PRIMERA VEZ/alt/sub

Siempre hay una primera vez para todo, y Xena y Gabrielle no son la excepción. ¿Te puedes imaginar a ellas dos Bailando juntas?

 

Esta es una historia acerca de Xena y Gabrielle. Contiene algunos eventos aislados de la primera y segunda temporadas. (pero muy remotamente).

Los personajes Xena, Gabrielle, Argos, Laila, la madre y el padre de Gabrielle son propiedad exclusiva de sus autores (MCM/Universal), personas creativas y comprensivas a quienes no les pedí permiso para usarlos, porque nunca respondieron a mis llamados telefónicos, sin embargo el tabernero si es de mi propiedad

Todas las críticas constructivas que deseéis realizar, serán bien recibidas.

AVISO: esta historia contiene escenas sexuales, amor y deseo entre dos mujeres, a quien no le guste este tipo de relación puede dejar de leer esta historia, si no eres mayor de 18 años mejor déjalo ya.

 

1

Después de mucho pensarlo, Gabrielle decide irse, abandonar a la Guerrera con la que ha compartido los últimos años de su vida.

Así como decidió un buen día echar a andar detrás suyo, ahora la deja.

Esta tan enamorada de ella, pero Xena la ve sólo como a su mejor amiga, la hermana que nunca tuvo y con quien comparte todos sus secretos. Si esta con ella un día más, acabará por decirle lo que siente y probablemente la pierda, y antes la muerte que perder a quien ama.

Así que, mientras Xena esta de campamento ella le dice adiós. Una sorprendida Xena con los ojos abiertos como platos la cuestiona, pero de cualquier forma la deja ir.

"Es que, necesito ver a mi familia, extraño a mi hermana y a mis papás"

"Yo puedo acompañarte"

"No... lo que pasa es que quiero ir sola"

Quiere ir sola, por qué Gabrielle, por qué es que no puedo estar contigo, acaso no quieres más mi compañía, ¡Dioses!, ¡no por favor, no quiero perderla!

"Estas segura Gabrielle"

"Sí"

"Bueno, esta bien. Piensas regresar"

"No lo sé, necesito un poco de tiempo"

Tiempo, tiempo para qué, que es lo que te pasa Gabrielle.

"¿Te irás ahora?"

"Sí, en realidad es un buen día y caminar me hará bien."

"Claro, bueno, pues, que tengas un buen viaje Gabrielle" dice Xena mientras la abraza.

¡Dioses!, esto no puedo soportarlo, no me dejes ir Xena, no me dejes ir. No quiero soltarme de ti, no quiero dejarte, no quiero irme...

Xena la separa de si sintiendo como duele cada parte de su cuerpo con ese gesto, como desea tenerla así por siempre, como desea decirle que la ama...pero no puede hacerlo, no ahora que ella se quiere ir.

Gabrielle en su prisa por alejarse toma su bolso y deja en la alforja de Argos un par de pergaminos con algunas historias y una parte del diario de viaje que lleva a escondidas de Xena.

Xena observa irse a la pequeña rubia y su corazón junto a ella. La mira sin moverse hasta que se pierde de vista. Entonces no sabe que hacer, permanece un rato más con la vista perdida hacia donde se fue ella, la mujer que más ama en este mundo.

 

Pasa tan solo un día y Xena siente que no puede vivir, se siente sola y extraña, hecha de menos la voz constante de Gabrielle, su amiga.

Mira Gab... No, no esta con ella. Es que esta tan acostumbrada a compartir todo con ella, a hablarle con tanta confianza. No cabe duda, esta enamorada de ella. Y ahora tal vez no vuelva a verla nunca, si ella decide quedarse en Poteidia con sus padres, la perderá para siempre.

Tengo que ir a buscarla. No habrá avanzado mucho en el transcurso de un día. Piensa Xena mientras arregla sus cosas en las Alforjas de Argoss.

Al fondo de la Alforja, ve algunos pergaminos de Gabrielle. Los toma con cuidado y los saca con delicadeza de la bolsa. Una lejana nostalgia la invade al pensar en el bardo, en sus interminables historias, en su forma de hablar, la textura de su voz, la manía de contarlo todo, como si lo viera pasar. Sus ojos se inundan ante tal pensamiento. Dioses, la extraño tanto.

Guarda los pergaminos sin leerlos, una solo línea escrita por esa mujer la harían llorar ahora, y no quiere llorar.

 

Gabrielle encuentra un carro en el camino y pide que la lleven a Poteidia, el conductor asiente y Gabrielle se trepa a lo alto del carro. Tiene una vista privilegiada ahí. Voltea y ve la senda hacia un pequeño camino. Recuerda a Xena. Cada vereda, cada oculto camino en el bosque le recuerdan a la mujer morena, su cabellera al aire, su fuerza para vivir. Xena, la mujer de su vida, se desvanece con el camino que se aleja.

Llega por la noche a Poteidia. Su madre y hermana la reciben llenas de gusto. Su Padre esta muy feliz de verla llegar sola y empieza a hacer planes para recuperar a su hija y hacerla sentar cabeza dentro de su hogar.

"¡Mamá, Laila!! Que gusto me da verlas de nuevo, las extrañe mucho, mucho"

"¡Gabrielle, que sorpresa, a que hora llegaste hermanita, ¿vienes sola?"

"¡Gabrielle, hija!, no sabes lo feliz que me hace verte"

Si, Laila, vengo sola.

"¿Dónde esta Xena, por que te dejo venir sola de noche?"

"Ya sabes como es ella, ahora mismo debe estar castigando a algun maldito en alguna villa"

Ya sabes como es. No podría quererme, soy tan torpe a veces, la meto en tantos problemas, nunca le ayudo en nada. ¿Qué podría ver ella en mi que le gustara?, ¡Dioses! no puedo dejar de pensar en ella.

"No importa, ven, vamos a que comas algo."

"Claro." Dice una ensombrecida Gabrielle.

"Gabrielle, al fin volviste. Esta vez te quedarás con nosotros para siempre ¿verdad, hijita?"

Gabrielle no contesta, baja la vista y abraza a su padre.

 

2

Xena se detiene a pasar la noche en una posada, no quiere hacerlo, pero llueve y Argos tiene que descansar. Deja a Argos en el establo después de haberlo cepillado y alimentado. Baja las Alforjas y recuerda los pergaminos de Gabrielle. Extrañamente no tiene apetito. Sube a su habitación y se quita las botas mientras se deja caer en la cama. Se levanta pasado unos momentos y saca los pergaminos.

Abre el primero y encuentra una historia que le contara Gabrielle hacia mucho tiempo ya. En ella describe como Xena salva a unos pobladores del acoso de uno cíclopes. Ver eso la hace llorar. Cómo es posible que ella la vea así, perdonando todo lo que ella es, exaltando hasta la deidad sus habilidades de guerrera. No termina la historia y guarda el papel.

Se queda quieta un rato pensando en el bardo. Que estarás haciendo ahora Gabrielle, en quien piensas, te extraño tanto.

Se levanta una vez más y toma otro pergamino.

Ve anotada una fecha, no lejana, unos días atrás apenas.

"No se si pueda verla otra vez," empieza a leer. La duda se marca en su rostro y sigue leyendo.

"Hace mucho, mucho tiempo todo el mundo tenía cuatro piernas y dos cabezas. Y los dioses lanzaron piedras de rayos y dividieron a todos a la mitad. Entonces cada uno tenia dos piernas y una cabeza. Pero la separación dejo a ambas parte en un desesperado anhelo de volver a reunirse porque cada uno comparte una misma alma. Y desde entonces toda la gente se pasa la vida buscando a la otra mitad de su alma.

Yo sé que la he encontrado, pero…tengo tanto miedo de que no sea así. No se si pueda volver a verlo como hasta ahora... como antes."

 

Guarda el pergamino en silencio. ¿Qué significa eso? Que quiere decir. ¡Gabrielle!, será cierto, ¿ella piensa en alguien? Queda solo un pergamino a leer y la curiosidad ahora es más fuerte.

Otra fecha más cercana uno o dos días atrás.

"Bueno todo terminó. Hasta aquí puedo llegar. En casa encontraré lo que busco, y tal vez encuentre a alguien que me ame y a quien pueda yo amar también. Los dioses deben tener mi destino escrito ya."

Una a una, como las hojas de un árbol

Todas las esperanzas me han abandonado"

"¡Rayos!, que se supone que significa eso. Por que escribe así ella. En quien esta pensando. Dejo tal vez a alguien esperándola en Poteidia. Perdicas murió hace tiempo y entonces, yo pensé que tendría una oportunidad. Dejaría pasar un poco de tiempo antes de hablarle, para que ella se recuperara del golpe tan fuerte y luego... "¡Rayos! Esto es demasiado difícil"

Guardo los pergaminos más confusa que antes y trato de dormir un poco.

 

Gabrielle no puede dormir. Esta acostada en su cama, en su habitación, en su casa. Y no pude pegar un ojo. Solo piensa en Ella. En lo que estará haciendo ahora. ¡¡Tal vez esta herida y no hay nadie que le ayude!!, ¡Dioses!, no puede ser. Se tranquiliza después de un rato. Ella sabe como defenderse. No la necesita. En realidad solo le causo problemas. Es mejor así. Xena...te extraño tanto. Empieza a llorar y así llorando, se queda dormida.

 

3

Al amanecer Xena ha tomado una decisión. Ira por ella. Le dirá lo que siente y si hay alguien más ¡Por Zeus! Que no sea así. Se marchará y no volverá a buscarla nunca más, o tal vez piense en algo.

Sale de la posada y emprende el camino a Poteidia. En el trayecto vuelve a tomar los pergaminos. Es como si en realidad no quisiera encontrarla y al mismo tiempo le urge verla, su rubio y brillante cabello, la voz inconfundible, el firme abdomen. ¡Dioses! Recuerda tanto esos profundos ojos verdes que sabían tan bien ver dentro de ella. Adelante pues, soy una guerrera y nunca tuve miedo a nada. Enfrentaré esto también. Guarda los pergaminos en la alforja, menos uno que dobla y se pone bajo su ropa de cuero.

 

Gabrielle siente la caricia del sol sobre su rostro. Inmediatamente piensa en Xena, Se sorprende de verse a si misma sin ella. Se extraña tanto de no escuchar la profunda y suave voz de la guerrera despertándola. Siente una infinita tristeza.

No, no puede seguir así. Sera mejor enfrentar lo que siente y decirle a Xena que... tiene que buscarla, aunque sea para que ella le diga que no la quiere, no en esa forma. Lo que sea es mejor que vivir como esta, con esta opresión en su pecho. Prepara sus cosas y se alista a salir.

 

Con rumbo a Poteidia va Xena, caminando con Argos detrás. Por ese camino hay mucha gente pues hay fiesta en la villa. Xena va pensando en Gabrielle, en lo bonita que es, en sus fascinantes ojos verdes, en como le gustaría abrazarla y besar sus labios que se ven tan incitantes. En esos pensamientos va sumida la guerrera por el camino de Poteidia.

 

Gabrielle esta saliendo del pueblo, la gente llega y sale se preparan para las festividades. Ella los ignora a todos, lo único que quiere es verla, sentir su abrazo otra vez, perderse en la inmensidad de sus ojos azules, morder sus labios. Se enrojece ante ese pensamiento.

Ha pasado una hora y las dos caminantes están muy cerca ya la una de la otra.

 

Xena siempre atenta observa una figura conocida que se acerca a paso lento. Con calma. ¿Será cierto? ¿Es Gabrielle quien viene por ahí?

Gabrielle observa un caballo a lo lejos ¡es Argos! Xena, dónde esta ella. Siente como su corazón se acelera con una velocidad increíble y sus manos se enfrían mientras el sudor las invade.

Están a solo unos pasos y Xena quiere correr hacia ella, abrazarla, besarla, se la quiere comer entera. Ante la luminosidad del sol se ve tan hermosa…

Gabrielle no sabe que hacer y se detiene. La ve acercándose tan imponente, tan bella, siente un alivio extraño al encontrar sus ojos, quiere arrojarse a sus brazos, sentir su aliento junto a ella, pegada a ella.

Xena sigue avanzando y se detiene a unos pasos de ella mientras deja ver su perfecta sonrisa en un saludo

"¡Hola Gabrielle!, me da gusto verte, ¿qué haces por aquí?"

" ¡Xena!, que sorpresa, yo te pregunto lo mismo, ¿qué haces tú aquí? Yo vivo en Poteidia ahora, por si se te olvida."

Es verdad, fue una pregunta muy estúpida.

Xena pelea con toda su voluntad para evitar lanzase sobre el bardo, ese deseo casi incontenible de tomarla, montarla en su caballo y salir las dos a galope de ahí, llevársela lejos, donde puedan estar solo ellas dos.

Gabrielle tiene que decir algo, de lo contrario se abrazará a ella y empezará a llorar irremediablemente.

" ¿Vienes a las fiestas Xena?

" Sí, no, bueno en realidad pasaba por aquí y pense en visitarte y saber como habías llegado y como te va en casa"

" Ho! Gracias, estoy muy bien, todos estamos muy felices ahora."

" ¿y a dónde ibas Gabrielle?

"Bueno a ningún lado, salí a dar un paseo, pero ya es tiempo de regresar"

"Bueno, podemos ir juntas ¿no crees?"

"Sí es buena idea."

¡Dioses! Como extrañaba esa voz, como me hace falta esa sonrisa, debe estar muy feliz, quien le provocará esa sonrisa, si hay alguien más yo…

Xena, que bien te ves se nota que estas feliz, ¿te gusta que no este contigo, estas mejor sin mi?

 

"Dime Gabrielle que hay tan divertido en tu pueblo, parece que es muy animado por tanta gente como va."

"Mmh, lo de siempre, bebida, comida, bailes, todo eso"

 

Xena nunca quiso bailar conmigo en ninguna parte. Prefería hacer otra cosa, tal vez no quería tener que abrazarme.


"Bueno, tal vez solo compre provisiones y me vaya. No me gustan mucho las fiestas que digamos."

¡No!, tengo que detenerla como sea, no puedo dejarla ir sin hablarle, Xena no puedes irte dejándome aquí, ¡dioses! Tengo tanto miedo de decirle lo que siento.

"Deberías quedarte, será divertido"

¿Divertido?, tal vez, si tu estas comigo, pero si hay alguien más. Me quedaré y podré averiguarlo y si es así. ¡no! Tengo que decirle ahora lo que pasa, no quiero dejarla ir otra vez.

 

"Bueno me quedaré solo por un rato, pero no quisiera pasar la noche en camino, así que me marcharé pronto de cualquier forma."

"Vamos Xena relájate un poco, porque no te quedas en mi casa esta noche y partes por la mañana"

"No Gabrielle, no creo que sea buena idea, ya sabes lo que piensa tu padre de mi, no quisiera molestarlo"

"Bueno, entonces quédate en la posada del pueblo, vamos Xena quédate conmigo hasta mañana"

Gabrielle, yo me quedaría contigo la vida entera.

"Esta bien, vamos"

 

Llegan a Poteidia y todo es fiesta y alegría hay gran alboroto y mucha gente. Se dirigen a la posada y le informan a Xena que esta llena. No hay más lugar para nadie.

" Bueno, pues creo que no tenemos suerte Gabrielle, de cualquier forma no pensaba quedarme mucho tiempo aquí"

"No, no te vayas, quédate en casa, yo hablaré con mi padre y le diré que no hay lugar en la posada, no podrá negarse. Compartiríamos la misma habitación, así que no tendría ninguna molestia"

Xena se queda pensativa mirando intensamente a Gabrielle.

"No, no puedo Gabrielle, yo…respeto mucho tu casa y a tu familia"

Qué, qué quiere decir con eso, no entiendo nada.

"A que te refieres"

Xena piensa en la posibilidad de compartir el mismo espacio con Gabrielle y al momento siente una oleada de calor recorrerla completa. Voltea a cualquier parte.

"A eso, yo respeto tu casa y no quiero faltarle"

"No entiendo Xena, de qué hablas"

Xena respira profundo y torna a mirarla.

"¿No es demasiado obvio Gabrielle?, ¿no te das cuenta de que no tengo nada que hacer en poteidia y que vine solo a buscarte… que me gustas, que te quiero?"

Gabrielle esta muy sorprendida, su rostro se cubre de color al escuchar a la guerrea y no sabe que hacer.

Xena continua

"Yo no sé si pueda contenerme al tenerte cerca si estoy mas tiempo contigo. Pero tengo que saber Gabrielle…"

No puede ser, el bardo había esperado tanto tiempo por este momento, lo soñó tantas veces, esta inmóvil mirando sus profundos ojos azules.

"Si tu sientes lo mismo, si tu me amas como yo te amo a ti."

El bardo, turbada e incrédula se arroja a los brazos de la guerrera con fuerza y con su aliento en su cuello le dice:

"¡Xena… te amo tanto! Como no he amado a nadie nunca y no quiero que te vayas y si te vas yo me voy contigo, no quiero separarme de ti ni un solo momento"

Xena sonrie y la abraza más fuerte contra ella. Recuerda los pergaminos.

"¡Ah sí!, entonces por qué te fuiste, por qué me dejaste, y ¿a quién le escribiste esta historia?" le muestra el pergamino y lo vuelve a guardar bajo su ropa.

Gabrielle sonríe mientras se aparta de su abrazo, y siente como Xena la mantiene aprisionada con las dos manos en su cintura.

"No, no, no dímelo aquí, que no te voy a soltar."

"Xena yo escribí esa historia para ti, pensando en ti, tú eres lo que yo busco, lo que necesito, y temí que no sintieras lo mismo y cada día que pasaba era tan duro verte y no poder decirte nada; sin tocarte (se ruboriza), decidí que mejor me iba"

El posadero las interrumpe.

"¡Hey Xena! aún quieres la habitación, alguien se va."

Xena asiente y le lanza una moneda mientras ve a Gabrielle insinuadoramente. La abraza otra vez, la besa, la toma en brazos y la lleva arriba, donde indico el posadero.

Dentro, Gabrielle la besa otra vez, acariciándola dejando a sus manos vagar por su cuello, la cintura, las piernas. Xena la detiene con los sentidos nublados y recuerda a Argos, le pide que espere, sale, lleva a Argos al establo y regresa subiendo las escaleras de tres en tres.

Gabrielle al verla entrar otra vez se arroja sobre ella y vuelve a besarla. Es tanto el deseo del bardo que esta toda húmeda tan solo de besarla.

Xena le devuelve el beso mientras la empuja hacia la cama, como puede y sin dejar de besarla le quita la ropa, se quita la suya y la envuelve en un cálido abrazo.

Pasa el tiempo sin que ellas lo noten y cae la tarde. Afuera ya ha empezado el baile, la música llega audible y clara hasta la habitación.

Gabrielle al escucharla no puede evitar pensar en el baile y en como le gustaría que Xena bailara con ella.

Xena sabe muy bien de la afición del bardo por esas danzas, la tiene abrazada aun, cansada y satisfecha, su pecho pegado a la espalda de Gabrielle. Se esta tan bien ahí, respirando su perfume, enturbiando sus ojos de puro placer. No quiere moverse, pero haría todo por ella, incluso bailar en público.

4

"Parece que empezó el baile"

"Sí, esas danzas son muy bonitas, con seguridad mi hermana estará ahí"

Sabiendo de antemano la respuesta Xena pregunta:

"¿Quieres ir al baile conmigo Gabrielle?"

Gabrielle sorprendida pero feliz pregunta a su vez:

"¿Lo dices en serio princesa guerrera?"

"Sí, de algo me tengo que morir de cualquier forma?"

Gabrielle ríe mientras voltea y le pone un suave y cálido beso en los labios.

"Vaya, de haber sabido cual era el premio te hubiera invitado hace mucho"

"Pues no es nada, tan sólo espera que acabe el baile y verás lo que soy capaz de hacer"

Xena ríe mirando sensualmente a Gabrielle. Después desvía la mirada

"Pero, debes saber Gabrielle que no soy muy buena en eso, así que me tendrás que enseñar algo"

"No te preocupes yo me encargo de que no me avergüences frente a todos"

"A decir verdad Gabrielle, esta será mi primera vez así que..."

"Qué, nunca antes tu..."

"No, en realidad no."

Las dos se miran mientras vuelven a besarse.

Una vez vestidas, Gabrielle le enseña a Xena los pasos básicos, como debe tomar su mano, como debe dar una vuelta, como cambiar el compás, como hacerla girar a ella, todo lo que debe saber.

Su satisfacción no pudo ser mayor cuando ve las extraordinarias dotes de bailarina de Xena, lo hace todo perfecto como si nunca hubiera hecho otra cosa en su vida, incluso mejor que ella que se considera una gran bailarina.

Al anochecer bajan de la habitación, Gabrielle esta radiante y Xena se muestra segura de si misma (al menos por fuera).

No le gusta bailar, pero Gabrielle esta ansiosa por empezar. Xena se toma un par de tragos en la taberna y la lleva a dónde está el baile.

"Bueno, pues aquí vamos"

"Si no quieres no es necesario Xena"

"Qué, me pase toda la tarde ensayando para nada, ¡ho no señorita! usted tendrá que cumplirme"

La toma por la cintura y llegan al lugar.

La música esta muy fuerte. Xena analiza el lugar.

Es como todos, sin techo, al aire libre. La orquestra era amplia, los histriones sonaban bien afinados.

Se familiarizo con los sonidos. Como era fiesta grande, había un buen número de músicos. Podía escuchar los suaves sonidos de los barbitrones, las kítaras y los phormix, los laudes y las arpas.

Al momento llamo su atención la fuerza y ritmo del tympanon y las cymbalas, además de las kroptalas y las kymbalas de los histriones. No falto el synix ni los salpinx y el aulos, pero sobre ellos se oía la tibia, que le recordaba mucho a su propio pueblo natal.

Sin duda Apolo y Dionisio estaban en paz en ese momento.

Empezó una nueva melodía y Gabrielle no esperar. Tomo a Xena de la mano y la llevo al centro de la orquestra; Xena bien plantada como era la llevo con cadencia siguiendo la velocidad de la marcha. La detenía en su momento y la hacia girar sin cometer errores.

Fue suficiente para que fueran la atracción de las demás bailarines que se esforzaban en seguir el ritmo y la cadencia de la pareja.

Gabrielle estaba tan feliz y Xena la sostiene en sus brazos, no podía dejar de ver su radiante rostro, la sonrisa franca; se sentía orgullosa de tener a esa hermosa mujer como pareja de baile.

¡Dioses! Xena es tan bella, y yo estoy tan feliz a su lado, aunque no le gusta lo esta haciendo por mí. La amo tanto; y todos la miran yo se que me envidia más de una aquí, pero esta belleza morena es mía, mía y de nadie más. Mientras piensa eso la abraza más fuerte hacia ella y busca su boca para besarla.

Al cabo de un par de marcas de vela todo acabó. Xena esta un poco cansada y fastidiada de la gente, pero al ver feliz a Gabrielle la hace sentirse mejor. Regresan a la posada

"Mmmh!, esto del baile es más cansado que pelear y menos divertido"

Gabrielle iba caminando junto a ella colgada de su brazo, igualmente cansada, pero contenta de todo.

"Gracias Xena..."

"¿mm?"

"Yo se que no te gusta esto, pero ¡eres la mejor! Todos te veían con envidia y yo estoy tan feliz que pienso agradecerte como tu me lo pidas"

"¿Cómo yo quiera" la mira pícaramente

"Sí, como tu quieras"

"Bueno, será mejor que nos apresuremos a llegar"

La toma en sus brazos y la lleva hasta la posada, sin detenerse pasa por entre la gente y la lleva a la habitación.

Una vez dentro la danza empieza otra vez, la toma en brazos, la balancea suavemente mientras la besa, cuidadosamente, muerde su cuello, el lóbulo de la oreja...Gabrielle rápidamente encuentra otro ritmo, y responde a todos los estímulos de Xena.

Xena se quita la ropa mientras deja a Gabrielle observarla, luego va por ella y la desviste lentamente mientras la viste otra vez con su propia saliva.

La acerca a la cama y cae sobre ella. Gabrielle cumple su promesa y la recompensa muy ampliamente.

 

 

 FIN