Xena: Warrior Princess y todos sus personajes son propiedad de MCA/Universal Pictures y de Renaissance Pictures. Esta historia es propiedad mía, así que por favor, si quieres copiarla, ponerla en tu web site o mandarme algún comentario sobre ella, me encuentras en [email protected]
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¿HAS VISTO A XENA, LA PRINCESA GUERRERA?
Escrito por: Psicogirl
CAPITULO I
... Y ese día Gabrielle se casó con Pérdicas, se veía radiante y muy feliz. Xena le dio su bendición, trataba de sonreír, pero en el fondo la tristeza la invadía, sabía que tenía que dejar ir a Gabrielle, sabía que su felicidad era Pérdicas y también sabía que no debía intervenir.
Xena le prometió a Gabrielle visitarla frecuentemente, le dijo que algún día se enfermaría de tanto oírla tocar a su puerta. Gabrielle sintió cierta tranquilidad y se fue con Pérdicas para su nuevo hogar.
La mañana siguiente, Gabrielle y Pérdicas salieron a pasear por el campo, se veían realmente felices. De repente, vieron una multitud de gente que pasaba por ahí, y que se veía bastante alegre. Pérdicas les preguntó cual era el motivo de su alegría, a lo que uno de los hombres respondió:
-¡La bruja Callisto ha sido derrotada!
-¡Xena derrotó en combate a la malvada Callisto!
Al oír esto, Gabrielle sintió cierta tranquilidad, pues en el fondo sufría al saber que ahora Xena estaba sola. Parecía que Xena había estado ocupada, que había seguido con su vida normal.
Así pasaron semanas, por toda la región, solo se escuchaba de las proezas de Xena. Mientras tanto, Pérdicas y Gabrielle se dedicaban a cultivar vegetales y a alimentar animales para después venderlos. Algunas veces, Gabrielle parecía perdida en sus pensamientos, extrañaba la vida agitada, emocionante y llena de aventuras que vivía junto a Xena. Sus pergaminos permanecían vacíos, pues su vida era tan rutinaria y simple que no se le ocurrían ideas para escribir. Además que Gabrielle se preguntaba porqué Xena no la había ido a visitar, pensó que debía estar demasiado ocupada y que por eso era que en estas semanas no había ido a verla.
Ya había transcurrido un año desde que Gabrielle se había casado con Pérdicas y aún no tenía noticias de Xena. Ya estaba empezando a preocuparse. Llegada la hora de la cena, habló con su esposo.
-Pérdicas, estoy preocupada, hace bastante tiempo que no se nada de Xena, temo que le haya pasado algo.
-No te preocupes, Xena sabe cuidarse.
-Lo sé, pero se me hace muy extraño que no haya venido a verme... va a ser un año desde la última vez que la ví...
-Es mejor así, con Xena lejos estamos evitando muchos problemas.
-¿Qué quieres decir?
-Gabrielle, hablemos francamente, los dos sabemos que donde está Xena, generalmente hay problemas, eso sin nombrar los heridos y muertos y peleas...
-Estás en un error, Xena solo trata de ayudar a la gente que lo necesita, lucha por lo que le parece justo... y no derrama sangre a menos que sea necesario...
-De todas maneras es mejor que se mantenga lejos de aquí, que no venga.
-Pero.... ¿Porqué?
-Mira Gabrielle, nunca te había comentado nada, pero ahora que hay oportunidad lo voy a hacer. No me gustó nada la manera en que Xena te trató en Troya, piensa que eres una niña tonta, incapaz de hacer algo por ti misma... te utiliza... te subestima...!!!
Gabrielle se quedó en silencio. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo podía estar Pérdicas diciendo eso? El no la conocía. En cambio ella si.
-No la conoces... no sabes la bondad que hay dentro de ella...
-¿Bondad?, ¿Bondad has dicho?, por los dioses Gabrielle, que bondad va a tener alguien que años atrás mató miles de personas inocentes sin compasión, saqueó e incendió villas, arrasó con todo lo que se cruzaba en su camino...
-¡Eso fue antes! Xena ha cambiado, quiere redimirse, ahora hace cosas maravillosas, ayuda a mucha gente... ¿Acaso no te acuerdas de lo hizo en Troya? ¡Tu la viste!
- No fue nada que mis soldados no hubieran podido hacer con un poco de organización, peleo como cualquier otro...
Gabrielle se volvió a quedar en silencio. Después dijo:
-Mañana voy a ir a buscarla.
-¿Qué? ¿Estás loca?
-Si Pérdicas, lo he decidido. Mañana voy a ir a buscar a Xena.
-Oh no, ¡no lo harás!
-¿Y por que no? Xena es mi amiga...
-¡Te he dicho que no irás! Y no quiero discutir esto más.... no vas a ir a buscar a Xena y espero que no me desobedezcas...
Esa noche Gabrielle no pudo dormir. Pensaba en como había cambiado su vida después de su boda con Pérdicas. Había vuelto a convertirse en aquella persona que vivía en Potedia, con una vida aburrida y simple. Realmente eso no era lo que deseaba para su vida, extrañaba todo lo que había vivido con Xena, todas esas aventuras que se estaba perdiendo.
La mañana siguiente esperó que Pérdicas se fuera a la villa a negociar unos animales, si Pérdicas no le permitía ir, entonces se escaparía. El ver a Xena valía todo eso y mas. Cuando estuvo lista, fue a la puerta para abrirla, pero no contaba con que Pérdicas sabía de lo que era capaz, y la había dejado encerrada. Lo único que Gabrielle pudo hacer, fue ponerse a llorar...
CAPITULO II
Solsticios de invierno después, y a pesar que su vida con Pérdicas era un poco tormentosa, como era de esperarse, Gabrielle quedó embarazada y claro, si su bebé era una niña, no la iba a llamar de ninguna otra manera sino "Xena". El embarazo le sentaba de maravilla, se veía muy tierna cargando su barriguita para todos lados, mientras araba la tierra, plantaba vegetales y daba de comer a los animales.
Llegó el día de dar a luz, y como si fuera un regalo de los Dioses, efectivamente Gabrielle tuvo una hermosa niña de ojos claros a la cual llamó Xena. Muchas personas fueron a visitarlos para conocer la niña, casi toda la gente de Potedia se acercó por que querían saludar a los felices padres y entregar un pequeño regalo al nuevo miembro de la familia.
Pasaron muchos días. Gabrielle esperaba con ansia a que Xena fuera a visitarla. Pensaba si sería que no se había enterado de su embarazo o que la niña ya había nacido. Tenía tanto tiempo de no saber de ella, tanto tiempo de no verla. La extrañaba mucho.
De repente un día, tocaron a la puerta:
-Gabrielle, soy yo, abre la puerta que te tengo una sorpresa...
Era la voz de Joxer. Gabby fue corriendo a la puerta, pensó que la sorpresa de la que hablaba Joxer era Xena. Al abrir la puerta Gabrielle miró por todas partes pero no vió a nadie.
-¿Dónde está Joxer?. ¿Dónde se escondió? ¡Sal de donde estés, déjame verte... sabía que no te habías olvidado de mi!
-¿Cómo me voy a olvidar de ti.... nunca me olvidaría de mi hermana! Dijo Lila.
Efectivamente Gabrielle se había llevado una gran sorpresa. No era Xena, era su hermana Lila.
-A mi también me da mucho gusto verte Gabrielle.... dijo Lila, quien notó el gesto de desilusión que había hecho su hermana.
-Joxer, Lila, bienvenidos, sigan por favor...
La hermana de Gabrielle y Joxer pasaron la mayoría del día con Gabrielle y su hija. En medio de una conversación, Gabby ya no pudo aguantar mas...
-Y.... ¿Cómo está Xena?, hace mucho tiempo que no sé de ella...
Joxer y Lila se miraron y se quedaron en silencio.
-Pues... bien... si, está bastante bien. Dijo Joxer.
-¿Porqué no ha venido a visitarme?, la hecho de menos...
-Ha estado algo ocupada, ya sabes... peleando, hiendo de aquí para allá...
-Me imagino... le debe hacer falta alguien que le ayude a la hora de hablar con las personas, ya saben... alguien que tenga la sensibilidad y la elocuencia para tratar con otros... se debe sentir muy sola...
-¿Sola? ¿Xena? Gabrielle, ¿Hace cuanto que no oyes nada de ella?
-Hace muchísimo tiempo... ¿Porqué?
Joxer no sabía como reaccionaría Gabrielle ante lo que le iba a decir, es más, no sabía como decirle, pero pensó que tarde o temprano se iba a enterar, así que decidió contarle.
-Por... que.... Xena no está sola...
-¿Qué quieres decir?
-Ya sabes... anda con... alguien....
-¿Con alguien? ¿Con quién? No me digas, ¡se casó!... volvió con Hércules... o debió conocer un guerrero en alguna batalla...
-No Gabrielle, Xena sigue soltera... simplemente que no viaja sola...
-Entiendo, a Xena no le gustan las formalidades... decidieron unir sus vidas sin tanta complicación o bendición alguna...
-No se trata de un hombre.... Xena viaja con... una amiga....
-Un momento.... Un momento.... ¿Xena viaja con una amiga?... ¿Qué amiga?
-¿Te acuerdas de Flora, aquella muchacha que era Lobo negro? Ahora viajan juntas... Flora le ayuda a pelear, van a todas partes juntas.... así como antes lo hacía contigo.
Gabrielle se quedó atónita. Sintió que un inmenso frío la recorrió por todo el cuerpo.
-En seguida vuelvo, voy a mirar a la niña...
Joxer y Lila se quedaron conversando. Gabrielle fue al cuarto de al lado con la excusa de mirar a su hija. Se sentó en la cama y se quedó mirando fijamente. No podía creer lo que había escuchado. Por fin estaba comprendiendo muchas cosas... Tal parece que en efecto, Xena había estado muy ocupada como para acordarse de ella, había estado muy ocupada con Flora. ¿Acaso Xena le había conseguido "reemplazo"? ¿Pudo Flora haberla sustituido de tal forma que Xena se haya olvidado por completo de ella?... Aún seguía sin creerlo. En el tiempo que Xena y Gabrielle estuvieron juntas, habían llegado a convertirse una en mejor amiga de la otra, habían vivido demasiadas cosas como para que Xena haya borrado así de fácil todo eso...
En la noche, la idea de Xena con una nueva amiga le rondaba la cabeza a Gabrielle, tenía que verlo con sus propios ojos, así que sin decir nada a Pérdicas, pensó en ir a buscar a Xena la mañana siguiente.
CAPITULO III
Como todos los días, Pérdicas salió muy temprano a la villa, ignorando lo que Gabrielle tenía en mente, no aseguró la puerta esta vez. Gabrielle le dejó una nota en un trozo de pergamino, explicándole lo importante que era para ella encontrar a Xena, que no se preocupara por ella, que iba a estar bien al igual que la niña.
Gabrielle no sabía hacia donde caminar, pues los lugares en los cuales podría estar Xena eran muchos, y estaban muy lejos entre sí. Mientras caminaba, iba preguntando a cada aldeano que veía, y unos habían visto a Xena hace mucho, otros la habían visto semanas atrás y otros no sabían quién era.
Después de estar caminando el día entero, Gabrielle se sintió muy cansada, la niña ya empezaba a malhumorarse y a llorar, entonces decidió quedarse en una villa cercana que encontró. Estando en la posada de la villa dándole de comer a la niña, por la puerta ha entrado Pérdicas, quien no tenía aspecto de estar muy amigable.
-¡Gabrielle! ¿Qué crees que estás haciendo?
-¡Pérdicas!, ¿Cómo me encontraste?
-Fue muy sencillo, al igual que tú, le pregunté a muchas personas por ti, y ya ves... el resto fue suerte...
-Te pido que no intervengas, es algo que tengo que hacer, debo encontrar a Xena...
-Vas directo a los problemas Gabrielle, si quieres meterte en problemas no te lo voy a impedir, lo que si voy a impedir es que te lleves la niña...
-La niña se va conmigo, no me la puedes quitar.
-¿Acaso te has vuelto loca? ¿Crees que voy a permitir que expongas a nuestra hija a tanto peligro?
-No va a correr ningún peligro, conmigo va a estar bien, te lo aseguro.
-Eres tan testaruda... ¡tan terca! Sé que no te voy a hacer cambiar de opinión, y tampoco voy a quitarte a la niña a la fuerza... piénsalo bien Gabrielle, la niña va a estar mejor conmigo...
-No insistas Pérdicas, ¡mi hija se va conmigo!
-Está bien Gabrielle, llévatela, pero después no quiero oír tus lamentos, es más después que todo esto pase, no te quiero oír ni ver más, me doy cuenta que nuestro matrimonio fue un error, siempre pusiste a Xena por encima de mí, siempre preocupada por Xena, hasta en la luna de miel no pudiste dejar de nombrarla, pero fíjate como tu maravillosa Xena te ha pagado, se olvidó de tí, nunca fue ha visitarte...
-¡Ya basta! Dijo Gabrielle llorando.
Tomó a la niña y se fue corriendo a su cuarto. Toda la noche se la pasó en llanto, le había dolido mucho todo lo que Pérdicas le había dicho, pensaba que en el fondo tenía razón, estaba demasiado confundida y herida, alzó la niña y la miró y le dijo que todo iba a estar bien, que las dos saldrían adelante solas.
CAPITULO IV
Pasaron 2 semanas. Gabrielle recorrió gran parte de la región en busca de Xena. Caminando por una villa de repente vio a Argo amarrado al frente de un establo. No lo podía creer, su búsqueda parecía que por fin iba a terminar. Cuando se acercó al establo vio a Xena y a Flora, quienes admiraban un caballo:
-¿Te gusta Flora?
-¡Está precioso Xena!
-¿Estás segura que éste es el caballo que quieres?
-Claro que si...
-Entonces me llevo este... vas a estar más cómoda teniendo tu propio caballo...
-Oh Xena, muchas gracias, este es el mejor regalo que me han hecho en mucho tiempo...!!!
Gabrielle se quedó inmóvil al ver esta escena. Xena le estaba regalando un caballo a Flora... para que estuviera más cómoda... no lo podía creer... En el tiempo en el que Gabrielle había viajado con Xena, a Xena nunca le preocupó la comodidad de Gabby, la mayoría de las veces le tocaba montar atrás con Xena o sino caminar a su lado, cansada, tratando de seguirle el paso a Argo.
Xena y Flora salieron del establo, Flora halaba su caballo de la rienda y Xena la miraba con felicidad. Gabrielle decidió mostrarse ante Xena. Las dos quedaron frente a frente, cara a cara. La cara de Xena reflejaba un inminente estado de asombro. Gabrielle estaba muy seria, a pesar de lo que acababa de ver, en el fondo sentía alegría al ver a su amiga, estaba confundida, evidentemente no le iba a demostrar la rabia que estaba sintiendo.
-¿Gabrielle?
-Hola Xena...
-Gabrielle... ¿eres tú?
-¿Cómo estás?
-Por los Dioses Gabrielle, ¡Qué alegría verte!
-Claro...
-Flora, recuerdas a Gabrielle, ella nos ayudó la vez que nos encerraron en el calabozo con los de Lobo Negro...
-Hola...
-Que tal...
-Flora, dijo Xena, por que no te vas a darle una vuelta a tu caballo... nos veremos en un rato...
Flora se fue montada en su caballo. Xena y Gabrielle sabían que tenían que hablar. Xena estaba tan emocionada de ver a Gabrielle, que no notó la presencia de la niña, hasta que ésta comenzó a llorar.
-¿Es tu hija?
-Si...
-Es hermosa...
-Gracias...
-¿Cómo se llama?
-(silencio de 3 segundos)... Xena...
-Le pusiste mi nombre...
-Le puse el nombre de mi mejor amiga...
-¿Y donde está Pérdicas?
-En casa...
-Y Tu... que estás haciendo por aquí?
-Estoy de paso, estoy buscando a Lila, que debe estar en alguna villa de ésta región...
Era una situación muy difícil para las dos, Gabrielle quería decirle muchas cosas a Xena, quería reclamarle su ingratitud, el estar con otra persona, él haberla olvidado y Xena se sentía incómoda, nerviosa y confundida, pues supuso que Gabrielle ya se había enterado que ahora viajaba con Flora.
-¿Y... cómo has estado? Dijo Gabby.
-Bien... bien... y ¿tu?
-Pues no tan bien como tú...
-¿Porqué dices eso?
-Porque yo viajo sola...
-¿Viajas sola? ¿Cómo así? ¿Y Pérdicas?
-¡Todo acabo¡...
-¡Oh Gabrielle!, no sabes cuanto lo siento...
-No te preocupes, voy a estar bien...
Gabrielle no podía seguir hablando más, su cabeza daba muchas vueltas y no quería decirle a Xena cosas de las cuales se podría arrepentir después.
-Si no te importa, quisiera descansar un poco, he viajado todo el día y estoy cansada, y la niña también...
-¿Te veré después?
-Depronto...
CAPITULO V
Gabrielle descansó toda la mañana. En la tarde, Xena fue a buscarla, pero el dueño de la posada le dijo que se había marchado. Xena sintió una angustia terrible, sintió que el corazón se le iba a salir, no sabía que hacer, no sabía a donde buscar a Gabrielle. Le pidió a Flora que le ayudara a buscarla, que fuera por las villas del sur de la región, mientras que ella iba por las del norte. Xena montó en Argo y se fue al galope a buscar a Gabrielle, afortunadamente no se demoró mucho en encontrarla. De repente la vio sentada en la orilla de un lago, con la niña en brazos, tenía lágrimas en los ojos.
-¿Te ibas a ir sin despedirte?
-Xena... ¿Qué haces aquí?
-Gabrielle, tu sabes que tenemos que hablar...
-¿Hablar?... ¿y hablar de que?
-De nosotras.... del pasado... del presente...
Ya por fin Gabrielle no pudo aguantar más, por fin dejó salir parte de lo que se había estado guardando durante todo este tiempo.
-Después de la boda, estuve esperando que me fueras a visitar Xena, te extrañaba mucho, no tenía noticias tuyas, nunca te comunicaste conmigo...
-Lo sé Gabrielle, lo sé... pero la rabia que me dio él perderte me cegó por completo...
-¿Qué?
-Si Gabrielle, para mi fue muy duro verte casar con Pérdicas, al principio creí que no sería tan difícil, pero después me di cuenta que estaba llena de rabia, de rencor, las dos llevábamos nuestras vidas juntas, y un día aparece Pérdicas y te propone matrimonio y tu lo aceptas, sentí como si me estuvieras haciendo a un lado, como si lo estuvieras prefiriendo a él en vez de mí, como si me estuvieras diciendo que estabas cansada de la vida que llevabamos juntas...
-Pero... Xena... el día de la boda te vi feliz... ¡creí que estabas feliz por mi!
-Sonreír es muy fácil Gabrielle, fingir es muy sencillo, tu decisión estaba tomada, te casarías con Pérdicas y yo no tenía porqué meterme entre ustedes, solo me quedaba darte mi bendición y desearte que fueras muy feliz...
-Si me hubieras dicho todo esto ese día, seguramente las cosas serían muy diferentes ahora... tal vez hubiera reconsiderado mi decisión de haberme casado con Pérdicas y nada de esto estaría pasando...
-No Gabrielle, no... era tu felicidad, y yo te quería ver feliz...
-A pesar de estar sufriendo...
-Si...
-Xena... todo este tiempo estuve muy preocupada por ti, al menos me hubieras mandado noticias tuyas...
-Mira Gabrielle, una vez quise ir a visitarte, fui a tu casa, me acerqué hasta la puerta... pero no fui capaz de golpear, algo me detuvo... pensaba que tal vez te iba a encontrar muy feliz junto a Pérdicas, y eso para mi hubiera sido muy doloroso... por eso quise evitar verte, a veces me encontraba con Joxer y él me decía que estabas muy contenta con Pérdicas, me alegraba y a la vez en el fondo me dolía mucho...
-Pero el sufrimiento y la soledad te duraron muy poco...
-¿Lo dices por Flora? Ella apareció en mi vida en una época en la que me sentí muy sola, en una época en la que te estaba extrañando mucho... y necesitaba la compañía de alguien... ella también andaba sola por ahí sin rumbo...
-Y me reemplazaste a mi con ella...
-¡No!, no fue así, Flora como tu, quería ver el mundo, quería luchar en contra de las injusticias... poco a poco me fui encariñando con ella... al principio, se molestaba mucho porque la comparaba contigo, Flora no tenía una historia para contarme, no tenía la palabra precisa para decirme en el momento preciso... no tenía tu dulzura ni tu calidez... pero lentamente me fui acostumbrando a ella...
-Eso veo, que te acostumbraste a ella, inclusive ha merecido un mejor trato que el que yo tuve...
-¿Por que me dices eso?
-Vi cuando le estabas regalando un caballo... y sabes, eso me dolió muchísimo, ver que te preocupaste más por ella que por mí, a ella si le regalaste un caballo para que vaya más cómoda cuando viajan, para que no tenga que caminar y cansarse...
-No, Gabrielle, te equivocas... cuando Flora y yo comenzamos a viajar juntas, la mayoría de las veces ella iba conmigo en Argo, y no me gustaba... odiaba tener que sentarla atrás mío... y sabes por que... sabes por que... por que ese es tu lugar y nadie, escúchame bien, nadie puede ocupar tu lugar... y no hablo solo de Argo... hablo de mi corazón... siempre has sido mi mejor amiga, así ahora viaje con Flora, siempre vas a ser parte de mí.
Gabrielle se quedó en silencio... las palabras de Xena habían logrado conmoverla, ahora era que las dos estaban entendiendo muchas cosas. Xena abrazó a Gabrielle... ese abrazo le estaba haciendo falta hace mucho tiempo... al igual que hablar con su mejor amiga. Xena y Gabrielle se sintieron por fin liberadas de una tensión que habían llevado consigo desde hace tiempo, volvieron a encontrarse y de nuevo supieron que podían volver a contar la una con la otra. Habían vuelto a ser las amigas que eran antes.
Al anochecer regresaron a la villa, en la posada se encontraron con Flora, quien se alegró de ver que Xena había encontrado a Gabrielle.
-Sabes Gabrielle, dijo Flora, debes ser muy especial para que Xena te tenga en un pedestal...
-Por favor, no es para tanto...
-Si Gabrielle, cuando me encontré con Xena, estaba muy preocupada por ti, se preguntaba si eras feliz con Pérdicas, se preguntaba que estarías haciendo... se preguntaba cuantos pergaminos nuevos habrías escrito... te extrañaba mucho... le dije varias veces que te fuera a visitar, pero ya sabes lo testaruda que suele ser, no me quiso hacer caso... cuando Joxer le contó que habías sido madre, tenía ganas de salir corriendo a verte, pero ya sabes como es... se aguantó las ganas la muy tonta...
Xena, Flora y Gabrielle se pasaron largo rato hablando. Después de fueron a dormir.
CAPITULO VI
La mañana siguiente, Flora se levantó muy temprano, quiso hablar con Xena, quien estaba en el establo cepillando a Argo y mirando el otro caballo.
-Hola Xena...
-Te levantaste muy temprano.
-Si, quiero hablar contigo.
-De que..
-Sobre Gabrielle.
-Mira Flora, el hecho que Gabrielle haya aparecido, no cambia nada, vamos a seguir con nuestras vida igual que antes.
-Tu sabes que eso no es verdad... no me puedes engañar, he viajado mucho tiempo contigo y te conozco... sé cuanto la quieres y lo mucho que te preocupas por ella... sobretodo ahora que está sola con su hijita... no la puedes dejar sola, ella te necesita y tú la necesitas a ella.
-Gabrielle y yo estuvimos hablando, pero no hemos decidido volver a la vida que teníamos antes.
-Aún... vamos Xena, no trates de engañarme de nuevo... tu no vas a dejar a Gabrielle andar por ahí sola con un bebé... no podrías...
-Ella va a camino a su villa, a donde su hermana...
-Iba... ¿Tu crees que ahora que te encontró, siga pensando lo mismo?
-Flora yo...
-Por mi está bien Xena, de verdad que no hay problema, creo que es tiempo de regresar a casa, de estar con mi familia, anda... ve y habla con ella...
-Gracias...
Flora sabía lo mucho que significaba para Xena haberse re encontrado con Gabrielle, sabía que nunca la había olvidado, así nunca la haya visitado, conocía el corazón de Xena, y podía ver que Gabrielle siempre había estado en él. A pesar que Xena no la estaba corriendo de su lado, Flora creía que lo mejor era apartarse.
Xena fue a la posada y vio a Gabrielle quien estaba con la bebé que no paraba de llorar, Gabby ya estaba comenzando a entrar en desespero.
-¿Me dejas intentarlo?
-¿Tú?
-Vamos... ¿Se te olvida que tengo un hijo?
-Es verdad...
Xena tomó la niña con la mayor delicadeza y la empezó a arrullar, la niña poco a poco cerró sus ojos y se quedó dormida. Gabrielle estaba muy conmovida, le parecía muy tierno ver a la Princesa Guerrera haciendo las veces de mamá. Xena puso el tema.
-Y ahora... ¿Qué piensas hacer?
-Lo mismo de antes, voy a Potedia a donde está mi hermana.
-Gabrielle... no se como decirte esto pero... me harías muy feliz si volvieras a estar conmigo... no puedo dejarte andar por ahí sola... menos ahora que tienes una hija...
-Oh no Xena, por favor, no quiero interferir en tu vida, no quiero que cambies tu trabajo o que dejes de hacer cosas por mi culpa, menos quiero ser un estorbo para tí, yo voy a estar bien en Potedia.
-¿Es eso en verdad lo que quieres? ¿Regresar a la vida aburrida que te ofrece una villa? Se que eso no te gusta, por algo fue que te separaste de Pérdicas, no lo hiciste para seguir en lo mismo... Además tu nunca vas a ser un estorbo, al contrario, le darías de nuevo rumbo a mi vida... todo este tiempo me preguntaba que sería de mí sin ti... y ya ves... a pesar de lo que aparento... no fui feliz.
-Xena, mírame, ya no soy la misma de antes, he sufrido mucho, no sé si podría volver a ser la que fuí antes, no se si podría volver a estar ahí para tí... además mírame, ahora tengo una hija...
-Una hija que cuidaremos como el mas preciado de los tesoros, no le va a faltar nada, ni a ella ni a ti... sé que tu corazón sigue siendo el mismo de antes, al igual que tus ideales.... eres la misma Gabrielle que un día se fue de Potedia a perseguirme porque quería conocer el mundo... y yo soy la misma Xena... la misma que siempre ha necesitado de ti!
Que más podía decir Gabrielle, su lugar siempre había estado al lado de la Princesa Guerrera, tomó la mano de Xena, quien tenía lágrimas en los ojos y le dijo:
-Solo tengo dos cosas que decirte.... ¿cuando nos vamos?
-¿Y cual es la otra?
-Qué no vayas a llorar, la niña se pone de muy mal humor cuando la mojas...
Flora llegó al lugar y en seguida adivinó lo que estaba pasando, se alegró mucho por ellas dos, en especial por Xena, sabía que iba a ser muy feliz teniendo nuevamente a su mejor amiga cerca. Flora en el fondo era consciente que no podría manejar el lado oscuro de Xena con la destreza que lo hace Gabrielle. Se acercó a ellas y les dijo:
-Bueno... finalmente el agua vuelve a su cauce, ustedes dos están destinadas a estar juntas, así debió ser siempre. Estoy muy feliz de verlas otra vez como antes, como las grandes amigas que son, La Princesa Guerrera con su Princesa Amazona y.... bueno, ahora tenemos una bebé... que no podría crecer mejor...!!!
-Flora, alistate, partimos en unos instantes, dijo Gabrielle.
-No Gabrielle, hasta aquí llego yo, creo que es tiempo de volver a casa, pero no crean que me voy a desaparecer, cuando esté aburrida, iré tras ustedes... me encanta ver como vuelan flechas, como suena el acero de las espadas... oír a Xena gritar... ¿como es que es? Ayayayayayayaya!
En realidad es.... alalalalalalalalalala! Dijo Gabrielle mientras se reía al ver la cara de Xena.
-Ya vámonos... dijo Xena.
-Esperen... dijo Flora. Tengo algo para ustedes, por favor vayan a la puerta.
Xena y Gabrielle fueron a la puerta. Al asomarse vieron a Flora montada en el caballo que le había regalado Xena.
-Esto es para ustedes... bueno, para ti Gabrielle, yo ya no lo voy a necesitar... en cambio tu y la niña estarán mejor si viajan a caballo, desde pequeña aprenderá a galopar como una amazona, por que eso es lo que es... una auténtica descendiente de las amazonas...
Flora se bajó del caballo y le dio las riendas a Gabrielle, Quien le dio un abrazo.
-Flora... cuídate mucho... no te olvidaré... gracias!!!
-Hasta pronto Xena... bueno, ahora serás la tía Xena...
Xena y Gabrielle se montaron en sus caballos, el paso era lento mientras la bebé se acostumbraba al andar, la búsqueda de Gabrielle había tenido gracias a los Dioses un final feliz... nuevamente las almas gemelas estaban reunidas, para no volverse a separar jamás.
FIN
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