo de analizar la situación decidió
pasarlo por alto.
-¿A ti te gusta?.
-A mí no me queda otra opción y pronto te darás cuenta de que a ti tampoco.
Gabrielle evitó decirle que ella estaba en camino de conseguir la única opción aunque
esta fuera la muerte,en vez de eso quiso
simpatizar con ella.
-¿Cómo te llamas?.
-Mireya.
-Yo me...
-Sé como te llamas,eres el centro de atención últimamente-interrumpió la pelirroja al
tiempo que restregaba las compresas para
quitar la sangre seca.Aunque era considerada con sus movimientos,Gabrielle sentía
amenazantes punzadas de dolor-Te debe
de doler mucho.
-Lo suficiente como para apreciar infinitamente el poder de un látigo.
-No puede ser que desprecies de tal forma tu vida...,hay...,hay algo en ti...-la pelirroja
quería explicarse adecuadamente,pero
parecía que las palabras se negaban a fluir de manera ordenada de su boca-Anoche,observé
tu semblante mientras el látigo te
arrancaba la piel,pensé que de un momento a otro pedirías clemencia,como hubiéramos
hecho cualquiera de nosotros,pero te
mantuviste firme hasta que el dolor pudo con tu coraje y te desmayaste.Y esta
mañana,viéndote reír...¡Dioses!,creí que me
desmayaría del susto.Jamás había visto una muestra de orgullo tan grande y te admiré
por ello,pero entonces conté las veces en
que el orgullo había ganado alguna batalla y no pude recordar ninguna...
-No es orgullo...-alegó Gabrielle en un susurro apenas audible.
-¿Qué?.
-No es orgullo-repitió,esta vez con algo más de voz-Simplemente pensé en algo que me
duele más que unos cuantos azotes,un
pensamiento,un recuerdo,un olor...,todo esto que se ha convertido en parte inseparable de
mi memoria...
Y entonces lo vio.La pelirroja vio algo que ni siquiera el látigo había conseguido.Una
lágrima.
E irremediablemente sintió una inmensa lástima por la pequeña mujer.
-Los hombres,muchacha-dijo Mireya-actúan por puro instinto,está en su naturaleza como en
la nuestra está ser parte de sus
deseos.Te aseguro que eso es lo único que ahora te mantiene viva en estos momentos.Que
importancia tiene si te ama o no,eso
no cuenta ni siquiera para ti...,ellos no son como nosotras,no buscan el sentido de las
cosas,ni tan siquiera piensan
detenidamente en ello.Sólo tienes que observarlos durante un breve instante y verás que
aunque logren conquistar hasta el
último rincón de la tierra no será nunca suficiente...
-No pienso en Axis como si fuera una amenaza,podría entrar por esa puerta y degollarme y
aún así seguiría sin rendirme a él,ya
hace mucho tiempo que consagré mi vida a alguien-miró a la pelirroja de reojo-.¿Lo
ves?,secretos inconfesables...
-¿Por qué estás aquí?,no pareces una aldeana.-preguntó Mireya como si hubiese
descubierto de repente a Gabrielle.
-Me capturaron cuando intenté ayudar a escapar a un muchacho que llevaban preso,yo...,lo
conocía...
-Les oí comentar cuánto les había costado darte caza,una verdadera sorpresa-comentó
Mireya-.Si es verdad que intentaste
ayudar a alguien,entonces te mereces todo mi respeto.
-Yo siempre he querido hacer el bien y ayudar a los que más lo necesitan,ése fue mi
deseo desde niña,pero ahora todo ha
cambiado,como si nada valiese realmente la pena.Supongo que duele el darse cuenta de que
no puedes cambiar el mundo tú
sola.Darme cuenta de eso me ha hecho abandonar lo único que de verdad he amado...
-Hay demasiado dolor en tus palabras,eso no es bueno.
-Merezco todo el dolor que siento,créeme,tienes ante ti a la persona más desdichada que
jamás conocerás-concluyó Gabb.
-Quizás creas que no es posible,pero hay algo en tus palabras que me trae recuerdos,mi
vida tampoco ha estado llena de
felicidad,pero ahora intento sobrevivir.Simplemente.
-¿Realmente te gusta ser su esclava?-soltó Gabrielle incrédula.
-Esclava es una palabra muy grande y no sería descabellado pensar que todos somos
esclavos de algo...-una breve
pausa-¿Qué es lo que buscas tú?.
La bardo la miró,pero por más que lo intentó,no pudo imaginar una sola razón para
seguir.
-Yo creo que he llegado al final del camino-sentenció Gabrielle con la mirada perdida.
Mireya torció los labios con desagrado.Depositó los vendajes en el cuenco con cuidado y
se volvió hacia ella.
-Ya no puedo hacer nada más por ti-dijo simplemente y se marchó.
Gabrielle siguió echada sobre su estómago unos instantes.Notaba cada uno de los cortes
de su espalda que,como si tuvieran
vida propia,palpitaban sin descanso.Se levantó con ayuda de las manos y se paseó desnuda
hasta llegar al espejo.De espaldas
a él y con la cabeza ladeada al máximo se miró.Sólo la zona de los hombros se habían
salvado,el resto de su espalda estaba
llena de marcas.Marcas que se quedarían allí para siempre como perenne recuerdo.Se fijó
igualmente en los moratones de sus
antebrazos,se habían instalado allí después de los forcejeos con las fuertes manos de
Axis.
Un repentino halo de luz iluminó la estancia y Gabb se giró para ver como desde la
abierta cortina Axis la buscaba con la
mirada.En su cara un reflejo de total fustración y desespero.La encontró rápidamente y
dio dos pasos adelante hasta colocarse
frente a ella.Gabrielle pensó en cubrir algo de su desnudez,pero desechó la idea como
algo estúpido ya que sabía que no le
serviría de nada.Unas cuantas zancadas le valieron a su dueño hasta ponerse a su altura.
Tenía la respiración agitada y un extraño brillo en sus ojos.La agarró del brazo con
fuerza,y esta vez Gabrielle no opuso
resistencia,no porque no quisiera,sino porque simplemente no encontró las ganas para
hacerlo.La condujo con brusquedad
hasta la mesa y la tiró sobre ella,con lo cual,Gabrielle quedó tendida sobre su
estómago con las piernas colgando.Con el brazo
libre intentó alcanzar uno de los candelabros,pero él adivinó su intención.
-¡Ni lo intentes!-le gritó y acto seguido tiró todo lo que había encima de la mesa que
estuviera a su alcance al suelo.
Gabrielle notó que él le separaba las piernas con una suya.Con la mano que no la
sujetaba comenzó a luchar con las ataduras
de su pantalón.
Cómo describirlo.
Podría decir que lo que sintió con el látigo fue dolor,pero cuando sintió el empuje de
Axis dentro de ella no supo
definirlo.Enterró la cabeza en su brazo y esperó pacientemente.Él se apoyó sobre su
espalda,su aliento frenético rozándole la
oreja,el sonido de la respiración entrecortada inundando la habitación,los espasmos que
sobrevinieron a continuación de varios
empujes...Y acabó.Salió de ella con la misma sensación despreciable con la que había
entrado.La soltó y Gabrielle se deslizó
de la mesa hasta caer de lado sobre el suelo,con las piernas demasiado temblorosas como
para poder sujetarla de pie.Lo oyó
recomponer su ropa y salir.
Gabrielle fijó su mirada en el brazo extendido delante de sus ojos,movió los
dedos.Acercó la mano hasta su boca y susurró el
nombre de Xena contra la palma.Lo extendió de nuevo y abrió de nuevo los dedos
imaginando que así liberaba aquel pequeño
susurro,imaginando que llegaría hasta ella.
*******************************
Xena sintió un vahído y se apeó inmediatamente de su yegua.
-¿Qué pasa?-preguntó Celsus con preocupación a la vez que la imitaba bajándose de su
caballo y acercándose hasta ella.
-No lo sé...-dijo,su voz inestable.
-¿La herida?,¿te duele?.
-No,no es la herida...-levantó la vista para mirarlo y se preguntó por qué tenía la
respiración agitada y aquella sensación de que
su corazón quería dejar de latir.
-Estás pálida-anunció Axis y la tomó del brazo hasta obligarla a sentar bajo un
árbol-Debe ser el cansancio,hemos cabalgado
sin descanso sin apenas parar.Deberíamos hacer un alto y por lo menos comer decentemente.
Le soltó el brazo y se alejó,regresando con el odre de agua.
-Ten,bebe un poco.
Xena tomó varios sorbos pequeños y lo apartó.
-¿Te sientes mejor?-inquirió Celsus.
La guerrera asintió levemente,pero seguía con la mirada perdida.
-Parar ahora no sería una buena idea...
-Me gustaría que te vieses en estos momentos-replicó Celsus-.Parece que acabas de
escaparte del maldito Tártaro.
Xena echó la cabeza hacia atrás apoyándola en el tronco y suspiró hondamente.Celsus se
acercó hasta ella y se puso de
cuclillas.
-Xena,deberías hacerme caso,incluso tú necesitas descansar de vez en cuando...
-Tú no lo entiendes-cortó ella mirándolo-.Algo va mal,lo presiento...
-¿De qué estás hablando?,¿qué es lo que va mal?.
La guerrera se frotó la frente con desesperación.
-No puedo explicarlo,créeme...,no puedo.
-Estupendo-dijo él levantándose-Más incógnitas.Tiene que ser algo muy importante lo
que vas a buscar allí si te estás matando
de esta manera,lo que no sé,lo que aún se me escapaba a la razón es el qué y te
aseguro que a cada paso que doy me lo
pregunto,sería tan fácil decirme algo más,únicamente para dejar de lado esta zozobra.
-Espero que no estés teniendo una crisis de fe en estos momentos-respondió Xena con
tranquilidad.
-¿Crisis de fe?,yo lo llamaría únicamente crisis.Me estoy jugando el pellejo por ti,mi
querida amiga,y por momentos me parece
que ni siquiera la recompensa vale la pena.
Xena lo fulminó con una sola mirada lo que puso en alerta a Celsus e incluso sintió que
se le erizaban hasta el último de sus
pelos.
-¿Tratas de decirme algo,Celsus,o es otro de tus acertijos?.
-Lo único que estoy pidiendo es un pequeño descanso y una buena comida,¡maldita
sea!,¡incluso los caballos están exhaustos!.
-Está bien-claudicó Xena-Acamparemos aquí.
Celsus suspiró aliviado,como si realmente hubiese conseguido una victoria.
-Gracias-dijo con afecto en la voz.
-No me des las gracias-replicó la mujer-.Haría lo que fuese para mantenerte con la boca
cerrada.
Celsus le dedicó una sonrisa sarcástica.
-Haré como si esas palabras no hubiesen salido de tu boca jamás...Voy a ver qué hay por
aquí que sea
comestible,tú,mientras,podrías cuidarte del resto.
-Lo haré-levantó ambos brazos para dejarlos caer en conformidad.
-De acuerdo.
Celsus desapareció rápidamente de su vista.Xena se irguió y fue hacia los caballos.Los
condujo hasta un claro donde crecía
algo de verde hierba que pastar,algo a lo que los animales se dispusieron al
instante.Seguía sintiendo aquel malestar en la boca
del estómago.Se giró hacia aquel camino que debería estar siguiendo."Pronto,muy
pronto",se dijo animándose.
*********************************
Axis se maldijo una y otra vez.No se sentía orgulloso de lo que había hecho,pero había
entrado
lleno de furia y al verla allí desnuda...De todas formas,ella era su maldita
furcia,¿qué más daba?,pero la visión de ella cayendo
al suelo como una marioneta hecha un ovillo lo perseguía.Fue directo hacia una de las
tiendas.Dentro encontró a uno de sus
hombres recibiendo atención de Mireya.
-Sal de aquí-le dijo a su secuaz que con celeridad se puso en pie y desapareció de la
escena.
Mireya miró a Axis e inmediatamente supo a qué venía.
-¿Tú la curaste,verdad?.
La pelirroja asintió.
-Así es.
-¿Qué te contó?.
-No gran cosa.
-Pero hablásteis de algo-rugió Axis,en su rostro algo de desesperación.
-Es una mujer extraña que no parece temerte en absoluto,a pesar de todo.
-¿Nada más?.
-Estaba fatigada y dolorida,no es que tuviera muchas ganas de hablar.
Axis fue hacia un extremo de la habitación,donde había visto reposar un recipiente con
vino.Se sirvió un poco en una copa y lo
tomó de un trago.
-Quiero que vayas con ella-dijo pausadamente-.Desde este instante tú estarás a su cargo
cuando y como yo te lo pida.Y
quiero que me informes de cada cosa que haga o diga...¿ha quedado claro?.
-Muy claro.
-Ve pues-ordenó con voz grave.
Mireya se abrochó el corpiño y salió a cumplir la tarea encomendada.
Cuando llegó hasta la tienda del líder encontró a Gabrielle aún estirada en el suelo.
-¡Por todos los Dioses!-exclamó en un aullido.
Gabrielle abrió los ojos pesadamente pero no dijo nada.Mireya se arrodilló ante ella.
-¿Qué te ha pasado?.
La rubia mujer seguía mirándola y la pelirroja pensó que jamás había visto ojos más
desesperados.Con gran esfuerzo la alzó y
la llevó hasta la cama.Gabb soltó un quejido de dolor y la robusta mujer la ayudó a
darse la vuelta boca abajo.
-Todo está bien...-susurró Gabrielle-Ella vendrá...
-¿Ella?,¿quién es ella?.
La única respuesta que obtuvo a sus preguntas fue una amplia sonrisa.Mireya se dijo
entonces que quizás estuviera
delirando.Le palpó la frente con el dorso de la mano,pero no parecía tener fiebre.
-Te traeré un poco de agua-se iba a incorporar cuando sintió una mano que le sujetaba su
muñeca.
-No...,no...,no te vayas.
-De acuerdo,no te preocupes,no me iré.
-No es el final...,¿recuerdas?-dijo Gabb y Mireya se dio cuenta que se refería a la
conversación que habían mantenido
anteriormente-.Tengo algo,siempre lo tuve...
-¿Y qué es?-no hubo respuesta.-¿Layla?-la llamó con urgencia.
-Vendrá,puedo sentirla cerca...-dijo,abriendo y cerrando los ojos pesadamente.
-Me alegro por ti entonces,muchacha.
-No...,no has entendido nada,es el amor...,¿hay algo más fuerte que eso?.
-Creo que no-y le sonrió con una tímida sonrisa.
-Tengo frío...
Mireya la arropó inmediatamente.
Después de abrigarla,Gabrielle había caído en un profundo sueño.Mireya se dedicó a
poner algo de orden en la tienda
colocando nuevamente en su sitio los objetos desperdigados en el suelo.Parecía que por
allí había pasado un huracán.Más o
menos imaginó lo que había ocurrido y al ver el estado de la mujer pequeña...Si sus
temores eran ciertos en verdad no le
extrañaban en absoluto, aunque se repitió varias veces que no debía preguntar.
Se volvió hacia Gabrielle.Dormía,aunque su ceño estaba levemente fruncido lo que
claramente indicaba que ni siquiera en la
inconsciencia encontraba la paz.Una voz detrás suyo la sobresaltó hasta tal punto que
estuvo a punto de tirar nuevamente un
candelabro que tenía entre las manos.
-Mireya...-llamó Axis.
Gabrielle,como si la mismísima voz del diablo hubiese llegado hasta sus sentidos se
incorporó con rapidez quedando apoyada
sobre las palmas de las manos tras su espalda.Y lo miró.En sus ojos el miedo.Axis se
retiró con rostro compungido.
VIII Reencuentro.
"El suplicio es estar contigo, eres la
alquimia de mi veneno"**
-¡Vaya!-exclamó Mireya portando el grueso collar con una especie de piedra preciosa
colgando al
extremo-¡Es enorme!.
Durante los dos días siguientes,Axis había hecho llegar valiosos presentes para
Gabrielle.Era su forma,a decir verdad la única
que encontró,de expiar su culpa.Sin embargo,Gabrielle ni tan siquiera les había echado
una ojeada.Apenas se había levantado
de la cama durante ese tiempo.
Ni una sola vez,desde la última,había entrado él allí.Sólo sus presentes demostraban
que de alguna forma seguía
esperando.Pero el perdón nunca llegaría.
-Dentro de poco saldrán-anunció la pelirroja-.Siempre que pasan tanto tiempo reunidos es
porque planean hacer algo...-dejó
la joya en su sitio.
-¿Cuándo?.
-No lo sé,pero supongo que no tardarán.
Gabb tosió con fuerza.La otra mujer la miró con reprobación.El aspecto de la rubia
era,cuando menos,penoso.El ligero color
rojo que circundaba sus ojos contrastaba con la extrema palidez del resto de la piel.Se
acercó y una vez más intentó que
tragara aquella medicina que el viejo curandero había dejado para ella.
-Ten...,deberías intentar tomar un poco,tal vez te alivie,y eso es bueno para ti...
-No-fue la fría respuesta.
-Sólo un poco,Layla,vamos...
-¡No!-y de un manotazo arrebató el opaco frasco que cayó al suelo derramando parte de
su contenido.
Gabrielle se frotó la frente algo avergonzada de su reacción.
-Lo siento,Mireya,créeme,yo...,yo no...
-Está bien,todo está bien-la calmó al tiempo que recogía el botellín para volverlo a
poner en su sitio inicial.
Inesperadamente sintió cómo la rubia mujer le tomaba de una mano.
-Te portas bien conmigo,me cuidas...,o por lo menos lo intentas-sonrió débilmente-.Como
lo haría una amiga.
Mireya le devolvió el gesto y sonrió apreciando las palabras gentiles de ella.
-Quiero que hagas algo por mí...
Mireya frunció el ceño intrigada..
-¿Qué?.
-Axis,dile que quiero verle...
Ahora sí que estaba sorprendida.¿Para qué quería verlo?.Tramaba algo,de eso estaba
segura.La había visto últimamente
ensimismada en sus pensamientos,cavilando,apenas prestando atención a lo que ella le
decía,sólo pareció querer escuchar
cuando le mencionó los inminentes planes de Axis.
Mireya levantó la vista.Gabrielle la miraba y ella estaba tardando en darle una
respuesta.
-¿Ahora?-dijo.
-Cuanto antes mejor,sí.
Mireya asintió repetidamente con la cabeza.
-De acuerdo.
Gabb la siguió con la mirada hasta que desapareció tras la cortina.Dejó caer la espalda
contra el respaldo de la cama
quedando sentada.Alisó y dobló la manta a la altura de la cintura y esperó.
Como era de esperar,Axis se encontraba junto con un nutrido grupo de hombres alrededor de
la gran mesa,estudiando lo que
parecía un enorme mapa estirado sobre la tabla.Su lugarteniente le señalaba con la hoja
de un cuchillo un punto clave a la
derecha del mismo mientras hablaba.
Mireya se acercó lentamente,esperando a que la avistaran desde lejos y así no
interrumpir de golpe la reunión.Parecían estar
demasiado metidos en la conversación como para reparar en ella y no fue hasta que estuvo
a escasos centímetros que Axis
levantó la cabeza en su dirección.
-¿Qué pasa?-le preguntó inmediatamente con tono bastante huraño.
Mireya dudó.No sabía si era conveniente darle el recado delante de los demás,así que
lo miró un instante por si él le hacía
alguna indicación.
Axis dio dos pasos hacia delante y la tomó por un codo poniendo cierta distancia entre
ellos y el resto del grupo,lo justo como
para que la conversación fuera de carácter privado.
-¿Y bien?-rezongó el líder nuevamente.
-Ella desea verte.
Por un momento Mireya creyó ver en el rostro de Axis una fugaz muestra de sorpresa,como
si no acabara de creer las
palabras de ella.
-Me dijo que quería hablar contigo-se rearfimó la pelirroja.
Axis no dijo nada,le soltó el codo y se volvió hacia sus hombres.
-Puedes irte-le respondió sin más.
Mireya se retiró y Axis volvió a la mesa,donde un impaciente Casius le esperaba dando
vueltas a la daga con los dedos.
-¿Seguimos?-dijo.
Axis dudó.Lo correcto hubiera sido seguir allí con sus hombres,estudiando lo que sería
dentro de poco su próxima
conquista,pero sabía que no podría concentrarse mientras su mente estuviera en la tienda
junto a Gabrielle,preguntándose qué
demonios había cambiado para que ella lo llamara.Tal vez los regalos habían surtido
efecto...,sí,tal vez fuera eso.
-Lo cierto-dijo cuidadosamente,a sabiendas que a sus consejeros no les iba a gustar nada
lo que tenía que decir-es que me ha
surgido algo que no puedo aplazar,así que si me disculpáis...
Vio que Casius dejaba mostrar una enorme mueca de disgusto,pero le hizo caso omiso y se
dio la vuelta dispuesto a irse.Se
paró en seco cuando Casius le cortó el paso poniéndose delante.
-¿Qué crees que estás haciendo?-le dijo sin ocultar para nada su enfado.
-Eres mi mano derecha,Casius,y te he dado más privilegios que a ningún otro de mis
hombres,pero no recuerdo haberte dado
permiso para que rebatas mis argumentos y mucho menos para que lo hagas delante de
todos-una pausa-Así que quítate de mi
camino.
-Te advertí que los demás comenzaban a dudar de ti,lo que estamos haciendo ahora es más
importante que la pequeña zorra
que tan celosamente guardas en tu tienda,ella puede esperar.
-Lo sé,pero yo no.
-¡Por los Dioses,Axis!,¿no ves que todos hemos perdido la fe en ti?,ya no eres ese
hombre sediento de poder,ahora sólo
corres detrás de una mujer que intentó matarte,pero que sigues manteniendo como si fuese
una reina y...
-¿Eso creéis?-le interrumpió apartándolo.Se volvió hacia el pequeño grupo de hombres
detrás de sí que observaban la escena
con reprobación-.¿Creéis que ya no soy el mismo?-repitió más alto.Nadie respondió,o
por lo menos nadie se atrevió a
hacerlo.
Axis desenfundó la espada y se giró hacia Casius.
-Como veo que eres el único que piensa eso de mí,será a ti a quien demuestre que estás
equivocado.Desenvaina.
Casius intentó decir algo,pero Axis levantó la mano para hacerlo callar y le señaló
donde colgaba su espada.Casius sacó el
arma.Ambos hombres comenzaron a dar pasos en círculo ,esperando cada uno de ellos que
fuera el otro el que primero lo
intentara.La cara de Axis se mostraba relajada,todo lo contrario que Casius,que empezaba a
sudar como un condenado antes
de que lo ahorcaran.Sabía de la habilidad de su líder,y sabía de ella porque en todas
las ocasiones en las que se habían
enfrentado amistosamente,había tenido el dudoso honor de perder.
Axis decidió que era un buen momento y cargó contra su hombre,que paró el golpe con
gracia.Desde ese momento un
contínuo choque de hojas afiladas se sucedió,sin que ninguno llegara a rozar siquiera al
contrario.Casius desvió un golpe frontal
hacia la derecha y con rapidez giró la espada lo suficiente como para que pudiera tocar
el brazo,así lo hizo y Axis gruñó
sonoramente al notar el corte y la sangre que de él manaba.Casius sintió ganas de
echarse a correr en cuanto vio cómo su jefe
ensanchaba las aletas de la nariz con bastante enojo.
Axis descargó nuevamente hacia el otro,cada golpe lo hacía retroceder.Lo tenía en sus
manos,sabía que el miedo que veía en
los ojos de Casius le haría fallar en algún momento y él estaría ahí para
aprovecharlo.Ese fatídico error no tardó en llegar y con
un raudo movimiento de muñecas logró zafarle de las manos la espada a su subordinado.El
filo de su espada en su cuello,a
punto de ser clavado,lo elevaba a la categoría de vencedor.
-La próxima vez-lo amenazó-No tendré tanta piedad de ti,y eso,puedes correr la voz,va
para todos.Ahora apártate.
Casius se separó,contento de su suerte y lo vio marchar.Se llevó una mano al cuello y la
miró.El breve resquicio de sangre le
indicó cuán cerca había estado de ser degollado como un cordero.Los demás seguían
allí,medio sonrientes.
-¿Qué demonios estáis mirando?-les gritó-Atajo de cobardes...
Se acercaba.Gabrielle conocía sus pasos.Había tenido tiempo,en aquellos escasos
días,para
pensar un poco y sabía que el primer paso era ganar su confianza de nuevo,algo de lo que
no estaba muy segura de poder
lograr.El anuncio de que pronto saldría a una nueva conquista la alentó a intentarlo.Tal
vez en su ausencia podría tomar algún
giro inesperado.
Esperó impaciente hasta que él asomó la cabeza.No cruzó con ella una sola palabra,ni
un saludo,ni tan siquiera un breve
gesto,simplemente se limitó a entrar y sentarse en su sillón,con el rostro vuelto hacia
ella,expectante.
Gabrielle suspiró,antes de comenzar a hablar.
-Has ganado-dijo secamente.
Axis frunció el ceño.
-¿Qué he ganado?.
-A mí-respondió inmediatamnte Gabb,su voz llena de seguridad-.Desde este momento no
habrán más desafíos,ni
traiciones...,seré la mujer dócil que siempre has querido que fuera.
Axis se inclinó hacia delante,pensativo,apoyando la barbilla en una mano cuyo codo
reposaba sobre su muslo.Se descubrió
intentando hallar la trampa en todo aquello,era un cambio demasiado radical para ser
cierto,no,rectificó,era demasiado bueno
para ser cierto...O quizás Mireya la había convencido,tal y como le había pedido que lo
hiciese.
-¿A cambio de qué?-fue cauteloso pero directo al formular la pregunta.
-No te estoy proponiendo un negocio.
-No-fue la clara y concisa respuesta de él.
"Maldita sea",pensó la rubia.
-¿No?-la voz de Gabby sonó algo empalagosa,más de lo que hubiera pretendido.
-Eso he dicho.
Axis se arremolinó en el sillón estirando las piernas.
-No veo la razón de tu sacrificio ahora-comentó despreocupadamente,como si la
conversación no fuera con él.
-Simplemente me he dado cuenta de cuán ciega estaba,he estado a punto de morir por nada.
-¿Ya no sientes deseos de matarme?.
-No-lo miró directamente a los ojos para intentar convencerlo de que estaba siendo
sincera-Pensaba que era esto lo que
querías...-añadió con arrepentimiento en la voz,como si en ese mismo instante sintiese
disgusto al saberse rechazada.
-Y lo quiero,créeme,pero no estoy dispuesto a caer de nuevo en otra de tus
maquinaciones-"Ni a ser de nuevo el hazmerreír
de mis hombres".Se calló este pensamiento.
-No podré demostrarte nada si a cambio no depositas en mí algo de tu confianza...
-Tú te encargaste muy bien de que eso no vuelva a suceder-la cortó de inmediato.
Se hizo un profundo silencio.Gabrielle inspiró con fuerza,vencida,y esperó sólo unos
breves instantes más para dar su
sentencia.
-No hay nada más que pueda hacer entonces.
-Quizás sí...
La repentina respuesta de él vino cargada de esperanza.Lo examinó con curiosidad.
-Despósate conmigo.
Inesperado.Completamente.La proposición le llegó como un eco a sus oídos.Y Gabrielle
tuvo que hacer un inhumano esfuerzo
por no abrir exageradamente los ojos.¿Quería que se casara con él?,no,imposible.La
estaba poniendo a prueba.Esperaba que
de un momento a otro ella se pusiera a gritar o cualquier otra cosa peor.Pero ella
también sabía jugar.
-De acuerdo-declaró firmemente."Y ahora dime que no hablabas en serio,vamos..."
-Muy bien,haré llamar a un juez,quiero que seas mi mujer cuanto antes,sobre todo por si
te arrepientes-ni una nota de emoción
en su voz,Gabrielle no pudo discernir nada en las palabras de él-Me encargaré de
todo,incluso de que tengas un vestido para
la ocasión,uno bonito...
Gabrielle tragó tanta saliva en un intento desesperado por no soltar las palabras de
protesta que se le agolpaban en la punta de
la lengua que casi se atraganta.El corazón le latía desenfrenado por la
incertidumbre,pero no había vuelta atrás,no podía
negarse.
-¿Y bien?.
-¿Qué?...
-¿No dices nada?-había un ligero tono de burla en la voz de él.
"¿Qué quieres que diga?,condenado hijo de puta,¿que no pararé hasta ver tu
maldito cuerpo despedazado miembro a
miembro?".Algo de aquellos pensamientos debió traslucirse en su mirada,puesto que le
ardían los ojos de no parpadear
mientras lo miraba fijamente.Axis no lo notó,o en cualquier caso lo ignoró.
-Siento no poder ser del todo la esposa virtuosa que un hombre como tú merece,-añadió
indiferente-pero supongo que de eso
también tienes tú la culpa al haber probado la mercancía antes de comprarla...
-Te recuerdo que eso fue un castigo a un delito mayor...
-Fueron dos castigos,entonces.
-No te dí muerte...,acuérdate alguna vez de agradecérmelo.
-¿Y por qué piensas que no hubiese preferido ese castigo?-lo interrumpió,incapaz de
retener por más tiempo su ira.
Axis apretó las mandíbulas.La exasperación comenzaba a asentarse de nuevo en él.Fue en
ese momento cuando Gabrielle se
fijó en un detalle en el que hasta ahora no se había percatado.Axis tenía una brecha
sangrante en el brazo izquierdo.
-¿Estás herido?-preguntó de súbito.
El hombre se miró la lesión.
-Sí,alguien quiso hacer tu trabajo-murmuró irónicamente.
Sin decir nada más,Gabrielle cogió un cuenco de agua que reposaba en la mesilla cercana
a la cama y rasgó un trozo de los
bajos de su camisola al tiempo que se acercaba.Mojó la tela en el agua y comenzó a
limpiar la herida.
-No tienes por qué hacer esto-le dijo él.
-¿Por qué?,¿no es lo que haría una esposa?.
*******************************
-Dejaremos los caballos escondidos ahí detrás y nos acercaremos a pie-anunció Xena.
El Sol hacía breves momentos que se había ocultado y ambos habían esperado que lo
hiciese para tener a la noche como
improvisado aliado.Ahora se dirigían a explorar el terreno desde una colina.La escalaron
hasta llegar a la cima y otearon desde
allí el inmenso llano que cobijaba cientos de tiendas.Multitud de hogueras iluminaban lo
suficiente como para dar una buena
visión del campamento.Pero había algo más,un insistente murmullo,una especie de
algarabía inundaba el lugar.Xena fue la primera en asomar la cabeza.
-¿Qué ves?-preguntó Celsus desde más abajo.
-Es inmenso...,y tiene torres de vigilancia en dos puntos-se fijó en el corro de personas
riendo y bebiendo al centro-.Parece
que están celebrando una fiesta.
Eso llamó la atención de su compañero.
-¿Ah,si?-y se inclinó a su vez para mirar por él mismo-Es cierto...,parece como...,como
si fuera una boda o algo así...
-Lo que sea-añadió Xena quitándole importancia a la cuestión de lo que estaban
celebrando.
-Desde aquí puedo oler el aroma del licor...
-¿Y a qué esperas?,puedes bajar ahí,a lo mejor te dejan beber una copa de vino antes de
cortarte la cabeza.
-Disculpa si no le veo la gracia-contestó Celsus igualando el tono de chanza de ella.
Xena buscó desesperadamente con la mirada a Gabrielle,pero no la halló por ningún
lado.Se dijo que era bastante improbable
que ella estuviera allí,quizás estaba encerrada en algún lugar,quizás en aquel
gigantesco armatoste de madera.
-¿Ves algo interesante?.
-Todo normal hasta ahora-repuso Xena.
Oyó a Celsus murmurar algo,como si estuviera contando.
-¿Qué haces?.
-Cuento los guardias.
-¿Para qué?.
-¿Por qué no?.
-Es suficiente con saber dónde están colocados y evitar pasar por ahí,¿no crees?.
Vaya,ahora le daba lecciones de estrategia como si él fuera un perfecto imbécil y no
supiese lo que estaba haciendo.Iba a decir
algo cuando Xena le palmeó en el brazo.
-Fíjate,allí,justo en el extremo de la mesa,ése debe de ser Axis.
El hombre señalado levantaba su copa y parecía hacer un brindis al resto de la
concurrencia.Una extendida carcajada y
todos,tanto los que estaban sentados como los que permanecían de pie, le siguieron
bebiendo de un trago las copas.
-Mañana apareceremos desde allí-indicó con el brazo-Así tendrán tiempo de vernos
venir.
Xena le indicó que retrocediera.
-Vámonos,ya he visto todo lo que tenía que ver.
Descendieron la colina en silencio y se dirigieron hacia su propio campamento.
-Enterraremos las ropas y las armas en un lugar seguro-comenzó a decir Xena-Cuando
vuelvas a salir deberás acordarte de
recogerlos.Llevaremos sólo tu caballo,esconderé a Argo en un sitio resguardado,no estoy
segura de poder sacarla del
campamento sin levantar sospechas...
-Entendido.
-Todo va a salir bien-lo animó.
-Lo sé.
-Era sólo por si acaso.
Hicieron el resto del corto camino en completa mudez hasta llegar donde habían depositado
sus pertenencias.Celsus se sentó
en el suelo y se pasó la manta sobre los hombros.Iba a ser una noche fría y no harían
fuego puesto que el humo podría ser
visible desde donde estaban.Xena se sentó asimismo bajo la protección de un árbol,su
rostro vuelto hacia abajo con expresión
pensativa.Celsus la miró.
-Xena...-la llamó quedamente.
-¿Sí?.
-¿Tienes miedo?.
Xena pensó un momento.
-No tengo miedo a morir,si es a eso a lo que te refieres.
-Supongo que sí-declaró Celsus-Pero hay muchas clases de miedo,como por ejemplo los que
no se dicen.
Lo oteó con una ceja alzada intentando averiguar lo que pasaba por su cabeza.A pesar de
la oscuridad,la luz de la Luna era
suficiente para que sus ojos pudieran observar ciertos planos de la cara de su compañero.
-¿Y tú?,¿tienes miedo?.
-Sí-contestó con franqueza-Tengo miedo a morir porque sé que aún me queda mucho por
hacer...
-Aún estás a tiempo,te lo aseguro.
-No era eso lo que quería decir-estaba algo molesto porque ella entendiera que quería
abandonar.
-Lo siento.
Celsus asintió con la cabeza aceptando las disculpas.
-Supongo que hay algo ahí abajo que merece muchísimo que arriesgues el pellejo.
-Sería cómico si no fuera así,¿no crees?-alegó Xena con tono relajado.Recogió una
rama pequeña del suelo y jugueteó con
ella-Escucha...,sé...,sé que no suelo demostrar a menudo mis sentimientos y que paso la
mayor parte del tiempo malhumorada
sobre todo cuando estoy bajo presión,y me doy cuenta de lo complicado que puede resultar
soportar eso...-se había desviado
ligeramente de lo que quería decir,pero ¡dioses!,era muy difícil hablar así-.En fin,lo
que quiero decir es que me alegro de que
estés aquí.
-Bueno,por ahora no me arrepiento,así que supongo que todo va bien,¿no?.
-Me complace oír eso-le dedicó una sonrisa que a él le pareció como un soplo de aire
fresco-Pero ahora descansa,mañana
será otro día.
Celsus la obedeció y se tumbó enredando la piel alrededor de su cuerpo.Mañana sería
otro día,cierto,pero deseaba que fuera
uno cualquiera.
Xena se quedó inmóvil en su sitio.Sabía que esa noche le resultaría difícil,si no
imposible,conciliar el sueño,con lo que haría
guardia durante toda la noche,lo cual no estaba del todo mal.Se dejó llevar por los
tenues sonidos que le llegaban desde allí y
que la trasportaron de nuevo al amparo de sus pensamientos junto a Gabrielle.
*******************************
-Por un momento pensé que acabarías negándote delante de todos...,hubiera sido la
perfecta
venganza,dejarme en ridículo delante de todos.
Axis se había salido de la fiesta acompañado de la que era ya su mujer,dejando atrás la
bulliciosa fiesta.Se la había llevado en
brazos y la había depositado sobre el lecho con Gabrielle aún enfundada en su vestido
nupcial,uno realmente precioso como le
había prometido Axis.
-No puedo negar que se me pasó por la cabeza,sí...-dijo Gabb con tono caprichoso.
Axis rió.
-Lo que me hace pensar que después de todo tú también deseabas esto...
-Una cosa más...-dijo Gabrielle separándose juguetona.Esperó hasta que Axis arqueara
las cejas cuestionando-.Quiero que
los guardias que custodian la tienda se vayan,no quiero que asomen sus narices aquí cada
vez que oigan un ruido...Me hacen
sentir como una maldita esclava.
-De acuerdo.Desaparecerán de tu vista...Te lo prometo.
-Gracias-dijo ella y Axis le sonrió esperando su recompensa por aquel regalo que le
acababa de hacer.
Le dio la espalda al hombre mientras buscaba con las manos el cierre que le abriría en
dos partes el pesado collar,regalo de su
esposo,para quitárselo.Realmente le molestaba llevar algo tan vistoso.Sintió las frías
manos de él sobre su cuello y con un ágil
movimiento y apenas un segundo sintió cómo le despojaba del peso de la alhaja.A pesar de
que había terminado su inicial
tarea,continuó con las manos situadas sobre la piel del cuello,comenzando un lento masaje
con las yemas de los
dedos.Gabrielle tragó,un intenso malestar se apoderó de su estómago amenazando con
devolver todo lo que había tragado esa
noche.
Sabía que no iba a poder eludir el compromiso hacia su marido que con el matrimonio
había sellado.Y sabía que debía
comportarse como una ansiosa participante.Ese pensamiento le dolía y la hacía sentir
extraña,como si estuviese traicionando
algo mucho más importante que su supervivencia.Pensó que era la única manera de tener
otra oportunidad de...,todo lo que
quería era ver de nuevo a Xena.
La cama se movió bajo el peso de Axis,que se arrimó aún más,pegando su pecho a la
espalda de ella.Sus caricias seguían
insistentes,rozando cada vez más piel,adueñándose de algo que de ninguna forma le
pertenecía.Unos brazos la rodearon con
fuerza y la acercaron más.Se giró hacia Axis,ya nada podía hacer que aquello que estaba
por ocurrir no aconteciese.
*****************************
-Parezco un maldito campesino con estas ropas-se quejó Celsus mientras echaba un vistazo
de
soslayo a su nueva vestimenta-.¿Es necesario todo esto?.
-Sí-contestó Xena-.Se supone que somos tratantes,¿no es así?.
-Se ve que lo has hecho más veces...
-Ni te imaginas cuántas.
Celsus observó a Xena.Llevaba puesto unos pantalones holgados y una camisa masculina de
color blanco,sobre todo ello se
había colocado una túnica negra que casi le llegaba a los tobillos y que escondía
perfectamente sus líneas femeninas,así como
deshacía por completo la forma de sus pechos.En la cabeza,un albino turbante que apenas
dejaba ver el corto cabello
azabache de debajo.
-¿Estás listo?-le preguntó sorprendiéndolo mientras la admiraba.
-Sí.
Un último vistazo hacia él.
-Vamos-le indicó con premura.
Celsus se subió al caballo con Xena a su espalda y comenzaron a cabalgar.
No tardaron mucho tiempo en alcanzar las zonas más colindantes del campamento,e incluso
antes de llegar a ellas,un nutrido
grupo los esperaba con ojo avizor.Se apearon del caballo tranquilamente e hicieron a pie
el corto recorrido hasta ellos.
-Buscamos a Axis-anunció Celsus.
Uno de los hombres,el que ciertamente parecía más dispuesto a hablar,les interpeló con
los brazos en jarras.
-¿Para qué?.
-Tenemos algo que quizás le interese...-otra vez fue Celsus el que se pronunció.
Xena se mantuvo discretamente en un segundo plano,a tan sólo dos pasos de su compañero.
Casius hizo ademán de mirar detrás de ellos.Por sus ropas se aventuraba a decir que eran
negociantes,pero no traían más que
un caballo,ninguna otra carga,por lo que no imaginó que podían estar ofreciendo aquellos
dos individuos y que fuera tan
importante.
-¿Y qué es?.
-¿Podemos hablar con él?-insistió Celsus.
Casius,sin dejar de mirarlos,dispuso que el hombre que estaba a su lado fuese en busca de
su jefe.
-Espero que tengáis algo interesante que decir,a Axis no le gusta perder el tiempo...-fue
una amenaza directa.
-Si no está interesado,y permíteme dudarlo,simplemente puede decir no.
Casius sonrió de medio lado incrédulo.Torció la cabeza para otear al enigmático ser
que estaba detrás del intruso y que aún no
había pronunciado un vocablo.
-¿Qué pasa?.
Detrás de la grave voz y abriéndose paso entre los hombres apareció un ceñudo Axis.
-¿Quiénes son?.
-No lo sé,parece que quieren hablar contigo-señaló su lugarteniente.
-Permitidme que nos presente mi señor.-interrumpió Celsus y señaló a Xena-.Éste es mi
compañero Armel y yo soy
Celsus,venimos desde muy lejos,señor,y sólo pedimos que nos escuche...
Axis los miró.No llevaban armas.
-Muy bien,estoy escuchando-fue su señal.
Celsus fue hacia la mesa y depositó la alforja que cubría la espada sobre ella con
cuidado.Desenvolvió el paquete y la espada
quedó al decubierto.Axis la atisbó,pero no parecía intrigado en absoluto.Sin embargo
tenía que admitir que nunca antes había
visto una tizona que refulgiera tanto.
-¿A quién le habéis robado esto?-fue su temprana respuesta-.Debe de pertenecer a
alguien importante,de otro modo no
imagino qué importancia pueda tener.
-No es una espada cualquiera-la alzó,permitiendo que se mostrara en todo
esplendorosa-.Fijaos en su talla,es perfecta...
-Charlatanes-soltó Casius desde atrás.
El comentario hizo reír a alguno de ellos,no así a Axis,que permanecía a la espera de
la gran revelación.
Celsus ignoró la chanza intencionadamente y se acercó a Axis.
-¿Queréis ser invencible?.
El líder rió con gusto.
-Ya somos invencibles-alardeó y sus hombres vitorearon sus palabras en un ataque de
vanidad.
-¿Queréis serlo aún más?.
Axis levantó un brazo y el rumor se calló de repente.
-¿Me pemitís vuestra espada?.
Una mueca de escepticismo en la cara del hombre más alto.Aún así desenvainó la espada
y se la entregó.
-Por supuesto.
-Espero que no le tengáis demasiado aprecio-comentó Celsus al tiempo que la depositaba
sobre el tablón.
-Descuida,sólo es un trozo de metal.
Celsus procedió a levantar su espada y asestó un rápido empellón sobre la cimitarra de
Axis,que quedó partida en dos.Dos
pedazos y un corte limpio,perfecto.Y todo sin aparente excesivo esfuerzo.
Un profundo silencio inundó el lugar.Sólo Axis se atrevió a moverse para recoger los
trozos de su antigua espada y
examinarlos.
-Sólo sé de una cosa que sea capaz de hacer esto...-se detuvo un instante-.El metal de
Hefesto-literalmente se la arrancó de
las manos a Celsus y pasó un dedo levemente sobre la afilada hoja.No tenía ni una sola
muesca.
-Indestructible-añadió Celsus.
-¿Cómo...?
-¿Cómo ha llegado a nuestro poder?-se sonrió-.Hace tiempo Ares tuvo la brillante idea
de robarlo de la fragua de su
hermano...
-Sí,oí hablar de eso,y también oí que Xena lo había destruído...
La sola mención de ese nombre produjo un ligero pestañeo,casi de susto,en Celsus.
-Pues está claro que no...-declaró confiado Celsus,quien parecía cada vez más metido
en su papel.
Axis,con un hábil movimiento le devolvió la espada por la empuñadura.
-Supongo que aún no he mencionado que ésta es sólo una pequeña muestra...
Axis lo atisbó para luego fijar su antención en la figura rígida que se encontraba
detrás del hombre parlanchín.Eran dos
extraños seres,tratantes y tramposos,lo más seguro,pero había algo que a Axis no se le
pasó por alto y era que parecían
astutos.Les ofrecería ser sus invitados y los mantendría vigilados hasta sonsacar algo
más de información y ver cuán cierta era
aquella historia.Si resultaba ser que sólo eran timadores les cortaría la cabeza.
-Tendré que pensarlo-dijo frívolamente-.Y mientras lo hago,seréis mis huéspedes aquí.
Celsus se puso algo tenso.No esperaba aquella respuesta.Tuvo que hacer un verdadero
esfuerzo para no girar la cabeza y
mirar a Xena.Quizás no estaba saliendo todo tan bien como esperaba.
-Agradecemos que siquiera os paréis a considerarlo-las palabras vinieron desde atrás.Los
primeros vocablos de la guerrera.Su
voz,más cavernosa que de costumbre.
-Vaya,veo que hablas,por un momento pensé que eras mudo-alegó Axis.Su tono cordial y su
trato menos distante.
No dejó pasar mucho tiempo antes de iniciar otra conversación,ni siquiera para que una
posible réplica a su apunte hubiese
tenido lugar.
-Seguidme,haré que os preparen alojamiento-comenzó a caminar dando instrucciones a su
delegado.Uno de sus hombres
cogió las riendas del caballo de Celsus y lo llevó junto con los demás.
Tras esto,la aglomeración de gente pareció dispersarse y fue entonces cuando Xena se
acercó hasta su compañero.
-Por un momento pensé...-le dijo en un susurro nada más notarla arrimándose.
-Lo sé,pude notarlo-lo interrumpió ella.
Gabrielle se había asomado por un hueco y mirado hacia fuera.Todo lo que vio fue a dos
desconocidas personas a las que no
había visto antes y un corro de gente prestando toda su atención."Más tratantes de
esclavos",pensó.Había creído por
momentos que se trataba de algo más grave,vista la urgencia con que Axis había
abandonado el lecho,más renuente que nunca
a hacerlo.Pero después de pensarlo durante un instante se dio cuenta que todo en
ejércitos como aquél era grave y tendía a
exagerarse.No obstante,dio gracias por ello.
Terminó de vestirse.Ese día no estaba dispuesta a quedarse en aquella tienda.Había
pensado en salir hasta la laguna cercana
,darse un relajado baño y restregar su piel hasta que ni un solo atisbo del olor corporal
de Axis quedara en su cuerpo.Salió de
la tienda con este pensamiento en busca de "su señor".
Xena y Celsus seguían la estela de Casius,ahora su nuevo guía.La guerrera no dejaba de
mirar alrededor,buscando,el corazón
latiéndole desenfrenadamente sin lógica alguna.De repente y casi pasándose por alto el
detalle,por el rabillo del ojo logró
avistar una figura que se movía con una gracia familiar.Giró la cabeza sin dejar por un
momento de andar para ver mejor y fue
entonces cuando la vio,de espaldas,yendo hacia Axis,quien la recibió con amplia sonrisa
en el rostro.No tuvo más remedio que
despegar la cabeza de la escena,puesto que ya no podía observar más a menos que se
parase en medio del campamento,lo
que no era una buena idea.Se encontró con la mirada avispada de Casius.
-¿Va todo bien?-le dijo indagando en lo que a ella le pareció tan interesante.
-Sí.
Ya en su tienda y a salvo de miradas instigadoras se permitió emitir un suspiro.Se sentó
sobre el camastro,necesitando pensar
en lo que había visto.¿Era Gabrielle realmente o tal vez su ansiedad había podido
engañarla?.No,estaba segura que era
ella.Pudo sentirla incluso antes de verla.Deseó frenar el latido insistente que
amartillaba sus tímpanos.Se le ocurrió una idea que
inmediatamente puso en práctica.Se aproximó hasta una de las paredes de lona,la que
supuso que daría al lugar donde la había
visto.Sacó su daga,la que escondía en las botas e hizo un agujerito.Miró a través de
él.
Allí estaba,sólo podía ver su espalda,pero aunque sólo pudiera observar una pulgada de
su piel,sabría que era ella.Hablaba
con Axis y vio que éste le sonreía con agrado.Después,Gabrielle hizo un gesto con la
mano y una mujer pelirroja se acercó
hasta ella para después ambas dirigirse campo abierto.Vio que Axis se acercaba a uno de
sus hombres y que le ordenaba
algo.Seguidamente el hombre tomó el mismo camino que antes habían tomado las dos
mujeres.
A Xena le pareció que había visto suficiente y fue a sentarse sobre el pobre
camastro,sobre todo porque las rodillas no le
estaban respondiendo todo lo bien que deberían."Gabrielle,Gabrielle...".Apoyó
los codos sobre sus muslos y hundió la cara
entre las palmas de las manos.La sensación de alivio porque ella estaba viva la
inundó,pero había algo más,una zozobra que
casi podía con el sentimiento de felicidad.
Lo que había visto,aquella aparente intimidad entre Axis y su amiga,le había hecho
pensar en lo que realmente ocurría,si tal vez
Gabrielle la hubiera olvidado,lo que ocurriría cuando descubriese su presencia
allí.¿Deseaba Gabrielle verla tanto como lo
deseaba ella?.¿Cuánto podían haber cambiado las cosas para ellas dos?.
Celsus apareció súbitamente en la tienda rompiendo así la cadena de pensamientos de
Xena.
-¿Qué te parece?-preguntó él.
-Que ya estamos dentro,aunque debemos ser cuidadosos-señaló Xena hablando en un
susurro,evitando así que alguien no
deseado escuchase la concversación-Axis no nos quitará la vista de encima,por eso ha
hecho que nos quedemos aquí,para
poder observarnos día y noche.
-¿Y si no se muestra interesado en nuestra oferta?.
Xena emitió un bufido y se levantó de la cama.
-¿Acaso no viste sus ojos al mirar la espada?.Lo desea,créeme,de eso no hay
duda,simplemente intenta poner todas las cartas
sobre la mesa.
-Es muy listo.
-Ya contábamos con eso,¿recuerdas?-sentenció Xena y le sonrió levemente.
Celsus respondió a la sonrisa con una propia y pasó a preguntarle algo que tenía en
mente.
-¿Ya has visto lo que andabas buscando?.
Xena lo miró sopesando sus opciones,pero lo cierto es que no vio ningún inconveniente en
decirle la verdad.O al menos una
pequeña parte de ella.
-De hecho,sí,sí que lo he visto.
Celsus permaneció callado hasta que se hizo evidente que aquella era toda la información
que obtendría.
-Me alegro-dijo simplemente.
Alguien abrió la cortina de la tienda.Ambos se giraron para ver a Casius aparecer
súbitamente.
-Venid,por favor,Axis desea que le acompañéis.
-Será un placer-dijo Celsus.
*********************************
-¿Quieres contarme algo?-preguntó Mireya.
-Sobre la noche de bodas?-dijo Gabrielle irónicamente.
Le había pedido a Axis permiso para poder bañarse en las aguas del lago cerca del
campamento,algo que llevaba mucho
tiempo deseando.Mireya la acompañó,aunque Gabrielle se había dado cuenta desde hacía
rato que su esposo había mandado
a alguien más tras su rastro,y ahora,mientras la rubia se bañaba placenteramente,la otra
esperaba a la orilla.
-¿Y bien?-dijo Mireya esperando una respuesta.
-Estoy metida en el agua,frotándome la piel como si quisiera arrancármela,¿cómo crees
que me siento después de anoche?.
-Simplemente quería hablar contigo,ya sabes que me encanta hacerlo...
Gabrielle cabeceó levemente al darse cuenta de su error.
-Lo siento,Mireya.
-No tiene importancia.
-Creo que tenemos un espectador de excepción,así que ten cuidado de lo que
dices...-informó Gabrielle.
-¿Dónde?-preguntó extrañada la pelirroja asombrada de que ella no hubiera sido capaz
de percatarse y sin embargo la rubia
sí.
Gabrielle rodó los ojos hacia la izquierda mostrándole dónde exactamente se escondía
su espía.
-Parece que mi querido esposo no se fía de mí...
-Yo en su lugar tampoco lo haría-comentó Mireya casualmente.
Gabrielle sonrió y se hundió en las profundidades de las aguas durante momentos.Bajo
ellas encontró una calma que hacía
mucho tiempo que no sentía.Cerró los ojos,mientras sentía su cabello moverse lentamente
en diferentes direcciones.Con los
brazos trabajando arriba y abajo pudo mantener la posición,mientras llegaba al cercano
fondo donde posó las rodillas.
Nunca se había dado cuenta del placer que podía sentir haciendo tal cosa.Eran tantas las
ocasiones en las que ella y Xena
paraban para darse un refrescante baño,que casi se había convertido en nada más que una
rutina.Pero Gabrielle disfrutaba
ahora como a quien se le había negado la necesidad de respirar durante demasiado
tiempo.Esos breves momentos le
permitieron regresar al pasado,junto a Xena.La manera en la que siempre trató de
enseñarla pacientemente a pescar,la manera
en la que la ayudaba a asear su espalda,el simple hecho de verla nadar con aquellos
fuertes y torneados brazos,el agua
resbalando por la morena piel haciéndola brillar de una manera que jamás entendió que
fuera posible.Rió,provocando una
cascada de burbujas que salieron a la superficie.
Sintió que sus pulmones comenzaban ya a mostrar sus carencias y aunque deseó no salir
jamás de allí,se impulsó con los
pies.Sin abrir los ojos esperó el momento en que su rostro se unía de nuevo con el frío
aire de la mañana.Respiró de nuevo y
buscó con la mirada a Mireya,que estaba de pie.
-Ya empezaba a preocuparme...-comentó ésta última ante la tardanza de Gabrielle.
Gabrielle le sonrió,pero no dijo nada.
-Dáte prisa,si tardamos mucho más,Axis mandará a su ejército al completo en tu
busca-añadió Mireya.
************************
Xena y Celsus se encontraban sentados en la gran mesa dispuestos a engullir su cena.Como
invitados de honor que eran,ambos estaban muy cerca de Axis,lo que era todo un privilegio.
El vino y la carne servidos sin
mesura,los hombres,muchos de los cuales permanecían de pie alrededor de la gran
consola,bebían más que
masticaban,brindando entre ellos en una algarabía difícilmente de igualar.
Xena pensó que Axis les permitía grandes privilegios,uno de los cuales era rociar sus
gaznates hasta caerse.Lo cierto es que su
ejército aparentaba estar más que satisfecho con su líder.Tenían todo lo que deseaban
y dada la calaña de la mayoría de
ellos,aquello debía de ser como el paraíso.
La guerrera apenas probó bocado,no así Celsus,que parecía estar a punto de engullir él
sólo aquel cordero.Axis los miró a
ambos y Xena supo que había llegado el momento de la ronda de preguntas.
-Y...,bien-se frotó las manos complacido y llenó las copas de sus invitados-.Espero que
la cena haya sido de vuestro agrado...
Xena miró a su alrededor,los hombres de Axis seguían con su fiesta ajenos a la
conversación que se estaba desarrollando entre
ellos tres.Ni siquiera Casius,quien siempre parecía tener uno de sus ojos sobre
Axis,estaba interesado en escuchar.
-Por supuesto-oyó que decía su compañero-.¿Siempre es así cuando se pone el Sol?.
Axis rió echando la cabeza hacia atrás.
-Me preocupo de que mis hombres tengan su justa recompensa a su fidelidad,si ellos están
contentos,entonces yo
también,además,¿de qué sirve vivir si no nos entregamos a esos placeres que todo el
mundo se empeña en prohibir?.
Ahora fue Celsus quien se permitió reír ante la ocurrencia del líder.Xena simplemente
esbozó una sonrisita.
-Me temo que podría acostumbrarme a esto...-admitió Celsus.
-¿A qué estáis acostumbrados vosotros?-Axis vio la puerta abierta y no dudó un
instante en entrar.
-¿Acostumbrados?-repitió Celsus-.Supongo que simplemente a sobrevivir,buscando la
fortuna hasta que ésta tocó en nuestra puerta...
-¿Tú que dices,Armel?-interpeló Axis.
Xena dirigió sus ojos azules hacia el hombre,le clavó la mirada.
-No somos un par de tramposos si es eso lo que te preocupa,y sé que lo hace porque yo en
tu lugar sentiría lo
mismo.Nosotros no pertenecemos a ningún sitio y no hemos tenido nada que no hayamos
tenido que robar,pelear por ello e
incluso hasta matar para lograrlo.Tú sabes bien cómo funciona esto.Ahora ha llegado
nuestra gran oportunidad y sólo los
dioses saben que no vamos a malgastarla...
Axis no dijo nada después de aquello.De sus nuevos invitados,sólo aquel de los ojos
azules atraía su atención desde el primer
momento.Mientras que el tal Celsus parecía un charlatán al que la fuerza se le iba por
la boca,el otro rezumaba poder e
inteligencia.No hablaba a menos que se le preguntara directamente y cada vez que lo hacía
sus palabras eran directas y
sabias.No había duda de quien era el líder de ellos dos,aunque fuera el más pequeño el
que tomara la iniciativa cada vez.
Axis sonrió complacido.No confiaría en ellos ni aunque se dejaran cortar ambas
manos,pero lo que le estaban ofreciendo era
demasiado tentador como para dejarlo pasar.Era el metal de Hefesto nada menos.La forma en
que lo habían conseguido era lo
de menos y estaba seguro que aunque preguntara a ese respecto no obtendría más que
mentiras,de todas formas,¿importaba
eso acaso?.No.
Se arriesgaría,aunque eso era algo que ya había decidido nada más coger aquella espada
y sentir su poder en las manos.Lo
único que lo separaba de conquistar el mundo eran sólo unos días.
-Aunque no lo creas-se dirigió hacia Xena-tenemos muchas más cosas en común de las que
crees.
En ese instante el sonido de unos tambores inundó el lugar y de entre las sombras
aparecieron un corro de mujeres bailando
sensualmente.
La concurrencia,-exceptuando a Xena y a las propias bailarinas-,enteramente masculina,
empezó a enaltecer a las danzarinas y
proclamar un repertorio indecente de frases que a más de uno haría enrojecer.
Xena miró Celsus,a quien le había faltado tiempo para unirse a los vítores y al
jolgorio.Axis levantó su copa hacia ella y brindó
desde donde estaba.Xena hizo lo mismo tomando un largo trago.
A cada momento que pasaba se sentía más desdichada.Desde que aquella misma mañana
había visto a Gabrielle,no había
vuelto a encontrarla a pesar de que Casius les había dado un tour completo del
campamento.Ahora mismo,sentada allí,dejaba
que su mirada vagara por las inmediaciones donde la luz de las hogueras era capaz de
iluminar,con la esperanza de que un
momento a otro aparecería de entre las sombras,sonriéndole.
Necesitaba encontrarla y hacerle saber que estaba allí,que había venido a llevársela y
que todo había acabado al fin.Su corazón
latió a un ritmo frenético ante la sola idea de ver de nuevo a Gabrielle.Tan perdida
estaba en sus pensamientos que casi ignoró
que Axis la llamaba.
-¿Armel?.
Xena se giró rauda hacia él y casi se cae de la silla al ver quien ahora estaba sentada
en uno de los reposabrazos del asiento
presidencial de Axis.La guerrera tragó ásperamente,llevándose con ello la voz que quiso
pronunciar el nombre de Gabrielle sin
permiso.¿De dónde demonios había salido?.Oyó que Axis le susurraba algo como:"me
alegra que hayas decidido venir por
fin".
Gabrielle parecía perdida en sus propios pensamientos y se limitó a asentir levemente
mientras observaba la danza de las
mujeres.
Xena se dio cuenta de que había perdido una cantidad considerable de peso y que en su
rostro se reflejaba una profunda
tristeza,algo que seguramente sólo sus ojos podían ver.No llevaba puesta su ropa,sino un
vestido de color blanco que dejaba al
descubierto la totalidad de sus hombros,digno de una reina.Y fue entonces cuando Xena se
dio cuenta de que lo que habían
visto la noche antes ella y Celsus era la boda de Gabrielle.
Ante este pensamiento Xena casi,casi,grita.Aquello no tenía sentido,¿cómo podía
casarse Gabrielle con alguien a quien
evidentemente odiaba,con la misma persona que aniquiló a toda su familia sin
contemplaciones?.¿Había sido capaz de
perdonarlo tal vez?."A mí no me concedió ese privilegio",se dijo Xena
agriamente.Había algo más,algo que no llegaba a
entender.
-Quiero presentarte a nuestros invitados-comenzó Axis-.Estos son Celsus y aquel es Armel.
Xena bajó la cabeza como muestra de sumisión,mientras que Celsus dijo unas palabras de
gracia.Gabrielle respondió con un
sutil movimiento de cabeza también.Parecía poco interesada en conocer a los aliados de
su marido,aliados que seguramente
serían tan asesinos y bastardos como lo era él.
Sin embargo no pudo evitar que su atención se dirigiera hacia el más alto de los dos
desconocidos,el mismo que seguía
manteniendo la cabeza gacha,impidiéndole que ella pudiera ver su rostro.Gabrielle siguió
el recorrido de uno de los velados
brazos hasta llegar a la mano que el individuo reposaba sobre la madera.Fue casi un gemido
lo que la bardo dejó escapar al
reconocer aquellos largos dedos y aquella piel.Podría reconocer esa mano aún estando
ciega.
Axis la miró extrañado y le preguntó si estaba bien.Gabrielle asintió y tosió un poco
haciendo ver que se debía a su delicado
estado.El líder pareció convencerse y siguió observando el baile que se desarrollaba en
frente de él,no sin antes pasar un
protector brazo por su cintura.
La rubia aparentó seguir la representación hasta que confirmó que todos también lo
hacían.Fue entonces cuando volvió a mirar
al extraño envueltos en ropas más extrañas aún.
Xena supo que la visión de su mano era la causante de que Gabrielle hubiera reaccionado
de aquella forma,por lo que la
escondió debajo de la mesa.Sintió el profundo escrutinio de la bardo y decidió que lo
mejor sería evitar que la mirara
directamente a la cara,así que le dio la espalda.No confiaba en la que podría ser la
reacción de la rubia mujer si la viese,tal vez
gritar o algo por el estilo.Después de todo era probable que Gabrielle la hubiese dado
por muerta.
Tenía que hallar la forma de informar a Gabrielle que ella estaba allí y de cuáles eran
sus planes.Eso contando con que la rubia
se alegrara de verla,contando con que deseara seguirle como antaño.Xena dudó al verla
sentada allí,al lado del que era ahora
su marido,distraída,casi ajena a conciencia de todo lo que la rodeaba.A Xena comenzó a
dolerle el pecho,los latidos de su
corazón eran tan fuertes que parecía que llevaban el ritmo de los tambores.
"Quizás mi ansiedad me haya engañado",pensó la rubia,"no puede ser
ella,no puede ser ella".Se fijó en su compañero y
no lo reconoció.Xena nunca viajaría con alguien más.Definitivamente no era ella.Se dijo
que su fiebre era la causante de tal
visión,aunque le pareció real,tan real como nada de lo que había ocurrido después de
abandonar a la guerrera en casa del
Brujo.
Ni siquiera sabía si había sobrevivido a la herida,aunque estaba segura de que
sí,deseaba que así fuera.Jamás se perdonaría el
haberle hecho daño."¿Cómo pudiste hacerle daño a ella y sin embargo ser incapaz
de matar a quien destrozó todo lo
que un día fuiste?","este es mi castigo por no poder dejar de
amarte,Xena,estés donde estés,no importa si estás
muerta o viva,no importa si jamás vuelvo a verte,sé que no dejaré de amarte..."
La danza continuó entre vítores y palabras obscenas de los soldados y la noche siguió
su cauce normal,con Celsus y Axis
compartiendo confidencias y bromas y con Xena más taciturna que nunca.Decidió que no
podía esconderse toda la noche de
la instigadora mirada de Gabrielle,quien cada vez más a menudo,la observaba bajo un
espeso velo de sospecha.
Xena se acercó a Celsus y le susurró algo al oído aprovechando que Axis estaba absorto
recibiendo recado de unos de sus
hombres.
Celsus la miró con el ceño fruncido,pero aún así no hizo ninguna pregunta.Se limitó a
seguir hablando animadamente con Axis
cuando éste nuevamente dirigió su atención a la mesa y tras unos breves
minutos,Celsus,como le había pedido Xena,tropezó
con su copa accidentalmente y todo el encarnado líquido fue a parar a la túnica de la
guerrera.
-¡Maldita sea!-exclamó un falsamente consternado Celsus-.¡Odio desperdiciar un buen
vino...!.
Axis y algunos de los presentes que habían oído la broma rieron con gusto.Xena se puso
en pie y casi sin mirar a Axis
murmuró unas palabras de disculpa prometiendo volver enseguida.
Gabrielle siguió atenta los pasos del individuo al alejarse y aquel sentimiento de
pérdida que sentía cuando estaba lejos de
Xena se volvió a manifestar dolorosamente.Pasaron cinco minutos,quizás más,lo cierto es
que algo dentro de la bardo surgió y
no pudo reprimir los deseos de seguir al extraño quien quiera que fuese."Por
favor,que seas tú..."
Fingió un repentino ataque de tos y consiguió la atención de todos los
presentes,incluída la de Axis,que la miró
consternado.Gabrielle siguió tosiendo ininterrumpidamente durante gruesos instantes hasta
que su rostro consiguió ponerse del
mismo tono que la remolacha.Oyó que Axis murmuraba una indecente maldición y que le
decía casi al oído:
-Será mejor que vayas a echarte,sigues estando débil.
Gabb asintió y lo obedeció al instante.Miró atrás varias veces,pero todos parecían
concentrados en el festejo y en mantener
llenas sus copas."¿Dónde te has metido?,se decía.Se dirigió hacia la que era la
tienda que había ocupado el individuo pero la
encontró vacía.
Tal vez ella no era la única que buscaba algo.Echó a correr rumbo a su tienda con la
extraña sensación de sentirse feliz.
Nada más acceder al interior del habitáculo,se encontró de lleno con la figura
esbelta.Estaba de espaldas,casi a plena
penumbra.Se había deshecho de la tela que le cubría la cabeza y Gabrielle pudo observar
su cabello,corto y negro como la
noche.
-Veo que no estimas demasiado tu vida-soltó de súbito la bardo intentando coger a quien
quiera que fuera desprevenido.
No pareció inmutarse,lo que confirmó sus sospechas de que a pesar de que había entrado
con delicadeza,ya sabía que se
encontraba allí,es más,se atrevería a jurar que la estaba esperando.Aún así,continuó
hablando.
-¿Sabes lo que te ocurriría si Axis te encontrara aquí?.
Xena tragó saliva.La tenía tan cerca,después de tanto tiempo...Se giró despacio hasta
que sus miradas se encontraron.
Por más que Gabrielle hubiera buscado,nunca pudo encontrar un azul que se asemejara en
algo al color de los ojos de
Xena.Ese azul sólo le pertenecía a ella,como una marca que la hacía
única.Ahora,después de demasiado tiempo,volvía a tener
aquel color ante sí,aquel mismo rostro,las mismas facciones,la misma nariz y su corazón
le dio el primer aviso de que iba a
pararse de un momento a otro.
Gabb abrió la boca y se llevó una mano al pecho para intentar calmar su corazón y que
desistiese de la idea de salir de
allí.Había deseado con todas sus fuerzas que fuera ella.Había venido. Por fin.
No tuvo más remedio que dar un paso atrás para apoyar el peso de su cuerpo y no caer al
suelo.
-Xena...-fue lo único que logró arrancar de sus cuerdas vocales.
Gabrielle sintió la necesidad de salir de allí,de huír nuevamente.Se preparó para
salir corriendo por donde mismo había
venido,pero Xena adivinó sus intenciones y antes de que la bardo pudiera iniciar la
carrera,ella ya se estiraba en toda la
extensión de su cuerpo agarrando a Gabb por uno de sus fugaces tobillos.La hizo caer y la
bardo sintió el amargo sabor de la
sangre cuando su barbilla pegó contra el suelo y sus dientes se clavaron en la carne
interior de su boca.
Quedó inmóvil,con Xena agarrada a sus piernas en una tenaza que sabía no podría
soltar.De un tirón,la morena la empujo
hacia atrás y la metió debajo de su cuerpo.Gabrielle se dio la vuelta y su cara quedó
justo bajo la de Xena.La guerrera levantó
una mano y le secó unas gotitas de sangre que andaban por una de sus comisuras.Ese simple
gesto la estremeció e intentó
elevar la cara para acercarla más a la de Xena.Sus miradas,enredadas desde hacía largo
rato,se resistían a abandonarse y ya
comenzaba a quemar el rubor en las mejillas.
-Xena...-volvió a musitar Gabb,incapaz de decir otra cosa.
La guerrera bajó el rostro ante la demanda de su amiga.Se acercó tanto que costaba
diferenciar donde empezaba una y donde
acababa la otra.Gabrielle entrabrió los labios y Xena pudo oír el chasquido de la piel
al separarse.Por primera vez,los ojos de
la guerrera abandonaron la visión de los de la rubia para concentrarse en la invitación
de su boca.Sin poder esperar
más,Gabrielle levantó un brazó y rodeó el cuello de Xena y la atrajo hacia sí.Fue un
beso violento,lleno de amargura
contenida.El sonido de los labios separándose y juntándose de nuevo inundó la
habitación.Xena la obligó a separar los dientes
para aventurarse a ese lugar donde tanto deseaba entrar.
Gabrielle sintió la lengua de Xena en su boca y contuvo la respiración
sonoramente,mientras ahogaba un gemido que,de haber
salido de su garganta,hubiera llamado la atención a cien kilómetros a la redonda.
En un solo instante,Gabb aprendió el significado del deseo,del delirio,de la
posesión.Buscó ferozmente con su lengua el infinito
y encontró a cambio el principio de su propia muerte.Movió sus manos rápidamente hasta
los pliegues de la camisa masculina
de Xena y la arrancó a tirones del pantalón.Se abrió paso en su interior con cierta
torpeza producida por la impaciencia.Xena
esperaba expectante.Gabb recorrió el firme vientre con avidez hasta llegar a la razón de
su malvivir.Atrapó uno de los pechos
de la guerrera con la mano y lo acarició con vehemencia.Xena exhaló un repentino suspiro
y cerró los ojos con dolor.
-Hazlo otra vez...-pidió Gabb con voz entrecortada.
Xena apretó la mano de Gabrielle aún más contra su pecho por encima de la tela y
repitió aquel sonido en su oído.Gabrielle
tomó nuevamente posesión de la boca de su amiga.Elevó un muslo para abrazarse aún más
al perfecto cuerpo de la
morena.Rodaron algunos metros entre los cuales intercambiaron varias veces las posiciones
hasta quedar nuevamente como al
principio.Se miraron de nuevo.No hizo falta hablar para comprender que no era el momento
ni el lugar adecuado.Bastaba con
una mirada.Como siempre.
Nunca les había dolido tanto la realidad.
Ambas tenían dificultad para respirar y sus respectivos estómagos se elevaban y
descendían exageradamente.Gabrielle observó
el brillo en los labios de Xena,los restos de saliva que bordeaban sus comisuras.La
guerrera tenía los ojos tan azules que le
hacían daño.
-Aún,después de todo,-susurró la rubia-sigues siendo una obsesión.Ni un solo día ha
pasado sin que tu recuerdo hubiera
visitado mis pensamientos,ni un solo instante ha pasado sin que echara de menos el sonido
de tu risa,a veces,incluso he sido
capaz de percibir tu olor...
Xena bebió la única lágrima que se atrevió a salir de aquellos ojos e hizo suyo aquel
dolor.
IX Resurrección.
"Y así son de imperativos los asaltos del deseo,embestidme otra vez,al
abordaje en el rapto carnal de vaciarme".**
Xena yacía despierta en su camastro.Hacía poco que el sonido de los tambores había
dejado de
sonar,y parecía que todos se habían abandonado en los brazos del sueño.Por más que lo
intentaba,era incapaz de oír nada del
exterior.Imaginó que en esos momentos,Gabb disfrutaba de la compañía de Axis y apretó
los dientes tanto que le
rechinaron.Aquel breve encuentro en su tienda la había llenado de esperanza.Gabrielle
seguía amándola.¿No era eso
suficiente?.Se llevó la mano a la boca y rozó sus labios con un dedo,recordando el suave
roce de los de Gabrielle.Aún se
sentía embriagada por la experiencia y ni hablar de su excitación.
Después de dejarla sola,había regresado a la fiesta después de cambiarse de ropa.Aunque
no deseaba para nada regresar al
festival,sabía que de no hacerlo se consideraría una falta,y más aún sabiendo que
Celsus y ella eran los principales agasajados.
Cuando todo hubo acabado y poco a poco sus hombres se fueron retirando a sus tiendas,Xena
se disculpó,dio las gracias a
Axis y se retiró a su tienda.Había dejado a Celsus en compañía de Axis,al que parecía
agradarle la conversación de su
socio.Ambos hombres habían bebido demasiado y en su delirio causado por el alcohol
parecían no querer acabar la
noche..Ahora seguía tumbada en la cama,sin el menor atisbo de que el sueño pudiera
llegar,con el pensamiento,como era
habitual,en Gabrielle.
Una inesperada claridad inundó su habitáculo y Xena se irguió con la rapidez de un
guepardo.Gabrielle entró
cuidadosamente,como necesitando permiso.Xena se preguntó que demonios hacía allí,cómo
diantres había escapado de su
amante.
-Todos han bebido demasiado esta noche-respondió Gabb a los pensamientos de la
guerrera-Incluso Axis.Me temo que no
despertará en toda la noche...-y probablemente era cierto.Axis había llegado a la cama
tambaleante,la había acariciado
levemente buscando su compañía,pero rápidamente se había quedado dormido.
Sabía que lo que estaba haciendo era demasiado peligroso,pero su locura había conseguido
arrastrarla hasta allí.Quería
comprobar,quería entender lo que había ocurrido unas solas horas antes.Pero lo que
realmente buscaba era volver a desatar la
fiebre que había estado reteniendo por tanto tiempo.
Xena no respondió y la inseguridad se apoderó de Gabrielle,que quedó parada en medio de
la estancia.Xena apartó las mantas
que la cubrían y se acercó hasta ella.La tomó con fiereza del cuello y la arrastró
hasta llevarla a un extremo del aposento hasta
casi hacer que cayera sobre la mesa.Gabrielle intentó ahogar un ¡Uff!,pero la fuerza del
choque fue brutal.La guerrera se
apoyó asimismo en su hombro,con la cara vuelta hacia Gabrielle,cerca de su oreja y con su
mano aún aprisionándola.
-Conseguirás que nos maten a las dos,¿es lo que quieres?-le dijo susurrando al oído y
Gabrielle pudo sentir su aliento
cosquilleándole en la piel.
-No...-fue lo único que pudo sacar de sus cuerdas vocales.Sentía deseos de explicarle
por qué lo había hecho,quería decirle
que necesitaba verla otra vez.Pero calló,parecía que Xena no estaba dispuesta a
escuchar.
Xena se acercó aún más y apoyó su frente en la cara de la rubia,que suspiró de alivio
cuando la mano de la morena cedió en su
empeño de estrujar su garganta.
-Por un momento creí que no te encontraría nunca,que había llegado demasiado
tarde...-confesó la guerrera.
Gabrielle le tomó suavemente el brazo que la aprisionaba e hizo que Xena la
soltara.Llevó la mano a su boca y besó la desnuda
palma.
-Necesito...,-tragó con dificultad-necesito sentirte...-dijo quedamente al fin.
Xena se sacó la camisola por la cabeza quedando completamente desnuda.Era una locura y
nadie era más consciente que ella
de eso.Pero no podía evitarlo.Nadie puede esconder el deseo.Elevó los brazos y apartó
el cuero que cubría la pálida piel de
Gabrielle,abandonándolo despreocupadamente en el suelo.La arrastró hacia sí por los
hombros y la abrazó.La rubia le rodeó
la cintura y hundió la cara en su hombro.La mano de la guerrera se deslizó por su
espalda como una breve caricia.Algo notó en
su camino,pues se apartó y obligó a la más pequeña a darse la vuelta.
-Qué...-susurró mirando los diferentes surcos que marcaban su espalda.No había duda de
qué los había provocado.Los
recorrió con los dedos,como queriendo borrarlos.
-¿Te ha hecho mucho daño?.
-No...,pensé en ti en todo momento,dolió más,infinitamente más, no tenerte a mi
lado...-fue la sincera respuesta de la rubia.
Gabrielle se apartó y la miró.
-Nunca te había visto llorar...-dijo la bardo observando cómo dos lágrimas escapaban de
los ojos de la otra,aunque su rostro
estuviera tan impasible como siempre.
-No es cierto,lo he hecho otras veces...
-No por mí.
-Siempre ha sido por ti-respondió Xena con sinceridad.
Gabrielle torció la cabeza y miró al suelo consternada.
-Puede que muera si no me abrazas en este instante-dijo con voz queda.Luego sintió que
largos brazos la rodeaban besando la
piel a la que sus labios tenían acceso."Es cierto",se dijo,"todo empieza y
acaba aquí."
Gabrielle se irguió.Quedó sentada sobre las caderas furiosas de Xena,que no tuvo más
remedio que aprender a contenerse.El
contínuado roce de la piel les había regalado múltiples gotas de sudor que resbalaron
líbremente por sus costados.Incluso a la
más que tenue luz de la vela,los destellos de transpiración en el estómago firme de la
otra brillaban como estrellas.Tumbadas en
el suelo alfombrado intentaban concluír aquel acto,enmudecido sin remedio,entre
movimientos calmados y suspiros ahogados.
-¿Qué pasa?-preguntó Xena en un susurro.
-¿Por qué nunca me dijiste que me amabas?,todo hubiera sido tan diferente...
Xena la miró fijamente a los ojos,cada músculo de su cuerpo en tensión.
-Eso es algo que jamás me perdonaré-dijo quedamente.
A Gabrielle se le perdió la mirada en algún punto de la oscura habitación y cerró los
ojos con fuerza.
-¿Podrás perdonarme?-dijo la morena.
Gabrielle abrió los ojos y se agachó lo suficiente como para que sus labios rozaran los
de Xena,acto seguido se movió
levemente y notó que las caderas de la otra respondían y se elevaban buscando el pleno
contacto.Gabrielle sonrió complacida.
-Quiero grabar en mi mente esta visión de ti...no imaginé que algún día pudiera
tenerte así,completamente entregada a mí.
-Gabrielle...-suplicó Xena sin aliento-por favor...
-Ten paciencia...-ronroneó la rubia y acto seguido volvió a contonear las caderas
circularmente.Las venas azuladas se
marcaron con fuerza en el cuello de Xena cuando ésta estiró la cabeza hacia
atrás,parecían querer estallar.
Gabrielle volvió a acomodarse sobre el cuerpo de la morena.
-Gabrielle...,Gabrielle...-repitió Xena como si de una letanía se tratara.
"Logras recorrer el camino de la muerte con tu mano.Desciendes
despacio,quemando,haciéndome jurar
interiormente que seguiré sintiendo el roce de las yemas de tus dedos hasta el fin de mis
días.Abro los ojos a la vez
que exhalo un lánguido suspiro y me encuentro de lleno con tus ojos que me observan con
la misma desesperación
con que te miran los míos.De repente,pierdo el rastro de tus dedos y el siguiente
movimiento que haces lo siento
dentro,tan adentro que estoy segura acabas de atravesarme el alma.Sorprendida,te miro con
los ojos muy
abiertos,llevo mi mano hasta la tuya,quiero asegurarme de que es cierto,de que por fin
estás dentro de mí.Te
mueves y mis caderas responden al instante por decisión propia.
Cierras los ojos en éxtasis,tú también has sentido esa sacudida.Yo sólo puedo alcanzar
tu cuello con el extremo de
mi lengua,en un ligero y húmedo roce.Bajas la cabeza para formar parte de mi boca y tus
pezones erectos son los
primeros en rozar mi piel.Se me escapa un gemido que rápidamente acallas con un beso.Tu
lengua,sabiamente
llevando el ritmo de tus dedos me lleva deprisa,demasiado deprisa.Mis nalgas comienzan a
despegar del suelo vez
tras vez..
-Espera....-te susurro al oído-Aún no...
Me miras con sorpresa,pero obedeces.Tus dedos salen de mí,con cuidado y yo vuelvo a
sentirme vacía.
Con un ágil movimiento de piernaste obligo a posarte debajo de mí.Te arranco una sonrisa
juguetona y una
mirada expectante.Me acerco y despliego una serie de besos por todo tu rostro,dejando
claro mi adoración por
ti.Sigo bajando la cabeza.Primero tu garganta,los hombros,el canal entre tus pechos,el
abdomen,el ombligo,todos
sellados con un beso.En el momento de llegar a la pelvis,tú arqueabas ya la espalda en un
ángulo imposible.
Mi nariz fue la primera en indagar en el resbaladizo rincón.Para entonces ya movías la
cabeza con
desesperación.Acababas de descubrir lo que me proponía.Esperaste el momento en que mi
lengua recorrió el corto
espacio que me separaba de ti con los puños cerrados.Degusté lo que me ofrecías por
fin.
Tu sabor es extraño.
Te oigo susurrar mi nombre una y otra vez,sin parar,con la voz rota,mientras me hundo más
en ti.
¿Eran sollozos lo que sacabas de dentro?,¿lloras de felicidad?.
Una de mis manos asciende por el sendero que recorre tu estómago y se encuentra con la
tuya que viene a su
encuentro.Enlazas tus dedos con los míos,aferrándote como una niña.Esto te da la
suficiente calma para que yo
pueda seguir haciendo aquello para lo que he nacido :AMARTE.
Mis labios chocan impenitentes contra tu carne,mi lengua viaja a través de ti tomando su
propio rumbo y pienso
que jamás sentí tal forma de amar,pienso en una forma de mantener estos momentos eternos
sin necesidad de
recordarlos,quiero estar siempre así...El salobre sabor de mis lágrimas se mezcla con el
tuyo y no son lágrimas de
felicidad,al contrario,lloro de pena y de angustia,porque como dijo alguien una vez,las
personas que aman
demasiado raramente son felices...
Te llamo tras tu inquietante liberación y tu respondes irguiéndote y yendo hacia mí
como una leona para besarme.
-Quiero más...-me dices y yo puedo notar cómo tu excitación va en aumento mientras me
tocas,parece como si mi
piel sea lo único que necesites para encenderte.Me pides que diga tu nombre y yo
obedezco,como siempre.
-Gabrielle...-repito contra tus labios antes de perderme nuevamente en tí."
X Dudas.
"No hace falta que me preguntes qué es lo que necesito.La respuesta
es simple: a ti.Cóncedeme la virtud de poder olvidarte sin sufrir,de ver
cómo te vas sin sentir la necesidad de salir tras de ti.Quisiera dejar de
arquear mi cuerpo cada noche en busca de la curva del tuyo,quisiera dejar
de pensar por fin..."
-¿Piensas quedarte en la cama todo el día?.
Celsus entró en tromba en la tienda de Xena.Ella aún yacía sobre la cama,aunque hacía
rato que había despertado.
-Nadie te ha dicho que es de mala educación entrar sin ser invitado?.
-Vamos Xena,ya casi somos como de la familia...-se burló él y se tiró de espaldas sobre
el mullido colchón,muy cerca de ella.
-¿Y ahora qué?.
-¿Qué de qué?.
-Sí,ya sabes...,que vamos a hacer ahora.
-Nada.
-¿Nada?.
-Esperar.
-¿Esperar?.
-No sé por qué tengo la sensación de que ésta es una conversación estúpida...-dijo
Xena y se levantó de la cama sin
importarle en lo más mínimo su desnudez.Comenzó a vestirse.
Celsus tuvo que girar rápidamente la cabeza para evitar mirarla y que ella viera el
rubor,que juraría,se había instalado en sus
mejillas.Cerró los ojos con fuerza,sacudiéndose de un plumazo la fugaz visión del
cuerpo desnudo de Xena.
-Tal vez sea porque no me dejas otra opción más que repetir tus propias
palabras-consiguió responder.
-Puede que sea eso,sí...
No miró,pero pudo sentir que ella deslizaba la camisa por su cabeza.Era increíble,pero
se sentía extraño,incluso enfadado
porque no podía contener sus reacciones,ni sus deseos.
-Y ya que hablamos de sensaciones,voy a revelarte las mías...-habló con tono
sombrío,fiel reflejo de la decepción que estaba
sintiendo.
-¿En serio?.
Celsus se levantó y se acercó a ella por detrás,más seguro ahora que se había
colocado los calzones.
-En primer lugar empiezo a hartarme de tus esquivas respuestas y mucho más de tus
desplantes...
-Ten paciencia.
-¿Paciencia?,contigo hay que tener mucho más que eso.Debería dejarte tirada...
Xena se volvió hacia él y lo fulminó con la mirada.
-Pero no lo harás,¿verdad?-dijo amenazante-Porque sabes que cumpliré mi palabra y te
daré lo que te prometí,pero sobre
todo porque sabes que si me traicionas no habrá lugar donde puedas esconderte,ni siquiera
en el mismísimo Tártaro.
Se alejó unos cuantos pasos.
-Además,-añadió-¿qué demonios te ocurre esta mañana,eh?,¿te ha sentado mal el
desayuno?...
Celsus respìró sonoramente a modo de protesta.Abrió la boca para decir algo,pero en ese
instante alguien entró.Ambos se
volvieron para ver cómo Gabrielle se plantaba en mitad de la estancia.
La bardo pareció ignorar la presencia de Celsus,incluso parecía que ni siquiera lo
había visto,sus ojos eran incapaces de ver
más allá de los de Xena.La guerrera olvidó a Celsus,la discusión,olvidó incluso
dónde se encontraban,sólo podía mirarla y
amarla mientras lo hacía.
Nuevamente Celsus intentó decir algo y miró a Xena,pero la expresión que ésta tenía
en la cara congeló nuevamente sus
palabras y sus ánimos de decir nada.Observó durante dos segundos a ambas.
-¡Oh,no!-soltó rompiendo el hechizo que envolvía a las dos mujeres-¡no!.
Gabrielle se sobresaltó y dio un paso atrás.
-¿Es ella?-dijo acercándose a Gabrielle-¿ella es lo que has venido a buscar?.
-Yo...-dijo Gabb y carraspeó para poder continuar-traigo un mensaje de Axis,desea
veros...
Gabrielle agachó la cabeza y salió nuevamente.
-Xena-siguió Celsus,esta vez acercándose a la morena-Aún no has contestado a mi maldita
pregunta...
Xena se volvió hacia él para responder.Se lo diría,no tenía sentido seguir
ocultándolo.
-Sí.
-¡Es la cortesana de Axis,por el amor de Zeus!.
-No,no lo es.
-Ahora le pertenece,¡es suya!-dijo Celsus ahogadamente,aunque en su ataque de ira le
hubiera gustado poder gritarlo.
-Ella no pertenece a nadie.
-Ella ya no es libre,Xena,y aunque decidiera ir de nuevo contigo no lo conseguiría
jamás,sabes de sobra que Axis no lo
consentiría.Tendrías que matarlo...-agregó él,su rostro del color de la remolacha y
sus venas marcadas en su cuello.
-Eso no sería problema.
Celsus se llevó las manos a la frente y se golpeó con ellas."No,no,no".
-Nada de lo que diga te hará entrar en razón,¿verdad?.
-No.
Celsus pareció rendirse.Dejó caer los hombros y se apartó de Xena dándole la
espalda.Sólo un intento más.
-¿Tan importante es como para arriesgar tu vida y de paso la mía?.
-Te advertí que esto resultaría peligroso,pero insististe en seguirme...
-Esto no es cualquier cosa Xena,no se trata de un objeto ni de nada que no pueda echar en
falta hasta que estemos lejos de
aquí.No has sido sincera-la cortó él.
-No sé con seguridad qué es lo que esperabas-respondió ella y ahora parecía molesta
ante tanto reproche.
-Yo tampoco-resumió Celsus a la vez que abandonaba la estancia dejándola nuevamente
sola.
Xena terminó de vestirse y salió decidida a averiguar para qué había sido convocada
ante Axis.Se dijo que era mejor no
pensar en Celsus,ya lo arreglaría más tarde.
*********************************
-¡Oh!,veo que ya estamos todos-exclamó Axis al verla llegar.Estaba acompañado
únicamente de
su inseparable Casius,aunque a su alrededor y bien situados tenía a varios de sus hombres
velando por su seguridad
-¿Disfrutásteis anoche de la fiesta en vuestro honor?.
-Ya lo creo que sí-respondió Celsus-Debo admitir que sabes agasajar bien a tus
invitados.
-Me alegra oír eso.Siempre he pensado que no hay nada mejor para llegar a un buen acuerdo
que el que ambas partes tengan
un buen comienzo,tan bueno ha sido que esta mañana me he despertado con la agradable
sensación de querer iniciar las
negociaciones.
Celsus emitió un murmullo de complacencia y se frotó la barbilla con agrado.
-Tú tienes la palabra-dijo.
-Bien,en ese entonces iré directo al grano,¿cuánto pedís?.
-¿Debo tomar eso como una clara insinuación de que estás interesado en comprar?.
-¿Para qué si no os pediría una oferta?-respondió Axis al instante.
A Xena le entraron unas enormes ganas de darle un puntapié a Celsus.
-¿Cuánto estarías interesado en pagar por cada pieza?.
Axis sonrió y cruzó los brazos.Hizo gesto de pensar durante un breve instante.
-Doscientas monedas de oro.
Celsus miró a Xena y ésta le hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
-Nos parece justo.
-¿No vais a regatear?-preguntó extrañado Axis.
Celsus se mordió el labio.Quizás lo mejor hubiera sido subir en algo el precio.
-Regatear es para los comerciantes y mercaderes con poca clase-contestó Xena con voz
grave-.Unos buenos tratantes como
nosotros saben siempre cuando una oferta es justa y suficiente.
Axis volvió a sonreír y se dirigió hacia Celsus,con quien definitivamente parecía que
había entablado cierta confianza anoche.
-Habla poco tu amigo,pero lo que dice es siempre para bien.
-¿Hemos llegado a un acuerdo entonces?.
-Aún no,mi querido amigo,antes debemos zanjar una cuestión que me tiene,digamos...,algo
preocupado.
Celsus frunció el ceño.No le había gustado aquel tono amenazador.Quizás Axis,tan
suspicaz como parecía ser,había
descubierto algo de la inventada trama.
-Tú dirás-dijo algo inseguro.
-Debo suponer que soy el único comprador,y que no habrán otros después de mí,si fuera
ése el caso mi inversión caería en
saco roto.Eso no sería de mi agrado.
-Haces bien en preocuparte-respondió ávidamente Celsus-pero pierdes el tiempo en
hacerlo.Abastecer a tu ejército nos hará
tan ricos como jamás pudimos imaginar.Seríamos tontos si ansiáramos más y desde luego
no entra en nuestros planes el
desafiarte.Sabemos de sobra de lo que eres capaz,no elegimos venir aquí al azar-una
pequeña pausa para sumar confianza a su
discurso-.Tienes nuestra palabra.
Había resultado convincente.Incluso a Xena se lo pareció.
-Bien,ahora si que pudes darlo por pactado.¿Cuándo tendré el cargamento?.
-Yo mismo me encargaré de traerlo hasta aquí,una carga de tal magnitud debe trasladarse
sin levantar sospechas,pero no
temas,lo tengo todo planeado,hasta el más mínimo detalle.Él-señaló a Xena-se quedará
aquí como garantía.
-Me parece bien,puedes disponer de algunos de mis hombres...
-Eso no será necesario-cortó Celsus-Y ya te he dicho que hay que hacerlo con cuidado,la
presencia de tus hombres podría
hacer barruntar a los demás que algo se cuece.No olvidemos que no sería beneficioso para
ninguno que esto ocurriera-le
dedicó una mueca de complicidad-.Mi única preocupación a partir de ahora será cumplir
mi parte del trato.
-No insistiré,entonces-cedió el líder-.¿Cuándo partirás?.
-Lo antes posible.
****************************
-Axis mandará seguirte...
Celsus se volvió rápidamente y se llevó una mano al pecho,justo a su corazón.
-Si sigues apareciendo de esa forma de la nada lograrás acabar conmigo-dijo y siguió
atando la bolsa de viaje-Pareces un
maldito gato...
Xena se acercó hasta él.
-Quizás no más de dos hombres.
-Dijo que no insistiría en eso.
-Pero lo hará de todos modos-zanjó ella-Es de naturaleza desconfiada y listo,muy listo.
-No hay problema,los despistaré.
-¿Seguro?.
-Hablando de desconfianza-la miró-Pues a ti no te queda más remedio que confiar en mis
habilidades.
Xena hizo una mueca despectiva y habló con tono de humor mientras le sonreía.
-¡Um!,lo sé.
Celsus cogió una de las bolsas de dinero y la contempló.
-Somos ricos...-dijo quedamente.
-Eres rico-rectificó Xena-Ya tienes lo que deseabas.
-Supongo que sí-musitó él,aunque sin excesiva felicidad.
-Me alegro mucho de haberte encontrado en aquella taberna...-Xena intentó buscar palabras
que describieran con acierto su
gratitud,pero como siempre,le resultaba extremadamente difícil.En vez de eso le puso una
mano en el hombro y se lo palmeó.
-Te esperaré-prometió Celsus.
-Sé que lo harás,pero si no llego dentro de dos días,deberás irte solo,aléjate de
aquí todo lo que puedas.Si fracaso no quiero
que te hundas conmigo.
-No es parte del plan el que fracases-le contestó él sinceramente.
Xena observó un ligero brillo en sus ojos al decir aquellas palabras y fue la primera vez
que obtuvo cierto atisbo de lo que
comenzaba a sentir Celsus para con ella.
-Buena suerte-fueron sus últimas palabras.
Él quiso compartir una cosa más con ella,pero Xena salió de la tienda y Celsus ya no
tuvo fuerzas para retenerla.
Mucho más tarde,Celsus tomó su caballo y se alejó a todo galope del campamento.En ese
mismo instante,Axis aprovechó
para acercarse hasta Xena y susurrarle unas palabras al oído.
-Dime,-dijo-¿no tienes miedo de que tu amigo te traicione?.
Xena no contestó y él no le dio tiempo a hacerlo.Lo vio alejarse tan rápido como se
había acercado.Claramente la había
amenazado.Luego,en su aposento y a solas,observó por el pequeño hueco que había hecho
en la tela de la tienda como dos
hombres a caballo tomaban la misma ruta que Celsus.Era una suerte que todos los señores
de la guerra fueran tan previsibles y
que ella los conociera tan bien.
*****************************
Esa noche,Axis volvió a sentirse con ánimos de convocar otro pequeño banquete.La
comida y el vino volvieron a hacer acto de aparición sin comedimiento.Xena,como invitada
de honor, y a falta de otra cosa que
hacer,tomó parte del mismo.Sentada a la gran mesa dedicó la totalidad de su tiempo a
observarlos comer,beber y hablar de
sus sangrientas batallas,aunque desde luego,lo que más les entusiamaba era poder tragar
vino sin descanso.No cesó de buscar
a Gabrielle con la mirada y una y otra vez volvía la vista hacia la tienda de Axis
esperando con afán que en una de esas
ocasiones apareciera ella por allí.La voz de Axis la sorprendió.
-¿Nunca te deshaces de...-Axis intentó recordar como diantres se llamaba aquello que el
extraño individuo llevaba en la
cabeza-...eso?-dijo al fin señalándolo como único recurso.
-¿Por qué?-preguntó a su vez Xena-Me lo quitaré si es que acaso te incomoda...
-¡Oh!,no,siento que lo hayas entendido de esa manera.En modo alguno quisiera que te
sintieras ofendido.Mis disculpas.Es sólo
que siento curiosidad...
En ese instante y salvando la situación,la mujer pelirroja se acercó,la misma que hacía
rato había enviado a hacer algo.Ella se
agachó y le dijo algo que resultó inaudible al resto de los presentes aunque todos se
habían callado de repente esperando las
noticias.Axis respondió al recado levantándose del sitio al instante.
-Disculpadme un momento-anunció-Que continúe el banquete.
Los presentes siguieron con lo suyo al ver que no era grave lo que estuviera sucediendo,no
así Xena,que observó a Axis
perderse tras la cortina de su tienda.Pensó en Gabrielle y supo que aquello tenía que
ver con ella.Tuvo que hacer uso de su
voluntad para no levantarse de su sitio y mucho más aún para atender a sus contertulios.
-Seguro que habrá ido a ver a la pequeña zorra-dijo Casius en tono siseante,seguro que
por los efectos del vino.
-Necesita distraerse-dijo otro desde el extremo opuesto.
Todos rieron.
Tras varios minutos que a Xena le parecieron toda una eternidad Axis volvió a aparecer.
-¡Casius!-gritó a su hombre de confianza.
-Maldita sea...-murmuró éste a sabiendas de que se había acabado la diversión para
él.Conocía todos y cada uno de los tonos
que usaba Axis para con él y sabía que éste era de los urgentes.
-Necesito que vayas al pueblo y traigas nuevamente al curandero,¡maldito viejo!,le pago
demasiado bien para el servicio que
me da.
-¿Ahora?-alcanzó a decir Casius sin preocuparse en ocultar su desilusión.
-¿Tienes algún problema?-dijo Axis sarcástico-¿te he pillado en un mal momento?.
-No-contestó y chasqueó los labios con fastidio a la vez que pasaba junto a Axis,quien
se reprimió de darle una patada en el
trasero.
-Quizás yo pueda servirte de ayuda-todos se volvieron hacia Xena esperando a ver qué es
lo que tenía que ofrecer.
-¿Tú?.
-En China aprendí muchos remedios contra algunos males...
-China,¿eh?-soltó Axis.Pensó que no tenía nada que perder-De acuerdo,ven conmigo.
Xena entró acompañada de Axis en la tienda.Gabrielle yacía en la cama tapada con pieles
hasta la barbilla.
-No sé que demonios le pasa-comenzó a explicar Axis-Parece estar bien y de pronto le
vuelve a subir la fiebre,a veces creo
que tiene el poder de hacerlo cuando le viene en gana.
Xena se acercó hasta el extremo de la cama y con la palma de la mano le tocó la
frente.Tenía una buena calentura.
-Lo primero que hay que hacer-dijo con voz segura-es prescindir de esto-acto seguido
apartó todas las pieles y las depositó
en el suelo dejando a Gabrielle descubierta.
-Hace demasiado frío,se helará.
-No,no lo creo,hay que rebajarle la fiebre como sea.Necesito paños y agua fría.
Axis salió de la estancia y las dejó solas.Xena acarició la frente de Gabrielle con
inmensa ternura.La miró.Tenía mal aspecto,y
eso lo había notado desde el primer momento en que la había visto hacía dos días.Aquel
color mortecino que se había
instalado en su piel y aquella tos que no parecía querer abandonarla.
-Gabrielle...-sus labios susurraron la combinación de su nombre.
Gabb pareció sentir su presencia e intentó abrir los ojos.
-Aquí tienes-dijo Axis por encima de su hombro.Traía consigo numerosos paños y una
tinaja con agua.Los depositó cerca de
Xena-¿Puedes hacer algo?.
-Aún no lo sé...
Axis suspiró.
-¿Es importante para ti?-preguntó Xena de súbito.
-¿El qué?.
-Ella-mojó la tela y la posó en la frente de la enferma.
-Sí-respondió Axis y Xena se dio cuenta de que decía la verdad.
-Axis...-uno de sus hombres entró en tromba en la tienda.
-¿Qué ocurre?-dijo el líder algo molesto,demasiadas interrupciones para una noche.
-Deberías ver algo-respondió el otro y volvió a salir.Axis abrió la boca para decir
algo,pero lo pensó mejor y abandonó la
tienda.
Xena se aseguró de que se había alejado lo suficiente antes de dirigirse de nuevo hacia
la bardo.
-Gabrielle...-la llamó quedamente y como si su voz fuera el único hechizo que necesitara
para despertarla Gabrielle abrió
pesadamente los ojos.Miró a Xena y por un momento pareció no
reconocerla-Gabrielle...-repitió ésta una vez más.
La bardo sonrió y buscó a tientas la mano de la guerrera con la suya.Xena se la acercó
de inmediato.
-A veces me parece que sueño despierta...
-Soy yo,y estoy aquí,no me imagino estando en otro sitio...
Gabrielle le mostró una sonrisa amplia como regalo a ese comentario.
-Escúchame-sintiéndolo mucho,Xena pasó a la acción-No me queda tiempo aquí,y voy a
llevarte conmigo.Mañana,por la
noche.Te voy a dar algo-acto seguido sacó una pequeña bolsita de cuero-deberás echarlo
en el vino y que él lo beba,dormirá
profundamente.Yo estaré esperando a que salgas de la tienda muy cerca...,todo saldrá
bien,no te preocupes.
-No lo hago-dijo Gabb,pero aún así cerró los ojos con pesar.
-¿Qué ocurre?.
-Lyla,sé que está viva...
Xena suspiró.Una extraña expresión cruzó brevemente su rostro.
-Si es cierto te prometo que la encontraremos allí donde esté.Debes hacer un decidido
esfuerzo por recuperarte,sé que no
estás tan mal como aparentas.
-Para ti es fácil decirlo...-soltó Gabrielle con una ligera sonrisa.
El corazón de Xena dio un vuelco,Gabrielle había vuelto a usar aquel tono sarcástico de
antaño.Era una buena señal.
-En realidad no lo es...-respondió Xena igualando el tono.
Se miraron,breves instantes que pasaron rozándoles el alma."¿Cómo
podría?...",se dijo Xena,"...¿cómo podré superar lo
que me has dado?".
-Habría sido una buena idea...
-¿El qué?-preguntó Xena sin ocultar su extrañeza,sacándose de sus pensamientos.
-Lo de atarme a un árbol.
La morena sonrió.
En ese instante la Mireya entró.Sin duda Axis la había enviado para que no perdiese
detalle de lo que allí ocurriera.Se acercó
hasta un extremo de la cama.Xena se apartó de la bardo estirando la
espalda.Mireya,observadora como era,lo notó.
-¿Cómo te sientes?-le dijo a Gabrielle.
-No tiene nada que no se pueda arreglar-contestó Xena en lugar de Gabb.
-¿Hay algo que yo pueda hacer?-preguntó Mireya.
Después de pensar un instante,Xena abrió la boca para responder.
-Podrías quedarte aquí un momento mientras yo voy a buscar algo a mi tienda.
-De acuerdo.
-Procura que no se duerma.
Mireya asintió y Xena salió de la tienda.
Al salir buscó inmediatamente a Axis,que estaba rodeado de varios de sus hombres
intentando aclarar alguna situación
confusa.Pasó relativamente cerca y los oyó murmurar algo sobre un ejécito que se
aproximaba a su territorio.Dejó escapar un
inaudible suspiro de alivio al comprobar que no tenía nada que ver con Celsus.De esta
forma supo que el plan seguía adelante.
Fue a su tienda y buscó entre sus alforjas aquella planta medicinal que siempre llevaba
consigo y que servía para curar las
fiebres entre otras cosas.Regresó a la tienda de Gabrielle tan rápido como pudo.El
festejo parecía haber acabado bruscamente
y observó que algunos de los hombres montaban en sus caballos para acompañar al líder
en la súbita salida nocturna.
Entró en la tienda y mezcló aquellas raíces con un poco de agua antes de dárselas de
beber a Gabrielle.
-Levanta un poco la cabeza...eso es...
A Mireya de ningún modo se le escapó la forma tan cuidadosa con la que parecía aquel
personaje tratar a Gabrielle,ni como
los ojos de la misma enferma centelleaban al observar el circunspecto rostro.Recayó en
las manos de aquel individuo,eran
manos fuertes,experimentadas,de dedos largos,pero no podían pertenecer a un
hombre...,detalles que sólo una mujer es capaz
de percibir si tiene las suficientes ganas como para reparar en ello.
-¿Qué es eso?-preguntó refiriéndose a la medicina.
-Es un buen remedio para las fiebres-contestó Xena con seriedad.
-¿Y cómo sé que no es veneno?-dijo después de decidir que estaría bien ponerla a
prueba.
Xena la miró y en su mirada un toque cuestionador,algo como:bromeas,¿verdad?.
Mireya sonrió.
-Sólo era una pregunta...
Y entonces se encontró con la mirada aviesa de Gabb que no entendía a qué venía todo
aquello.
-Esto sabe horriblemente mal-anunció en un intento de restar seriedad al muy cargado
ambiente-Necesito levantarme...
-¿Por qué,qué pasa?-preguntó Mireya.
-¿Podrías acercarme la bacinilla?-fue la respuesta de Gabb,suficiente para hacer
entender su urgencia.
Mireya hizo lo que le pidió.
Al poner los pies en el suelo,Gabrielle se tambaleó y en un acto reflejo,casi
inconsciente,Xena la tomó de la cintura.Ambas
mujeres se dieron la vuelta y esperaron pacientemente a que la bardo terminara.Xena notó
en todo momento la mirada fija de
Mireya analizándola.
-¿Ya está?-pregunto la pelirroja dándose la vuelta-Bien,vuelve a la cama,yo iré a
vaciar esto-dijo recogiendo el orinal y
desapareciendo detrás de la cortina.
-¿Confías en ella?.
La pregunta de Xena llenó los pensamientos de Gabrielle.
-¿Qué?,¿por qué lo preguntas?...,¿crees que..?
-Lo sabe,al menos sabe que no soy quien aparento.
-No dirá nada.
-Debo asegurarme-resumió la guerrera con dura expresión en el rostro.
-Xena...
-¿Qué?.
A Gabrielle se le atragantaron las palabras.
-Debo irme-le informó la morena-Recuerda,mañana por la noche.
Gabb asintió y antes de que la guerrera se alejara la atrajo nuevamente hacia sí,sus
ojos verdes atravesando a la
morena,diciéndole con la mirada lo que jamás se podría expresar con palabras.Xena le
dedicó una última sonrisa de aliento y
salió.
Encontró a Mireya que venía de vuelta de vaciar el orinal.La exhuberante mujer,nada más
verla,supo que la estaba buscando.
-¿Hay algún sitio donde podamos hablar?-le dijo al paso.
-En mi tienda,dentro de un rato,muchos de los hombres se han ido y no espero compañía
esta noche.
Xena se lo pensó.La tienda de la mujer no era de fiar,siempre podría entrar alguien e
interrumpir.Sin embargo,si la citaba en la
suya a nadie le resultaría extraño que quisiera algo de compañía esa noche.
-Mejor en la mía,te estaré esperando-decidió.
-De acuerdo.
Mientras esperaba,Xena se sirvió un poco de vino,no lo había acabado cuando apareció su
inesperada cita.decidió que lo
mejor era no andarse con tapujos.
-Debo darte las gracias.
-¿Por qué?-preguntó Mireya intrigada.
-Sé que la has estado cuidando bien.
La pelirroja se dio cuenta que aquella mujer ya no estaba fingiendo con ella y que
esperaba que hiciera lo mismo.
-¿Quién eres?.
-Me llamo Xena-se quitó el turbante y Mireya pudo apreciar con más exactitud los
imponentes rasgos de su innegable
femeneidad.Su fingida intención de ser un hombre le daba un aire casi desapercibido,pero
como mujer era de presencia
soberbia con aquellos ojos azules como centro de todo su ser.
-Sí,he oído hablar de ti.
-Eso lo suponía.
Mireya le sonrió levemente.Decidió ir al grano.La alta mujer no parecía ser de las que
se andaban por las ramas.
-Estás preocupada por mí,¿no es cierto?.
-Supongo que puede decirse así,sí.
-Crees que voy a delatarte-admitió la pelirroja.
-No estoy muy segura de eso,sólo sé que voy a sacarla de aquí como sea.
Mireya la miró con auténtico interés.Se preguntó cómo estaba segura de aquella
afirmación que acababa de pronunciar.Una
mujer sola y desarmada,aunque fuese la misma Princesa Guerrera...barrerían el suelo con
ella a la menor oportunidad...O
quizás no.
-No te esfuerzas mucho en ocultar lo que sientes por ella,me extraña que nadie más lo
haya notado.Bueno,debo admitir que
juego con ventaja,en una ocasión la oí mencionar algo sobre ti,pensé que probablemente
estaba delirando...-se dio cuenta de
que Xena la miraba con reprobación y que le importaba poco aquello que le estaba
contando-No temas,no voy a hacer nada
al respecto-concluyó en medio de un suspiro.
-Ella te aprecia,me dijo que confiaba en ti.
A Mireya le temblaron las piernas.Aquello que le había dicho hacía entrever que si
seguía viva después de descubrir su secreto
era porque su protegida había hablado a su favor.Sin duda Xena le estaba dando una
oportunidad.
-Lo cierto es que siento cierto alivio al poder reafirmar eso...-dijo sin pudor y
consiguió arrancar una sonrisa de la alta y seria
mujer.
-Me alegra que lo hayamos aclarado.
Mireya asintió y sonrió levemente.
-¿Eso es todo?,no...,¿deseas nada más?-dijo y en su voz un extraño tono,como de
complacencia.
Xena la miró con una ceja alzada incrédula ante la propuesta.
-Era broma-soltó Mireya y salió de la estancia.
La guerrera se terminó el licor de un trago y devolvió la copa a su lugar.Se estiró
sobre la cama.Todo estaba saliendo bien
hasta ahora,pero aún así no podía evitar aquella sensación incómoda en la boca del
estómago,quizás se debía a que ahora era
Gabrielle la que debía llevar el peso de la situación."Ella lo hará bien",se
dijo.Nada podía salir mal,no lo permitiría,y estaba
tan cerca de lograrlo...
XI Eclipse.
"Siento que mi corazón tamborilea con demasiado ímpetu,
no me importa morir...,tal vez por eso no muero"
-Me alegra ver que estás mejor-dijo Axis mirando a Gabb comer con ansia.
Gabrielle tomaba su desayuno aún en la cama mientras que Axis se terminaba de calzar las
botas.
-Lo estoy,ciertamente lo estoy.
Él le sonrió y ella devolvió el gesto.
-Llegaste muy tarde anoche...,¿problemas?-preguntó,siguiendo una línea zalamera.
Después de la salida nocturna,había regresado casi al amanecer,simplemente se había
echado junto a ella y se había quedado
dormido sólo durante unas horas.
-Nada importante...-estiró los hombros y en su cara se reflejó una mueca de dolor.
-Ven-dijo Gabrielle apartando la fuente de comida a un lado.
Él obedeció al instante y fue a sentarse a su lado de espaldas.Gabb comenzó a darle un
masaje en los hombros.Notó que Axis
se relajaba poco a poco.
-No sabía que supieras hacer esto...
-Hay muchas cosas que aún desconoces de mí.
Axis ladeó la cabeza.
-Supongo que tendré tiempo para averiguarlo.
-Quizás...-fue la ambigua respuesta que obtuvo de ella.
Axis se volvió hacia ella y la besó en la boca.Gabrielle aceptó el beso y lo devolvió
obligándose a poner empeño.Pensó en lo
diferente que sabía de los besos de Xena.Con ella quería simplemente morirse.Con él
sólo deseaba que terminase.
-¡Dioses!-exclamó Axis al separarse-Me ha costado un auténtico mundo llegar hasta ti...
Le acarició la mejilla suavemente.
-Esta noche resérvate para mí,nada de fiestas,ni banquetes...
-Está bien,ahora debo irme,tengo un invitado al que debo atender...
-¿Temes que escape?,como si eso fuera probable,¿verdad?-dijo Gabrielle mientras
jugueteaba con el cuello de su casaca.
-No creo que sea capaz de algo así,parece más bien un tanto necio...,no le he podido
sacar más de tres palabras
seguidas...-rió.
"¿Necio?",a Xena le haría mucha gracia saber lo que piensa Axis sobre ella.Se
regocijó ante tal pensamiento y sólo de
imaginar la expresión que pondría dejó que una sonora sonrisa escapara.
-Recuerda ser agradecido, ha hecho que me sienta mejor esta mañana.
-No lo he olvidado-dijo y volvió a besarla.
Desapareció tras la cortina.Gabrielle miró a su alrededor.Pronto dejaría toda esta
pesadilla atrás.Sonrió para sí misma con
agrado.Una repentina tos borró la sonrisa.Se tapó la cara con la almohada,no quería que
Axis la oyera.Al levantar el rostro
nuevamente se quedó perpleja al ver el rastro de sangre que había dejado.Pasó la mano
sobre la mancha incrédula,pero sólo
logró extenderla más."Maldición",murmuró entre dientes y le dio la vuelta a
la almohada."Hoy es un gran día,nada puede
salir mal.Nada".
-No sé si te alegrará saber que está mucho mejor esta mañana,incluso parece feliz...
Axis le apretó el hombro cordialmente.Sus primeras palabras,por supuesto,de
agradecimiento.
-Me alegra-comentó Xena- y más aún el saber que he podido devolver en algo tanta
hospitalidad como me has ofrecido.
-Espero que no lo eches de menos al partir mañana,cuando cerremos el trato
definitivamente...
Con gran sutileza,Axis le recordaba la fecha tope para su acuerdo y así,de paso,descubrir
si seguía tan tranquila como el
primer día.
-¡Oh!,seguro que lo echaré en falta,ya casi me he acostumbrado a esto.
-Sí-reafirmó Axis las palabras de ella-Es fácil adaptarse a esto,lo sé...
Xena decidió cambiar de tema.
-¿Algún problema anoche?.
-No,simplemente un ejército que estaba de paso,ya sabes,tienes que marcar bien tu
territorio,así evitas problemas mayores.
-Entiendo.
Axis comenzó a caminar y le indicó que lo siguiera.
-Estoy preparando una nueva incursión y eso me dará la oportunidad de probar ese nuevo
material,¡Dioses!,estoy impaciente
por hacerlo.
-Nunca es suficiente,¿verdad?-alegó ella.
Axis paró de andar un instante para mirarla.
-No,-rió-no lo es.La vida puede resultar muy aburrida sin nuevos desafíos con los que
levantarte cada mañana,¿no
crees?.¿Acaso tú ya has completado todas tus expectativas?.
-Sí.Por ahora-alegó Xena.
-Una nueva opinión,sí-acompañó sus comentarios con más sonrisas.
Axis se mostraba tremendamente confiado y relajado.Ninguna sospecha ni atisbo de
desconfianza en el ambiente.Eso era
bueno.
Ese fue el instante escogido para que los dos jinetes que Axis había mandado en pos de
Celsus regresaran.Por la expresión de
sus caras parecían no traen buenas noticias.
-¿Me disculpas un momento?-le dijo a Xena.
-Por supuesto.
Axis se alejó de la guerrera y fue a encontrarse con sus recién llegados hombres.El
primero de ellos se apeó del caballo y lo
encaró.
-¿Qué ocurre?-preguntó Axis.
-Lo hemos perdido-admitió simplemente el otro.
-¿Cómo que lo habéis perdido?,¿qué significa eso?.
-Perdimos su rastro...,fue como si hubiese desaparecido en la nada...
-¿Acaso descubrió que lo seguíais?.
-No,no,cuidamos mucho de que no se diera cuenta de que alguien le seguía,simplemente
cubrimos sus huellas desde la
distancia y...-el hombre se frotó avergonzado la frente-...desapareció.
-Ese hombre lleva una auténtica fortuna encima,fortuna que nosotros le hemos dado.Todo lo
que os pedí fue que vigilárais
nuestra inversión.
-Lo sabemos señor,pero...
-¿Pero?-interrumpió Axis rabioso-.¿Sabes lo que pasará si nuestro querido amigo cambia
de opinión y decide que es hora de
largarse y no volver?.
-Pero su compañero aún sigue aquí-señaló el hombre más bajo.
Axis frunció el ceño,algo desesperado.Nunca supo bien por qué todos los hombres de
su ejército tenían el cerebro tan
pequeño como el de un mosquito.Eran casi como un rebaño de ovejas al que él tenía que
dirigir constantemente y por el que
tenía que pensar,puesto que eso era lo que todos esperaban.
-Retírate-dijo despectivamente.
Los dos hombres se alejaron inmediatamente,contentos de no haber recibido ningún doloroso
castigo por su fracaso.
Axis volvió a unirse a Xena,que lo esperaba varios pasos atrás.Había sido capaz de oír
varios trazos de la conversación,sobre
todo las líneas de Axis cuando era incapaz de mantener un tono de voz bajo.
Celsus lo había conseguido.Y se alegró por él.
-¿Va todo bien?-preguntó ella con el tono de voz más inocente que pudo.
-Sólo un ligero contratiempo,ya sabes...-comentó Axis sonriendo levemente,exudando
autoconfianza por cada poro de su piel.
Siguieron caminando un instante antes de que Axis decidiera hacer otro alto en el camino.
-¿Realmente confías en tu amigo?.
-No-mintió ella-.Yo no confío en nadie más que en mí mismo...
Axis frunció el ceño extrañado y reanudó la lenta marcha con las manos enlazadas tras
su espalda.
-¿No confías en él y aceptas quedarte aquí como fianza?.Eso es algo que no logro
entender.
-Miedo-dijo Xena muy seria.
-¿Perdón?.
-El miedo es lo que hace que te respeten,¿verdad?.Tus hombres te respetan porque tienes
algo que ellos no tienen.Celsus sabe
que no habrá lugar en el mundo donde pueda esconderse si me traiciona.Por eso sé que
vendrá.
-Eres una persona muy extraña,¿lo sabías?-comentó Axis.
Xena se permitió mirarlo directamente a los ojos.
*************************
Gabrielle sacó la pequeña bolsita que le había entregado Xena de una de sus botas
donde la había camuflado.Vertió el contenido de la misma en una copa y le agregó
vino,removiendo la mezcla con el
dedo.Seguidamente,puso del mismo licor en otra para ella.
Previamente había pensado en vaciar los polvos directo al recipiente y esperar,como era
habitual en él,que Axis se sirviera la
acostumbrada copa al llegar.Desechó la idea al especular que tal vez se olvidara de tomar
o que la invitara a hacerlo.
-¿Qué haces?.
Gabrielle se agitó tanto por la repentina interrupción que casi logra arrojar el
recipiente del vino al suelo.
-¡Dioses!,me has asustado-le indicó a Axis.
El hombre se acercó hasta ella.Se fijó en la otra copa dispuesta sobre la mesa.
-¿Para mí?-preguntó.
-Mm...-fue la sencilla réplica de ella.
Axis tomó la copa con una mano la alzó como con intención de beber,pero dudó y volvió
a bajarla.
-¿Me has puesto veneno aquí?.
Gabrielle lo miró desconcertada.En el rostro del hombre ninguna señal que le indicara si
bromeaba o si por el contrario hablaba
en serio.¿Acaso sospechaba algo?.Sólo podía hacer una cosa.Gabrielle le arrebató el
recipiente y tomó un pequeño sorbo de
él,alzando ambas cejas cuando se lo devolvió.
-Deberías mirar también bajo la almohada-agregó mordaz.
Axis pareció convencerse y tragó su bebida,no sin antes sonreírle apreciativamente.
-¿Y bien?,-la siguió hasta la cama-¿qué hay de eso que me prometiste esta
mañana?.Como ves,me he deshecho bien temprano
de todos...
-Lo sé-le sonrió,zalamera,y lo atrajo hacia ella,esperando que aquello que había
camuflado en su copa surtiese efecto no muy
lentamente.
Varios minutos después y para su sosiego,se quitaba con algo de trabajo,el cuerpo
exánime y encallado de encima suyo.
Ahora sólo quedaba esperar.
La noche cayó en oscuro telón.Xena,retirada en su tienda,aguardaba el momento
propicio para salir en busca de Gabrielle.Había observado que Axis se había retirado
temprano y que el resto hacía lo propio
ante la evidencia de que esa noche no habría nada que celebrar.Desde allí podía oír
las voces de los más rezagados,cerca de
las hogueras,charlando animadamente.
Durante el día de hoy había tenido la oportunidad de ver a Gabrielle durante un breve
instante.Le pareció que estaba radiante y
que incluso,sus mejillas habían cobrado algo del sano color que antes siempre las
acompañaban.Le había dirigido una tímida
mirada,casi fugaz,pero Xena había sentido el enorme placer de dejar que sus ojos se
encontrasen.
La idea era salir de allí limpiamente,sin dejar nada atrás,sin tener que matar a
nadie.Era complicado,pero la oscuridad tenía que
ser suficiente como para esconder sus movimientos.
Se deslizó fuera de la tienda,apenas abriendo la empaliada.Encontró rápidamente con la
vista al grupo de soldados.Parecían
estar ensimismados en su banal charla.
Caminó hacia delante,la arena apenas crujiendo bajo sus pies.Evitó acercarse demasiado a
las tiendas colindantes a la de
Gabrielle,puesto que su silueta podría reflejarse en las lonas.Se agazapó pues y
arrastró su cuerpo como si de una serpiente se
tratrara.
Gabrielle esperaba impaciente.Un ojo mirando hacia fuera por la ranura de la
cortina.Tardaba demasiado.Tal vez Xena
esperaba que le hiciese alguna señal,quizás aún le estaba dando tiempo para que
cumpliera con su parte.Decidió salir de la
tienda aún cuando Xena no le había dado instrucciones precisas de que no lo
hiciera.Afuera todo parecía en calma,tan opuesto
a lo bullicioso que se mostraba siempre.Dio dos pasos antes de encontrarse de lleno con el
rostro de un soldado.
-¿Vas a alguna parte?-preguntó el hombre serio.
"Maldición",se dijo ella.Pensaba que Axis había retirado la guardia de su
tienda,las cosas habían cambiado entre ellos...Era
obvio que no.
-¿Qué te importa?-protestó ella amargamente.
-En realidad me importa mucho,tengo órdenes expresas de vigilarte.
Gabrielle bufó y sofocó una risa.Le parecía totalmente ridículo tanto
formalismo.Entonces fue cuando se dio cuenta de que una
sombra crecía detrás del soldado hasta sobrepasarlo en altura.A pesar de la
oscuridad,Gabrielle pudo distinguir el intenso azul
de los ojos de Xena.
-Creo que tus obligaciones van a acabar bruscamente-dijo divertida.
-¿Qué quieres...?-antes de que pudiera continuar,Xena lo había asido por detrás y
antes de que pudiera incluso darse cuenta
de lo que pasaba el breve crujido de su cuello le sesgó las palabras para siempre.
Xena lo sostuvo con sus antebrazos bajo sus axilas.Arrastró el cuerpo dentro de la tienda
para esconderlo.Se giró hacia
Gabrielle.
-¿Adónde ibas?-le preguntó algo molesta.
-En tu busca...
-¿Por qué?-susurró la morena.
-No lo sé-admitió Gabb y abrió la boca para continuar.
Xena levantó una mano y la hizo callar.
-Después,ahora tenemos que salir de aquí-la empujó hacia abajo para que se agachara.
Oyeron que alguien se acercaba y Xena sujetó el brazo de Gabrielle con fuerza para que
ésta se mantuviera quieta en el
sitio.La guerrera se levantó y esperó escondida a que el intruso asomara,sin perder de
vista al guardia que vigilaba desde la
torreta.Gabby permaneció estirada en el suelo,al amparo de las sombras,apenas sin
respirar.
Algo detuvo a Xena cuando estaba a punto de abalanzarse sobre el extraño.Reconoció la
melena pelirroja de Mireya,quien
llevaba entre los brazos una tinaja,seguramente con agua.Mireya se detuvo,sus sentidos
diciéndole que alguien la observaba
desde atrás.Se dio la vuelta y vio la inconfundible figura de Xena.No hizo le hizo falta
especular mucho para discernir lo que
hacía la guerrera detrás de la tienda de Axis.
El guardián de la torre pareció atisbar algo extraño también y se asomó aún más
para poder distinguir mejor entre las
sombras.Ambas mujeres se dieron cuenta de este detalle.Inesperadamente,Mireya dio unos
pasos hacia delante y se dejó ver.
-He pensado que quizás tenías sed-le dijo al soldado.
-Sube-fue la respuesta de él.
Xena la siguió con la mirada y vio cómo la mujer ascendía los peldaños hasta llegar
donde estaba el vigilante.Con su espalda
impidió que el hombre pudiera notar los movimientos de Xena,quien rauda y aprovechando la
ayuda,se unió a Gabrielle en el
suelo.
Se deslizaron hasta la empalizada donde descansaban todos los caballos.Gabrielle estiró
el cuello levantando la cara ante el
profundo e intenso olor a excrementos y decididamente se obligó a imaginar que realmente
no se estaba arrastrando por
encima de ellos.Miró a Xena.La guerrera no parecía en absoluto preocupada por esas
nimiedades,concentrada como estaba
en sus acciones sigilosas,intentando no alterar la calma de los equinos.Se paró para
comprobar que Gabrielle la seguía de
cerca y se extrañó al ver que la otra parecía luchar contra sí misma para mantener los
ojos abiertos.¿Se estaba
durmiendo?,¿ahora?.
-¿Bebiste de la pócima?-le preguntó.
-¿Eh..?-contestó Gabrielle,como perdida.
Estaba claro que la respuesta era sí.La agarró de un brazo y tiró de ella hacia arriba
bruscamente.Gabrielle se comió las
palabras de protesta.
-Intenta mantener los ojos abiertos,¿me oyes?.
Gabrielle asintió.
Xena bendijo mentalmente a Celsus cuando encontró a su yegua perfectamente camuflada y
atada a un árbol,con sus ropas y sus armas embaladas y atadas en una de las alforjas
sobre el lomo del animal.
Gabrielle miró alrededor.
-¿Dónde está?-preguntó.
-¿Quién?.
-Celsus.
-Nos encontraremos con él en Grosnias-dijo Xena comenzando a desnudarse.
Gabrielle volvió la vista hacia otro lado.Se distrajo sacudiéndose sus ropas mientras
arrugaba la nariz ante el intenso olor que
de ellas se desprendía y pensando que necesitaba un largo baño...Por dos razones.
Xena sonrió notando el rubor de la rubia.
Ya enfundada en su habitual traje de cuero le acercó a Gabrielle el odre de agua.
-Ten,bebe todo lo que puedas,será bueno para ti que expulses cuanto antes lo que has
tomado.
Gabrielle obedeció y comenzó a dar largos y sonoros tragos.Xena subió a lomos de su
yegua y le tendió la mano para ayudarla
a encaramarse.La rubia se colocó detrás,pasando los brazos por la cintura de su
compañera.Mientras se alejaban,giró una sola
vez la cabeza hacia atrás y se sintió,por primera vez en mucho tiempo,feliz.
***************************
Axis despertó con una extraña sensación.Notó la boca seca en exceso y un ligero mareo
le
hizo cerrar y abrir los ojos un par de veces hasta que el techo pareció dejar de querer
dar vueltas sobre sí mismo.
La realidad le llegó como un jarrón de agua fría,dándose cuenta de que estaba solo en
la enorme cama.Se irguió raudo,lo que
le otorgó un agudo dolor en las sienes.Se apoyó sobre los codos y miró
alrededor,buscándola.Lo que encontró a cambio fue a
uno de sus hombres tendido boca abajo sobre su alfombra.
No necesitó acercarse hasta él para tener la certeza de que estaba muerto.Se observó a
sí mismo,estaba descalzo y con la
casaca medio desabrochada.No estaba seguro de que los recuerdos que tenía de la noche
anterior fuera reales.Su mente se
encargó de darle el primer aviso.
Se apeó de la cama,desconociendo si sus piernas serían capaces de soportar su peso.De un
puntapié,le dio la vuelta al cuerpo
para reconocer su rostro.Inmediatamente se dio cuenta de que aquel joven soldado era el
que él mismo había designado para
que velara por su esposa.Rengueante,consiguió salir al exterior,dándole la intensa luz
del Sol una amarga bienvenida a sus ojos.
-¡CASIUS!-aulló.
Su hombre de confianza apareció diligente.Lo vio arrugar la nariz al ver su desmejorado
estado.
-¿Qué pasa?.
-¿DÓNDE ESTÁ?-gritó a pesar de que Casius estaba cerca.
-¿Quién?.
-Layla...
Casius cerró los ojos un instante.Se dio cuenta de que tenían problemas.
-¿No está contigo?-dijo cuidadosamente,sabiendo que la pregunta sobraba,pero fue incapaz
de pensar en algo apropiado que
decir.
-¡NO!,¡NO ESTÁ CONMIGO!,¡SÓLO HAY UN MALDITO CADÁVER EN MI TIENDA!.
Más hombres se arremolinaron en torno a ellos dos,esperando para descubrir qué estaba
pasando.
-¿Nadie ha visto nada?-dijo Axis más bajito,pero no por ello con menos intensidad en la
pronunciación de las palabras.
-¡Tú!-indicó Casius a uno de sus hombres -.Ve a la tienda y averigua de quién se
trata.
Se acercó aún más a su jefe.
-No tienes buen aspecto...
-Me drogó...,anoche me dio ofreció una copa de vino y...
-¡Por los dioses!,¿bebiste de algo que ella te dio?.
-Ella mismo tomó de la misma copa y yo...-en la voz del líder un halo de pesar-...la
creí.
-La encontraremos,no...
-¡NO SE PUEDE HABER ESFUMADO COMO UN MALDITO FANTASMA,ALGUIEN TUVO QUE VER ALGO...!
De repente,y como si hubiese acabado de ver al mismísimo demonio en persona,Axis levantó
la cabeza al frente y echó a
correr,empujando sin delicadeza a cuantos hombres encontraba en su camino.Llegó hasta la
tienda que había estado ocupada
por Xena.
Su corazón se deshizo cuando sólo encontró aquel extraño turbante abandonado sobre la
cama.Alguien más entró en la tienda
detrás de él.
-Prepara a los hombres-dijo con voz dura-.Saldremos enseguida.
-De acuerdo-respondió Casius antes de salir de nuevo.
Axis se acercó y recogió el turbante,deslizando sus dedos por él.Por más que se
esforzó,no encontró ninguna conexión en lo
que había pasado.Era imposible que hubieran planeado escapar juntos,ni siquiera habían
cruzado una palabra...,paró este
pensamiento para recordar que en una ocasión los había dejado prácticamente a solas
cuando ella estaba enferma....
Fue en busca de Mireya,su furia aumentando a cada paso.Nada más verla,no pudo evitar
cogerla del cuello y levantó todo su
peso en el aire.La mujer,cogida desprevenida,luchaba por respirar.
-¡QUÉ PASÓ AQUELLA NOCHE?-ladró él.
La pelirroja no paraba de balbucear,pero las palabras estaban estranguladas,lo mismo que
su garganta.
Axis aflojó la intensidad de su agarre y la bajó al suelo de nuevo,consciente de que si
la mataba no iba a poder descubrir lo
que se proponía.
Mireya se llevó las manos a su garganta inmediatamente y frotó la zona dolorida con
expresión disgustada,quiso poder ser
capaz de frenar el intenso temblor de su cuerpo que la hacía estremecerse
compulsivamente,pero se alegró de que sus pies
volvieran a estar tocando tierra firme otra vez.
-No lo sé-dijo al fin,respondiendo a la pregunta de él.
-Mireya...,-paró para acercarse amenazante aún más-.Creo que aún no tienes ni idea de
cuánto depende tu vida de lo que
puedas decirme...
-Yo no ví nada,te lo juro...
Eso sólo consiguió provocarlo aún más.Él quería respuestas,aunque éstas no fuesen
ciertas.
-Aquella noche,cuando os dejé solos,¿qué pasó?.
-Se limitó a darle la medicina,y...
-¿Y qué?-urgió Axis impaciente.
Mireya decidió darle un poco de lo que quería.
-Me pareció que la trataba con gran comedimiento,como si la conociera de mucho antes...
Eso fue una revelación.Una muy sorprendente.Una que le daría la oportunidad de ir
encajando las piezas.Sintió la furia crecer y
fluír por todo su cuerpo como un río.Había sido engañado,timado y apaleado,por decirlo
de alguna forma y todo delante de
sus narices.
Lo habían convertido en el hazmerreír de todos,su reputación caería empicado.Todo para
nada.Pero él se encargaría de
enmendar su error.Sólo la venganza podía obrar ese milagro.Los encontraría aunque
tuviese que poner el mundo del revés.
-No voy a matarte,por ahora,pero cuídate de haberme mentido o de no haberme dicho toda la
verdad.
Dicho esto se fue,dejando a una temblorosa Mireya atrás.
Casius se acercó hasta Axis.
-¿Qué te ha dicho?-le preguntó.
-No mucho,sé que esconde algo.Lo dejo en tus manos.
***************************
Durante casi todo el día habían cabalgado sin descanso y Xena se había obligado a parar
sobre todo porque Argo comenzaba a mostrar los primeros síntomas de desfallecimiento.
Xena se acarició el final de la barbilla
inquieta.
-¿En qué piensas?.
La miró.
-En acabar el resto del plan de una sola pieza-dijo la guerrera en un repentino ataque de
sinceridad.
-No se rendirá nunca,¿verdad?.
-Eso me temo.
-Yo no tengo miedo,ya no-sentenció la bardo.
Xena le dedicó una leve sonrisa.
-En cuanto anochezca iremos río abajo...-anunció la morena.
Gabrielle torció la cabeza,con el ceño fruncido,confusa.
-Pero eso significaría volver sobre nuestros pasos...
-Exactamente.Cuando se den cuenta de ello,ya estaremos demasiado lejos...
Gabrielle sonrió ante la obviedad del plan de su amiga.
-Nunca dejas nada al azar,¿verdad?,no puedes ni por un momento pensar que algo pudiera
salir mal.
-No cuando tengo a un enorme y sanguinario ejército queriendo arrancarme la piel a
tiras...-la atisbó durante un instante,luego
recogió una ramita del suelo y comenzó a juguetear con ella entre los dedos.
-Me siento atrapada...-confesó Gabb con voz apagada.
Algo más que el silencio pareció romperse.Xena la miró fijamente,a sabiendas de que
Gabrielle tenía algo importante que
decirle.
-¿Qué?.
-No es la primera vez que intento huír de ti,¿sabes?...,es como si quisiera borrar esta
total dependencia de ti...
-Tú no dependes de mí-fue la cáustica respuesta de Xena.
-Sólo necesito cerrar los ojos para traerte hasta mí,aunque estés a millas de
distancia,y ni siquiera todo esto ha servido para
darme cuenta de lo que ya sabía.
La guerrera se revolvió en su sitio incómoda,sin saber qué decir.
-Ni siquiera...-la bardo hizo una pausa para tomar aliento-.Ni siquiera cuando él me
hacía el amor...
-Basta-cortó Xena y se levantó,dándole la espalda.
-Sé que me repudias por ello...
-¿Qué demonios estás diciendo?-se dio la vuelta,atravesando a la rubia con la mirada.
-Intenta,por una vez,mostrarme tus sentimientos.¡Dime como te sientes ahora!.
-Yo no puedo ser como tú,Gabrielle,no puedo descubrir mi alma y...,eso es algo que ya
sabes...
-¿Tan difícil es decirme que me quieres?.
-Te he dicho te quiero muchas veces,más incluso de las que creí ser capaz de recordar...
-No-cortó Gabby-.Esa clase de "te quieros" que han salido de tu boca siempre
han sido tentativos,faltos de
intensidad...Nunca dejas que los sentimientos llenen tu boca...
Xena la miró,no sabiendo bien cómo tomarse aquellas palabras.Los ojos de Gabrielle
revelaban siempre lo que sentía a cada
instante,como si fueran un espejo donde se reflejaba su interior,pero ahora y por más que
lo intentó,Xena no pudo ver nada.Y
eso la hizo sentir miedo.
La guerrera la admiró durante un breve instante,Gabb tenía el cabello aún húmedo
adherido a sus sienes.Apreció como algunas
fugaces gotas de agua que escapaban de él se perdían detrás de la tela de su blusa.Sus
manos descansaban sobre su
regazo,entrelazadas.Uno de sus dedos,el pulgar,acariciaba despreocupadamente la piel sobre
la que estaba apoyado,en queda
paz.Su vista se deslizó nuevamente hacia arriba,otra vez hasta llegar a sus ojos,que
ahora la miraban con cierto descaro.
Supo que Gabrielle había pronunciado su nombre por el movimiento de sus labios,pero lo
cierto es que no lo oyó,no podía oír
nada,ni tan siquiera podía respirar con normalidad.Algo hizo que Gabrielle separara sus
labios,sorpresa seguramente,a juzgar
por la expresión de su cara,y Xena siguió cada milésima de segundo de aquel gesto.
"Xena...",pudo percibir mucho después de que las palabras hubieran sido
pronunciadas.
Apretó las mandíbulas ante la súbita punzada que atravesó su centro y que sólo
podía haber causado una cosa:su deseo.Algo
de esto tuvo que asomarse hasta su rostro,puesto que Gabrielle entrecerró los ojos,con
media sonrisa rozando las comisuras
de sus labios.
La rubia se levantó de donde estaba y llegó hasta Xena.Acto seguido se sentó sobre las
rodillas de la guerrerra pasando
ambos brazos por su cuello.La morena no se movió un ápice,enfocó sus ojos azules en los
de Gabrielle y la sintió
estremecerse.
-Jamás me habías mirado así-confesó la rubia.
Xena pestañeó.Soltó una mano que sujetaba la cintura de Gabrielle y la llevó hasta su
frente,apartando los mechones de pelo
hacia atrás.Su dedo índice siguió un camino descendente hasta llegar al hueco de su
garganta.
-No habrás puesto suficiente atención...-fue la ronca respuesta de Xena.
Ambos rostros estaban demasiado cerca como para escapar de un inminente beso que se
empeñaba en rezagarse.
-Xena...
La guerrera pensó en lo profundo que sonaba su nombre en los labios de Gabrielle.
"La primera vez que tu boca cubrió la mía sentí una auténtica necesidad de
describirlo y me pregunté por qué de
entre todos los libros que había tenido la ventura de leer,ninguno dedicaba una sola
línea al más puro acto del ser
humano.Decidí que tal vez nadie te había besado como yo...
Adoro el momento en que mi cara se acerca a la tuya,ese increíblemente perturbador
instante en que tu lengua
aparece como por arte de magia para mojar indolentemente tus labios dispuestos a
recibirme,como si mucho antes
de que ocurriera lo saborearas con gusto...,cuando los ojos se cierran al mundo y sólo
queda la distancia,tan
pequeña que se diluye al primer roce,tan leve como una pluma...,ése es el instante de mi
redención,tan poderoso
que me hace desdichada...,el aire llenando los pulmones a sabiendas de que pasará mucho
tiempo antes de que
vuelvas a respirar
Los labios son el principio,no...,miento,el principio son los ojos,ojos confiados que se
cierran,qué intenso...,y
luego...,cómo ignorar la suavidad de tus labios,el dulce colchón donde tropiezan los
míos una y otra vez.Juegas con
el inferior el cual atrapas con los dientes,lo estiras,lo devuelves...,me quedaría en
ellos eternamente,pero cuando tu
boca se abre para mí en una invitación imposible de negar,no puedo más que adentrarme
en lo que me ofreces con
tanta ansiedad.Tu sabor es lo primero que nubla mis sentidos,dulce..., pienso que no puede
ser más que ambrosía
puesto que me siento absolutamente como una diosa,sonrío ante esta loca,loca idea,lo
notas e intentas
separarte,quizás porque temes hacerme daño,son tan grandes tus ansias como las
mías,pero un apresurado apretón
en la base de tu nuca te lo impide.Si rompieras ahora este hechizo sería capaz de morir.
Mi lengua busca,no sé el qué,pero no parará hasta examinar cada carnoso rincón,se
enreda con tu lengua,tú
desatas el nudo con presición.Mis oídos se expanden,pongo toda mi atención en el
sonido.Vuelvo a preguntarme si
alguien además de mí es capaz de escuchar el breve murmullo de un beso,porque,como todo
por simple que
sea,tiene sus propias notas."Escucha"...me digo apartando de mí incluso mis
pensamientos...,sí,el chasquido de los
labios que casi parece la voz del fastidio,la fricción de la piel,los sonidos que emigran
de tu garganta capaces de
hacerme llorar si no desato mi deseo contenido.Me separo cuidadosamente,despacio,me llevo
conmigo un breve
hilo de saliva que se rompe al absorberlo de nuevo.
No abro los ojos.Necesito probarte de nuevo para ser consciente de que tengo que volver a
la realidad y dejar de
pensar que soy parte inseparable de ti.Oigo que pronuncias mi nombre..."
-Gabrielle...
-¿Qué?-Gabrielle sofocó un lamento.
-Gabrielle...-repitió Xena aún en éxtasis.
"Alcanzo tu cuello y disperso todos esos besos que he estado guardando para ti.El
sabor salobreño de tu piel me
nubla como si extendieras un velo sobre mis ojos.No hay nada más que pueda existir que no
sea tu sabor,la
percepción de tu piel en mis labios,los sonidos que huyen de tu garganta y que queman mis
esperanzas que tienen
como único ojetivo el tenerte entre mis brazos...Esto es lo que significa amar,amar...Eso
es lo único que me
mentiene viva,como si el simple hecho de que te rindas a mi fuera el regalo de la
existencia".
-Dime lo que sientes ahora mismo...-pidió Gabrielle una vez más.
-Te quiero...-la voz tan profunda como el más insondable de los pozos,tan sincera que
podía atravesar la piel hasta llegar al
alma como el más afilado cuchillo.
Gabrielle cesó en sus caricias y miró a la morena a los ojos.No hubo dudas esta vez.
-Eso era todo lo que necesitaba...-dijo en un susurro.
La expresión en el rostro de Xena fue el puro reflejo de lo que sentía en su corazón.
-Duele...-admitió en voz baja.
-Lo sé,a mí también me duele amarte tanto...
Ambas se prepararon para amarse una vez más,comprendiendo que no había más destino que
aquel.Aunque fuese uno de los
más desdichados.
"Necesito la oscuridad,el dolor,la tristeza,la rabia,el deseo...,necesito tus manos
buscando el tesoro de mi cuerpo...
-Xena...-te llamo alzando la cabeza para mirarte.Tú sigues ahí,desde hace demasiado
rato,cubriendo con tus manos
mi cuerpo,rozando cada centímetro,borrando las huellas que él me dejó.Vas desde los
hombros hasta las puntas de
los pies,frotas con fuerza.La expresión de tu cara es pura concentración.Siento ganas de
decirte que él no me
tocará jamás,que a no ser las tuyas,no habrán otras manos a las que yo le conceda el
privilegio de mi piel.
Sé que te duele saber que alguien estuvo aquí antes que tú,y lo sé porque esa
expresión endurecida de la
conquistadora de naciones que antes eras ha vuelto a revelarse en tu rostro.
Me levanto hasta quedar sentada sobre mis nalgas.Abarco con las manos ambos lados de tu
cara y te obligo a
mirarme a los ojos.
-No importa lo lejos que esté de ti,ni siquiera si muero,siempre seré tuya.Porque así
está escrito.
Una de tus manos se eleva para acariciar mi mejilla,mientras que las mías viajan hasta tu
espalda desnuda para
recorrer todos sus caminos.
-¿Quieres besarme ahora,por favor?.
Mis últimas palabras mueren en tu boca que tan rápidamente cubre la mía.
Si alguien intentara descubrir el misterio que nos rodea,querría saber,se preguntaría
cómo es posible que dos
personas puedan amarse de esta manera.Y se preguntaría porque yo también lo hago.Yo sé
quien soy.Sólo sé
eso.Tú eres el amor y la vida entera.De eso también estoy segura.Todo lo demás es
irreal y engañoso.
Y sigo preguntándome cuál es el secreto.
Y sigo preguntándome hasta cuándo."
XII Cenizas.
"Algún día mi mente echará a volar y liberará mi alma,
presa aún de tu encanto".
-¡¡¡Es todo lo que sé,lo juro!!!-gritó desesperada una vez más Mireya al sentir de
nuevo la fuerza del
látigo contra su espalda.
Habían sido largas horas de tortura,largas horas de sufrimiento que habían agotado toda
esperanza de que la dejaran sobrevivir
después de su engaño.Ahora,atada donde una vez lo estuvo Gabrielle,pedía clemencia,algo
que sin duda le sería negado.Ella
había roto una de las reglas básicas de la convivencia entre asesinos:les había
mentido.
Axis llegó en ese instante para averiguar la información que su lugarteniente había
logrado a través de la cruel tortura.
-¿Qué ha dicho?.
-No sé si te va a gustar...
Axis frunció el ceño ante aquella respuesta.
-Todo ha sido una especie de confabulación...,-continuó Casius al tiempo que enrollaba
el látigo sobre una mano,habiendo
acabado su trabajo allí-...,se trata de Xena.
-¿Xena?,¿qué tiene que ver ella en todo esto?.
-Xena es Armel...-admitió Casius enfatizando las palabras lentamente,como si aún ni él
mismo se lo creyera.
Axis meneó la cabeza a ambos lados incrédulo,pero a la vez satisfecho porque las piezas
empezaban a encajar por fin.Se frotó
la frente con la palma de su mano,pensativo.
-¿Cómo es posible que nos haya engañado de tal forma?-preguntó Casius.
-Si en realidad se trata de Xena ,eso es lo único que no me extraña en toda esta
maquinación...,ella es capaz de hacer
cualquier cosa delante de nuestras narices sin que nos demos cuenta...
-Supongo que eso ha quedado demostrado-fue la insidiosa réplica del más bajo.
-Y la clave está en Layla,todo esto es por ella...-pensó durante un momento más,para
aclarar las ideas-.Desde hace tiempo oí
que Xena viajaba con alguien,otra mujer...
-¿Qué vamos a hacer ahora?.
-Lo mismo que teníamos acordado,les daremos caza,ni siquiera Xena podrá esconderse por
mucho-sentenció Axis con un
extraño brillo en los ojos que no dejaba lugar a dudas del odio que en esos momentos
sentía.
-¿Y qué pasa con ella?-inquirió Casius señalando a la casi inconsciente Mireya.
-Ya sabes lo que tienes que hacer,se la castigará como al resto de los traidores-dicho
esto se alejó nuevamente.
Mireya,levemente consciente,oyó la sentencia que confirmaba su destino.Sabía que la
atarían a un madero y la dejarían
morir,no sin antes de que el sol quemase sus ojos hasta dejarla ciega.
-¡No...!-dijo apenas-.¡Por favor...,os he dicho todo lo que sé...!.
Pero nadie parecía responder a ninguna de sus súplicas.Su fin había llegado.
***************************
-Sigues enferma,¿verdad?-Xena rompió el estático silencio mientras remaba
pausadamente.
Ambas mujeres hacían su camino río abajo montadas sobre una pequeña balsa que Xena
había construído momentos antes
con variados y pequeños troncos.
-¿Por qué dices eso?.
-Anoche no paraste de toser,tu aspecto no es muy bueno,pero sobre todo porque ví el
rastro de sangre que dejaste en la
manta-la guerrera la miró fijamente esperando una respuesta.
-Supongo que sí.
-No te preocupes,iremos a ver a ese viejo brujo que me curó,quizás pueda darte algo...
-Xena,-cortó Gabrielle-,no me preocupo.
-Bueno,yo sí lo hago.Y es suficiente.
-Si vamos a ver al Brujo significará desviarnos de nuestra ruta,¿cómo se lo harás
saber a Celsus?,él ya debe estar
esperándonos impaciente-replicó la rubia.
-Pagaré a un mensajero.No hay nada que no pueda arreglar.
-¿Y Axis?.
Xena le dedicó su mirada antes de preguntar lo siguiente.
-¿Qué pasa con él?.
-¿No te importa que pueda estar pisándonos los talones?.
-Déjalo de una vez-contestó Xena más duramente de lo que en un principio
pretendió-.¿No entiendes que me preocupa tu
estado?.El que expulses sangre significa que algo en tus pulmones no va demasiado bien.Y
desde luego,esto no es negociable.
Gabrielle bajó la mirada,pesarosa.Xena lo notó,pero no dijo nada.Sabía que a la bardo
le preocupaba que Axis lograra su
objetivo,que las alcanzara y que pudiera separarlas de un modo u otro.
-Gabrielle,escucha-Xena paró de remar un instante-.Sé que ahora mismo nuestra situación
es delicada,pero te prometo que
nada malo va a pasar,no mientras yo pueda evitarlo...Nada puede ahora mismo interponerse
entre nosotras.Nunca más.
-Sabes que confío en tus palabras,pero aún así tengo miedo...-"de perderte otra
vez".
-Que los dioses lo amparen-soltó Xena refiriéndose a Axis,en su cara una dura
expresión-si intenta separarnos otra vez.Te juro
que entonces no tendré escrúpulos en acabar con su vida y de paso con la de ese maldito
ejército suyo.Si no lo he hecho ya ha
sido por ti.Pero no toleraré una segunda vez.
****************************
-Las huellas parecen perderse en este sitio,Axis-anunció Casius.
-Eso ya lo veo-respondió agriamente el líder.
-No lo entiendo,es como si se las hubiera tragado la tierra...
Los pocos restos de una hoguera era lo único que anunciaban que hacía poco alguien
había estado allí.
Axis rechinó los dientes.Estaba cansado,tremendamente cansado.Habían seguido las huellas
de Xena durante millas y de
repente nada.Sus hombres comenzaban ya a protestar por la búsqueda infructuosa,una
búsqueda que ellos consideraban
inútil.Estaba claro que si Xena no quería que la descubriesen nadie sería capaz de
hacerlo.
-¿Qué es eso?-preguntó Axis.
-¿Qué es qué?.
-Escucha...
El breve murmullo de la travesía de un río llegó hasta sus oídos.
-Parece...-comenzó a explicar Casius antes de que su jefe lo interrumpiera.
-...no lo parece,es un río...
-¿Y?.
Axis apartó a su lugarteniente de su camino y se adentró por un sendero hasta alcanzar
la orilla.Casius lo siguió intrigado.
-No se han desvanecido,han vuelto sobre sus pasos,sólo que esta vez utilizaron el río...
-¿Y por qué harían algo tan estúpido como volver por donde han venido?.
Axis hizo rodar los ojos antes de dirigirse hacia el hombre más bajito.El jefe se
preguntó si abriendo las cabezas de todos sus
hombres podría encontrar algún cerebro,algo que empezaba a dudar seriamente.
-Para engañarnos,¿no crees?,sabían que era cuestión de tiempo que las
alcanzásemos,ellas sólo tienen un caballo...Así que
decidieron hacer lo único que no se nos ocurriría pensar...
-¿Y qué haremos ahora?.
-¿Tú que crees?-contestó ásperamente Axis-.Seguiremos con la vigilancia en lo
puertos,así al menos tendremos la certeza de
que no se embarcarán,mientras,seguiremos buscando...
-¿Hasta cuándo?-Casius no pudo evitar que aquella pregunta a modo de protesta saliese de
su boca.
-Hasta que las encontremos.
-¿Y si no lo logramos?,ya has visto que no es fácil.
Axis rechinó las mandíbulas hasta que le dolieron.
-Te juro por los dioses que las encontraré.
*********************
Durante los días siguientes a su viaje de regreso a la cabaña del brujo,Gabrielle no
mostró ninguna mejoría,todo lo contrario,su estado iba de mal en peor y las fiebres casi
parecían una constante.Lo extraño era
que a veces parecía recuperarse,pero poco después volvía la fiebre nocturna y la débil
tos.
La marca de las costillas en sus costados confirmaba la pérdida de peso y lo que era peor
aún,Gabrielle se negaba a tomar
ningún alimento.A veces llegaba a estar en tal estado de cansancio que apenas hablaba.
Xena intentó medicarle con alguna de las hierbas que conocía y que encontraba en los
bosques cercanos,pero nada parecía
dar resultado.
La guerrera había mandado un mensaje desde la primera aldea que habían pisado a
Celsus,quien seguramente seguiría
esperándolas en el muelle de Grosnias.Ahora lo principal era encontrar al Brujo,tal vez
él supiera lo que hacer.
Miró a Gabrielle,que dormía echada sobre la manta.Incluso a la luz de la hoguera,la
palidez de su piel era palpable y las
pequeñas gotas de sudor le cubrían toda la frente.Sus sueños no eran en nada
apacibles,pensó Xena,puesto que en su rostro se
reflejaba cierto dolor.
Se levantó de donde estaba y se reunió con su bardo.Se echó cerca de ella y le pasó un
brazo por la cintura,acercándola todo
lo que pudo.Gabrielle pareció sentir su cercania incluso estando absorbida por su
sueño.Abrió los ojos fatigosamente y se
encontró con los de Xena muy cerca de los suyos.La morena acercó aún más el rostro
hasta posar los labios sobre los de
Gabrielle.
-Xena...,-dijo la rubia.
-¿Qué ?.
-No deberías...,no deberías...,-cerró los ojos antes de decir las siguientes palabras
que tanto le dolían-.No deberías acercarte
a mí,puedo contagiarte...
-¿Contagiarme?-Xena se separó lo suficiente como para poder abarcar la totalidad del
rostro de la otra-.¿Qué demonios estás
diciendo?.
-Cada vez me siento peor,y tengo miedo de poder contagiarte,creo que me estoy
muriendo...-la bardo pasó a contarle su
pequeña historia-.Cuando los Salvajes me atraparon,me encerraron en una jaula durante los
cinco días que duró el viaje hasta
su campamento.Allí había un hombre,estaba enfermo,recuerdo que tosía mucho y que de vez
en cuando expulsaba sangre al
hacerlo.Fui la única que se acercó a él para darle consuelo y para sostener su
tembloroso cuerpo.No me había dado cuenta de
esto hasta hace poco,supongo que no quería admitirlo...
-¿Admitir qué?.
-Antes de que llegaramos al campamento el pobre hombre ya había fallecido...,recuerdo que
pararon y lo sacaron de la jaula
para abandonarlo por el camino.Algunos gritaron al ver al cadáver,pero yo no,yo no tenía
miedo...,hice lo que pude por él y no
me arrepiento...
Gabrielle se apartó hasta abandonar los tiernos brazos de Xena,poniendo relativa
distancia entre ellas.
-¿No quieres abrazarme?-preguntó la morena.
-Sí,sí que quiero...-dijo Gabb casi en un sollozo.
-¿No quieres que te abrace yo?-cuestionó una vez más.
Gabrielle asintió repetidamente con la cabeza.Estaba asustada y Xena lo notó.
-Deberías haber pensado en eso de contagiarme en aquel momento en el que se te ocurrió
seguirme como un cachorrillo.Ya
entonces sabía que no podía hacer nada para alejarme de ti y mucho menos hacer algo para
que te alejaras tú...-bromeó Xena.
-Yo jamás me arrepentiré de haber hecho lo que hice...
-¿Quién habla de arrepentirse?.Yo estoy hablando de cómo te metiste bajo mi piel como
si fueras un veneno-la miró con
intensidad-.Necesito que me abraces.-sentenció la guerrera.
-Xena...
-Tú no tuviste miedo cuando ayudaste a ese hombre,¿qué te hace pensar que yo sí?.
-No quiero que nada malo te pase-admitió la bardo.
-Pues me moriré si no me abrazas-dijo Xena y en su voz una inmensa dulzura.
Gabrielle pareció dudar,pero la mirada de confianza que Xena le dedicó fue definitiva
para que se dejara atrás la leve distancia
que las separaba.La morena desplegó sus brazos como si fueran alas para acogerla entre
ellos,como lo haría un pájaro
tratando de proteger a su cría.Sintió los suaves labios de la más alta contra su
húmeda frente,su voz murmurando palabras de
consuelo que casi parecían una melodía,una melodía más bella para Gabrielle que
cualquier cántico que fluyera de la Lira de
Orfeo.
-¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?.
Xena sonrió levemente antes de responder.
-Como si hubiera sido ayer,parecías tan valiente enfrentándote a aquellos
hombres...,pero en realidad noté cómo temblabas...
-Cierto,estaba aterrada-Gabrielle se aferró aún más al cuerpo de la guerrera.
-Aún así fue el mayor acto de coraje que he visto en mi vida.
-¿En serio?-inquirió entusiasmada Gabrielle.
-En serio.
La bardo se aferró aun más al cuerpo de Xena,hundiendo su rostro en el pecho de la
oscura mujer.Xena comenzó a acariciarle
el pelo con una de sus manos,mientras que con la otra trazaba ligeros círculos en su
espalda.Una amplia sonrisa apareció en el
rostro de la morena,la felicidad de tener a Gabrielle en sus brazos nublaba cualquier
atisbo de problemas.La sonrisa se borró
como por arte de magia cuando sintió que algo tibio resbalaba por la piel de su
pecho.Apartó a Gabrielle lo suficiente como
para ver de qué se trataba.
-¡QUÉ DEMONIOS...!.
Gritó la guerrera al ver la sangre que comenzaba a salir de la boca de Gabrielle y que
había dejado un extenso rastro sobre su
pecho.La bardo comenzó a convulsionarse mientras trataba de hacer llegar aire a sus
pulmones,algo que evidentemente no
lograba.Xena se puso en pie de un salto y levantó a Gabrielle lo suficiente como para
sentarla sobre sus nalgas y obligarle a
inclinar la cabeza.
-¡VAMOS GABRIELLE...!-gritó Xena ,más asustada de lo que desearía estar.
La bardo extendía y contraía el pecho con fuerza,ahogándose,respirando por la boca.Xena
le limpió con el dorso de su mano
la sangre que restaba sobre sus labios,mientras Gabrielle parecía que superaba aquella
crisis y volvía a su estado normal.La
bardo levantó la cabeza y miró a Xena con inmensa tristeza.
-Gabrielle...-dijo Xena antes de acercarse al rostro de la bardo y repartir varios besos
por todo su rostro.
-Xena...
-¿Qué?.
-Te quiero.
XIII Quimeras.
"Sabía que tenerte no era más que un espejismo,
un oasis al que nunca llegaré".
Xena encontró un lugar "seguro" para dejar a Gabrielle.Se trataba de un granero
en
ruinas,sin techo y con una amenaza inminente de derrumbe.La bardo estaba demasiado débil
como para continuar el camino
con Xena y ésta decidió por último que tenía que darle un respiro a su compañera.
Los aldeanos del pueblo donde decidieron parar habían reconocido a Xena de cierta
ocasión cuando ella les ayudó a superar
la amenaza de que los saqueara un ejército,aún a riesgo de su propia vida..Estaban muy
agradecidos,pero al ver el malsano
estado de Gabrielle,sólo fueron capaces de sugerirle que poseían un granero abandonado
cuyo techo se había derrumbado
años atrás.
Xena no pudo culparles por sentir miedo,ni tan siquiera por el pobre pago que le habían
otorgado a pesar de lo generosa que
había sido ella hacía mucho tiempo.Recordó las palabras de Gabrielle cuando la había
mirado justo al entrar en el ruinoso pajar
y ver las paupérrimas y desoladoras condiciones de éste."Han sido muy amables
dejándonos quedar,¿verdad?".E incluso
había sonreído.
Xena había,inmediatamente,improvisado un lecho en el suelo para Gabrielle,utilizando
todas las pieles que poseían.La había
obligado a echarse y le había aplicado sendas compresas frías para intentar bajarle la
calentura.
Mientras lo hacía,no dejaba de pensar en sus más inmediatos planes y en cómo guardarse
las espaldas ahora que una aldea
entera sabía que estaba allí.Cualquier hombre de Axis podría acudir preguntando,estaba
segura de que Axis mantenía espías en
cada puerto y de muchos otros viajaban por delante del resto en busca de pistas.
Pensó en Gabrielle y en cómo debía darse prisa en encontrar al Brujo,cuya cabaña
estaba a tan sólo unas horas de viaje desde
donde se encontraban,por lo que la ubicación del semi-granero era perfecta.
-¿En qué piensas?-musitó Gabrielle asiendo la muñeca de Xena levemente.
Xena le tomó la mano entre la suya y le besó la palma de la mano.
-¿Estás bien?.
Gabrielle asintió levemente desde su lecho en el suelo.
-¿Tienes frío?.
-No,estoy bien,en serio...Xena,deberíamos seguir el camino,no es el mejor momento para...
-Gabrielle,ya hemos discutido esto y habíamos acordado que era lo mejor.La casa del brujo
queda a tan sólo un par de horas
de aquí,será mucho más rápido si viajo sola.
-Siento mucho la forma en la que me estoy comportando,en serio...-se disculpó Gabrielle,a
sabiendas de que Xena tenía la
razón.
-Lo sé.
-Escucha,voy a acercarme al pueblo,casi no nos quedan provisiones y tú tienes que comer
algo más que un trozo de queso y
pan duro.
-Xena...
-¿Qué?,¿qué pasa?...
-No te vayas,por favor...
Xena se arrodilló en frente de Gabrielle y le apartó los cortos mechones de pelo de la
frente amorosamente.
-¿Temes que no vuelva?-preguntó,aunque ya sabía la respuesta.
-Supongo que sí...
-No me separaría de ti de tener otra opción,pero debo hacerlo.
-Te esperaré aquí...,impaciente...
-Duerme,verás cómo antes de que despiertes estaré de nuevo aquí.
Gabrielle siguió a Xena con la mirada hasta que ésta desapareció tras la ruinosa
puerta.La oyó avanzar por el camino a
pie,hasta que sus oidos también perdieron todo vestigio de sus pasos,luego,el relinche de
un caballo y el más absoluto de los
silencios.
La bardo se obligó a cerrar los ojos,una súplica para que el sueño viniera en su busca
cuanto antes.
Cuando Xena regresó,habían pasado más de seis horas en las cuales Gabrielle había
despertado y dormido
contínuamente.Xena entró sigilosamente,pero el ruido de los cascos de Argo alertó a la
rubia .
-Ya estás aquí...
-¿Cómo te sientes?-se interesó la guerrera.
-Ahora mucho mejor...
-Siento haber tardado tanto,pero la espera ha valido la pena-la más alta sacó un
pequeño frasco de cristal de las alforjas de
Argo y lo agitó delante de las narices de Gabrielle.
La bardo arrugó la nariz ante la visión de tan poco apetitoso brebaje y se fijó en los
restos de hierbas que reposaban en el
fondo del mismo.
-Si no me cura estoy segura de que me matará...-bromeó Gabby haciendo sonreír a la
guerrera.
Xena lo abrió y enseguida la esencia de la medicina inundó la nariz de ambas mujeres.Un
olor agrio y casi pestilente.
-Levanta un poco...,eso es...
-¡Dioses!-exclamó Gabrielle horrorizada-.¡Sabe peor de lo que huele!.
-Bebe un poco de agua para ayudar a bajarlo-Xena le alcanzó el odre.
Gabrielle bebió varios tragos de agua,pero no logró con ello eliminar del todo el sabor
que quedaba en su boca.
-He traído comida,espero que tengas hambre...
Gabrielle se sentó y observó cómo Xena desempaquetaba varios trozos de cecina y sendas
piezas de fruta.La guerrera comió
en silencio,sin otear ni una vez a la rubia quien no perdía detalle ,por el contrario,del
rostro de la guerrera.
Gabb estiró un brazo y lo reposó sobre el regazo de Xena,acariciando distraídamente la
parte del muslo que el cuero no daba
para cubrir.La piel allí era suave como la más finas de las sedas.A Gabrielle le
encantaba tocar a Xena,a pesar de que por todo
su cuerpo habitaban surcos y líneas que recordaban pasadas batallas y viejas
heridas.Pronto,la piel bajo las yemas de sus
dedos despertó y Gabby sintió la rugosidad del vello cuando se eriza.
Xena cubrió la mano de Gabrielle con la suya y la acarició con el pulgar,todo sin mirar
a su amiga.
-Mírame-ordenó Gabrielle con voz firme.
Xena pareció dudar,pero al final volvió el rostro hacia la bermeja.El azul de sus ojos
más apagados que de costumbre,como si
la esperanza los hubiera abandonado por siempre.
-No me lo has dicho todo,¿verdad?,hay algo que te preocupa...-Gabrielle apartó la
comida,ya habiendo satisfecho su apetito.
-Esto no se va a acabar nunca,¿sabes?.-contestó Xena muy seria.
-¿Qué quieres decir?.
-Axis...,no se rendirá.Por eso tengo que ir a por él yo primero.Debo hacerlo,de otra
manera no estarás a salvo.
-¿Y cómo piensas hacerlo?-la voz de Gabrielle se elevó demasiado sin ella
pretenderlo-.Antes tendrás que atravesar a un
ejército entero para llegar hasta él,¿también vas a matarlos a ellos?.
-Si no queda otro remedio,sí.
-No quiero que lo hagas...
Xena se levantó de al lado de Gabrielle como si ésta quemara de repente.
-¡Prefieres que huyamos como fugitivas durante el resto de nuestras vidas!-chilló Xena.
-No...,pero...,
-Yo no he huído de nada ni de nadie en toda mi vida,y no voy a empezar
ahora...-respondió Xena como si esta simple
sentencia lo elucidara todo.
-Xena,no quiero que te ocurra nada...
-Lo sé-cortó la morena-.Pero está decidido,he hablado con el Brujo y él mismo se
ofreció voluntario para cuidarte hasta mi
regreso...
-¿Qué?-fue lo único que logró Gabrielle sacar de sus cuerdas vocales.
-Ya está decidido.
-No.
-¿No?.
-Esta vez tomaré mis propias decisiones,te guste o no...
Xena cambió el peso de su cuerpo de una pierna a otra molesta por el cariz que empezaba a
tener la conversación.
-¿Qué tienes en mente?-preguntó la guerrera insegura de querer escuchar la respuesta.
-Voy a ir en busca de mi hermana,te guste o no-replicó Gabb muy seria.
-Eso es imposible...-la voz de Xena cayó hasta casi convertirse en un susurro.
-¿Cómo?.
-Lyla está muerta.
El pecho de Gabrielle se hundió a causa de un repentino suspiro de dolor que la inundó.
-No es posible.Mientes.-dijo entre dientes.
-No.Yo misma enterré su cuerpo.
-No es posible...,¡NO PUEDE SERLO!-Gabrielle se levantó abandonando el calor de las
mantas y se puso en pie
tambaleante.
La guerrera intentó ayudarla,pero Gabb se lo impidió con un brusco movimiento de su mano
que indicaba que no quería que se
acercara.
-Una vez más me has engañado,incluso me diste falsas esperanzas y yo te creí...-gimió
la bardo.
-No fui yo quien te dijo que estaba viva...
-¡Y eso que más da!...,¡RESPONDE!.
-No quería hacerte más daño,por eso lo hice.Fue toda una sorpresa cuando lo mencionaste
en el campamento,yo pensaba que
sabías que ella estaba muerta...
-¿Cuándo pensabas decírmelo?.
-No quise que vieras el cadáver,ella estaba...,estaba...Debió esconderse bajo el
camastro de la cabaña.La encontré
allí,calcinada...
Gabrielle miró a Xena con el rostro totalmente compungido,con el llanto que se negaba a
romper aunque las lágrimas bajaban
ya por sus mejillas.Finalmente cayó de rodillas hundiendo la cabeza entre las mantas,con
los nudillos de ambas manos blancos
de tanto apretar las mismas.
-Soy una cobarde...-gimió la bardo entre sollozos-.¡Por qué no lo maté cuando tuve la
oportunidad!,¡POR QUÉ!...
Xena supo que se refería a Axis.
-Gabrielle...
-¡ME MALDIGO HASTA LA MUERTE!,¡HASTA LA MUERTE!-gritó desesperada mientras luchaba
dando puñetazos
contra las inanimadas pieles.
-¡BASTA!-gritó Xena a su vez arrodillándose frente a la rubia y tomándola con fuerza
por ambas muñecas.
Gabrielle colapsó sobre el pecho de Xena y lloró amargamente.La guerrera la liberó de
su resuelto agarre para abrazarla.De
repente Gabrielle se separó con bruquedad.
-¿Cómo puedes amarme?.
La cara de la guerrera era un puzzle.
-¿Cómo puedes amar a una furcia-pronunció la palabra llena de amargura-como yo?
-Tú no eres eso-respondió Xena firmemente.
-Yo sólo quería volver a tu lado...
Xena no sabía a lo que se refería,pero estaba convencida de que tenía que dejar que
Gabrielle dijera todo lo que tenía que
decir.
-...y encontrar a Lyla.Sólo estos pensamientos me ayudaron a querer seguir respirando
cuando había vendido completamente
mi vida.A pesar de mi dolor por la muerte de mis padres,mi amor por ti no se extinguió ni
tan siquiera un ápice...,seguía
pensando en ti como si estuvieses a mi lado,convencida de que vendrías en mi busca...,por
eso le permití
poseerme,pero,¿sabes qué?...-hizo una breve pausa para asegurarse de que toda la
atención de la guerrera estaba puesta en
ella-Cuando él me estaba haciendo el amor yo cerraba los ojos-Gabrielle cerró los ojos
como si así pudiera demostrarlo
mejor-y pensaba en ti,pensaba que era tu piel la que estaba acariciando,tus labios los que
cubrían los míos,pero entonces él
entraba en mí y...
-Si lo que quieres es hacerme daño-manifestó Xena apenas separando los labios y
mostrando con ello su disgusto-debo
decirte que lo has conseguido.
La guerrera se levantó,dándole la espalda a Gabrielle y fue hasta donde estaba su
yegua,buscando calmar sus enardecidos
nervios.
"Es cierto,pensó Gabrielle,quiero hacerte daño simplemente porque a tí te amo más
y porque casi doy las gracias de no
ser a tí a quien lloro...".
-¿Crees que hubiera cambiado algo de haberme quedado en la aldea?,¿de no haberte
seguido?.
-Estoy segura de que hubiesen cambiado muchas cosas y más segura aún de que hubieses
sido más feliz...-respondió Xena
mientras empezaba a hacer un fuego cerca del lecho,puesto que pronto anochecería.
-Eso no es verdad.
-Sea cierto o no,cualquier cosa hubiera sido mejor que la vida que te he dado-rebatió
Xena.
Gabrielle se rió con fuerza,tanta que incluso le dio un ataque de tos.Xena se acercó
hasta ella y la sujetó mientras
tosía,mirándola con extrañeza.
-Es gracioso que me digas eso-explicó Gabb-.Sobre todo teniendo en cuenta que fuiste tú
quien me dio la vida...
La morena la miró directamente a los ojos,algo incrédula.
-...¿cuánto tiempo crees que seguiré viva cuando tú te hayas ido?.El instante en que
cierres los ojos para jamás abrirlos,será el
mismo en que mi cuerpo tome su último aliento...
Era sin duda la declaración de amor más sincera que jamás nadie habría podido oír,y
Xena pudo ver en los ojos de Gabrielle
que era tan cierto como que existía la noche y el día.Y entonces lo entendió,supo lo
culpable que se sentía su amante por
amarla tanto,tanto como para que su existencia dependiera únicamente de ella...,tanto
como para culparse a sí misma de la
muerte de su familia y obligarse como castigo a abandonar aquello que más amaba...
-Tengo que superar esto...-clamó Gabrielle-...tengo que dejarlo atrás...
Xena hizo lo único que podía hacer,lo único que en ese instante necesitaban ambas
mujeres.Se abrazaron como el náufrago
que se aferra a un trozo de madera,porque sabe que en él está su salvación.
************************
Axis llegó hasta el centro de la plaza del pueblo.Uno de sus hombres había descubierto
por casualidad que un aldeano aseguraba haber visto a la mujer que ellos andaban buscando
en la aldea donde ahora se
adentraba.Al parecer aquel aldeano estaba de paso y vio a la extraña mujer en uno de los
mercadillos del poblado.Unas
cuantas monedas de oro y el hombre había desembuchado prácticamente todo,hasta sus
recuerdos de la infancia.
Desmontó de su caballo con absoluta confianza y miró a su alrededor.Unos veinte de sus
hombres que lo habían acompañado
hasta allí,hicieron lo propio,aunque permanecieron a lomos de sus equinos con la guardia
en alto.
Uno de los lugareños,uno que parecía bastante mayor,dio un paso adelante y preguntó con
la cabeza agachada como gesto de
absoluta sumisión.
-¿Qué os trae hasta nuestra humilde aldea,mi señor?.
-Quédate tranquilo,no venimos a saquear vuestros dominios-anunció Axis viendo la obvia
intranquilidad del añoso.
Xena se acercó hasta la ventana y vió desde allí a los aldeanos congregados alrededor
de un ejército.La voz de Axis llegó
hasta sus oídos y sintió cómo de inmediato su corazón se aceleraba.No tuvo más
remedio que despertar a una aún durmiente
Gabrielle
-Gabrielle-llamó con urgencia-.Gabrielle...
-¿Qué pasa?.
-Tengo que esconderte...
-¿Por qué, qué pasa...?,¿Xena...?,...
La cara de la guerrera mostraba honda preocupación,algo que no escapó a los ojos de la
bardo.Un segundo de silencio bastó
para que Gabrielle pudiera oír es sonido de la voz de Axis.
-¡Oh...!-gimió-.¡Dime que no es cierto...!.
-Tengo que esconderte en algún sitio seguro...
-Todo esto es culpa mía...,lo sé...
-Gabrielle...
-Xena,tengo miedo,no dejes que nos separen,no otra vez...,por favor...
-Eso no va a pasar,te lo prometo.Espera,te ayudaré...
Xena ayudó a Gabrielle a ponerla en pie cargando el peso de esta contra su cuerpo.Desde
afuera llegaban más voces.
*********************************
-Aquí hay muchas mujeres,señor,es imposible saber con exactitud a cuál os referíis.
-No se trata de una mujer cualquiera,es una guerrera.La recordaríais entre un millón.Es
alta,morena y viste de cuero.Os
advierto por vuestro propio bien que me digáis la verdad,no me obliguéis a tomar lo que
quiero por la fuerza...
-Nosotros no tenemos de idea de quien estáis hablando...-protestó el anciano.
-Entonces tampoco os importará que registremos vuestras chozas,¿verdad?.
El anciano comenzó a asentir levemente mientras que el resto de los aldeanos murmuraban
cosas entre ellos,imaginando cuáles
serían las represalias por haber escondido a la guerrera y a su compañera,aunque ninguno
se atrevió a abrir la boca para
señalar dónde se encontraba ésta.
-¡CASIUS!.
-¿Señor?.
-¡Registrad cada choza de arriba abajo!,sé que están aquí,puedo olerlas...
Los hombres de Axis acataron las órdenes al instante y pronto,la aldea se llenó de
sonidos estridentes de objetos que se
rompían debido a la poca delicadeza de los soldados.Las caras compungidas de los aldeanos
era todo un poema al ver que
sus chozas estaban siendo prácticamente saqueadas.
-Ahorraríais mucho menos pesar y a mí mucho menos trabajo si simplemente me dijérais
dónde están escondidas...
Las miradas que los campesinos se dieron unos a otros confirmó las sospechas de Axis de
que efectivamente sabían algo más
de lo que exhibían.A pesar de las miradas y de que los campesinos se mostraban cada vez
más preocupados por la
situación,ninguno de ellos dio un paso adelante para decir una palabra.
-Admiro mucho vuestra fidelidad,pero deberíais escoger mejor a quien otorgáis tal
privilegio,sobre todo porque estáis en
desventaja ahora mismo.
-Nosotros sólo somos campesinos,nada más-dijo el viejo-.No tenemos nada que ver con
vuestros asuntos...
-En realidad ahora sí-contestó Axis agriamente,empezando a perder un poco de su control
al ver que sus hombres no
conseguían nada en su búsqueda y que aquellos malditos pueblerinos seguían sin querer
soltar prenda.
-Escúchame bien,anciano,mi paciencia es bien limitada, desgraciadamente, y os aseguro que
cuanto más tiempo tardéis en
colaborar conmigo,peor será el castigo que recibáis por ello.
Una mujer se atrevió a dar un paso adelante para hablar con el anciano.
-¡Por Zeus,Pericles!,¡díselo de una buena vez o nos matará a todos!.
En ese instante los hombres de Axis regresaron con las manos vacías.
-Nada,señor,ni rastro-anunció Casius.
-¿Y bien?-amenazó Axis por última vez volviendo el rostro al ahora mentado Pericles.
-Estuvieron aquí hace dos días,pero se marcharon sin dejar rastro.Nadie las vio
partir-mintió el añoso.
Axis echó la cabeza atrás y rió.Su risa llena de falsedad.
-Muy bien,nadie podrá decir que no os lo advertí.
Acto seguido cogió al anciano que había logrado sacarle de sus casillas y le puso una
daga en el cuello.
-¡XENA!,¡SÉ QUE ESTÁS AQUÍ!,¡PUEDO OLERTE AL IGUAL QUE A ESA ZORRA QUE LLEVAS
CONTIGO!...¡TE DIRÉ LO QUE VAMOS A HACER,IRÉ DEGOLLANDO UNO POR UNO A ESTOS ALDEANOS
HASTA QUE DECIDAS SALIR!.
Se produjo un silencio casi mortuorio hasta que la gente empezó a murmurar otra vez,en
esta ocasión con un nuevo sentido de
pavor en sus voces.Una voz surgió de entre la multitud.
-¡Por favor!,¡déjalo ir!,¡sólo es un pobre anciano!-gritó una mujer que era casi de
la misma edad que el hombre que Axis
sostenía en sus brazos de espaldas a él.
El guerrero pareció ignorar las plegarias de la mujer y siguió ofuscado en su charla
privada con Xena.
-¡SÉ QUE TU HONOR NO ME HARÁ ESPERAR MUCHO!.-acto seguido cumplió por primera vez con
su amenaza y la
hoja de su cuchillo cortó la frágil carne del cuello del aldeano ante los gritos de la
que era seguramente su esposa y ahora
viuda.
El cuerpo ya inerte del hombre cayó resbalando sobre su espalda a los pies de Axis quien
ni siquiera se molestó en mirarlo.
*************************
-Debo salir...
-Lo sé-dijo Gabrielle.
-De otra manera cumplirá su promesa y matará a toda esta gente inocente.
Gabrielle asintió con la cabeza sólo una vez.
-Esto acabará pronto,te lo prometo...
-Él sólo me quiere a mí,debería ser yo quien...
-Ni lo pienses-cortó Xena con voz dura-.Quiero que te quedes aquí hasta que regrese.
Gabrielle sabía que era muy probable que Xena no regresara y que lo que la guerrera
tenía en mente era un duelo cara a cara
con el líder de los Salvajes.
Xena dejó que la mano de Gabrielle se deslizara dentro de la suya lentemente mientras se
alejaba de su lecho.
***********************
-¡Bien,veamos quien será el próximo!-Axis se acercó hasta un joven que no debía de
tener más de dieciséis años y lo asió de la muñeca.
-Eso no será necesario-anunció Xena,apareciendo de entre la multitud como si hubiese
estado ahí desde el principio.
El corazón de Axis aceleró su pulso nada más tenerla en su campo de visión,deseaba
tanto que este momento llegara que casi
le dolía.Ella se acercó hasta él con paso decidido,con aquella mirada gélida clavada
en él,aunque estaba seguro que no perdía
detalle de lo que pasaba a su alrededor.
-¡NO!-gritó Axis a sus hombres cuando algunos de ellos intentaron ir a por ella,él era
el líder y como tal era una cuestión de
honor-.Esto es entre nosotros.
La gentes del lugar y los soldados comenzaron a retrasarse en sus pasos hasta que Axis y
Xena quedaron solos frente a frente
en un enorme círculo.
-¿Dónde está Layla?-preguntó Axis secamente sin atreverse a mirar a otro lado que no
fuera a la guerrera.
-Se llama Gabrielle-informó la guerrera entre dientes.
Axis rió,pero en el sonido de su risa una nota de dolor.
-Ni siquiera en eso me dijo la verdad...
-¿Sabías que mataste a toda su familia?.
-¿Yo hice eso?-ironizó él.
-Potedaia,¿lo recuerdas?.
-¿Vas a jugar a juez y verdugo,Xena?,¿y tú?,¿quién va a juzgar todas las matanzas que
cometiste antaño?...
-No-contestó secamente Xena-.No voy a ser tu juez,pero sí tu verdugo...Te di una
oportunidad,pero tu orgullo no te permitió
quitarte de mi camino,¿verdad?.
-Te llevaste mi dinero y a mi esposa,¡EN SERIO CREÍSTE QUE IBA A QUEDARME DE BRAZOS
CRUZADOS!-vociferó un Axis a punto de estallar.
Ambos comenzaron a caminar en círculos,esperando el primer movimiento por parte del
otro,sin quitarse la vista de
encima,anulando todo lo que estaba a su alrededor como si no existiese.
-¡Acabaré contigo y a ella la colgaré de un mástil hasta que se pudra...!.
Xena sacó su espada y Axis la siguió inmediatamente.
Los primeros roces de sus espadas fueron tentativos,en un intento de calcular lo rápido y
fuerte que era el contrincante.Luego,a
medida que avanzaba el combate,los lances sonaban más intensos.
Xena se movía rápida,pegando con toda la fuerza de su cuerpo.
Axis esquivó la hoja de la tizona de Xena,lo que la hizo tambalear.El hombre aprovechó
para pegarle en la cara con el dorso
de su mano libre.La morena retrocedió varios pasos atrás un tanto aturdida por el
golpe.En un abrir y cerrar de ojos,Axis se
había acercado y de un salto,le había asestado un golpe en la cara de una patada,
haciéndola caer de espaldas.
-¡Oh...,no sabes cómo estoy disfrutando!-dijo al verla escupir sangre.
Xena se levantó rauda y fue contra él con toda su fuerza.Cuando ya lo tenía cerca,dio
un salto que lo cogió completamente por
sorpresa y aterrizó detrás de él.Cuando Axis se quiso dar la vuelta para
enfrentarla,ella ya le había dado una coz en todo el
trasero que había hecho que aterrizara en los brazos de uno de sus hombres.
-¡Oh...,no sabes cómo estoy disfrutando!-se burló Xena utilizando las mismas palabras
de él.
Humillado,Axis se recompuso y la encaró de nuevo.La guerrera no se hizo esperar y
nuevamente comenzaron las
acometidas,hambrientas,furiosas cada una de ver fluir la sangre del otro.
En un ágil movimiento de muñeca,Xena logró arrebatarle la espada a Axis.La morena
embistió contra el desarmado hombre y
éste esquivó el lance asiendo la muñeca de ella.Luego la atrajo hasta sí y le pegó un
fuerte golpe en la frente con su
cabeza,empujándola hacia atrás para que le diera tiempo a recoger su espada.
Xena lo esperó en su sitio y le hizo un gesto casi burlesco con la mano para invitarlo a
aproximarse.El líder corrió con
renovadas ganas hasta ella,pero Xena saltó y con una voltereta en el aire,logró conectar
su pie con la cara del
hombre,enviándolo directo al suelo.
La guerrera aterrizó justo a sus pies y Axis se dio cuenta de que antes incluso de que
pudiera hacer nada,ella ya le habría
clavado la espada.Vio a Xena levantar la espada con ambas manos.El filo de la misma
directo a su pecho para atravesarlo de
una estocada.Vio sus ojos llenos de ira y de decisión.Supo que aquellos eran los últimos
segundos para él de no ser porque sus
hombres ya se disponían a arreglarlo...
Xena no oyó que alguien gritaba hasta que vio una familiar figura echarse sobre el casi
cadáver de Axis.Con un esfuerzo
sobrehumano logró detener el empuje de su tizona justo antes de que impactara sobre el
cuerpo de Gabrielle.
"¿Gabrielle?..."
A Axis ni siquiera le dio tiempo a agradecer esta interrupción fuera cual fuera,cuando
sintió la glacial hoja de un cuchillo en su
cuello.Miró hacia arriba,su cabeza apoyada ahora sobre el regazo de Gabrielle,y vio la
barbilla de ésta,mirando fijamente a
Xena y la guerrera mirándola a la par.
-¿Gabrielle...?.
La bardo no respondió a la llamada de Xena,a cambio se acercó al oído de Axis y le
susurró:
-Dile a tus hombres que bajen sus ballestas o te rebanaré el cuello como a un pollo...
Axis miró como pudo a su alrededor y vio que sus hombre estaban a punto de disparar,y
hubieran matado a Xena antes de
que ésta hubiese acabado con él de no ser por la intervención de la rubia.
-¡BAJAD LAS ARMAS!-gritó.
Ante este grito,Xena despegó por primera vez la vista de su amiga y se fijó en que
varias ballestas tenían sus flechas apuntando
directamente a su cuerpo.Se le había olvidado que los señores de la guerra jamás
jugaban limpio.Eso era lo único que los
mantenía vivos durante tanto tiempo.
Sus hombres dudaron,manteniéndose firmes tras sus armas y Axis sintió más presión en
su cuello,sólo un poco más y su piel se
abriría dejando paso a la afilada hoja.
-¡BAJADLAS,MALDITA SEA!.
Esta vez sus hombres obedecieron y bajaron las armas,expectantes de que sería lo próximo
que ocurriría.
-Gabrielle...-repitó Xena.
-Vete-fue lo que dijo la bardo.
-¿Qué?.
-Quiero que te vayas-anunció Gabrielle con un extraño tono en su voz.
-No me voy a ir sin ti...
-¡¡¡¡¡VETE...!!!!!.
"¿Cuánto tiempo crees que seguiré viva después de que te hayas ido?,el instante
en que cierres los ojos será
elmismo en el que mi cuerpo tome su último aliento".Las palabras de Gabrielle
volvieron a la mente de Xena
dolorosamente.
-Vete,Xena,por favor...-gimió Gabrielle a punto de derrumbarse.
Xena movió los labios sin decir nada,y Gabrielle fue la única que pudo leer en ellos la
frase:"volveré a por ti",aunque eso era
algo que las dos sabían.
Gabrielle se acercó una vez más al oído de Axis,quien empezaba a tener graves problemas
para tragar saliva.
-Ella se va a ir...,que ninguno de tus hombres intente impedirlo...
Xena giró sobre sus talones y se marchó atravesando nuevamente la multitud.
-¡QUIETOS!-advirtió Axis cuando observó que algunos hicieron un intento por ir tras
ella.
Para cuando Gabrielle dejó de presionar la garganta de Axis,habían pasado al menos
varios minutos.Ella separó la daga
lentamente y en cuanto Axis se dio cuenta de que la había retirado del todo,giró sobre
sí mismo lejos del cuerpo de la
rubia.Ella se mantuvo quieta,observando el cuchillo que reposaba en una de sus manos sobre
su regazo.Axis se levantó y la
asió de los hombros frenético sacudiéndola.
-¡Señor!,-llamó Casius-.¿qué vamos a hacer con Xena?,¿le damos caza?.
-No-dijo Axis sin dejar de mirar a Gabrielle-.Volverá,pero para entonces la estaremos
esperando...
El líder se llevó unos dedos al cuello y observó que el cuchillo había logrado cortar
algo de carne.Se acercó aún más a
Gabrielle y le pasó los dedos por la mejilla,dejando una línea roja a través de ella.La
bardo no se movió,ni siquiera lo
intentó,sólo el duro y doloroso golpe que recibió con el dorso de la mano de su captor
la hizo caer al suelo.
Ya en el suelo,miró a su alrededor para ver las distintas caras que eran espectadores de
excepción de su infortunios.Por un
lado,las caras complacidas de los soldados de Axis,algunos de los cuales escupían en el
suelo cuando sus miradas se
encontraban,y por el otro,estaban las caras de los aldeanos,caras contritas,rostros que
murmuraban ya plegarias por su alma.
A Gabrielle no le importaba su alma,ni tan siquiera su vida,sólo le importaba el hecho de
que nuevamente había perdido el
norte.Sonrió,a pesar de todo,haciendo que muchos pueblerinos exclamaran asustados,porque
su guerrera estaba viva y aún
podría soñar con su regreso...
***************************
Xena cabalgó sin descanso,espoleando hasta la extenuación a su yegua.Sabía que era muy
probable que
Axis no diera muerte a Gabrielle,sobre todo porque sabía que era un señuelo perfecto
para cazarla a ella.Intuía que esto iba a
acabar de una manera o de otra y que ella iba a reunirse con Gabrielle de nuevo fuera en
este mundo o en el otro.
Se apeó de la sudorosa yegua de un salto y fue directamente hacia aquella puerta de
madera en ruinas que hacía poco tiempo
que había atravesado.No se molestó en llamar,sino que la abrió de par en par,sin
importarle el lastimoso crujido y que casi
partiera la madera en dos.
Buscó al Brujo frenéticamente con la mirada y lo vio sentado en su mesa,clasificando sus
innumerables plantas,Apenas levantó
la vista,ya sabía que Xena se aproximaba hacia allí y a juzgar por la expresión de su
cara algo había salido mal.
-Brujo...-dijo Xena.
-Lo sé-contestó él,levantándose para darle aquello que ella había venido a buscar con
tanta premura.
*************************
-¿Qué vas a hacer con ella?-preguntó un curioso Casius.
-Colgarla de un mástil,como le prometí a Xena.
-¿No vas a matarla?-inquirió con gran dosis de extrañeza el lugarteniente.
-Aún no,todo a su tiempo,mi querido compañero...
-Pero...,no lo entiendo...
-Muy fácil,Casius,no hay peor castigo que el de morir lentamente y más aún cuando vea
que capturamos a su querida Xena y
sus ojos vean cómo la matamos como a un perro...-anunció Axis,disfrutando de sus
palabras como si ahora mismo las
estuviese poniendo en práctica.
-Xena es muy astuta,no estoy muy seguro...
-Xena también comete errores,y su fijación por Gabrielle le hará cometer el mayor de
todos:regresar a mi campamento...
Axis y su ejército habían viajado durante el resto del día y habían levantado un
pequeño campamento antes de que anocheciera
en una llanura cerca del camino que habían tomado para regresar a su comarca.
-Cuida que nadie beba esta noche,Xena puede venir en cualquier momento y os necesito a
todos en plena capacidad,¿está
claro?.
-Por supuesto.
Antes de entrar en su tienda,Axis vio cómo su lugarteniente se alejaba a cumplir sus
órdenes.Echó un último vistazo a los
alrededores."Sé que vendrás,Xena,y para entonces estaré preparado para
ti",murmuró para sí mismo antes de entrar en
sus provisionales aposentos.
Gabrielle,encadenada de manos y pies yacía en el suelo,se giró para verlo.
-Gabrielle...-dijo el hombre saboreando las palabras-.Es un bonito nombre...
La bardo hundió la cabeza en uno de sus brazos,ignorando así la presencia del hombre.
-Podrías haber tenido el mundo a tus pies,yo te lo hubiese dado todo,todo...-remarcó la
palabra para hacer ver cuán enormes
habían sido sus promesas-.¿Por qué?.
Gabrielle continuó con su mutismo,como si en realidad él no estuviese hablándole y sin
intención de contestar.
-¡HÁBLAME,MALDITA SEA!-gritó furioso.
-Yo no puedo amar al hombre que me quitó todo lo que una vez amé-dijo Gabrielle,su voz
más apagada de lo habitual porque
sus labios hablaban contra la piel de antebrazo.
-Debería darte a mis hombres para que disfrutaran de ti...,de todas formas vas a
morir...Yo te quería-una pausa-.Es cierto.
Poco después a Gabrielle la sacaron de la tienda y la ataron de pies y manos a un mástil
que izaron
posteriormente.Enseguida,Gabrielle sintió el dolor insoportable que las ataduras le
infringían en las muñecas y en los tobillos,por
soportar el peso y la posición en caída de su cuerpo.
A pesar del dolor,se mantuvo firme,sabiendo que lo peor estaba por llegar cuando
amaneciera y el Sol comenzara a quemar su
piel y la sed se volviera inhumana.
XIV Sacrificios.
"Pediré el perdón por todos mis pecados para vivir encadenados,
en la resurrección de la carne."**
Xena siguió las muy expuestas huellas del ejército de Axis hasta llegar al descampado
donde habían
montado las tiendas provisionalmente.Había viajado durante toda la noche anterior para
asegurarse de que no le tomaban
mucha ventaja.
Se apeó de Argo,sabiendo muy bien que se encontraba cerca,puesto que el olor de los
caballos hacía tiempo que había
inundado sus sentidos.Sabía que debía esperar a que anocheciera de nuevo para realizar
su plan,pero no pudo resistir la
urgencia de acercarse sigilosamente para examinar cuáles eran sus posibilidades.
Caminó largo rato hasta alcanzar una colina que le daría una vista completa del
campamento.Se arrastró hasta la cima y asomó
la cabeza.
Como imaginaba,cada flanco estaba custodiado por varios guardias.Buscó con la mirada su
objetivo.Siguió con la mirada a un
soldado que se acercó hasta una de las tiendas con un odre en la mano.Eso era lo que
estaba buscando.Tenía que llegar hasta
allí.
Antes de darse la vuelta satisfecha,reparó en algo extrañada y su corazón realmente
dejó de latir cuando descubrió de qué se
trataba.
Gabrielle estaba colgada,atada de pies y manos,con la barbilla apoyada en su pecho.Xena
sintió que sus dedos se hundían
dolorosamente en la tierra bajos sus manos.Aquél era su reclamo,la invitación de Axis a
que se acercara,y ella sabía que la
estaban esperando."Voy a darte lo que quieres..."
Se dio la vuelta hasta que quedó mirando al techo,respirando profunda y
frenéticamente,aliviando así las profusas ganas de
gritar hasta quedar muda.
Antes de que la noche hiciera su completa aparición,el olor de las hogueras y de la carne
asada del campamento inundaban el
lugar.Xena se dio cuenta de que hacía casi dos días que no probaba bocado,pero que aún
así,no había ni un sólo vestigio de
hambruna en su cuerpo.
Se desvistió con parsimonia,guardando las prendas en las alforjas de Argo.Con las cenizas
de su ya extinguida pira,coloreó su
cuerpo entero hasta que su piel se tornó oscura.Eso le daría suficiente camuflaje como
para que de cierta distancia pudieran
advertir su presencia.
Ató a Argo a un árbol y antes de irse,sacó el recipiente de cristal,del tamaño y
grosor de su dedo índice,que le había dado el
viejo y lo introdujo en su boca.
Mientras se acercaba al campamento,pudo comprobar con pesar que las guardias se habían
doblado y que,prácticamente el
lugar estaba rodeado de soldados expectantes.Las charlas de los hombres y el crujido de la
madera en las hogueras hacían
posible que el sonido de sus movimientos quedaran disfrazados.
Xena se deslizó por el suelo como si fuera una serpiente por el lugar menos
iluminado.Evitó pasar al lado de los
caballos,sabedora de que éstos podrían espantarse ante su presencia.Reptó hasta llegar
cerca de uno de los carromatos que
poseían para llevar de un lado a otro sus víveres y demás menesteres.Se metió debajo
de él y esperó hasta que el soldado que
salvaguardaba la zona pasara por delante mientras hacía la ronda.Cuando vio aproximarse
las botas del hombre,sacó una
mano y asió con fuerza una de sus piernas,haciéndolo caer.Rauda le puso la mano en la
boca para evitar que gritara y de un
leve movimiento con ambas manos,le rompió el cuello.Lo arrastró debajo del carro junto a
ella y comenzó a desvestirlo con
rapidez.No sabía cuánto tiempo pasaría antes de que ésta soldado hubiera sido
relevado.Se vistió con las ropas del soldado
con relativa celeridad,puesto que era bastante complicado hacerlo fácil cuando yacías
boca arriba.
Salió de debajo del forcaz en cuanto se aseguró de que nadie pasaba por las
inmediaciones.Una vez de pie,se colocó el
casco,el cual le daba cierta condición de anonimato.Con paso decidido se encaminó hacia
la tienda que esa misma tarde había
señalado como prioritario objetivo.
Una vez dentro,encontró lo que buscaba y eso la hizo suspirar con alivio.Sacó el
botellín de su boca y vertió la mitad en el
barril que contenía el vino que tanto les gustaba consumir y la otra mitad en la barrica
donde mantenían el agua fresca.
Ahora,sólo tenía que dejarse capturar.
*************************
Axis salió de su tienda alertado por la repentina escaramuza que había inundado de
gritos el campamento.Cuando llegó al lugar donde estaban prácticamente todos sus hombres
amontonados,se abrió paso a
empujones para ver cómo Xena,vestida con las ropas de su ejército y casi irreconocible
bajo la capa de mugre que cubría la
piel de su cara,yacía boca abajo en el suelo,sangrando por varios lugares de su
cabeza.Xena lo miró y Axis pudo jurar que
inclusó sonrió levemente.
-¿Cómo ha pasado?.
-Intentaba llegar hasta tu tienda...-dijo Casius.
-Sabía que algo extraño ocurría cuando le dí el alto-indicó un tercer
hombre,orgulloso de ser quien había descubierto a la
intrusa.
-Xena...-dijo Axis acuclillándose frente a ella-.Sinceramente esperaba más de ti...
Un gemido inundó de repente los sentidos de todos los que estaban allí.Axis se giró
sobre sus talones y miró hacia arriba,justo
hasta donde estaba Gabrielle,quien había observado todo desde su martirio particular.Xena
levantó la vista hasta ella y a pesar
de la oscuridad que rodeaba a la bardo,pudo apreciar la increíblemente triste expresión
que ésta tenía en su rostro.Xena deseó
gritarle que todo saldría bien.La forma de Axis ocultó la visión de Gabrielle y Xena
una vez más,lo miró a los ojos.
-Te he vencido-fue lo único que él dijo antes de levantarse-.Atadla a ese poste de pies
y manos.
Le anudaron una fuerte maroma alrededor de los tobillos,tan ajustado que era incapaz de
dar un paso sin caerse de bruces.Las
muñecas bien atadas por encima de su cabeza a un madero.
-Tengo entendido que César ha puesto precio a tu cabeza,de lo que no estoy seguro es de
si quiere también el resto de tu
cuerpo...,en fin...-comenzó a decir Axis-.Lo cierto es que recuperaré el dinero que me
robaste y encima tendré el infinito
placer de ver tu cabeza dentro de un saco...,¿no es perfecta la vida?...
El rostro de Xena estaba vuelto hacia Gabrielle,sus oídos cerrados a cualquier otro
sonido que no fueran el de su propio
corazón,martilleando,y el de su respiración,agitada con anticipación.
La expresión de Gabrielle no dejaba lugar a dudas de lo que estaba sintiendo en ese
preciso instante,negaba casi
contínuamente con la cabeza,desesperada.Aún así,en la precaria situación de ambas,la
mirada de Xena era de absoluta
confianza,como si todo aquello fuera parte de un astuto plan.
Xena,que estaba totalmente ofuscada en la bardo,no vio el golpe que se avecinaba.El enorme
anillo que Axis llevaba en uno de
sus dedos,en el anular, le rasgó la piel y la guerrera inmediatamente sintió el escozor.
-Me gusta que pongan atención cuando hablo...-siseó Axis casi entre dientes.
-Entonces dí algo que merezca la pena escuchar-lo provocó ella.
Axis sonrió de medio lado,pero su sonrisa no fue para nada eso,sino una mueca de
desprecio.
-Casius,dame el látigo-se colocó detrás de la guerrera y le rasgó la casaca,dejando su
espalda al descubierto.
Ante la mención del flagelo,Gabrielle no pudo evitar que se le escapara un
"¡NO!" indolente,pero lleno de tormento al recordar
su propia experiencia. Giró la cara para no ver a Xena,pero unos instantes después oyó
el sonido del primer latigazo y volvió a
voltear la cabeza.A pesar del dolor que sin duda estaba soportando,de la garganta de la
guerrera no salió ni un solo
murmullo,ni un solo sonido quejumbroso.
Nada.
Axis no paró de flagelar a Xena hasta que sintió su propio brazo cansado por el
esfuerzo.Sólo entonces paró su cruel
castigo.Xena ya estaba tremendamente agotada y sus pies doblados,incapaz de mantenerse
más en pie.
-La muerte es poco castigo para ti,Princesa Guerrera...-se burló Axis.
Con los brazos abiertos,el gran jefe se giró hacia sus súbditos con una enorme y
satisfactoria sonrisa en su cara.
-¡CELEBREMOS NUESTRO TRIUNFO!-gritó complacido.
Sus hombres,que desde que habían salido en pos de las dos mujeres apenas habían probado
una gota de vino,se alzaron en
ruidosa algarabía.En cuestión de segundos,todos ellos estaban mojando sus gaznates con
abundante licor.Xena los vio por
entre sus casi cerrados párpados y no pudo evitar sonreir.Todo era tan malditamente
predecible.Asió con fuerza las cuerdas
que sostenían sus muñecas y se irguió,negándose a perderse aquel espectáculo.
Los soldados brindaban,reían e incluso acababan sus interrumpidas cenas.Es extraño como
pasan las cosas,es extraño cómo
todo acontece sin que tengas ni un mínimo de poder para cambiar tu destino.Volvió a
echar un vistazo a aquellos hombres que
sonreían ajenos,inconscientes de que esa noche sería la última para todos,sin saber que
pronto sentirían unas codiciosas ganas
de dormir para no despertar jamás.
Xena ya podía oler la muerte,estaba en todas partes,escondida en cada copa,en cada gota
de aquella bebida que pronto
nublaría sus sentidos.A pesar de todo, tendrían una muerte tranquila,fue el pensamiento
de la guerrera,mucho más apacible de
lo que en realidad se merecían.
La guerrera pegó un tirón con las manos y descubrió,dichosa,que la maroma aunque
gruesa,estaba algo roída por el uso,lo
cual,con un poco más de presión le permitiría romperla.Decidió que lo haría llegado
el momento,puesto que por ahora todo
estaba saliendo según lo planeado.La algarabía alcanzaba cada vez cuotas más altas y el
vino envenenado era tragado con
magnanimidad.
Axis sostenía su brillante copa de oro con piedras engarzadas a la altura de su
garganta.Esperó hasta que consiguió la atención
de la morena mujer y bebió de un trago,limpiándose con el dorso de su manga una fugaz
gota encarnada de las comisuras de
sus labios.
"Que te aproveche,bastardo...",fue el único pensamiento de ella.
-Veamos,Xena...-dijo Axis aproximándose a ella-.Voy a darte a elegir...-sacó una moneda
de plata-Cara,mueres tú
primero,cruz lo hará cierta preciosidad rubia que tengo colgada de un mástil...
Dicho esto,lanzó la moneda al aire,justo por encima de su cabeza.Xena cerró los ojos con
vigor y deseó con todas sus fuerzas
que saliera cara.Axis dejó caer a la arena,donde se enterró parcialmente.El líder se
agachó despacio y la recogió con dos
dedos.Xena no pudo ver aún que era lo que había sentenciado la moneda.
-Tu suerte,puedes jurarlo,te ha abandonado para siempre...-giró la ceca hasta que Xena
pudo ver que había caído del lado de
la cara-...aunque pensándolo bien,¿para qué demonios quieres la suerte si vas a
morir...?.
El líder se rió de su propia ocurrencia.
-Me pregunto si vas a hacerlo ya...
-¿Tienes ganas de que esto acabe?-preguntó burlonamente él.
-Tengo ganas de dejar de ver tu apestosa cara...-ladró Xena con desprecio.
-Deseo concedido-afirmó a media sonrisa.
Antes de que pudiera decir nada más el hombre se tambaleó levemente,pero sólo un poco y
sacudió la cabeza a la vez que se
frotaba los ojos con una mano.Soltó un quejido,breve,y enfocó la vista de nuevo en
Xena,no sin antes pestañear varias veces
para ajustar la vista.
-Pero antes,quiero...-dudó,sintiéndose algo incómodo-...antes quiero que
ella...-señaló a la bardo-...me acompañe en tan
gloriosa función...
El veneno era rápido,mucho más de lo que la guerrera había pensado en un principio.
-¿Ya hueles la muerte como yo,Axis?,¿no lo notas...?-Xena inspiró con fuerza,como si en
verdad pudiera olfatearla.
-¿Qué...?
-El aire está lleno de muerte,irónico que sea yo quien lo diga,¿verdad?-siguió Xena
poniéndolo aún más nervioso.
El hombre sacudió de nuevo la cabeza y dio la orden a sus hombres.
-¡Bajadla!-gritó Axis refiriéndose a Gabrielle-.Ese no es sitio para mi...esposa en una
noche... como ésta-dijo ignorando los
comentarios de la guerrera,su voz sonando tremendamente amarga.
Xena levantó la cabeza de inmediato hacia él,no estaba segura de lo que se proponía.No
tuvo que esperar demasiado,puesto
que de inmediato Axis la puso al corriente de sus planes.
-Quiero que tenga un sitio en primera fila para que disfrute de tu ejecución tanto como
yo.
Varios soldados removieron el mástil y desataron a Gabrielle.
-Traedla aquí.
La rubia apenas podía ponerse en pie,a pesar del relativo escaso tiempo que llevaba
colgada de pies y manos,sus músculos se
habían atrofiado levemente.Por dos veces cayó de rodillas hasta que un soldado la cogió
del brazo para llevarla prácticamente
en volandas.
Gabrielle acabó cerca de las vigorosas piernas de Axis,algo que no era nada nuevo para
ella,con todo su cuerpo prácticamente
sobre el suelo.La bardo levantó la vista para ver por fin a Xena de cerca,y la guerrera
pudo comprobar los labios sangrantes y
las ampollas que los rayos de sol le habían causado en la cara.
"Xena,Xena,¿por qué tuviste que volver?,¿por qué te empeñas en renunciar a tu
vida de esta forma",pensó Gabrielle a
la par que lo trasmitía en su mirada.
-Bueno...,veo que ya estamos todos...-anunció él con voz entrecortada-.Antes,querida
esposa,¿te gustaría unirte a mi
celebración?,¿tomarías un poco de vino de mi propia copa?.Sé que tienes que estar
sedienta...
Axis se acuclilló ofreciéndole el cáliz y Gabrielle lo tomó entre sus manos,la boca ya
salivando ante la idea de mojar su
garganta áspera y seca con dulce vino.Por encima del borde de la copa pudo ver a Xena,que
ahora tenía una expresión
extraña en el rostro.La guerrera hizo un movimiento negativo con la cabeza e indicó con
los ojos la copa.
Gabrielle miró dentro de la misma y comprendió lo que Xena quería decirle.
-¿A...qué estás...esperan...?-Axis apenas podía acabar las frases.Hacía tiempo que no
dormía bien,pero aquel repentino
cansancio no era normal.Se irguió,buscando una posición que no lo adormilara tanto.
Gabrielle se dio cuenta en ese instante que los sonidos propios de la fiesta se habían
casi extinguido,aún quedaban algunos
hombres en pie,tambaleantes,con sus copas en la mano.Los demás yacían tumbados en el
suelo,dormidos,sólo que no estaban
dormidos,sino muertos.
No lo pudo evitar,y la bardo rompió a reír,aún sin creerse que fuera cierto.
Por primera vez en aquella fatídica noche,Axis comenzó a darse cuenta de que quizás su
victoria no era tal.Había visto la
interacción entre ambas mujeres,las miradas de complicidad,la confianza con que Xena lo
miró y ahora las risas,aunque no
alegres,de Gabrielle.
-¡CASIUS!-gritó desesperado-.¡CASIUS!...,¡TILUS!...,¡MARTOS!...,¡DORIAN!...
Ninguno de los hombres que llamaba respondía a sus gritos.Se dio cuenta de que aunque los
nombrara uno por uno,no
recibiría más que alguna que otra respuesta fútil.Todos habían caído en la
trampa.Todos.Corrió hacia uno de los hombres que
estaba más cerca de él e intentó despertarlo a empujones sin resultados.
¿Cómo saberlo?,¿cómo suponer que esto acabaría así?.Siempre estuvo tan orgulloso de
sí mismo,tan crecido en su ego y
ahora hasta él mismo se había enviado a la muerte.
No quería hacerlo,pero giró la vista hacia su izquierda sólo para ver cómo su
ejército era ahora una alfombra de cadáveres.El
humo de las hogueras cubría sus cuerpos como si fuera niebla,dándole un aspecto aún
más tenebroso si cabe.
Las dos mujeres contemplaron la escena en muda calma,sabedoras de que pronto acabaría
todo y de que nada de lo que
dijeran o hicieran sería indispensable.
Cayó de rodillas vencido.Gabrielle se separó un par de centímetros de él,dejando caer
la copa a un lado.El poco líquido que
aún quedaba en ella se derramó,absorbiéndolo la arena bajo el atento escrutinio de
Axis.
El hombre se metió los dedos hasta la garganta,intentando provocarse el
vómito,intentando que su cuerpo obedeciera a sus
deseos y expulsara el veneno.Sentía el corazón latiendo frenéticamente y un dolor en el
pecho muy agudo,un dolor que supo
que no era provocado por la ponzoña,sino por el miedo a morir...
Tosió hasta que su piel se tornó del color de la remolacha,pero de su cuerpo sólo
salía su aliento,nada más.Apoyó la palma de
la mano derecha en la arena y la otra en uno de sus muslos para evitar caer hacia
delante.La cabeza gacha,la sangre
amontonándose en ella,de repente una lucha ardua para mantener los ojos abiertos...
-Xena...-dijo casi susurrando-...Xena...
Alzó la frente lo suficiente como para verla apenas.Del cinturón que llevaba a en su
cintura para portar la espada,sacó una
daga.La apretó con fuerza,sin dejar de mirar a la guerrera.
-Tú...vendrás...¡¡¡CON...MIGO!!!-gritó sabiendo que serían sus últimas palabras.
Con todas las fuerzas de las que fue capaz,lanzó el cuchillo hasta el cuerpo de la
guerrera antes de caer hacia atrás.La daga
cortó el aire y el sonido inundó el lugar.Xena cerró los ojos un instante.Pronto
sentiría el estilete atravesar su carne y se estaba
preparando para el dolor que le ocasionaría.Tiró de las cuerdas que sujetaban sus
manos,éstas cedieron casi...
Un cuerpo muy familiar para ella se abalanzó sobre el suyo.Todo había ocurrido tan
rápido que la guerrera no había visto que
Gabrielle se había levantado, en un esfuerzo que no era humano, momentos antes de que
Axis lanzara el arma.Que Gabrielle se
había interpuesto entre ella y la daga,que la bardo la tenía ahora clavada en la
espalda,que sus manos se deslizaban por sus
hombros al ritmo de su cuerpo,que su resuello parecía cada vez más pausado...
Las cuerdas cedieron al fin,pero aunque éstas no hubiesen estado roídas por el uso,Xena
las habría roto igual o hubiera
acabado por romperse las muñecas.Lo cierto es que se liberó a tiempo para coger a su
amada,que ya doblaba las rodillas,
antes de que ésta cayera al suelo.
-¡Gabrielle!-gritó enardecida.
Xena ignoró el agudo dolor de su espalda al sostener el peso de la bardo y se agachó
hasta sentarla en el suelo.Tenía las
manos en su espalda y con la derecha encontró la daga clavada casi a la mitad de la
misma.Su mano se convirtió en una
cascada de sangre.
-¡Gabrielle!-volvió a suplicar en vano.
El pecho de la rubia subía y bajaba a un ritmo frenético,desacompasado mientras que sus
ojos estaban cristalinos.Gabrielle
quiso hablar,quiso decirle algo a Xena para reconfortarla,para borrar de su cara aquella
expresión de absoluto dolor,pero su
cuerpo ya no le respondía,únicamente podía intentar llevar aire a sus pulmones.Sabía
que mientras lo hiciera su vida aún no
habría acabado.
Xena lo supo.Gabrielle se iría pronto.Tantas cosas que de repente se agolpan en la
mente,tantas palabras que se quedarán ahí
para siempre...
Gabrielle cerró los ojos lentamente y dejó de respirar.Fue entonces cuando Xena le
arrancó el cuchillo de la espalda.Cortó las
cuerdas que aún ligaban sus tobillos. Recogió el cuerpo inerte del suelo.La llevó entre
sus brazos,a pesar de que sus piernas se
doblaban una y otra vez hasta caer de rodillas.
Xena siempre supo que la desgracia colmaría su vida.
"Las cosas que se te clavan en el alma se convierten en una carga difícil de
soportar.Tú estás ahí Gabrielle y ahora
no sé cómo podré sobrevivir ni si quiero hacerlo.Sé que para ti no podía haber mejor
muerte que el morir por
mí,pero olvidaste pensar en que yo me quedaría detrás.
Me pregunto por qué no soy yo en vez de ti la que ha saludado ya al olvido.
Debiste alejarte de mí.Nadie que pase suficiente tiempo a mi lado puede ignorar el hecho
de que atraigo a la
muerte como la miel a las abejas.
Te juro por mi vida que encontraré el modo de traerte de nuevo a mí.Sabes que siempre
cumplo mis promesas."
La última vez que cayó de rodillas,no pudo levantarse y sonrió al pensar que quizás
esta vez alguien se había apiadado de su
alma y moriría por fin.Su cuerpo se desplomó hacia delante,llevándose consigo a
Gabrielle.Lo último que vio antes de cerrar
los ojos fue el rostro maldito de su amada,le pareció que le sonreía...
Xena abrió los ojos despacio.Tardó varios segundos en enfocar lo que tenía
enfrente."Gabrielle",susurró al ver la faz sin vida de la bardo muy cerca de su
nariz.Recordó que había caído al suelo y que
el cuerpo de Gabrielle se le había deslizado de sus brazos.
Algo se movió en frente y Xena levantó la vista para ver unas botas de cuero negro.Se
levantó tan rápida como pudo ante el
presentimiento de que estaba en peligro.Unos brazos la sostuvieron y la ayudaron a
erguirse.
-Xena...-sonó la voz muy profunda.
Ares la miró y Xena pudo jurar que vio compasión en ellos.
-¿Qué quieres?,¿has venido a decirme que he fracasado?,¿qué me advertiste que algo
así pasaría?...
-No.
-Entonces qué es lo que quieres...-dijo ella con la voz quebrada.
-Siento lo de tu amiga-contestó el dios.
-No,sé que no lo sientes,nunca soportaste la idea de que la prefiriera a ella...
-Déjame ayudarte...
-Vete,Ares...
-Xena...
-¡VETE!.
Ares obedeció y la liberó de su agarre.
-Si me necesitas sólo tienes que pronunciar mi nombre y estaré aquí.-dijo antes de
desaparecer.
Xena llevó el cuerpo de Gabrielle fuera del campamento y lo enterró.No hubo furneral,ni
cánticos.Nada.
Volvió tras sus pasos al campamento e hizo arder todo.Se quedó allí lo suficiente como
para ver cómo el fuego se tragaba los
cuerpos y laas tiendas reduciéndolos a cenizas.Después se giró sobre sus talones y fue
en busca de su yegua.
***************************
-¡Xena!-gritó Celsus.Él la había estado esperando durante casi dos semanas.Después de
recibir el mensaje de la guerrera había decidido que ésta vendría tarde o temprano.
Xena se dirigió hacia él con paso firme.
-Me alegro de verte-dijo ella extendiendo el brazo para estrechar el de su amigo.
Celsus miró detrás de Xena esperando ver algo que era imposible que viera.
-¿Dónde está Gabrielle?-preguntó.
La respuesta,aún sin que Xena dijera una sola palabra,estaba escrita en el rostro de la
guerrera y Celsus lo supo al instante.
-Lo siento...-fue lo único que se le ocurrió decir.
-Necesito el barco-dijo Xena.
-¿Embarcarás ahora?.
-Sí.
-Entonces déjame que prepare algunas cosas y...
-Tú no vendrás conmigo-cortó Xena muy seria.
-¿Qué?.
-Es un viaje muy largo.
-No me importa.
-Puede que no regrese nunca.
-Sigue sin importarme-confesó él con una sinceridad abrumante.
Xena sabía que al menos necesitaría a otro tripulante en el barco y Celsus parecía
dispuesto a acompañarla hasta el Tártaro si
hacía falta."¿Por qué de entre todas las mujeres del mundo tuviste que escogerme a
mí,Celsus?."
-Está bien-cedió la guerrera.
-Estupendo-sonrió-.Buscaré a unos cuantos marineros para...
-Olvídalo-lo interrumpió la morena-,no querrán venir en cuanto sepan a donde me
dirijo...
Celsus frunció el ceño curioso.
-Vamos,Xena,¿de nuevo con tus intrigas?,¿no vas a decirme a dónde vamos?.
-A la Isla de los Bienaventurados...
A Celsus casi se le doblan las rodillas ante la sola mención de aquel nombre.Sabía que
esa isla era casi imposible de alcanzar y
que si por una casualidad lo lograbas,lo que allí te esperaba era más espeluznante que
cualquier cosa que tus ojos hubieran
visto.
Se decía que en la isla existían tesoros como jamás se pudiese imaginar,pero de todos
los hombres que habían logrado
alcanzarla,muy pocos habían regresado.Y los que habían vuelto a casa jamás volvieron a
ser los mismos.La locura los cegó
hasta el final de sus días.
-En...-le tembló la voz-.¿Hablas en ...serio?.
-Muy en serio.
Xena vio el miedo reflejado en los ojos de Celsus y pensó que quizás él no estaba
preparado después de todo para aquella
empresa.
-¿Aún quieres venir?.
Celsus aspiró profundamente.
-Sí-dijo con todo el valor que pudo reunir.
-Iza las velas y ata los cabos-comandó Xena desde su posición ante el timón.
Hacia varias horas que habían salido de puerto y viajaban empujados por el leve viento
que soplaba en altamar.Xena miró al
cielo,faltaba poco para que anocheciera.Sólo tenía que buscar en el cielo la estrella de
Orión y ella le llevaría hasta la isla.
Celsus se acercó hasta ella después de finalizar la tarea encomendada.
-¿Sabes lo que dicen de esa isla,verdad?.
-Más o menos-contestó ella sin molestarse en decirle lo poco que le importaban las
habladurías.
-¿No te da escalofríos pensar en lo que podemos encontrar allí?.
-No.
Celsus bajó la cabeza hasta la madera de la cubierta del barco.Tenía una vaga idea de lo
que la guerrera se disponía,lo que
para él era una auténtica locura y un suicidio.Tal vez era eso lo que realmente buscaba.
-¿Crees que lo lograrás?-preguntó él.
-Yo ya no tengo nada que perder,Celsus.Por eso me parece posible lograr lo
inalcanzable.Pero no te preocupes,en cuanto
tomemos tierra,tú te quedarás a cargo del barco.Si algo sale mal,volverás a casa.
Celsus negó con la cabeza varias veces.
-No voy a abandonarte.-declaró él honestamente.
-Una vez te dije que me alegraba mucho de haberte encontrado en aquella taberna.Eres
quizás una de las personas más
generosas que conozco y agradezco tu fidelidad hacia mí,pero ya he perdido demasiadas
cosas en esta vida...Deberías alejarte
de mí en cuanto pudieras...
-Tu vida no ha sido fácil,¿verdad?,no te han dejado otra opción...
-Desde que puedo recordar he estado luchando por una razón u otra,siempre,pero a pesar de
ello no he podido conservar lo
que más amaba en esta vida...Cada vez que consigo algo bueno en mi vida he de pagarlo
cien veces...
-No fue culpa tuya que...
-Siempre es culpa de alguien,¿sabes?.Siempre.
Xena le indicó que tomara el timón mientras ella se alejaba hacia el camarote.
-¡¡¡XENA!!!-gritó Celsus.
Xena salió en estampida desde el interior del camarote donde había estado casi
dormitando,aunque cada vez que cerraba los
ojos,la imagen de Gabrielle nublaba sus sentidos.
-¿Qué pasa?.
Celsus no respondió,a cambio señaló con el dedo hacia el frente,donde parecía haberse
desatado una fuerte tormenta que
pronto les alcanzaría.
-¡MALDITA SEA!-exclamó ella.
-Yo me ocuparé de arriar las velas.
-Bien,hay que atrancar el timón para que ambos podamos hacer frente a la tempestad...
Xena ató el timón fuertemente para que no se desviara de su rumbo mientras ella y Celsus
lucharan por no naufragar.
-Poseidón...-dijo la guerrera entre dientes.
-Tenías que haberme dicho que no eran buenas tus relaciones con Poseidón...
-Lo siento...-se disculpó ella-.Pero lo cierto es que no mantengo buenas relaciones con
ningún dios.
-¿Por qué será que no me extraña?-ironizó Celsus sintiéndose de repente bastante
indispuesto.
La tormenta duró casi toda la noche.Las olas castigaron duramente el casco del barco y el
viento amenzaba por enviarlos a la deriva.Xena y Celsus lucharon codo con codo por
mantener el rumbo y no
zozobrar.Cuando el amanecer trajo la calma,ambos se dejaron caer en la inundada
cubierta,agotados hasta la extenuación.
Pronto,izaron de nuevo las velas y siguieron navegando,aunque ambos sabían que una nueva
tormenta quizás no tardara
demasiado en llegar.Poseidón no había olvidado a Xena y estaba dispuesto a recordarle
que ella estaba ahora en sus dominios
y a su merced.
-Ten-indicó Celsus a Xena para que cogiera la cesta de fruta que le estaba ofreciendo.
-Deberías ir a echarte un rato,tienes que estar agotado...-sugirió ella.
-Lo cierto es que sí.
-Ve pues.
-Avísame si hay algún cambio-pidió él dirigiéndose ya hasta la bodega.
-No te preocupes.
Xena se quedó sola nuevamente,con la única compañía del sonido de las olas del mar
pegando contra el casco del
barco.Pensó en Poseidón y supo que durante lo que durara su viaje,no iba a rendirse y
que quizás lograra llevársela como un
nuevo trofeo.
Miró al cielo.Parecía que la estrella brillaba más que nunca.La guerrera apretó el
timón hasta que sus nudillos se pusieron
blancos de la presión.Odiaba el silencio,odiaba la calma porque eso le permitía pensar y
pensar significaba Gabrielle.Otra vez
de vuelta como al principio,sin Gabrielle y perdida.
Los días siguientes transcurrieron en relativa calma.Poseidón no había hecho acto de
presencia y la
navegación se había vuelto casi un placer.Xena y Celsus hacían turnos para descansar y
para mantener el timón en su
rumbo.Apenas intercambiaban frases entre ellos.Celsus sabía que Xena estaba luchando
contra sus propios demonios y él
respetaba eso.
Celsus se preguntaba si cuando Xena bajaba al camarote para descansar realmente lo
hacía.Él lo dudaba,puesto que las líneas
negras que circundaban sus ojos cada vez eran más profundas.Estaba seguro de que aunque
el sueño lograra vencer sus
defensas,ella no tardaría mucho en recuperar sus fuerzas para atormentarse de nuevo.
Él no podía evitar mirarla con admiración y con deseo mal disimulado cuando la veía
trabajar con las velas,cuando todo su
cuerpo estaba en tensión y los músculos bajo su piel aparecían,moviéndose como si
estuviesen ejecutando una danza
particular.Sabía que el corazón de ella nunca sería suyo,sólo podía esperar una leve
sonrisa que no era más que una triste
mueca de su rostro,¿qué hombre se conformaba con eso?...Él lo hacía.
Celsus sabía que Xena conocía de su enamoramiento y que lo aceptaba calladamente.Sólo
alguien que ame con intensidad
puede entender que los sentimientos tienen su propia autonomía y que por mucho que lo
intentemos,no podemos cambiar el
objeto de nuestras pasiones.Ella no le había dado tan siquiera el más leve atisbo de
esperanza,y muy a su pesar,Celsus sabía
que eso seguiría siendo así para siempre.
A veces la veía volver el rostro hacia el mar mientras su mirada se perdía en el
infinito durante horas.Era entonces cuando sus
recuerdos se apoderaban de ella demandando toda su atención.Su rostro mostraba cada
sensación,a veces sonreía,otras
fruncía el ceño,en ocasiones,incluso,podía oírla murmurar palabras...
Celsus deseaba con todo su corazón que aquel viaje no acabara por robarle la poca cordura
que aún le quedaba.
Las reservas de comida y agua estaban al límite.Apenas quedaban para un día más aún
con
racionarla al extremo.Habían pasado casi tres meses desde su partida y ni siquiera
habían avistado tierra a lo lejos que les
permitiera volver a cargar sus bodegas.
Aunque no le dijo nada a Celsus,Xena estaba segura de que Poseidón estaba jugando con
ella haciendo que su barco
navegase en círculos,una y otra vez.
Miró a Celsus,apoyado contra una de las paredes de la cubierta,sentado en el
suelo,buscando algo de sombra.La sed lo había
agotado y casi parecía estar durmiéndose en un sueño del que probablemente no
despertaría.
Xena cogió el último odre que contenía un poco de agua y se acercó hasta su
compañero.
-Ten,bebe...
-No...-dio un manotazo para apartar el cuero de su visión-...ésa es tu parte,no voy a
bebérmela yo...
-¿Quieres que te abra la boca y te la haga tragar de una vez?-indicó Xena con tono
serio.
-Xena...
-No debí traerte conmigo...,lo siento...
-El día que dejes de culparte de todo lo malo que ocurre a tu alrededor empezarás a ser
feliz...
Xena le levantó la cabeza un poco y le apoyó la boquilla en sus labios.El agua se
deslizó,fresca,mojando con delirio su reseca
garganta.
-¿Y cómo se hace eso?-preguntó ella.
-¿El qué?.
-Ser feliz.
A Xena le pareció que el maldito Sol brillaba con más intensidad últimamente.Ya no
había agua,ni comida,ni tan siquiera
desesperación.
Nada.
Xena tenía asido a Celsus en su regazo,ambos sentados en la cubierta,Celsus con su cabeza
apoyada en los muslos de ella,
tenía los ojos cerrados,estaba demasiado sediento y cansado como para esperar la muerte
con los ojos abiertos.La guerrera
había atado el timón para que siguiera su rumbo,sea cual fuera éste.Ella tenía las
piernas demasiado débiles como para
sujetarlo por sí misma.
Le apartó el pelo de la frente sudorosa a su compañero.A Celsus le había crecido la
barba descuidadamente y en su rostro se
notaba con evidencia la pérdida de peso,puesto que los huesos que formaban la estructura
ósea de su faz eran visibles bajo la
fina capa de piel que los cubría.El hombre abrió los ojos un poco para asegurarse que
eran las manos de ella las que
trabajaban en su frente como una caricia.Xena le abrió a boca y le introdujo la saliva
que había estado guardando para él con
tanto celo,aunque era cada vez más escasa.
A pesar de que su visión era borrosa tenía la certeza de que alguien estaba erguido en
frente de ella.Como si en verdad pudiera
olerlo,supo que se trataba de Ares.
-Nunca te rindes...,¿verdad?...-dijo ella exponiendo además una sonrisa que era más por
el hecho de que estaba demasiado
agotada para discutir que porque algo le hiciera gracia.
-Qué curioso...,¿no debería ser yo quien dijera eso?-contestó Ares serio-.Mírate,mi
querido hermano Hades ya te está
preparando una fiesta de bienvenida.
-Te voy a echar de menos en el Tártaro,Ares...
-No seas cínica,Xena,y por una vez deja de lado tu maldito orgullo y pídeme ayuda.
-Quizás en otra vida...,en ésta ya no tengo tiempo para súplicas...-comentó
sarcástica,a la vez que apoyaba la cabeza en la
madera,de repente pesándole demasiado para que sus hombros pudieran soportarlo.
-¿Ni siquiera por él?-señalo a un inconsciente Celsus,que estaba totalmente ajeno a la
conversación.
Xena agachó la vista para observar a su amigo.
-Él sabe que va a morir y lo acepta...-dijo ella aunque con dolor en la voz.
-Si mis sospechas son ciertas,no podrás alcanzar los Campos Elísios,donde ahora tu
querida Gabrielle disfruta de una plácida y
artificial vida sin saber siquiera que existes...Parece ser que su felicidad es demasiado
importante como para ocupar un solo
pensamiento en ti...
-Eso es mejor que vivir como yo,con todos estos recuerdos que se agolpan en mi
cabeza...-declaró ella pasándose una mano
por su cansado rostro.
-Voy a ayudarte a llegar a la Isla,a pesar de todo.Una vez allí te darás cuenta de que
todo ha terminado y tal vez entonces
decidas volver a donde perteneces,o sea,a mí...
-Buena suerte...-lo provocó ella-.En realidad,sólo eres un estúpido sentimental...,no
puedes soportar verme morir y lo intentas
disfrazar de cualquier manera...Siempre vienes a mí en los momentos en los que soy más
vulnerable para tentarme e intentar
conseguir lo que nunca será tuyo,o sea,a mí...-se burló ella usando la misma sentencia
que había usado el dios antes.
-Nadie diría que estás a un maldito paso de pasar a la historia,siempre supe que si tu
orgullo no te mataba,nada podría
hacerlo...
-Te lo he dicho miles de veces y te lo volveré a repetir diez mil si hace falta...NO.
-Puedo esperar,si no es esta vida será en la próxima o en la siguiente,sólo espero que
no las malgastes como ésta.
Xena bufó.Si algo tenía que adjudicarle a Ares era su constancia.
-Vete de una maldita vez,y déjame morir en paz...
-Llegarás a esa Isla,te lo aseguro y cuando lo tengas delante de tus narices te oiré
gritar mi nombre...
El dios desapareció sin dar ocasión a que Xena pudiera replicarle.Poco tiempo
después,comenzó a soplar una leve brisa que
Xena supo que se convertiría en tormenta.Arrastró a Celsus hasta llegar a un mástil y
lo ató a él con fuerza.
-Si nos hundimos,nos hundiremos juntos...-fue una promesa.
Luego de arriar las velas y sacar varios barriles para que llenaran de agua dulce
atándolos con cuerdas para que no volcaran se
posicionó en su puesto de mando tras el timón.Aunque más bien lo usó como asa para no
caerse.
La lluvia hizo su aparición poco después.Jamás en su vida había estado tan contenta de
calarse hasta los huesos,incluso
observó con gusto cómo Celsus hacía esfuerzos por abrir la boca y permitir que el
repentino regalo de los dioses le diera de
beber.
Las olas chocaban contra el casco con dureza,llenando la cubierta de agua
salada,estremeciendo el bajel.Xena recuperó
fuerzas suficientes como para sostenerse sobre sí misma.
La noche había hecho su aparición,nublando aún más su visión al unirse a la densa
cortina de agua.Una enorme ola colisionó
contra el barco y la fuerza del choque la envió directa hasta el otro lado de la
nave,dando su cabeza contra uno de los
mástiles.El dolor era tan intenso que hasta respirar le dolía.
Con gran fuerza de voluntad se irguió de nuevo para ponerse a los mandos del
gobernalle.Sabía que iba a ser una noche muy
larga en la que tendría que luchar sola contra la fuerza de la tormenta y la furia de
Poseidón.
El viento era cada vez más fuerte,y a pesar de la tormenta y de las olas,hizo que el
barco avanzara imparable hacia el frente.
-¡ADELANTE...!-gritó Xena llena de júbilo,consciente de que nada los pararía.
Xena despertó boca abajo y con el mismo dolor de cabeza de la noche anterior.Se tocó
en un lateral de su frente y palpó la sangre seca que restaba en la brecha abierta que
tenía allí.Miró a su alrededor y vio que las
cuerdas que sujetaban a Celsus habían cedido un poco y que su cuerpo estaba echado hacia
el lado derecho.
Se acercó a él para desatarlo mientras lo llamaba quedamente.
-Celsus...,Celsus...
-Estoy bien...-contestó él con la voz pastosa y ronca.
Xena lo exploró en busca de posibles heridas,pero todo parecía estar bien con él.
-¿Qué te ha pasado en la frente?-murmuró Celsus al levantar la vista hasta ella.
-Nada que no se cure.
-Tienes una buena hinchazón...
Xena le sonró pero sólo durante medio segundo.
-Y duele,ni te imaginas cuánto...-bromeó-.¿Puedes levantarte?.
-Sí.
Celsus se irguió,al principio le costó un poco mantener el equilibrio,pero pronto
volvió a reconciliarse con la gravedad.
-¿Lo de anoche fue un sueño?-preguntó él bastante consternado.
-Una pesadilla más bien...
-Recuerdo oírte gritar-recordó Axis.
-Las buenas noticias es que tenemos agua...
-Xena...-llamó Celsus con un extraño tono en la voz que alarmó a Xena.
-¿Qué pasa?-preguntó preocupada.
Celsus la miró y señaló el horizonte.El corazón de Xena dio un vuelco al ver delante
de sí una elevada estructura,como el de
una isla.
-¡Dioses!-exclamó Celsus casi sin aliento.
Sin una palabra,Xena izó las velas y giró el timón al extremo,rumbo a aquella isla que
era ahora su único destino.
Celsus cayó de rodillas nada más tocar con sus pies otro suelo que no fuera el de madera
de su barco.Su felicidad era tal que hasta se permitió retozar por la arena como si fuera
un crío,mientras reía a
carcajadas.Xena observó sus andanzas desde una discreta distancia,negando con la cabeza
ante tan bochornoso espectáculo.
Dejó que Celsus siguiera con sus andanzas infantiles y observó la isla.Parecía rocosa
en su mayoría y la vegetación era
escasa.No tenía aquellos enormes bosques y árboles frutales como en la mayoría de islas
en las que había estado.Ni siquiera el
sonido de un pájaro que advirtiera que algo,aparte de ellos dos,respiraba el mismo aire
de allí.
-¿Es ésta la isla?-preguntó Celsus acercándose desde atrás.
-Eso espero,si no,nos conformaremos con haber descubierto la isla más tenebrosa del
mundo...
Celsus hizo una mueca de disgusto ante el comentario de ella y se dio cuenta de lo
sombría que parecía ser la isla.
-¿Habrá algo que podamos comer por aquí?-preguntó cambiando de tema.
-Lo sabremos mientras iniciamos el viaje...
-¿Viaje?,¿qué viaje?.
-¿Ves aquella colina?-Xena señaló con el dedo al frente.
-Sí.
-Si subimos hasta allí,seremos capaces de ver la isla entera a parte de la otra cara que
permanece oculta desde aquí.
-Empiezo a odiar tanto silencio...-anunció Celsus,haciendo los mismos esfuerzos,al igual
que Xena,por oír otro sonido que no
fuera provocado por ellos mismos.
-¿Te sabes alguna canción?-se burló Xena divertida al ver el miedo que se reflejaba en
el rostro de él,ajena a que después de
varias horas de camino se arrepentiría más que nada en el mundo de haber hecho aquella
pregunta.
El camino resultó ser pedregoso y escarpado,con lo que el ascenso fue duro.Por el camino
encontraron algunos frutos
silvestres que crecían a ras del suelo,pero que por lo visto eran comestibles.O eso,o
Celsus tenía un estómago inmune a
cualquier tipo de veneno.
Llegaron a lo alto de la colina después de andar casi sin tomar aliento durante
horas.Celsus
tuvo que sostenerse sobre sus rodillas para tomar el resuello que le faltaba.Miró a Xena
,que tenía la respiración tan agitada
como él y se dio cuenta de que la guerrera miraba algo con gran detenimiento.Siguió con
sus ojos la línea visual de la mujer y
descubrió lo que se hallaba frente a él por primera vez.
El corazón le dio un vuelco.La leyenda era cierta.Se decía que antes de lograr alcanzar
la caverna de Cronos,donde un enorme
tesoro se hallaba escondido,había un valle tenebroso.La gente lo llamaba el Valle Oscuro
y contaban que era imposible
traspasarlo y que las sombras se apoderaban de tu alma para atormentarte por toda la
eternidad.
Si algo era cierto de todo aquello era en la lobreguez del valle que se extendía antes
sus ojos.El color que predominaba en él se
podía tachar de el gris más lúgubre que hubiera visto nunca.Habían muchos
árboles,pero ni uno de ellos tenía una sola
hoja,haciendo que sus ramas se estirasen desnudas en todas direcciones.
Celsus agudizó el oído intentando registrar algún tipo de sonido,pero hasta sus
sentidos no llegó ninguna señal de que algo vivo
reposara entre tanta oscuridad.
Celsus abrió la boca para decir algo,pero Xena se lo impidió moviendo la mano de un
gesto seco ante su cara.
-Escucha...-susurró la mujer.
Los ojos de Xena escaneaban el lugar,a cada rincón.Celsus se dio cuenta de que los tenía
entrecerrados y que eso era síntoma
de que había algo que no le gustaba lo más mínimo.
-No podremos pasar por ahí..-dijo Celsus incapaz de sostener por más tiempo el silencio.
-Lo sé,sea lo que sea que haya ahí abajo no es humano...,y algo me dice que tampoco es
amistoso...
Celsus tragó con dificultad algo de saliva y sintió un escalofrío que le recorrió por
entero la espalda.
-¡Maldita sea!-se quejó Celsus-.Todo este maldito viaje para nada...
-¿Quién dijo que para nada?.
-No me digas que piensas cruzar por ahí-señaló con el dedo bajos sus pies.
-Eso es exactamente lo que tengo en mente.
Celsus la miró incrédulo.Él sabía que atravesar aquel valle a pie era imposible y por
supuesto sabía que Xena era consciente de
ello,aunque la guerrera parecía tener algún extraño plan en mente.Decidió arriesgarse
y preguntar.
-¿Cómo lo harás?.
Xena se volvió hacia él antes de contestar.Quería ver su reacción de cerca cuando le
dijera lo que estaba tramando.
-Volando-dijo simplemente.
Celsus creyó que era una broma y soltó una sonora carcajada.Poco después la sonrisa se
borró de su cara cuando se dio
cuenta de que la expresión de Xena no indicaba que en ningún momento estuviese bromeando
y que lo que momentos atrás
había afirmado era tan cierto como que había noche.
-¡Oh,no!,¡no hablarás en serio!.
Xena no contestó,a cambio se dio la media vuelta y comenzó a caminar de regreso al
barco.Sabía que quedaban muchas cosas
por hacer.
-¡Xena,contéstame!-volvió a rogar Celsus mientras la seguía.
-Verás-empezó a explicar Xena mientras cortaba los cabos que sujetaba una de las
velas del barco,cayendo ésta como un suave telón a sus pies-.Esta idea se me ocurrió
cuando luché contra el gigante
Gareth.Ideé un objeto que pudiera volar,con forma triangular y ligero como una pluma para
que pudiera alzarse en el aire y no
caer.Con la ayuda del viento es capaz de elevarse muy arriba y de mantenerse en el aire
durante mucho tiempo...
Celsus escuchaba atentamente la explicación,auqnue era incapaz absolutamente de imaginar
a un ser humano atravesando el
firmamento como si fuera un pájaro,y mucho menos con la ayuda de las velas de un barco y
varias ramas gruesas.
-...la idea es hacerlo de un tamaño mucho mayor para que pueda sostener mi peso en el
aire,¿entiendes?.
Celsus asintió con la cabeza a pesar de que estaba completamente perdido.
-Sólo necesitaré que me arrastre lo suficiente como para pasar el valle...,el resto
será historia.
-Me dejaré cortar la cabeza si logras volar con ese chisme-comentó Celsus.
-No prometas cosas que luego no vas a ser capaz de sostener,querido amigo.
Xena sonrió levemente y siguió con la tarea de limar y ajustar las ramas hasta que
éstas estuvieran de igual tamaño y
grosor.Luego ataría la tela de la vela muy tirante con ayuda de cabos y también tendría
que colocar un nuevo elemento a su
invento,tenía que ingeniárselas para colocar un asa donde agarrarse y desde donde poder
dirigirlo durante el vuelo.
Celsus la ayudó a construir el objeto hasta bien entrada la noche.
-Mañana lo probaremos-dijo Xena-.Sólo espero que corra algo de brisa...
-Volar...-murmuró Celsus para sí-.¡Qué locura..!.
A la siguiente mañana,Celsus tuvo que pellizcarse con fuerza para saber que no estaba
soñando y que Xena lograba
mantenerse en el aire como si fuera un pájaro.
-Supongo que aquí se separan nuestros caminos.-dijo Xena cuando ascendieron la que sería
última vez hasta la colina.
-Te esperaré,no pienso irme de aquí sin ti...-confesó Celsus consternado.
-Lo harás,amigo mío,puesto que éste es mi último viaje,de un modo u otro lo será.
-Xena...
-Encuentra a una buena mujer Celsus,ten hijos y vive para ellos...
Las palabras de Xena se cortaron por la repentina ráfaga de viento que los rodeó.Era tan
fuerte que los hizo dar un paso atrás.
-¡Maldita sea!-exclamó la guerrera sujetando con fuerza su objeto volador.
-¡Será mejor que te des prisa...!.
Una polvareda de polvo se levantó,nublando casi por completo su visión.
-¡No podré manejarlo con este viento!-exclamó Xena cubriéndose los ojos de la
arena-.¡Tiene demasiada fuerza para que
pueda controlarlo!.
-¡Yo iré contigo!.
-¡NO...!,¡no sé si podrá soportar el peso de los dos!-respondió ella.
Celsus la ayudó a atarse las correas a la cintura que la mantendrían sujeta al aparato.
-¡Lo hará!,¡confía en mi...!-gritó Celsus y sin dar tiempo a que ni siquiera la
guerrera pudiera objetar,inició la carrera
arrastrándola consigo hasta el borde del precipicio.
Celsus cerró los ojos y sintió que sus pies dejaban de tocar el suelo.Apoyó la cintura
sobre la barra que Xena había dispuesto
como asa e hizo contrapeso.
El viento movió durante unos instantes de un lado para otro el armatoste,Xena apenas pudo
controlarlo hasta que sintió que el
cuerpo de Celsus le daba cierta estabilidad.De repente parecía que habían dejado a tras
las duras ráfagas de aire.
La morena miró hacia abajo y se dio cuenta de que estaban atravesando el Valle Oscuro.Su
corazón empezó a latir
desenfrenado y sintió un pinchazo justo en el entrecejo por la súbita subida de la
adrenalina.
Celsus abrió los ojos por fin,satisfecho de que aún se mantuvieran en el aire.Se
atrevió a mirar hacia abajo.Volaban a bastante
altura y a una velocidad considerable.Se volvió hacia Xena,quien estaba concentrada en su
tarea de dirigir el aparato.El
hombre tenía que reconocer que jamás había sentido algo parecido,la sensación de estar
flotando en el aire era mágica.
Demasiado pronto,el artefacto comenzó a perder altura.Xena ya había previsto este
hecho,pero al menos esperaba que le
diera tiempo a cruzar el Valle.Miró hacia abajo,aún no habían traspasado ni la mitad
del mismo y a la velocidad con la que
perdían altura,no iba a ser suficiente.
Celsus volvió el rostro hacia ella notando también el súbito cambio de presión.Miró
al suelo y fue consciente de que cada vez
estaba más cercano.
Xena hizo variadas maniobras para mantenerse a flote el mayor tiempo posible.
-¡ANTES DE LLEGAR AL SUELO, SALTA!-le gritó a su amigo,mientras deshacía el nudo que la
sujetaba al objeto
volador.Celsus asintió en muda comprensión y fijó la vista para apreciar cuando sería
el mejor momento para abandonar su
agarre.
Segundos después,Xena se deslizó de la barra hasta caer haciendo una voltereta y
poniéndose de pie casi al mismo
tiempo.Miró a su alrededor y pudo comprobar que Celsus no había saltado con ella,sino
que en ese instante se estrellaba con
el artificio cerca de donde estaba.No hacía falta ser adivino para saber que había
caído dentro de las inmediaciones del
Valle,puesto que la oscuridad apenas permitía algo de visibilidad.
Un ligero siseo que se hacía cada vez más fuerte la inundó.Miró hacia su derecha y vio
como algo que parecían sombras se
acercaban a gran velocidad emitiendo el sonido más escalofriante que hubiera escuchado
nunca.Volvió la cabeza hacia atrás y
vio la claridad que contrastaba con la línea que dividía el valle con el principio de la
otra orilla.
Xena corrió hacia Celsus y lo ayudó a levantar.
-¡AH...!-se quejó él.
Xena miró hacia abajo y se dio cuenta de que no podía mover el pie izquierdo,tal vez el
tobillo estuviera roto o dislocado.No
se paró a sopesarlo,sino que tiró de él con todas sus fuerzas.
-¡VAMOS,MALDITA SEA!-le gritó.
Celsus contrajo las mandíbulas hasta hacerse la sangre aguantando el dolor de su
tobillo.Pero aún así corrió cuanto
pudo,ayudado por la fuerza y el tirón de la guerrera.
Para Celsus,todo de repente parecía ralentizado y mudo.El hombre se fijó en la melena de
Xena mientras corría,en cómo
cientos de mechones se movían al compás de la carrera hasta casi rozarle la
nariz.Observó los poderosos músculos del brazo
que tiraba del suyo como si fuera un muñeco de trapo.Xena giró la cabeza hacia él y le
dijo algo,pero Celsus no oyó nada,sólo
la vio mover los labios para comunicarle algo antes de volverse de nuevo...
Xena llegó hasta el fulgor del otro lado y casi sonríe de complacencia de no ser porque
algo la hizo caer hacia atrás sin que
pudiera hacer nada por evitarlo.Se dio la vuelta de inmediato sólo para ver como algo que
se movía tan rápido como el
sonido,sin forma definida y oscuro como la noche sostenía ambas piernas de Celsus y
tiraba de él hacía atrás arrastrándola a
ella de paso.
Otras sombras se unieron haciendo más ruido aún y elevándose por encima de la cabeza de
Celsus,esperando a que Xena
traspasara de nuevo la oscuridad y así poder asirla también.
Xena perdió el agarre del brazo de Celsus,pero asió su mano como nuevo ancla.El hombre
aún tenía medio cuerpo en el otro
lado,pero Xena era incapaz de luchar contra el grave tirón de lo que sea que fuera
aquella cosa.
Celsus lo sabía.
-¡SUÉLTAME!-pidió en un acto de total compasión.
-¡NO!-gritó por el contrario Xena,pensando en que ya había perdido demasiado y que esta
vez no lo iba a permitir.
-¡SUÉLTAME!-suplicó Celsus.
Igual requerimiento,igual respuesta por parte de ambos.
-¡NO!.
Un poco más y Xena caería en las garras de tan infernales y hambrientas criaturas,las
cuales se deslizaban por la espalda de
Celsus,esperando que con sólo un poco más también coseguirían otra presa.
Celsus logró sacar su cuchillo de su cinturón con la mano que tenía libre y cortó la
piel del dorso de la de Xena,quien en puro
acto reflejo lo soltó.En cuestión de segundos,Celsus fue engullido por las tinieblas y
la guerrera rodó una vez sobre su espalda
para ponerse a salvo de que pudieran cogerla a ella también.
La guerrera juró que de entre los espantosos sonidos pudo apreciar risas,tal vez ese era
el modo que tenían aquellas criaturas
de celebrar que tenían un nuevo alma que atormentar."Celsus...",murmuró Xena
sintiendo la pérdida de su amigo muy
adentro.
-Gracias...-murmuró casi inaudible para ella misma sin volver la cara por donde Celsus
había desaparecido.
"La muerte te persigue como las abejas a la miel...".
Xena caminó durante horas a la deriva sin que nada en el horizonte le diera ninguna pista
de que se acercaba a un punto
determinado,sin saber muy bien a donde dirigirse,pero con la extraña sensación de que
pronto encontraría lo que andaba
buscando con tanta desesperacón.
Le pareció que el Sol brillaba con más intensidad que nunca y el cansancio,unido a la
sed,le nublaba por momentos los
sentidos.Una imagen de antaño se reprodujo en su mente.Algo que le recordó lo que
inalcanzable que pueden parecer algunas
cosas a veces.
"-¡Dioses!, ¡fíjate,Xena!-gritó Gabrielle sacando un pobre pez del fondo de un
lago con sus propias manos-.¡Lo he
logrado!.
-¡Es enorme!-concedió Xena.
El pez se movió incómodo de estar fuera de su hábitat natural y Gabrielle no pudo
evitar que se deslizara de sus
manos,(a pesar de los juegos malabares que realizó), y se hundiera nuevamente.Atrás
quedó una estupefacta
Gabrielle,aún con las manos en alto y con una expresión de auténtico fastidio.
Xena no aguantó las insidiosas ganas y rompió a reír abiertamente.Gabb la miró con el
ceño fruncido.
-Bueno,supongo que la próxima lección es cómo evitar que se escapen de las
manos...-añadió la rubia.
Una vez más,Xena inundó el plácido lugar con sus carcajadas."
-Nunca conseguiste agarrarlos bien,Gabrielle...-dijo la morena como si le estuviera
hablando a ella y no a la nada que la
rodeaba.
Sus agotadas piernas decidieron no seguir sosteniéndola más y Xena se deslizó
lentamente hasta sentarse sobre el arenoso
suelo totalmente exhaustaAlgo atrajo su atención en el suelo,algo brillante,de color
rojo.Lo cogió y lo admiró sobre la palma de
la mano.Precía una gema.Levantó la vista y vio una serie de rocas,en medio de las cuales
se abría una especie abertura dando
paso a una caverna.
"No puede ser",se dijo seriamente,"eso no estaba ahí antes,estoy
segura".La única explicación que se dio fue que era un
espejismo.Sabía que las personas afectadas por la sed y el cansancio a menudo sufrían
alucinaciones y veían cosas que no eran
reales.
Se frotó los ojos y enfocó la mirada otra vez.Su visión seguía allí,y parecía tan
real...Optó por levantarse y encaminarse hacia
ella,esa era la única forma de averiguar si se trataba únicamente de una ilusión creada
por su mente.
A pesar de que creyó que en cuanto se acercara desaparecería del mismo modo que se
manifestó,tuvo la impresión de que
podría alcanzarla,y más aún,de que podría acceder a su interior.
Agradeció poder poner su acalorado cuerpo a la sombra una vez que entró.Avanzaba
cautelosa,desconociendo lo que allí
encontraría.Siguió la estela de luz que parecía provenir de más adentro de la caverna
hasta llegar a lo que parecía una sala.
El lugar era gigantesco,mucho más de lo que pudiera parecer desde fuera.Las paredes
parecían estar hechas de cristal de
multitud de colores,al igual que el elevado techo.Aquello no podría haber crecido allí
de forma natural,o tal vez sí...Se acercó
hasta una pared y tocó lo que en un principio le parecieron cristales para darse cuenta
de que en realidad eran gemas en estado
puro.
Xena aguantó la respiración,jamás había visto nada tan hermoso.Se propuso adentrarse
aún más en la sala y descubrir que
otras maravillas aguardaban ser descubiertas.
Cada paso que daba parecía repetirse varias veces en forma de eco y no importaba lo
despacio o cuidadosamente que
pisara,el sonido se reiteraba diez veces más.
Se fijó en una enorme fuente de piedra,de la cual surgía un breve brote de agua.Xena se
preguntó de dónde vendría el agua y
se acercó hasta ella para observarla mejor.
El agua era tan cristalina que Xena pudo ver su reflejo como si se estuviera mirando en un
espejo.Su imagen de repente se
esfumó y dio paso a otra que en nada tenía que ver con su rostro.Vio a Gabrielle y se
vio a sí misma con la espada en alto.La
cara de su bardo llena de miedo,casi llorando...
Xena se apartó de la fuente presa del pánico."¿Qué demonios era eso?",pensó
la guerrera.
-Lo que ves ahí es la verdad...-contestó una voz cavernosa,imprecisa, a sus
pensamientos.
Xena se volvió hacia el altar que estaba dispuesto al final de la sala.Allí,sentado en
toda su magneficencia,estaba Cronos. Xena
reconoció sus cuatro alas,dos de las cuales estaban desplegadas,como si estuviera a punto
de echar a volar,mientras que las
otras dos permanecían plegadas.Se decía que simbolizaban la quietud y movilidad que
disfrutaba Cronos.En una de sus manos
sostenía una guadaña y a su derecha se erigía un inmenso reloj de arena,cuyos granos
tardaban una eternidad en deslizarse.
Cuatro eran también sus ojos,la mitad de ellos Xena no podía ver en esos
momentos,puestos que estaban colocados en su
nuca,para poder ver el pasado,al tiempo que los de enfrente vigilaban el presente.
Lo había encontrado y ahora estaba delante de él,delante de Cronos,el dios del tiempo.El
señor de la Isla de los
Bienaventurados.
-Hacía tiempo que te esperaba-volvió a decir el dios,únicamente moviendo sus labios,sin
que aparentemente ningún otro
músculo de su extraño cuerpo mostrara cualquier reacción a su presencia.Xena reparó en
que cerraba sus ojos
lentamente,como si el sueño acabara por alcanzarlo.
-¿Me esperabas?-preguntó ella insegura de si debía perturbar su descanso.
-Hacía mucho que ningún humano llegaba a la isla,y ciertamente,ninguno había logrado
llegar hasta aquí...,perdona si no estoy
acostumbrado a las visitas.Todo puede resultar tan extraño a veces...-respondió aún sin
abrir los ojos,aunque Xena podía jurar
que la estaba observando por algún sitio.
Se hizo un profundo silencio y la guerrera pudo escuchar la profunda respiración de la
criatura.Era evidente que aquel no era
un dios cualquiera y mucho menos que se pareciese a los que ella había tenido el dudoso
placer de conocer.
Mientras que todos los demás parecían siempre buscar su propia complacencia y ventaja en
cada cosa que hacían,éste daba la
sensación de que había alcanzado cierta paz y sosiego y de que era imperturbable.
-¿Puedes pensar en silencio?.
-¿Qué...?-murmuró Xena perpleja.
-Me molesta oír lo que estás pensando,me perturba ser el centro de tus
consideraciones...,deja de observarme con tanta
intensidad y quizás así deje de oírte...
Xena estaba desconcertada por completo."De modo que pudes oír lo que
pienso...,entonces,sabrás por qué estoy aquí...".
-"Lo sé".
Xena oyó una voz en su cabeza y no la reconoció como la de su conciencia.Supo que Cronos
estaba ahora dentro de sus
elucubraciones.
-"Y también conozco eso que llamaís amor,sé que es capaz de gobernar la voluntad
de los humanos...,por eso estás
aquí..."-a pesar de que estaba en su mente,la voz del dios seguía siendo demasiado
profunda.
Xena cerró los ojos y se sentó sobre el frío suelo,dejándose guiar hasta que estuvo
dentro de sí misma.
-"He cruzado medio mundo,lo he perdido todo hasta llegar hasta
aquí..."-respondió ella en sus pensamientos.
-"Aquí no encontrarás ninguna respuesta.Yo no puedo ayudarte aunque
quisiera..."
-"Tú eres mi única esperanza".
-"Llegará el día en que vuelvas a reunirte con ella"-respondió Cronos .
-"No puedo esperar,simplemente no puedo...".
-"Y yo no puedo ayudarte..."-indicó nuevamente Cronos.
-"Tú eres el dios del tiempo,tiene que haber alguna forma,sé que los dioses
controláis el tiempo...".
-"No puedo devolverte al pasado,y aunque así fuera,nada sería igual...,puedes pasar
miles de veces por el mismo
camino y siempre habrá algo que ha cambiado,aunque se trate de una diminuta
piedra...".
-"Nada puede hacer cambiar lo que siento en mi corazón".
-"De alguna forma todo cambia...,incluso la olvidarías..."-resolvió Cronos
asustando a la guerrera con la profunda
seguridad en su voz.
-"¡NO!"-gritó Xena haciendo que su propia voz retumbase dentro de su cabeza.
-"¿Prefieres olvidarla a tener la esperanza de volver a verla algún día?."
-"Sólo te estoy pidiendo que me devuelvas cierto tiempo del que ya he vivido,algo
que me pertenece si lo miramos
de otra forma...".
-"Vete de esta isla antes de que sea demasiado tarde,quizás algún día puedas
apiadarte de ti misma...,como te
dije,las repuestas a tu enigma no están en este lugar...".
-"No me ire hasta que no consiga lo que he venido a buscar...".
-"Ve,Xena y ..."
Cronos detuvo su particular monólogo para atender a los pensamientos que se estaban
formando en la cabeza de la guerrera.Él
sabía que era una persona muy inteligente y obstinada,lo cual al final haría que tuviese
que matarla.
Xena recordó el reloj de arena a la derecha de Cronos,sabía que eso era la
respuesta."El reloj",dijo su mente antes de que
ella pudiera evitarlo.Abrió los ojos al mismo tiempo que Cronos,quien ciertamente la
había oído y se irguió.
-Ni lo intentes...-dijo el dios sonando amenazante.
-Tendrás que matarme si quieres evitar que haga lo que tengo en mente...-replicó sacando
la espada.
-Será como tú digas entonces.
Xena echó a correr en dirección al estático reloj con no muy buenas intenciones,pero
Cronos hizo girar su guadaña y la hubiera
partido en dos de no ser porque Xena se apartó hacia atrás casi sin tiempo de eludirla.
La guerrera cayó sobre su trasero,levantándose casi inmediatamente.Cronos la esperaba
ya,con todas sus alas desplegadas,en
posición de ataque.Xena supo que vencer al dios era imposible y que por ello,llegar hasta
el reloj también lo era.Lo miró
fijamente a los ojos,con la respiración frántica,los ojos de él igual de inexpresivos
que al principio.
Xena inició la carrera llevada únicamente por el sentimiento de impotencia que la
embargaba.Cronos la golpeó con su puño en
el pecho y la envió varios metros hacia atrás,hasta que una de las paredes frenó su
avance.
Xena protestó audiblemente cuando su espalda colisionó con dureza.Se levantó
renqueante,con una mano en la parte posterior
de la espalda donde más le dolía.Apretó duramente la empuñadura de la espada,llena de
rabia y se dio cuenta de que Cronos
estaba a punto de cerrar los ojos nuevamente.Parecía que era algo que no podía evitar.
Sin pensar,y por tanto sin dar tiempo a que Cronos descubriera lo que pretendía hacer,se
levantó y lanzó su chakram.Éste
golpeó una de las paredes,luego en una de las delicadas columnas para después
aproximarse hasta el cuerpo de Cronos,quien
no tuvo más remedio que apartarse de su camino.El disco siguió su camino una vez que el
dios se retiró,que no era otro que
directo al reloj.
Xena había considerado que Cronos se apartaría en acto reflejo de la trayectoria del
chakram y que éste seguiría su avance
hasta colisionar con su objetivo.Xena se preparó para lo que fuera que ocurriría
después.
El sonido de los cristales del reloj cuando se rompieron y el largo "no"
exclamado con pavor de la boca de Cronos inundaron
los sentidos de Xena.Ambos se repitieron entre las cavernosas paredes cientos de
veces,hasta hacerla soltar la espada en el
suelo y taparse los oídos.
De un salto,Cronos se acercó hasta el reloj e intentó devolver su esparcido contenido a
su estado natural,pero todo era
inútil,parecía que quería escapar de sus trémulos dedos...
A Xena todo comenzó a darle vueltas,como si de repente la Tierra hubiera decidido tomar
la velocidad de la luz.Se
mareaba,sintió que su cuerpo no se podía sostener,mientras los diferentes colores de las
gemas se volvían uno solo...Abrió la
boca para respirar,no llegaba suficiente aire a sus pulmones...
Cayó de espaldas,dispuesta a cerrar los ojos,antes oyó la voz de Cronos en su mente que
le decía:
-"Nada será lo mismo...,NADA...".
Después,la oscuridad absoluta,si es que ésta existía.
XV Gabrielle...,¿Xena...?.
"No hay nada en tus ojos que no pueda ver,
no hay nada en mí que no pueda sentirte".
Una ligera brisa apareció de repente,moviendo despreocupadamente los morenos cabellos de
la
guerrera.Estaba rodeada de muerte y se sentía extraña.Su corazón latiendo pausado,como
si hubiera dejado de sentir cualquier
cosa.Se sintió a sí misma pestañear con cierto abandono,sin prisa,había algo que no la
dejaba respirar,dio la vuelta sobre sí
misma mirando lo que la rodeaba pero sin verlo realmente.Se preguntó que era el
destino,si existía y si ella algún día podría
controlarlo...Se preguntó por qué este día era tan malditamente extraño...
Volvió a posar la vista hacia su presa que ahora yacía en el suelo y se acercó hasta el
asustado hombre para darle su estocada
final,la que le daría derecho a poseer su propio foso en aquella tierra de nadie.
Levantó la espada,pero antes de que pudiera bajarla hasta incrustarla en el cuerpo de
aquel campesino,vio cómo una figura se
acercaba deprisa,cubriendo el cuerpo del hombre con el suyo propio.
Xena vio destellos de color rojizo en el cabello de la muchacha,sus ropas de campesina
poniendo su condición de
manifiesto.La muchacha hundió la cara en el cuello del hombre al que Xena había estado a
punto de castigar.Él había tenido la
osadía de enfrentarse a ella armado nada más que con su pobre arado,y cualquiera que
intentara tal fortuna merecía la
muerte.Ésas eran sus reglas.
-Es mi padre..., él es mi padre...,-oyó que decía la muchacha desesperada.
La joven mujer giró entonces la cabeza y fue en ese instante cuando Xena pudo verle la
cara.
Era extraño que sólo un momento antes ella misma se estuviese preguntando sobre el
destino y si realmente podría llegar a
controlarlo.Bien,su destino estaba ahora en sus manos,al reconocer a aquella muchacha como
Gabrielle,¿muchacha?,se
dijo.Esta Gabrielle no era una muchacha,ya era toda una mujer y en un instante Xena hizo
recuento de su propia edad y se dio
cuenta de que Gabb había sobrepasado los veinticinco años.
Xena había jurado no olvidar a Gabrielle jamás.Y prueba de ello es que sólo necesitaba
ver su rostro de nuevo para sentir
todo lo que una vez sintió por ella.Su mente invadida de recuerdos,de dolor,de
alegrías,de sonrisas,de felicidad,de deseo,de
imágenes de Gabrielle,de palabras que le susurraban te quieros...
La guerrera más temida de todos los tiempos dejó que su espada cayera al lado de sus
pies,mientras su cuerpo se desplomaba
sobre sus rodillas,una voz martilleando su cabeza,..."nada será igual,NADA...".
-¡No me odies!-gritó desesperada-.¡NO ME ODIES...!.
La mujer dejó de sollozar y se limpió la nariz con la manga de su vestido mientras
miraba a la estoica guerrera derrumbada
sobre sus rodillas y mirándola fijamente,como si lo que estuviese diciendo tuviera algo
que ver con ella.Algo en lo más
profundo de su ser la impulsó a hacer algo que jamás se creyó capaz.
A pesar de que su padre quiso evitarlo agarrándola de su vestido,Gabrielle no pudo evitar
acercarse a la guerrera.
Xena la miró insegura,sus ojos hundiéndose en el verde de los de la mujer.Gabrielle se
acercó a ella lo suficiente como alargar
una mano y acariciarle el rostro.Xena se dejó llevar por el cúmulo de sensaciones que le
sobrevinieron.De un plumazo recordó
todo lo que había vivido con Gabrielle y todo lo que había sentido por ella,aunque
hubiese sido en otra vida...
Otra vida...,sin embargo en ésta también había sucumbido al odio y a sus propios
demonios internos.
Xena miró a su alrededor al percatarse de los lastimeros sonidos de los aldeanos y
reluctante se separó de Gabrielle,que aún
sostenía su mirada descubriendo también esta vez lo que había descubierto en otra
ocasión.La rubia se sintió completamente
hechizada por aquella oscura mujer que parecía tan impenetrable como un trozo de
acero,sin embargo y sin que supiera el
motivo,se había descubierto ante ella y le había permitido ver durante unos breves
instantes la profundidad de su alma.
Los sonidos de la batalla que contínuaba despertaron a Xena de su estado de ensoñación.
-¡BASTA!-le gritó a sus hombres-.¡¡¡BASTA!!!.
Su ejército dejó de luchar para mirar a su líder,súbitamente ubicada en medio de la
aldea con la más terrible de las expresiones
en el rostro.
-¡SE HA ACABADO!-gritó para que todos pudieran oírla-¡REGRESAD A VUESTRAS CASAS...,SI
ES QUE TENÉIS!.
Los soldados se miraron unos a otros buscando alguna explicación,pero sin moverse.Ni por
un momento creyeron que lo que
acababa de decir Xena fuera cierto.
-¡NO HABÉIS OÍDO!.
-¡Qué demonios te crees que estás haciendo!-una voz profunda y estrangulada por la ira
sonó desde atrás-¿¡Has perdido el
juicio!?.
Xena se dio la vuelta para encarar a Axis.Su lugarteniente y brazo derecho.El mismo hombre
que le había acompañado en mil
batallas,que tan fielmente le había servido durante tantos años.Era conocido por su
falta de escrúpulos y su fiereza.Le gustaba
lo que hacía,disfrutaba aniquilando.Justo como a ella,por eso habían sido un buen
complemento el uno del otro.
-Axis...-la guerrera saboreó las palabras en su boca.
-¿Qué estás haciendo,Xena?.
-Dispersa el ejército,quiero que todo el mundo tome su propio rumbo,que se unan a otro
ejército si lo desean,a mí ya no me
importa...
-No puedes estar hablando en serio...,¡NO PUEDES!...
Xena lo miró impasible ante el arranque de ira de él,lo cual no le afectaba lo más
mínimo.
-Estoy cansada,quiero volver a casa...-dijo ella casi en un susurro teniendo la certeza de
que Gabrielle la miraba bajo un velo
de curiosidad.
-Xena...,no entiendo nada de lo que dices,¿qué te pasa?...
Xena alzó la vista hacia él,sus ojos llenos de rabia.Si era cierto que la vida y el
destino estaban controladas por una fuerza
mayor,entonces,qué cruel podría llegar a resultar a veces,como si la vida fuera un
juego.Axis.Pensó en ese nombre.
-Haz lo que te ordeno-amenazó ella,su voz llena de dureza.
-No sé a qué viene este repentino ataque de locura,porque es eso,una locura...-Axis
bajó el tono de su voz-.Tomemos esta
maldita aldea y vayámonos a descansar,te hará falta...
-¿Desde cuándo tomas tú decisiones por mí?,¿desde cuándo te he pedido que pienses
por mí?.
-Xena...
-Dispersa a mis hombres-interrumpió ella-.¡AHORA!.
Axis cambió el peso de su cuerpo al otro pie y tragó sonoramente antes de decir las
próximas palabras.
-No lo haré-sentenció él.
Xena respiró profundamente y se acercó a Axis,sin que éste ni siquiera tuviera tiempo a
ver lo que se aproximaba,Xena lo
golpeó con el puño en una mejilla que le hizo dar varios pasos hacia atrás para evitar
caer sobre su trasero.
Axis se pasó una mano repetidas veces por la injuriada mejilla,mirándola con fiereza y
disgusto.
-Lo haré yo misma...-dijo la morena mujer antes de encaminarse hasta sus hombres que la
aguardaban esperando una
explicación.
Axis no se iba a rendir,no esta vez cuando veía la oportunidad perfecta de poseer su
propio ejército,algo con lo que había
soñado siempre.Estaba harto de recibir órdenes de aquella mujer,harto de tener que
acatarlas.Su odio lo cegó y sacando su
espada embistió a Xena por detrás.
-¡CUIDADO!-gritó Gabrielle casi sin pensar en lo que estaba haciendo.
No hizo falta la advertencia de Gabrielle para que Xena se diera cuenta de lo que se
avecinaba.Deseaba con todas sus fuerzas
que Axis lo hiciera,deseaba tanto que le diera una razón para matarlo allí,en aquel
instante...
La guerrera se apartó,esquivando la hoja de la tizona,y agarró a Axis de la
muñeca,lanzándolo al suelo con fuerza.Luego se dio
la vuelta para buscar su espada que había dejado olvidada cerca de Gabrielle.Se
sorprendió al ver que la muchacha sostenía su
arma entre sus brazos esperando que ella la recogiera.Xena la tomó dándole las gracias
con los ojos.
Axis la esperaba en posición de ataque.Ambos se movieron en círculo,mirándose
fijamente.
-Por qué tengo la sensación de haber vivido esto...-murmuró ella sarcástica.
Axis fue el primero en intentar una acometida,que Xena esquivó hábilmente.La guerrera
dio varios pasos adelante mientras
pegaba una y otra vez contra la afilada hoja de su contrincante,con fuerza,con rabia,con
mucho más de lo que pudiera
explicar.Esta vez no le daría la más mínima oportunidad,ni siquiera la más remota
esperanza de que pudiera vencerla.
Ella ya no tenía nada que perder.
No tardó en hacer que Axis soltara la espada,con lo cual quedó desprotegido.Xena lo
miró.
-Si supieras...-dijo con voz entrecortada-...lo infelizmente importante que llegaste a ser
una vez en mi vida...
Con esas palabras hundió la tizona en su corazón.Sin segundos pensamientos.
La expresión de Axis totalmente incapaz de entender las últimas palabras que ella había
pronunciado y que no habían tenido
ningún sentido ni lógica para él.
Axis cayó hacia atrás,con la boca llena de sangre y los ojos en blanco.Su pecho se
deslizó por la hoja con la misma facilidad
con la que había entrado.Xena lo miró sólo un brevísimo instante.Luego se dio la
vuelta y se dirigió hacia sus hombres.
-¿Alguien más quiere discutir esto en privado?-ironizó,aunque su cara estaba totalmente
inexpresiva.
Su ejército comenzó a evacuar la zona lentamente,mirándola como si de repente vieran a
una pobre loca.Xena sabía que era
probable que se volvieran a unir como ejército entre ellos o quizás en otros y que
siguieran haciendo lo mismo que hasta
ahora.De todas formas,no sabían hacer otra cosa.Ella misma no estaba segura de que
supiera hacer otra cosa.
La aldea prácticamente estaba desolada,aunque no hubo,como se esperaba,una matanza,la
mayoría de las chozas aún ardían y
las que habían quedado en pie estaban destrozadas.La mayoría de las gentes habían
huído para esconderse en el bosque
mientras sus hombres y ella habían estado discutiendo sus pormenores.Pronto regresarían.
Se acordó que detrás de sí había dejado algo muy importante.Se dio la vuelta y vio que
el Herodoto sostenía a su hija entre sus
protectivos brazos,impidiendo que volviera a sentir la locura de acercarse a aquel demonio
de mujer.La mirada del progenitor
no dejaba dudas del profundo odio que sentía hacia ella."Bueno...,",se dijo
ella,"eso no es nuevo".Y casi se echa a reír ante
este pensamiento,dándose cuenta de que habían cosas que por mucho que aconteciera,jamás
cambiarían...
Gabrielle estaba totalmente hechizada,y por primera vez en su vida no tenía ni idea de lo
que pensar,y lo que era peor,no tenía
ni idea de lo que decir.La misma mujer que había estado a un solo paso de matar a su
padre como el que ni siquiera piensa en
ello,estaba allí mirándola a ella como si quisiera tragársela...Y lo cierto es que
Gabrielle empezaba a sentirse ahogada entre el
azul de los ojos de la guerrera.
Aquella mujer había venido a su aldea para saquearla hasta los cimientos y para llevarse
cuantos esclavos valiesen para
vender.En contra de ese primer plan,había acabado por erigirse salvadora enfrentándose a
su propio ejército.Y la pregunta que
todo el mundo parecía hacerse era por qué.Todos menos la protagonista,que parecía tener
muy claros sus motivos.
Gabrielle sentía algo muy adentro de su ser,algo que no lograba explicar,pero sabía que
existía y sabía que no podría
ignorarlo.Aunque la mujer a la que todos llamaban Xena y de la que ella misma había oído
hablar decenas de veces y nunca
mucho a su favor,se marchara en ese instante para no regresar jamás,aunque no volviera a
verla jamás,(que era lo más
probable),sabía que no olvidaría lo que una vez sintió.Lo que una vez aquella
desconocida le hizo sentir.
Xena tenía unas ganas inmensas de arrancar a Gabrielle de los brazos de su padre y de
abrazarla tan fuerte que nada pudiera
separarlas jamás.Había pasado mucho tiempo,tanto que echando la vista atrás se daba
cuenta que la eternidad debía llevar la
misma duración.Sin darse cuenta los labios de Xena formaron el nombre de la rubia en
apenas un susurro,pero para la bardo
fue suficiente.
La guerrera la vio fruncir el ceño ante la certidumbre de que ella había dicho su nombre
y de que no había forma probable de
que lo supiese.La curiosidad de Gabrielle aumentó cien veces más y ahora estaba segura
de que todo aquello había sido por
ella.
Xena silbó a su caballo,un corcel de color negro como la noche,tan oscuro como parecía
ser su alma para los demás.El animal
acudió trotando a la llamada de su ama y se acercó hasta estar a su altura,antes de
pararse del todo.La guerrera montó al
caballo de un hábil movimiento.Sólo sabía que tenía que alejarse de allí.Había visto
algo en los ojos de Gabrielle y no quería
quedarse para averiguar que quizás era miedo,o algo mucho peor,como el odio.
Gabrielle la vio alejarse al galope,su cabello negro rivalizando con la crin de su caballo
y sintió un vacío con nada antes
comparable.
Sintió el aliento de su padre en su nuca cuando éste dejó escapar un suspiro de alivio
largamente sostenido en su
garganta.Gabrielle se deshizo del agarre de su padre con facilidad ahora.Se dirigió hacia
su choza,para ayudar a su madre y a
su hermana pequeña a poner en orden lo poco que quedaba en pie.Sabía que iba a ser tarea
ardua volver a reconstruír la
aldea,pero al menos no tenían que lamentar pérdidas mucho mayores.
Gabrielle supo de dónde venía aquel sentimiento de desaprobación que sentía.Por un
momento pensó que la morena mujer la
cogería desde su caballo y la alejaría de allí,como pasaba en una novela romántica que
hacía mucho tiempo había leído a
escondidas de sus padres.A Gabrielle no le importó que su caballero fuera una mujer,ni
tan siquiera que esa mujer fuese la que
menos simpatías despertaba en el mundo entero,no le importó las supuestas cosas malas
que había hecho y que tanto aborrecía
ella misma...Su corazón,admitió,estaba vendido.
Esa noche más de la mitad del poblado hubo de dormir a la intemperie,arrimados al calor
de
las múltiples hogueras,en un espacio tan reducido que apenas dejaba huecos entre unos y
otros,aún sentían el miedo vigente.
Los hombres estaban un tanto apartados,discutiendo los planes para reconstruir las casas y
las pérdidas que habían sufrido tras
el asalto y las mujeres arreglaban los lechos y disponían algunos víveres para alimentar
a todos antes de que llegara la hora de
dormir.
Lyla se acercó a Gabrielle por detrás y le tocó en un hombro.La rubia se sobresaltó y
se dio la vuelta para comprobar que se
trataba de su hermana.
-Lyla,me has asustado...
-Lo siento,debí haber imaginado por la expresión de tu cara que estabas muy lejos de
aquí...¿En qué estabas pensando?.
Gabrielle la miró.Ella quería mucho a su hermana,pero sabía que habían cosas que
jamás podría contarle.Lyla estaba muy lejos
de entender lo que había dentro de su alma y mucho más lejos aún de compartir sus
inquietudes.
-Apuesto que en esa Princesa Guerrera...-contestó Lyla cansada de esperar que lo hiciera
su hermana mayor.
-No.-mintió Gabby.
-Jamás en mi vida he pasado tanto miedo,creía que íbamos a morir todos...Cuéntame lo
que pasó,nadie quiere hablar sobre
ello...,pero tu estabas allí,¿no?.
Si en algo se parecían las hermanas,era en que ambas tenían una mente ávidas de
conocer,una curiosidad innata.Por lo demás
eran como la noche y el día.
-Ella...-comenzó Gabby-.Ella iba a...-se calló lo de que iba a matar a su padre sabiendo
que probablemente Lyla se pondría a
gritar-...lo cierto es que ni yo misma sé lo que pasó,todo fue tan extraño...-"me
miró a los ojos y yo vi lo que realmente hay
detrás de ellos...",se calló este pensamiento.
-¿Y qué?-urgió una impaciente Lyla.
De repente le dijo a sus hombres que se marcharan,que todo había acabado.Fin de la
historia.-soltó Gabby,deseosa de que su
hermana la dejara en paz para así volver a sumergirse en sus propios pensamientos.
-¡Oh,Gabby,vamos!,sabes bien que detrás de eso hay mucho más...
Gabrielle le dio a su hermana una de esas miradas que significaban "peligro" y
Lyla,que sabía que su hermana mayor era
capaz de regarlarle sendos cardenales a base de pellizcos,decidió que era hora de
averiguar si su madre la necesitaba para algo
más.
La rubia vio a su hermana alejarse a toda carrera en busca de su madre y ella volvió a
concentrarse en sus
cavilaciones.Gabrielle era capaz de anular todo lo que la rodeaba hasta no oír ni un solo
murmullo,hasta creer que estaba en
cualquier lugar que a su mente se le ocurriera ofrecerle.Por alguna razón,esa noche no se
trataba de ningún lugar ni de ninguna
aventura épica,esa noche sólo podía ver el rostro de la impacable guerrera,cuyos
añiles ojos parecían grabados en su memoria.
A Gabrielle le vino a la cabeza la memoria de su marido,de Pérdicas,quien había caído
muerto en la guerra de Troya.De eso
hacía ya casi cuatro años."Mi querido Pérdicas",se dijo Gabrielle,añorando
la tranquilidad que sentía estando al lado de su
marido,la paz que él le regalaba,lo gentil y paciente que era,siempre esperando que un
día Gabrielle lo amara tanto como él a
ella.Cuando la noticia llegó de su muerte llegó a oídos suyos se sintió desesperada e
incluso culpable por no haberlo hecho del
todo feliz.Desde allí observó las ruinas de la casa que había compartido con
Pérdicas,ella no volvería a reconstruírla,aquel ya
no era su hogar...La imagen de la guerrera asaltó sus pensamientos por enésima vez y
ahora a la bardo le pareció que estaba
traicionando la memoria de su marido con sus cavilaciones sobre...
¿Cómo era posible?.Aquella mujer le había hecho tambalear hasta el último de los
cimientos en los que se sustentaban todas
sus creencias.Ella odiaba la violencia y el poder que ejercían los más fuertes en
perjuicio de los débiles,todo lo que la guerrera
representaba.Odiaba sentirse desvalida,pero era así como realmente se sentía,desvalida y
totalmente soliviantada por sus
deseos.Quería verla otra vez y aún más,quería dejar de ser una desconocida para la
mujer,quería ser algo,aunque se negara a
responder el qué.
****************************
-Gabrielle...-susurró la guerrera ante su propia y solitaria fogata.
"Debe odiarme,estuve a punto de matar a su padre y lo hubiera hecho de no ser por
ella.Ya ves,Gabrielle,tuve otra
oportunidad de arreglar el pasado,de dejar atrás las pesadillas que me atormentan,pero
una vez más sucumbí a la
seducción de la muerte.Es algo que llevo en la sangre.Algo que sólo tú podías
evitar,porque son tus ojos los que
realmente me seducen y me atrapan como la mosca que accidentalmente cae en la tela de la
araña,sólo que tú me
salvarás y yo no pienso renunciar nunca a ti".
Las cosas habían sido muy diferentes,ya se lo había advertido Cronos,sólo que para ella
no había sido diferente,sino cruel.Su
niñez había vuelto a ser carente de cariño,su padre volvió a abandonarlos por sus
infructuosas batallas consigo mismo.Su
querido hermano Liceus había vuelto a morir y ella había hecho lo único que de alguna
manera sabía que haría mejor:combatir.
Pero ella no había olvidado a Gabrielle,su imagen había estado durmiendo dentro de ella
en largo letargo,pero bastó una sola
mirada y los recuerdos de otra vida pasada fluyeron como un torrente.Aunque volviera a
nacer diez mil veces más,sabía que
seguiría siendo igual.El amor es infinito.
***************************
Gabrielle despertó aunque no supo bien por qué,puesto que ninguna pesadilla había
convulsionado su plácido sueño y el único
sonido que podía oír era el canto de los grillos y el crepitar de la madera ardiendo de
sus hogueras,aunque ahora podría decir
que el sonoro respirar de su padre fue lo que hizo tambalear su sueño.
Miró a su alrededor.Todos dormían plácidamente,ajenos por primera vez ese día a sus
aprensiones.Ahora que había
despertado se sintió con la urgencia de aliviar su vejiga.Apartó las mantas que cubrían
su cuerpo y en seguida el aire frío de la
noche la envolvió.Se levantó con cuidado de no despertar a nadie y se alejó buscando
amparo en la arboleda cercana.
Se escondió detrás de un árbol e hizo un hoyo en el suelo antes de subirse los bajos de
su vestido y las enaguas.Experimentó
con celeridad alivio y así lo hizo notar emitiendo un apenas audible suspiro.Terminó de
evacuar y con la punta de su bota tapó
el hoyo de nuevo.
Se giró con ganas de volver al improvisado campamento y al calor de sus mantas,pero algo
la detuvo.Una figura enfundada en
cuero parecía esperarla.A Gabrielle no le hizo falta mirarle a la cara para saber de
quien se trataba e inmediatamente todo su
ser se paralizó.No supo muy bien si debería gritar o huír,o lo que era aún peor,no
sabía si quería hacerlo.
Era evidente que la guerrera la había estado observando sabían los dioses desde cuando.
Gabrielle sintió que su barbilla era obligada a erguirse con apenas esfuerzo y que uno de
los dedos de la extraña estaba
haciendo todo el trabajo.
Sus ojos se encontraron,ambos centelleando,sin decirse nada,parecía que las palabras en
esos momentos no valían para nada
.Xena siguió su recorrido con la mano y puso un rebelde mechón de pelo rojizo detrás de
la oreja junto a los demás.Gabrielle
le apartó la mano casi con brusquedad,no importaba lo que sentía por ella,no importaba
que su corazón le estuviera pidiendo
cosas que ni siquiera entendía,la mujer que estaba en frente suyo era una guerrera,una
asesina,alguien que estaba acostumbrada
a tomar lo que deseaba sin importar el precio.
Xena dejó caer su mano casi vencida y Gabrielle tuvo la certeza de que había visto una
expresión de enorme tristeza en su
rostro.Aquel razonamiento le dolió.Dio varios pasos atrás para alejarse de la peligrosa
mujer,quien seguía estática sus
movimientos.
De repente las ganas de huír que le sobrevinieron a la bardo fueron más fuerte que el
deseo de descubrir más de aquella
guerrera que le había robado su cordura.Intentó dar un paso hacia delante para echar a
correr,pero Xena fue más rápida y con
un levísimo toque en el hombro hizo que la bardo desistiera de su intento de fuga.
Aunque tenía miedo de hacerlo,Gabrielle levantó la vista para encontrarse con la mirada
más azul que había visto nunca.Los
ojos de Xena estaban clavados en ella,como absorbiendo su esencia.La bardo recordó que
alguien la había mirado así antes,su
marido Pérdicas...,pero él la amaba...
La guerrera libraba la mayor de las luchas dentro de sí.Las ansias de abrazar a su
querido bardo casi la estaban extenuando.
-Debo irme...-anunció la rubia muy bajito.
Xena sabía que tenía que dejarla ir,aunque lo que más deseaba en el mundo era subirla
sobre su caballo aunque fuera a rastras
y llevársela lejos,donde nadie jamás pudiera hacerles daño.Verla partir una vez
más,hizo que la guerrera se viera súbitamente
amenazada por unas inesperadas lágrimas.Sin pretenderlo,su garganta emitió un sonido de
protesta ante su debilidad.
Gabrielle siempre fue una mujer de corazón,así que detuvo su lenta marcha y volvió
sobre sus pasos para comprobar sus
sospechas.Xena la recibió casi con una invisible sonrisa y los ojos cristalinos.
La bardo estaba segura de que algo dentro de sí misma la poseía y que se había
apoderado de ella y de su razón cuando
obligó a la guerrera a agachar la cabeza con una mano firmemente en su nuca hasta que
pudo posar sus labios sobre cada ojo
y absorber las lágrimas que allí habitaban.
Y entonces lo paladeó.Y lo sintió.Tal vez esto sólo sea posible cuando se ama de
verdad,incluso con una simple lágrima todo
puede llegar a ser un milagro.Vio a Xena y se vio a sí misma,unidas y sintió todo aquel
amor por ella que jamás le dio a su
querido Pérdicas.Algo renació dentro de ella,como algo que lleva mucho tiempo dormitando
en su interior para después
desplegarse.
Las piernas de la bardo flaquearon como el que de repente pierde el don de caminar y Xena
tuvo que sostenerla con un brazo
en su cintura para que no cayera.La miró y le pareció que Gabrielle estaba a punto de
atravesar el más allá,casi con los ojos en
blanco.
-Gabrielle...-la llamó-...Gabrielle...
El cielo de repente abandonó su sosiego y permitió que las nubes convergieran entre
sí.El sonido de un trueno dejó paso a las
primeras gotas de agua.Para Gabrielle todo parecía de repente ralentizado,como si lo que
estaba ocurriendo no fuera parte de
su mismo espacio.
Gabrielle apartó el pelo húmedo de la frente de la guerrera hacia atrás,dejando su
rostro totalmente al descubierto.No pudo
evitar fijarse en los generosos labios de la morena mujer y hacia ellos fue como hechizada
por el canto de las sirenas.Xena la
encontró a medio camino,besándola con pasión,arrimando su cuerpo al suyo con un fuerte
agarre en su espalda.
La memoria de la bardo registrando ese sabor,ese tacto como
familiar."¡Oh,Dioses!",exclamó interiormente cuando sintió la
invasión de la lengua de Xena en su boca.
-Tú me amas-dijo Gabb con la certeza de que así era.
-Sí-contestó sobriamente Xena."Te amo de una forma que me hace daño,que me
oprime,que no me deja sentir más
allá,que me hace vivir a duras penas como un condenado esperando a ser
ejecutado...".
-Yo...
Las palabras de la bardo se quedaron en su garganta.Ambas se giraron para ver cómo una
muchedumbre de gente se
acercaba bajo la espesa cortina de agua.
Gabrielle se maldijo por lo bajo,se había olvidado completamente de su familia y de que
con aquella lluvia era seguro que
despertarían y empezarían a buscarla al notar su ausencia.
-¡GABRIELLE!-sonó mucho más fuerte desde atrás.
Xena se giró lo suficiente como para ver a Herodoto dirigirse hacia ella junto con otros
campesinos armados con sus aperos.
A Gabrielle la realidad volvió a inundarla y se deshizo del abrazo protector de Xena para
encararse con su padre.
-¡SUÉLTALA DEMONIO!-le gritó a Xena.
-¡Padre!.
-¡Acércate a nosotros,Gabrielle,no dejaré que te pase nada...!.
-¡Padre estoy bien...!-manifestó la rubia alejándose tan solo unos pasos de la
guerrera.
Herodoto llegó a la altura de su hija y la asió dolorosamente del hombro poniéndola
detrás de sí,intentando protegerla de un
peligro que no existía.
-¡HA SIDO UN ERROR QUE REGRESARAS!-gritó Herodoto a Xena consiguiendo que los demás
hombres lo siguieran
con vítores.
La morena mujer ni siquiera se movió,siguió allí,calándose hasta los huesos sin que le
importara,mirando a su bardo.Los
hombres de la aldea empezaron a rodearla sin que ella mostrara ninguna preocupación por
este hecho.
-¡Esta vez no vas a escapar!-gritó alguien más.
-¡XENA!-gritó Gabrielle preocupada por ella.
-¡Ve con tu madre!-le gritó Herodoto a la bardo al tiempo que la empujaba hacia atrás.
Xena observó la brusquedad con la que Herodoto trató a su hija y algo dentro de ella la
encrespó,tuvo que hacer un esfuerzo
sobrehumano para no acabar lo que el dia anterior había empezado.
-¡A por ella!-gritó su padre para gran disgusto de la rubia.
Gabrielle se recompuso y corrió hasta una extrañamente inmóvil Xena.
-¡No!-les gritó,anteponiendo su cuerpo al de la guerrera.
-¡Qué estás haciendo,Gabrielle!-exclamó iracundo Herodoto.
-¡Esto no está bien!.
-¿Crees que está bien lo que ella hace?-respondió su padre.
-No-admitió la bardo casi en un susurro,poniendo de manifiesto cuanto deseaba que no
fuera así.
Xena se sorprendió de ver la fiereza con la que Gabrielle la estaba defendiendo y tuvo
que admitir que se había puesto en
peligro para ver la reacción de la bardo.Una vez más,como aquella primera vez cuando se
habían conocido,su amiga la había
defendido.Mucho después Gabrielle le había admitido que lo había hecho porque por
alguna extraña razón la idea de perderla
le era tremendamente doloroso.
-Vete,por favor...
Xena bajó la cabeza hacia Gabrielle para mirarla.La expresión de ella era de total
súplica.Xena ignoró de repente las voces
que gritaban,ignoró a Herodoto,que clamaba por su hija,ignoró a los demás que pedían
su cabeza,pero que a pesar de ello su
miedo les hacía incapaces de acercarse a ella,desdeñó todo aquello y se concentró en
Gabrielle a la que sonrió como si la
acabara de descubrir.Se llevó dos dedos a la boca y silbó,un instante después apareció
su caballo,casi invisible por su
parecido con la noche,abriéndose paso entre la multitud hasta llegar al lado de su
ama.Xena no esperó para subirse a lomos de
su animal ante la mirada atónita de los presentes.
El precioso animal relinchó y se irguió sobre sus patas traseras,dando un aspecto casi
fantasmal bajo aquella lluvia a la
guerrera.Xena miró a Gabrielle y la bardo supo que le estaba permitiendo decidir.
-¡GABRIELLE!-gritó de nuevo su padre,por primera vez consciente del peligro de perder a
su hija.
Gabrielle lo miró una vez más.
-Lo siento,padre...
A Herodoto la voz lo traicionó cuando vio a su hija mayor aceptar la mano que le ofrecía
aquel demonio de mujer y subirse a
lomos de su caballo.La bardo se asió a la cintura de Xena,apoyando la cabeza sobre su
espalda,como si hubiera hecho aquello
miles de veces.Y lo cierto es que lo había hecho.
Algunos aldeanos intentaron evitar la escapada de ambas mujeres,pero Xena hizo que su
magnífico animal saltara por encima
de las cabezas de algunos,dejando atrás cualquier esperanza que tenían de capturarla.
Herodoto declinó cualquier propuesta que le harían más tarde de seguirlas y rescatar a
Gabrielle.Él sabía que su hija estaba
donde quería estar y ni siquiera sabía si quería volver a verla alguna vez más.Su
corazón estaba demasiado herido como para
pensar en su hija sin recordar el hecho de que los había traicionado.Tardaría mucho
tiempo en comprender que su hija
pertenecía a cualquier lugar donde estuviera Xena.
*****************************
Mucho tiempo después,cuando la lluvia había cesado y el Sol había aparecido,las dos
mujeres
seguían cabalgando a cualquier lugar.El calor de los rayos solares había secado el pelo
de Xena y ahora sus azabaches
mechones se movían al son de la cabalgada,extendiéndose en todas direcciones,azotando la
cara de Gabrielle para delirio de
ésta.La vida empezaba a adquirir sentido.
"-Xena...
-¿Sí?.
-¿Por qué dejaste que te acompañara?.
-¿Porque no me dejaste otra opción?-contestó la guerrera sarcástica.
-En serio...,¿por qué?.
-SinceramenteGabrielle,no lo sé.Supongo que hay algo en ti de lo que no puedo
prescindir...
-¿Y qué es?-inquirió ávida la rubia.
-Tus guisos...
-¡Oh!-añadió Gabb bajo un velo de desengaño.
Xena hizo lo único que hacía siempre que le tomaba el pelo a su amiga:reírse."
FIN.
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